el cuñado no deseado (2/3) - Las Bolas de Pablo

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23 mar 2011

el cuñado no deseado (2/3)

   Habían pasado 2 semanas desde el altercado entre Pablo y Andrés Torres. Pablo había tratado de explicar a Jenny la clase de persona que era Andrés, y le rogó que no saliera con él, pero Jenny se puso furiosa con él por intervenir en su vida y arruinar su día, ella salió la noche del problema en el auto de Andrés. Desde entonces, la relación de amistad de los hermanos había terminado.

   Los días siguientes transcurrieron sin incidentes y Pablo volvió su atención al entrenamiento de su cuerpo, pasando la mayor parte del tiempo en el gimnasio Una noche Pablo decidió quedarse hasta tarde y dedicar una hora de entrenamiento personal antes de dirigirse a casa. Estaba cansado, pero sabía que necesitaba el ejercicio.

   Cuando el gimnasio se quedó solo, Pablo se dirigió a los pesos libres y comenzó su rutina. Después de acumular sudor, se fue a trabajar sus piernas. Le gustaba entrenar en solitario, ya que le daba tiempo para pensar, pero por el momento su pensamiento era la discusión que había tenido con su hermana. Tal vez no era su problema interferir en su vida, pero después de todo, se suponía que ¿era su protector? Ya Simón el mayor de los hermanos no vivía en casa, estaba casado ¿Cómo podía mantenerse al margen y dejar que un pedazo de mierda como Andrés la usara?

   Pablo tomó un descanso y se acercó al banco. "Sólo diez minutos más", se dijo y usó la barra de 250 libras y, mientras estaba sentado en el banco apretó la barra de acero en sus manos, y su musculoso pecho y bíceps se tensaron mientras empujaba para arriba la barra. Su nariz soplaba con fuerza el aire a medida que la usaba. Después de una docena de veces, empezó a sentir dolor en los brazos pero siguió subiendo la barra unas cuantas veces más.

   Después de veinte ejercicios con la barra, decidió dejarlo todo y colocó la barra en el soporte, cuando de repente una forma grande se lanzó a través de su frente, se apoderó de la barra y la empujó hacia abajo sobre su pecho. Pablo quedó sin aliento al ver la mirada de suficiencia en el rostro de Andrés Torres.

   "¿Qué mierda, hombre?" gritó Pablo tratando en vano de empujar la barra fuera de su pecho.

   Andrés se echó a reír al ver la lucha en vano de Pablo "¡Hey come mierda!" le gritó Andrés lanzando su rodilla entre las piernas de Pablo y chocándola en sus bolas. "Eso es por lo que me hiciste hace dos semanas." Pablo gruñó.

   "Vete a la mierda." Protestó Pablo tociendo con el sabor de la bilis en la boca. Para pedir ayuda miró hacia la puerta y vio recostada a la pared a su hermana Jenny.

   "¿Qué está pasando?" preguntó Pablo, sin olvidar el dolor en la ingle. Miró a Andrés, pero fue Jenny quien habló.

   "Eres un estúpido." Juró ella indignada.

   Pablo negó con la cabeza, sin comprender. "¿qué quieres decir?"

   "Quiero decir que tengo dieciocho años, ya no soy una niña y no te necesito en mi vida. No puedes tomar decisiones por mí." Respondió airadamente mientras caminaba hacia Pablo. "Esto significa que no me trates como si tu fueras mi padre, y no puedes golpear a los chicos con los que salgo."

   Pablo  vio a Andrés

   "Yo no quiero ver que cometas un error Jenny, tú eres mi hermana." Declaró Pablo.

   Jenny se inclinó hacia delante y mirando a Pablo dijo. "Siendo mi hermano no te da derecho a tratar de controlar mi vida." escupió las palabras como si fueran veneno. Apretando firmemente los dedos, que se estrellaron en forma de puño en el paquete blando de Pablo. El dolor le explotó en las bolas de nuevo, pero el dolor que le causaba no era nada en comparación con el odio que veía en los ojos de su hermana.

   "Aghhh” gruñó Pablo. "Jenny, por favor… Para."

   "¡¿Qué?! ¿El hermano mayor no se puede defender?” Jenny se rió maliciosamente mientras golpeó de nuevo a Pablo, el puño aterrizó rotundamente en sus testículos indefensos. Pablo jadeó y luchó para liberarse, pero el control de Andrés era firme sobre la barra.

   "No me importa si no te gusta Andrés" continuó Jenny "lo que le hiciste fue una tortura."

   "No Jenny, por favor, te puedo explicar..." dijo Pablo, sus palabras se apagaban mientras miraba fijamente a los ojos de su hermana. Jenny volvió la mirada con frialdad y la sostuvo durante varios segundos. Luego, volviendo su atención, metió la mano en los pantalones de Pablo y se apoderó de las bolas de su hermano.

   "Jenny ¿qué estás haciendo?" Pablo entró en pánico.

   "Darte una dosis de tu propia medicina." Respondió Jenny con frialdad, sus uñas se clavaron profundamente en las bolas de su hermano.

   "Unghhhhh" se quejó Pablo, su rostro se retorció de dolor mientras su hermana le aplastaba sin piedad los testículos entre los dedos. Andrés sonrió con arrogancia mientras observaba las bolas de su rival siendo maltratadas por una débil muchacha. Andrés rió para sus adentros se estaba vengando de Pablo, él fácilmente podía apretarle las bolas pero consideró que era mejor que Pablo fuera humillado por su hermana, por eso la utilizó.

   Pablo se quejó en un susurro cuando Jenny sacudió de un tirón sus testículos que reposaron adoloridos sobre el banco. Las sobó con sus manos, y vio los ojos de su hermano ampliarse mientras conducía su puño en sus bolas de nuevo. Pablo chilló de dolor y todo su cuerpo se sacudió cuando el golpe rebotó de sus bolas hasta pegar al cerebro.

   Jenny mostró poca piedad, golpeando sus testículos una y otra vez. Cada golpe era interrumpido por un ruido de las bolas de Pablo cada vez que le pegaba. Pablo se quejaba más fuerte con un nuevo golpe.

   Después de varios porrazos más, el enojo de Jenny finalmente se disipó y dejó en paz los testículos de Pablo que se quejaba con cansancio, estaba agotado física y emocionalmente.

   "Vamos, Andrés, vamos." Dijo Jenny se volvió y salió de la sala.

   Andrés se acercó a Pablo y este podía ver la sonrisa y expresión arrogante que le cubría el rostro. "Parece que no puedo quedarme, tengo una cita con tu hermana." Dijo Andrés altivamente, levantó su pierna y golpeó el suelo con sus tacos de fútbol hacia las bolas expuestas de Pablo.

   Pablo aulló de dolor cuando sus bolas fueron aplastadas por un centenar de picos afilados. El dolor era insoportable, era tan intenso que sentía como si fuese la perforación de su alma. Pablo se movió violentamente hasta lograr liberarse del encierro donde estaba hasta quedarse en posición fetal en el piso sobando sus bolas. Luego de eso, se desmayó.

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