El Guardaespaldas (4/6): La potencia del donante - Las Bolas de Pablo

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10 ago 2012

El Guardaespaldas (4/6): La potencia del donante

Transcurridos varios dĆ­as, GermĆ”n habĆ­a entrado en depresiĆ³n, su doctor personal habĆ­a muerto, y en mala hora cuando su tratamiento de alargamiento de pene y testĆ­culos habĆ­a iniciado, necesitaba aumentar su autoestima, hacer crecer su pene que por tantos aƱos le costo su burla y humillaciĆ³n. El proceso de alargamiento se realizaba por medio de un donante compatible, en el que su cargar espermĆ”tica se pareciera a la de GermĆ”n y tuviera su aparato reproductor en optimo tamaƱo, GermĆ”n a la fuerza, lo habĆ­a encontrado, se trataba de un hombre que ejercĆ­a como guardaespaldas, para el proceso se le extraĆ­a el semen al hombre y se inyectaba dentro de la bolsa escrotal del paciente, para dĆ­as despuĆ©s su pene comenzar a crecer de poco a poco hasta llegar a un tamaƱo deseado. Era un proyecto nuevo y realizado como experimento entre mĆ©dicos, justamente a GermĆ”n lo hacĆ­an como practica con excelentes resultados.

"necesito el semen de ese hombre" pensaba atormentado GermĆ”n "¿por que Ć©l debĆ­a ser el donante?" odiaba la posiciĆ³n en la que se encontraba Francisco, el donante que ejercĆ­a como guardaespaldas de la que era una mujer millonaria que habĆ­a recibido varios intentos de secuestro de su parte

Por otro lado de la ciudad Francisco compraba algunas cosas en el supermercado, paseaba lentamente mientras recordaba unas proposiciones que escuchĆ³ de su jefa

"usted es un hombre muy apuesto" habƭa dicho la seƱora Natalia tomƔndolo de la mano "usted podrƭa hacer a cualquier mujer feliz... a cualquiera... y yo que estoy tan triste"

"¿de verdad?" pregunto Francisco sonriĆ©ndole "¿y como podrĆ­a yo hacerla feliz?"

Ella no le habĆ­a contestado nada, pero delicadamente se acaricio los senos con una sonrisa encantadora.

Ahora en la actualidad Francisco caminaba lento por el supermercado, iba por el Ɣrea de salud y farmacia, con un brillo en los ojos y una sonrisa de picardƭa, agarro una caja de condones.

Pedro el hijo de la seƱora Natalia justifico el haber ballbusteado a Arƭstides cuando este lo vio al dƭa siguiente

"te lo tenias bien merecido por entrometido" dijo Pedro

"por cuidarte me pagan" respondiĆ³ ArĆ­stides

"vete a la mierda... y no me cansarĆ­a de hacerlo de nuevo si te sigues metiendo en mis asuntos"

"me defenderĆ©"

"ah, ¿me vas a pegar?... hazlo. AsĆ­ te corren y mas nunca conseguirĆ”s un trabajo"

"le dirĆ© a su mama que me releve por otro empleado, renunciare al cuidar a sujetos irresponsables como usted, desde hoy"

Y asĆ­ sucediĆ³, ArĆ­stides fue cambiado por otro hombre y ahora solo se dedicaba a custodiar la casa de la empresaria

Al transcurrir varios dƭas, la puerta del apartamento donde vivƭa Francisco fue fƔcilmente abierta, gracias a una llave maestra, mientras el dueƱo del lugar se encontraba trotando como normalmente lo hacia en sus dƭas libres. Un hombre entro al lugar, y cerro la puerta como si nunca hubiera entrado, observo y detallo el lugar, sin mover nada, haciendo parecer todo normal, escondido en un sitio estratƩgico en la pared, espero junto a la ventana que hacia observar a la entrada del edificio la llegada del exhausto Francisco.


Tuvo que esperar mucho tiempo hasta que observo que el deportista hombre llegaba trotando por la calle e igual entraba al edificio, ya no tenia mucho tiempo, el hombre, GermĆ”n, corriĆ³ hasta una habitaciĆ³n que observo en tiempo previo y parecĆ­a ser un lugar de objetos viejos y allĆ­ se escondiĆ³ empuƱando un arma que contenĆ­a un dardo con somnĆ­fero en caso de que Francisco se apresurara con sus planes. El hombre entro a su apartamento sin sospechar que la puerta habĆ­a sido abierta y vuelta a cerrar, saco su revolver del pantalĆ³n y lo instalo en la mesa. Francisco se quito la camisa sudada y la tiro en la cesta de basura, su cuerpo brillaba del sudor y gotas del mismo abrillantaban su pecho, tomo agua frĆ­a, y tarareando una canciĆ³n de moda se quito el pantalĆ³n de deporte. Caminaba por su residencia semidesnudo, mientras su pene se movĆ­a de un lado al otro dentro de la ajustada ropa interior con su manera rĆ”pida de caminar. GermĆ”n oĆ­a desde la habitaciĆ³n el tarareo de Francisco. Escucho que el hombre abriĆ³ la llave de la regadera, pero aun asĆ­ no comenzĆ³ a baƱarse, pues seguĆ­a canturreando por el apartamento. Francisco tomo su interior por la caderas y lo dejo caer, enseguida su desnudez hizo aumentar el atractivo de su cuerpo, su polla grande y aun flĆ”cida se movĆ­a de un lado al otro, acompaƱada de dos grandes bolas que rebotaban con su caminar. Con los oĆ­dos bien concentrados en lo que deseaba escuchar, GermĆ”n escucho el contacto del agua con el cuerpo desnudo, y aun asĆ­ saliĆ³ de la habitaciĆ³n con el arma cargada preparada para hacer dopar a Francisco.


A pesar de tener sus zonas erĆ³genas de buen tamaƱo, Francisco tenia unas nalgas redondas y paradas, de eso se dio cuenta GermĆ”n al verlo de espaldas duchĆ”ndose, pero Francisco tampoco era un mal vigilante, al escuchar unos pasos tras Ć©l, se dio media vuelta, con los ojos abiertos y alerta y vio a un hombre que no era desconocido, GermĆ”n con el arma apuntĆ”ndole le disparo y un dardo saliĆ³ disparado cayendo en el pecho de Francisco, el hombre asustado retrocediĆ³ pegando su cuerpo mojado contra la pared, mientras el liquido entraba a su cuerpo y hacia efecto al instante. En seguida Francisco cayo inconsciente en el suelo y solo se oyĆ³ en el lugar la caĆ­da del chorro de agua.

ArĆ­stides tomaba agua en la cocina, y en mal momento Pedro entro allĆ­, estaban los dos solos en el sitio

"¿que me miras?" replico Pedro

"la cara de tonto que tienes" respondiĆ³ ArĆ­stides entre risas

"las bromas no se hicieron para mi, no se como... pero me encargare que te despidan"

"perro que ladra no muerde"

"imbĆ©cil" contesto Pedro, y con la toalla en el brazo se fue directo al gimnasio de su casa, ArĆ­stides tomo agua y se rasco los testĆ­culos.

Con el cuerpo aun mojado, GermƔn deposito a Francisco sobre la cama, mojando las sabanas. Lo ato de brazos y piernas y se quedo contemplando con envidia y ansias su pene y huevos. Deseando extraerles todas las gotas de su medicamento y aumentador de autoestima.

"¿cuanto semen tendrĆ”?" se preguntaba mientras con los dedos acariciaba el frasco que tenia en la mano.

El tiempo transcurriĆ³ y finalmente Francisco despertĆ³

"¿que... que haces aquĆ­?" preguntaba "¿como entraste?.... ¿que pretendes?... ¡suĆ©ltame!"

GermĆ”n descargo un puƱetazo en el estomago de Francisco y este soltĆ³ un gruƱido

"cƔllate, que ahora viene lo peor" contesto GermƔn amordazando la boca de Francisco con un paƱo a su alrededor, la mirada de Francisco tenia una mezcla de miedo e ira. Tenƭa la leve sospecha de que iba a sufrir, y mucho.

La mano de GermĆ”n se fue acercando de manera lenta a los huevos de Francisco y este con miedo vio como los dedos desgarradores se apoderarĆ­an de sus gĆ³nadas. La punta de los dedos de GermĆ”n se hincaron sobre los testĆ­culos del hombre, aprisionĆ”ndolos y viendo como el hombre se batĆ­a sobre la cama resistiĆ©ndose a la compresiĆ³n, la cara de Francisco revelaba el dolor que lo desgarraba, apretĆ³ los labios y cerro los ojos resistiendo, pudiendo gritar, pero sin ser escuchado. La presiĆ³n de los dedos comprimĆ­an las grandes y fuertes bolas y el cuerpo de Francisco se tensaba ¿cuanto podrĆ­a resistir ese grato hombre? sus huevos eran frĆ”giles y resistentes a la vez. Como GermĆ”n lo deseaba, la polla de Francisco empezĆ³ a moverse, y eso para el era de mĆ”s ayuda, a parte de hacer sufrir al hombre que odiaba, podrĆ­a extraerle fĆ”cilmente su jugo saludable. Francisco gimiĆ³ estando amordazado y unas lĆ”grimas escaparon de sus ojos, al instante que su pene se alzaba venoso sobre el yugo apretĆ³n de GermĆ”n.

"solo... serƔ un corto periodo" decƭa GermƔn "si tu me ayudas, nada pasara... solo necesito tu semen"


Al oĆ­r eso Francisco trato de liberarse en vano de la cama, pero fue aniquilado al recibir un jalĆ³n en sus testĆ­culos, su fuerza se redujo a la de un animal herido.

Y la estimulaciĆ³n habĆ­a empezado, Francisco miro con asco cuando GermĆ”n aproximo sus labios a su verga y procediĆ³ a meterla dentro de su boca, la presiĆ³n sobre sus bolas se habĆ­a acabado. Ahora la cabeza de GermĆ”n se movĆ­a de arriba hacia abajo sobre el largo palo de Francisco, sus bolas reposaban adoloridas comenzando a palpitar, a hincharse.

Sin esperar GermĆ”n agarro y apretĆ³ las bolas de Francisco, compactando los huevos entre la palma de la mano y sus gruesos dedos, Francisco quiso gritar y agarrarse las bolas, pero no pudo, su cuerpo musculoso se retorcĆ­a del dolor y solo conseguĆ­a ahogar a GermĆ”n empujĆ”ndole la polla lo mas profundo en su garganta. GermĆ”n soltĆ³ los huevos mientras comenzaba a  respirar y toser, la verga morena y grande de Francisco se veĆ­a iluminada por la saliva del otro hombre.

Francisco intento gruƱir cuando GermĆ”n descargo un puƱetazo sobre sus bolas, mas 3 golpes furtivos, cada contusiĆ³n produciendo oleadas de dolor y revoltijos en el estĆ³mago. Sus testĆ­culos latĆ­an con fuerza en su escroto. GemĆ­a de dolor y de cansancio deseaba que esa tortura culminara lo mas pronto... querĆ­a eyacular si era lo que necesitaba para terminar todo, pero GermĆ”n lo torturaba aun mas y con saƱa golpeaba mas sus bolas conectando sus puƱos en las 2 orbes.

Haciendo caso omiso de los quejidos silenciosos de Francisco, el nudillo conectĆ³ un fuerte golpe entre sus piernas y la polla de Francisco vibro con el golpe mientras el hombre se retorcĆ­a de dolor sobre la cama sollozando.

La lengua de GermĆ”n volviĆ³ a ensalivar la gruesa verga de Francisco, y el muchacho sacudĆ­a la cabeza con odio y asco, incapaz de poder defenderse. GermĆ”n movĆ­a la lengua por el orificio del pene del muchacho, lamia su glande y ensalivaba su tronco que se mantenĆ­a firmemente erecto.

La mano del agresor se apoderaron de nuevo de los testĆ­culos del muchacho y este doblo los ojos incapaz de resistir tanto dolor, estaba llegando al clĆ­max, pero un clĆ­max doloroso. Y acomodĆ”ndose en la cama y sacando la polla de su cara, el codo de GermĆ”n pego de lleno en los huevos del enemigo cautivo. Francisco grito sin ser escuchado, y el codo de GermĆ”n volviĆ³ a clavarse sobre sus bolas y aplastĆ”ndolas miserablemente contra la pelvis. La mano de GermĆ”n volviĆ³ a apretar las bolas, mientras con ansia lo masturbaba con la mano derecha. Francisco estaba empezando a jadear, llegando al cielo, al Ć©xtasis, GermĆ”n tragaba saliva, necesitaba ese semen lo mĆ”s pronto posible, se sentia deseoso, angustiando.

La mano se movĆ­a con fuerza, la otra apretaba las bolas, las rodillas de Francisco trataban de proteger sus huevos, su cuerpo sudaba, su mente volaba, el dolor irradiaba su cuerpo y viajaba en conjunto con el placer, de pronto exploto en un mar de semen, que viajo y aterrizo por el aire, GermĆ”n soltĆ³ los huevos y trato de recolectar la mayor cantidad de semen que pudo en el frasco, acto seguido comenzĆ³ a lamer el semen que salĆ­a por la polla de Francisco, lo lamia, los probaba, lo tragaba, era salado y cĆ­trico, Francisco parecĆ­a deleitado con la boca abierta y los ojos cerrados. DspuĆ©s GermĆ”n se separo de Ć©l.

"gracias" dijo guardando el frasco muy lleno de semen sonriĆ³ malĆ©volamente y se alejo unos pasos, para tirar sobre las bolas de Francisco una pelota de goma que tenia guardada en su bolsillo de nuevo renaciĆ³ el dolor en el cuerpo del hombre, despuĆ©s Francisco escucho el arma ser disparada y perdiĆ³ el conocimiento nuevamente.

Cuando se hubo despertado, estaba tirado en la cama y todavĆ­a desnudo, sus brazos y pies estaban libres, apretĆ³ el puƱo con odio.

Los pasos de ArĆ­stides eran silenciosos en el gimnasio, mas aun cuando Pedro estaba de espaldas a Ć©l, con el pecho desnudo y sudoroso, estaba en una perfecta posiciĆ³n, habĆ­a estado haciendo pesas, y en ese momento la pesa de pocos kilos estaba sobre el suelo, y el muchacho jadeaba, con las dos manos sobre ella y las piernas abiertas, dispuesto a volverla a levantar. Cuando Pedro vio los zapatos de ArĆ­stides tras Ć©l, pero ya era muy tarde, puesto que el guardaespaldas subiĆ³ el zapato de cuero haciĆ©ndolo golpear en sus bolas, por lo tanto Pedro hizo una mueca de dolor y cayĆ³ sobre el suelo haciĆ©ndose mas daƱo al golpearse contra la pesa

"malnacido" insulto mientras sobaba con sus dos manos las bolas

"eso... es para que aprendas a respetar a tipos como yo" aseguro el muchacho "y me vale nada que vayas con tu mamita y le cuentes"

"grrrrrrr.... imbƩcil" hablo Pedro tirado en el suelo sobando sus huevos apenas podƭa respirar

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