Fabio |
—Bueno, ya lo escuchaste —dijo Fabio masajeando mi hombro con su mano.
—Me irĆ© con HĆ©ctor —respondĆ.
—HĆ©ctor, bro, neta puedes venir, va a estar chido —dijo Fabio con repentino interĆ©s en mi amigo, claramente no estaba dispuesto a darse por vencido, pasĆ³ su brazo por los hombros de mi compa— la noche es joven, tĆŗ tambiĆ©n, va a haber bebida, chicas y mota ¿te gusta alguna de las tres?
—Las dos, de hecho, pero aĆŗn asĆ no sĆ© si quiera ir —respondiĆ³ HĆ©ctor. Fabio entrecerrĆ³ los ojos por la sospechosa respuesta de mi compa.
—Mientras decides, vamos por unos esquites —sentenciĆ³ Fabio y abrazĆ”ndonos a ambos nos hizo caminar en sentido contrario para tomar una calle que nos llevarĆa directo al zĆ³calo de la ciudad, donde habĆa carritos callejeros de comida, para la gente borracha que deambulaba tarde— no sĆ© ustedes, yo, muero de hambre.
—¿Traes carro? —le preguntĆ©.
—No, ayer choquĆ© el Meche contra una glorieta que saliĆ³ de la nada, estĆ” en el taller y era nuevo gĆ¼ey, lo saquĆ© hace dos semanas de la agencia —respondiĆ³— pero tĆŗ si traes ¿no?
Esquites |
Por el momento se escuchaba rock en espaƱol, seguramente en un par de horas comenzarĆan a escucharse las rolas de Luis Miguel, Shakira, Chayanne o Belinda, un dĆa nos pusimos a bailar el “Sapito”, eso sĆ, lo que nunca se escuchaba era reggaetĆ³n o banda… ¿quĆ©? no podĆa ser, la canciĆ³n que acababa de empezar era “Yo perreo sola” de Bad Bunny, ¿quĆ© pedo?¿desde cuando?... ¡claro! desde que Spotify se volviĆ³ el estĆ”ndar para escuchar mĆŗsica, ¿quiĆ©n habrĆ” puesto esa horrorosa canciĆ³n?
En la fiesta no habĆa mĆ”s de cuarenta personas. Como es usual, todos repartidos en grupos, conviviendo y platicando. Galo era un cuarentĆ³n flaco y rubio con barba y bigote, se encontraba con un grupo de amigos cuando nos acercamos.
—¡Fabio! ¡AarĆ³n! quĆ© gusto verlos —dijo poniĆ©ndose de pie para saludarnos— no me digan que ustedes dos ya regresaron, me alegra, entre ustedes hay esa vibra chida ¿sabes?
—¿Verdad que sĆ? —respondiĆ³ Fabio.
—No hemos regresado, solo somos amigos —respondĆ y me movĆ a un lado para que Galo pudiera ver a mi compa– este es HĆ©ctor…
HĆ©ctor |
—Tampoco somos novios, es un amigo —respondĆ.
—Pues siĆ©ntanse como en su casa —dijo Galo y retomĆ³ su conversaciĆ³n sobre por quĆ© el gobierno tenĆa razĆ³n al buscar construir refinerĆas, en vez de enfocarse en energĆas limpias y renovables.
Fabio se sentĆ³ al pie de las escaleras y comenzĆ³ a prepararnos vasos negros de plĆ”stico con Whisky, hielo y agua mineral que compramos de camino para acĆ” en un OXXO (tienda de conveniencia). Cuando todos tuvimos nuestro vaso, Fabio dijo.
—Bueno, pues, salud —chocamos los vasos y bebimos.
—Entonces, segĆŗn me decĆas en la camioneta, tĆŗ y AarĆ³n no son muy amigos realmente, no son cercanos —preguntĆ³ Fabio.
—No nos vemos muy seguido y antes de eso, solo le enseƱƩ Sanda —explicĆ³ HĆ©ctor.
—Eso del kickboxing ¿no?
—De por sĆ, no soy de los que tiene amigos cercanos, no tengo un mejor amigo o un grupo de mejores amigos —dije a Fabio— eso ya lo sabes.
—¿A ti te gusta HĆ©ctor? —Fabio me preguntĆ³ de la nada.
—Eso.. a.. ¿a quĆ©…?
—Supongo que en todo este tiempo ya lo has observado bien ¿te parece atractivo? —yo no respondĆ e incluso me puse algo rojo— ya veo. A mĆ sĆ me lo parece ¿has escuchado, HĆ©ctor, eso de que si no le gustaste a un gay, fracasaste como guapo? —Fabio preguntĆ³.
—Creo que sĆ vi un meme —Ć©l respondiĆ³.
—Pues yo te certifico aquĆ y ahora como guapo, a mĆ sĆ me gustas, mucho, eres muy atractivo, HĆ©ctor. Si fueras gay, cogerĆa contigo aquĆ mismo, en alguna recĆ”mara. DĆ©jame darte mi sello de aprobaciĆ³n —Fabio se puso de pie y lo besĆ³ en la mejilla— ¡listo! sellado.
Fabio |
Fabio lo acababa de marcar como suyo y contrario a lo que esperaba, HĆ©ctor no se molestĆ³ o incomodĆ³, en cambio sonriĆ³ y lucĆa satisfecho, claramente vi cuando mi ex intencionalmente rosaba su paquete con la pierna al besarlo. No saber las pretensiones de Fabio me desconcertaba, ahora resultaba que si no me ponĆa listo, me lo iba a robar ¿neta? Lo peor era que quizĆ” solo lo hacĆa para alejarlo de mĆ. DesearĆa ser tan descarado y cĆnico como Ć©l.
—Voy a mear —dije, me dirigĆ al baƱo de la planta baja. EncontrĆ© que estaba tomado por un grupo de mujeres quienes estaban afuera conviviendo, me cerraron el paso.
—¡Hey! ¿a dĆ³nde vas? este baƱo es de niƱas —dijo una de ellas, una gorda que en su celular buscaba quĆ© canciĆ³n poner en la fiesta.
—Los baƱos de esta casa no estĆ”n separados por gĆ©neros —dije.
—BĆŗscate otro baƱo —me respondiĆ³ imperativamente una mujer flacucha de pelo chino.
—Tienen razĆ³n, me irĆ© al piso “superior” que es donde debo mear —respondĆ, se burlaron, me gritaron “machito” y “opresor” entre otras cosas. En el lugar comenzĆ³ a sonar la canciĆ³n “Ingrata” de CafĆ© Tacvba en versiĆ³n feminista.
—Volviste rĆ”pido —comentĆ³ HĆ©ctor cuando pasĆ© junto a ellos para subir al primer piso.
—Unas feministas tienen tomado el baƱo —le dije— voy arriba.
—SostĆ©n mi pisto —Fabio sonriĆ³, encargĆ³ su vaso a HĆ©ctor y se dirigiĆ³ al baƱo. De igual forma no lo dejaron pasar a lo que Ć©l respondiĆ³.
—Yo me identifico como mujer, asĆ que soy mujer ¡con permitza! —se metiĆ³ al baƱo, sin cerrar la puerta, dĆ”ndoles la espalda, comenzĆ³ a mear en la taza para que vieran que podĆa hacerlo parado, se lo sacudiĆ³, lo guardĆ³ y se lavĆ³ las manos. Las mujeres comenzaron a hacer comentarios entre ellas para lanzarle indirectas que se le resbalaron, muy digno con la cabeza en alto, triunfante regresĆ³.
HĆ©ctor |
—¿Y el pomo (botella de bebida alcohĆ³lica)? —les preguntĆ©.
—¿Eh? —respondiĆ³ Fabio desconcertado. La mujer flacucha pasĆ³ sonriendo con un vaso negro de plĆ”stico que sĆ© que no tenĆa antes, bebiĆ³ frente a mĆ y se alejĆ³ riĆ©ndose.
—¡Las feministas se robaron nuestro chupe! yo lo paguĆ© y ahora ellas… —les dije molesto— y todo porque ustedes estaban ahĆ, riĆ©ndose, muy felices, como pendejos.
—Es lo que se hace en una fiesta —dijo Fabio— ¡dĆ©jalas! podemos comprar mĆ”s, es mĆ”s, yo invito gĆ¼ey, acĆ” arriba hay un OXXO (tienda conveniencia) vamos y regresamos, podemos hasta ir caminando.
—RelĆ”jate, carnal, no pasa nada —dijo HĆ©ctor, fue entonces que notĆ© que en su mano derecha, oculta para mĆ hasta ese momento, llevaba un porro. De entre chicas, bebida y mota, ya me quedaba claro cuĆ”les dos cosas le gustaban.
—EstĆ” bien, vamos al OXXO —dije tranquilizĆ”ndome.
—AarĆ³n —Galo me llamĆ³— una amiga quiere remodelar su casa, se acaba de mudar ¿crees que la puedas ayudar?
—¿Me esperan? —preguntĆ© a mis amigos.
—SimĆ³n carnal, no te apures.
—AquĆ yo te cuido al buen HĆ©ctor –dijo Fabio agarrĆ”ndolo por los hombros.
Ana mostrƔndome fotos |
Cuando regresĆ© a donde se supone me esperarĆan mis amigos, no los encontrĆ©. MarquĆ© a HĆ©ctor y no me respondĆa, le enviĆ© mensajes, sabĆa que los recibĆa, pero no me contestaba, recorrĆ la planta baja buscĆ”ndolos, iba de camino a las escaleras para subir al primer piso, si me los encontraba cogiendo en alguna recamara me iba a encabronar. De pronto tropecĆ© y caĆ de bruces, la flacucha de pelo chino me puso el pie, ella y sus amigas comenzaron a reĆr.
—Ser tan grandote solo te hace mĆ”s torpe, ni siquiera sabes caminar, machito.
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AarĆ³n se pelea con las feministas
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