Sarahi y Rafael - Las Bolas de Pablo

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14 jul 2023

Sarahi y Rafael



Rafael ChacĆ³n estudiaba en la universidad y desde entonces su padre le habĆ­a regalado un departamento para que comenzara a practicar la independencia. Era tanto lo que ponĆ­a en prĆ”ctica que entre esas cosas estaba llevar de visita a su novia. SarahĆ­ una guapa chica de cabellos negros, en ese momento de intimidad ella se inclinĆ³ hacia adelante y besĆ³ a su rubio novio, cuando tomaron distancia ella se mordiĆ³ el labio inferior y masajeĆ³ la entrepierna de su chico con el pie.


Rafael le sonriĆ³ y la volviĆ³ a besar apasionadamente. Sus lenguas jugaban entre sĆ­, sus labios se tocaban. El sabor de la lengua de SarahĆ­ era fascinante, prometedor.


La felicidad del beso estuvo acompaƱada por el pie de la muchacha manipulando la polla y las bolas de Rafael.


El miembro del rubio estaba duro como el acero mientras el pie jugaba con sus grandes testĆ­culos y la lengua de SarahĆ­ tocaba la de Rafael.


Sin romper el beso, SarahĆ­ intensificĆ³ su juego de pies, presionĆ”ndolo en la entrepierna de Rafael.


Ɖl gimiĆ³ en la boca de SarahĆ­ mientras sus pelotas se aplastaban lenta y suavemente contra su asiento en la cama.


—Te la quiero meter —gimiĆ³ en la boca de SarahĆ­, sin aliento.


—Primero voy a hacer que te corras —susurrĆ³ SarahĆ­. Su respuesta fue seguida por un fuerte pisotĆ³n en los huevos de Rafael.


El joven gimiĆ³ de dolor.


SarahĆ­ girĆ³ su lengua dentro de la boca de Rafael. El novio la hizo levantar y se abrazaron y besaron apasionadamente, Ć©l arregostĆ”ndole su dura polla.


Con eso, SarahĆ­ levantĆ³ su rodilla, embistiĆ©ndola entre los muslos de Rafael.


Rafael dejĆ³ escapar un gruƱido.


SarahĆ­ se riĆ³, empujando a Rafael sobre la cama. RevisĆ³ su bolso sobre la mesa y extrajo una cajita que contenĆ­a juguetes sexuales que la muchacha golosa habĆ­a comprado en las Ćŗltimas semanas.


SarahĆ­ agarrĆ³ una esposas, se subiĆ³ encima de Rafael, se sentĆ³ a horcajadas sobre Ć©l y lo sujetĆ³ a la cama. Le guiĆ±Ć³ un ojo.


—¿QuĆ© te hace pensar que me voy a quedar esposado a la cama? —preguntĆ³ Rafael, con una sonrisa descarada en su rostro.


SarahĆ­ parpadeĆ³.


Usando una fuerza varonil, el muchacho la empujĆ³ sobre la cama dejĆ”ndola boca arriba y asĆ­ la esposĆ³ a la cama. AtĆ³ sus pies al marco de la cama, y se quedĆ³ de rodillas entre sus muslos. Se inclinĆ³ ante el sexo de su novia y comenzĆ³ a lamer. SarahĆ­ gimiĆ³ de placer.


El muchacho hizo exquisitos movimientos con su boca, chupando apasionadamente.


—Dios —gimiĆ³ SarahĆ­, retorciĆ©ndose.


Rafael mirĆ³ hacia arriba, aumentando el hermoso brillo de sus ojos. Al mismo tiempo que la vagina de SarahĆ­ quedaba mojada con la saliva del novio.


Rafael sonriĆ³ y volviĆ³ a su faena con labios y lengua.


SarahĆ­ gimiĆ³, retorciĆ©ndose de placer, mientras Rafael jugaba con su vagina y clĆ­toris. El juego de sus dedos tambiĆ©n la penetraban.


—Cuidado, cuidado, me voy a correr —gimiĆ³ SarahĆ­, echando la cabeza hacia atrĆ”s llena de placer.


Sin embargo, Rafael no mostrĆ³ signos de disminuir la velocidad, y siguiĆ³ usando sus dedos y chupando hasta tragar una gran cantidad de los fluidos de SarahĆ­. El sabor salado de la feminidad de su novia llenĆ³ la boca del joven que tragĆ³ lo que pudo. El resto saliĆ³ de su boca.


El siguiente beso que los uniĆ³ fue salado.


—Mi turno —susurrĆ³ SarahĆ­ sin aliento—. Quiero tragarme tu leche.


—TodavĆ­a no —dijo Rafael, enseguida revisĆ³ la caja de su novia y se consiguiĆ³ con los consoladores.


SarahĆ­ se mordiĆ³ el labio inferior mientras Rafael tomaba el mĆ”s grande, un delgado vibrador color verde, y se lo metiĆ³ en la boca chupando como si un pene estuviera dentro de su masculina cavidad, lubricĆ”ndolo con una potente mezcla de saliva para despuĆ©s llevarlo hasta la vagina de la chica, lenta y sensualmente.


Sarahƭ estaba excitada a mƔs no poder.


Ocasionalmente, Rafael sacaba el consolador de interior de Sarahƭ para escupirlo o chuparlo y empujarlo de nuevo dejƔndolo bastante lubricado logrando que su novia solo pudiera gemir y se retorcƭa en la cama.


DespuĆ©s de un largo rato el consolador quedĆ³ bastante empapado de los jugos femeninos de la hermosa muchacha.


—AHORA es mi turno —sonriĆ³ Rafael, colocando el mojado consolador entre las tetas de SarahĆ­ y la desataba.


SarahĆ­ no se demorĆ³ en atar a Rafael a la cama. Se inclinĆ³ y tomĆ³ la polla de su novio en su boca. CerrĆ³ una mano alrededor de las bolas de Rafael, apretĆ”ndolas con fuerza.


La doble sensaciĆ³n de tener sus bolas aplastadas y su polla chupada al mismo tiempo hizo que Rafael eyaculara en poco tiempo, eyaculando un potente manjar de semen.


Rafael gimiĆ³ de placer.


Un momento despuĆ©s, gimiĆ³ de dolor cuando SarahĆ­ lo golpeĆ³ en las bolas. Luego se levantĆ³ en la cama y puso su pie sobre los huevos de su novio, aplastĆ”ndolos como un insecto, torciendo el pie, aplastando los cojones bajo su planta hasta que Rafael disparĆ³ una gran rĆ”faga de leche que atravesĆ³ el aire y cayĆ³ sobre su cara, manchando sus hermosos rasgos de Dios griego rubio.


SarahĆ­ continuĆ³ pisoteando las dos pelotas, aplastando hasta la Ćŗltima gota de leche en ellas.


—Creo que solo queda una cosa por hacer —dijo SarahĆ­ con una dulce sonrisa mientras se arrodillaba y sacudĆ­a el miembro de Rafael.


El muchacho gimiĆ³ con su rostro cubierto de su propio semen, se dejĆ³ llevar por las caricias femeninas que endurecieron de nuevo su polla, dejĆ”ndola rĆ­gida. AsĆ­, SarahĆ­ se la fue metiendo lentamente.


Los dos novios gemƭan y gruƱƭan de placer.


SarahĆ­ apretĆ³ las gĆ³nadas de Rafael y las pellizcĆ³, haciendo que Ć©l gimiera y jadeara mientras la follaba duro y profundo.


Llegaron al clĆ­max juntos.


Rafael disparĆ³ su corrida profundamente dentro de SarahĆ­, llenĆ”ndola con su semen, dejando su marca ChacĆ³n en ella.


La chica se sacĆ³ la polla del coƱo y terminĆ³ de vaciar la leche de los huevos del novio dejando la blanca laguna sobre los abdominales de su novio, apretando sus testĆ­culos magullados hasta que estuvieron completamente vacĆ­os.


Se quedaron dormidos, ella en brazos de su novio, exhaustos, a Rafael le demorĆ³ conciliar el sueƱo, se agarraba los testĆ­culos rojos e hinchados, ambos sudaban con la piel cubierta de sudor y semen, pegados, llenos de semen, pero sus corazones llenos de amor y alegrĆ­a.


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