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Fabio |
A Fabio no le gustaba socializar con nadie fuera de sus lĆmites del trabajo, a excepción de esa reunión que le parecĆa interesante, fundamentalmente porque se codeaba con los mejores militares y espĆas. HabĆa alrededor de 30 personas en esa reunión, y durante los Ćŗltimos 3 dĆas se habĆa reunido con miembros de la Fuerza Armada, el Servicio AĆ©reo Especial, el Servicio de Inteligencia Secreto y la Estación Central del Crimen, todos habĆan compartido algunas experiencias de sus aventuras estableciendo el orden.
Era el cuarto dĆa de la sesión de entrenamiento y, afortunadamente, el Ćŗltimo bajo el sol del desierto. Algunos ya se habĆan ido y por el momento restaba el Ćŗltimo ejercicio de entrenamiento, donde uno de los engreĆdos muchachos de la Fuerza Armada decidió presumir de su pasado luchando a puƱo limpio como un criminal. Una cosa llevó a otra y comenzaron a tener bromas pesadas en medio del desierto, entre todos Fabio conoció a Jaime MartĆnez del Servicio de Inteligencia Secreto, que lo invitó a un ring de batalla improvisado. Era un hombre amable, con un fĆsico increĆble.
Usando nada mĆ”s que un pantalón y el torso desnudo, Fabio fue el primero en entrar a la arena de pelea. Sus mĆŗsculos lucĆan increĆbles bajo el sol.
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Jaime |
āBueno, Fabio, Āævamos a dar algunas vueltas? āextendió la mano para darle un apretón amistoso, mostró una sonrisa afable, pero ansiosa por medir su fuerza contra el fĆsico y el entrenamiento de su nuevo amigo. El sudor ya corrĆa por su cabeza, los riachuelos bajaban por su pecho y espalda, a travĆ©s de las canaletas de sus abdominales, perdiĆ©ndose debajo de la cintura.
Fabio Cernas estuvo observando su impresionante fĆsico desde que llegó.
āHagĆ”moslo ādijo apretando firmemente su mano. Cambió su cuerpo en posición con los brazos frente a Ć©l, los ojos fijos en Ć©l y cada parte de su cuerpo.
Los muchachos alrededor comenzaron a animar. Estaban ansiosos por ver algo de acción. En las dos peleas anteriores, el perdedor fue noqueado. A uno de los mĆ”s engreĆdos le salió un diente durante la pelea. Ahora estaba acostado de espaldas, apenas consciente.
āNo te arrepientas āpidió Jaimeā. Todo esto es entre amigos. Puedo tomar mi castigo como un hombre, y estoy seguro de que tĆŗ tambiĆ©n puedes ādio un paso atrĆ”s y se puso en posición de batalla. Comenzó lanzando un derechazo directamente hacia la mandĆbula de Fabio, sin contenerse, siguiendo con un doble gancho de izquierda, cada golpe respaldado por un giro perfecto de sus caderas hecho con autoridad. Seguido empujó la rodilla derecha hacia arriba, tratando de enterrarla como un mazo directamente en su costilla. Acción que Fabio pudo detener atrapĆ”ndola con ambas manos. Con eso empujó la frente hacia adelante para aturdirlo con un cabezazo.
Jaime MartĆnez cayó de espalda al suelo, pequeƱos guijarros y piedras se clavaron dolorosamente mientras el mismo calor de las rocas quemaron ligeramente su piel.
Fabio aterrizó encima de Ć©l para seguir castigando con sus golpes, pero el hombre abrió las piernas envolviĆ©ndolas con fuerza alrededor de la cintura de Fabio, el especialista tuvo como primer instinto, sujetar sus muslos, sintió que eran como el duro acero. Sus ojos se salieron de las órbitas cuando inmediatamente sintió el apretón de los tobillos detrĆ”s de la parte baja de su espalda. Sintió una repentina oleada de desesperación, empezó a hundir los dedos en los muslos carnosos mientras sus pulmones los sentĆa arder por la falta de oxĆgeno. Sudó profusamente, luchando quizĆ”s en vano,
Tuvo la sensación de que Jaime iba a realizar un violento movimiento y antes de terminar con los dientes rotos, levantó rÔpidamente el brazo izquierdo cuando lo vio flexionando el brazo derecho, pero fue tarde; el puño de Jaime lo golpeó en la muñeca izquierda, dejó escapar un fuerte grito de dolor.
Enseguida el puƱo de Jaime se estrelló en la barbilla de Fabio, echando su cabeza hacia atrĆ”s. Aflojó sus muslos, mientras Fabio tomaba profundas bocanadas de aire para restaurar su oxĆgeno.
Ambos comenzaron a recuperarse, hasta que Fabio sintió un agudo dolor en la rodilla y perdió el equilibrio con la patada de su rival, volviĆ©ndose hacia un lado. Acto seguido quedó boca arriba con Jaime MartĆnez arrodillado encima de Ć©l.
Jaime estiró la mano derecha para agarrar su muñeca izquierda y la levantó del suelo del desierto. Cambió su agarre en la muñeca izquierda a su propia izquierda, liberando la mano derecha. Dejando a Fabio con la axila sudorosa abierta de par en par, y con un gruñido salvaje, golpeó el puño derecho hacia abajo, directamente en la boca, el impacto envió un chorro de sudor en todas direcciones.
Fabio lanzó un gritó y sintió su cuerpo momentÔneamente débil e indefenso.
Jaime con la mano izquierda agarró a Fabio del cabello, levantó su cabeza del suelo, subió el puño derecho. Gruñó, y el poder ondeó a través de su cuerpo empapado de sudor.
āLo siento amigo, de verdad lo siento āahĆ golpeó con el puƱo derecho en el costado de su cabeza, apuntando a la mandĆbula con un poderoso nocaut.
Todo se volvió negro para Fabio. Su cuerpo inconsciente se relajó. Sus brazos cayeron al suelo del desierto.
Jaime se puso de pie, con el pecho agitado, el sudor le goteaba, miró hacia abajo. Asà fue como se percató de que su contrincante era un hombre bastante guapo.
NOTA: Ya estÔ disponible la ficha de Fabio Cernas (y otros personajes) en la sección Al filo de la ley.
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