Los guerreros de la arena (4/6): un jugo para ganar - Las Bolas de Pablo

Lo mƔs nuevo

14 ago 2012

Los guerreros de la arena (4/6): un jugo para ganar

El pĆŗblico gritaba sobre el escenario, aplaudiendo eufĆ³rico a sus dos luchadores favoritos, ellos son Pedro y Javier. Javier a sus 20 aƱos parecĆ­a un lindo niƱo dispuesto a ganar, su ajustado bĆ³xer hacia lucir un apretado culo y unas bolas que se balanceaban a cada movimiento, su pene apuntaba a la derecha y dejaba colgar sus huevos. Pedro, el asiĆ”tico criado en AmĆ©rica de 30 aƱos tenia un brillo en los ojos al mirar a Javier, deseaba partirle las bolas, pero en lo mas intimo de su ser lo que mas querĆ­a era pasar una noche con Ć©l, pero siempre recibĆ­a el rechazo del muchacho por definirse como heterosexual, deseaba una noche con Ć©l, lo veĆ­a como un rico macho y con una deliciosa porciĆ³n de carne.



El presentador terminĆ³ sus monĆ³tonos comentarios y por fin estableciĆ³ la regla que mĆ”s deseaba oĆ­r el pĆŗblico

"el combate no termina hasta que el ganador eche su semen sobre el cuerpo del perdedor" y el publico entusiasmado empezĆ³ a aplaudir "el combate inicia ya"
Debor camino hacia la arena moviendo su pequeƱo trasero en su bĆ³xer rojo con rayas amarillas.

Los dos guerreros estaban frente a frente.
"¿tienes miedo?" pregunto Debor a Javier

"para nada, te demostrare que gente como tu, no debe vivir aquĆ­"

"te hare tragar tus palabras junto con un poco de mi leche"



Pero Javier dio una patada en la entrepierna de Debor, sus dedos desnudos chocaron contra el escroto del asiĆ”tico, Debor doblĆ³ las rodillas y se llevo las manos a los huevos, cerrando los ojos del dolor y aguantando la respiracĆ³n. Javier cogiĆ³ impulso, y clavĆ³ una patada en la cara del enemigo, Debor perdiĆ³ el equilibrio y cayĆ³ al suelo desorientado y chillando de dolor. Los fanĆ”ticos aplaudĆ­an con entusiasmo a Javier, y el rĆ©feri hablaba con Debor. SeguĆ­a en la lucha.

Javier estaba de pie, mirĆ”ndolo, sonriendo de nervio, su corazĆ³n latĆ­a fuertemente. Necesitaba ganar esa batalla, tener todo el dinero, su novia estaba embarazada, tendrĆ­a muchos gastos a partir de ahora, debĆ­a ganar este y todos los combates, el sueldo como perdedor no le servirĆ­an de gran ayuda. Debor comenzaba a levantarse del suelo.

Como un leĆ³n, Debor dejo de estar en 4 patas en el suelo y salto hacia Javier, aferrando sus largos dedos sobre la entrepierna del jovenzuelo, mientras apretaba los dientes de la adenalina que sentia. Javier abriĆ³ los ojos de par en par, y un fuerte gruƱido produjo su garganta al sentir como sus pelotas eran aplastadas dentro de la mano del asiĆ”tico que apretaba con fuerza los dientes. Una bofetada que sonĆ³ duro fue lo que hizo que Debor soltara las gĆ³nadas del lindo joven.

Javier cayĆ³ de rodillas al suelo con las manos dentro de sus bĆ³xers agarrando sus bolas y Debor caminaba hacia el, Javier tenia los ojos cerrados soportando el dolor inmovilizarte y Debor se situaba a su frente. El hombre de 30 aƱos agarro por el cuello a Javier apretĆ”ndolo y haciĆ©ndole levantar.

Javier cerrĆ³ los ojos y apretĆ³ los dientes, estrellando su rodilla derecha en los huevos de Debor. El hombre lo soltĆ³ del cuello y cayo al suelo insultando a Javier, el muchacho caĆ­a al piso complacido del golpe perfecto que habĆ­a hecho, se subiĆ³ sobre Debor y se sentĆ³ sobre su duro abdomen para comenzar a darle fuertes puƱetazos en la lisa cara del asiĆ”tico.

Debor gritaba ahogado, sus mejillas instantĆ”neamente empezaron a hincharse, y el  rĆ©feri obligo a Javier bajar la intensidad de sus golpes, el pĆŗblico lo aclamaba el vencedor.

Debor gimiĆ³ y trato de defenderse, Javier ya no le pegaba con el puƱo cerrado, ahora le dedicaba varias bofetadas duras.

Debor gritĆ³, arqueĆ³ la espalda y tirĆ³ a Javier sobre el suelo luego de empujarlo. Javier desde el suelo, sentia como Debor lo miraba con odio, resbalando de su labio un fino hilo de sangre, su ojo derecho se cerraba de la hinchazĆ³n, el asiĆ”tico querĆ­a venganza. Javier se levanto del suelo, respirando con dificultad leyendo la ira en los ojos del hombre de 30 aƱos.

Debor se levanto limpiando la sangre de su boca, y mirando a su enemigo como si fuera la peor de las escorias en el mundo. Echo la pierna hacia atrĆ”s y la enviĆ³ potentemente hacia adelante, conectando el pie contra las bolas de Javier, el muchacho perdiĆ³ su gruesa voz al gritar tras el fuerte impacto, brincĆ³ en el aire y se agarro las bolas, cayo al piso como si fuera un saco de papas. Se retorcĆ­a de un lado al otro acariciando sus golpeadas bolas y Debor reĆ­a de satisfacciĆ³n pidiendo a sus fanĆ”ticos que le aplaudieran, y lo logro. Pidiendo al publico su apoyo, no se dio cuenta que el muchacho se arrastro por el suelo, y con gran esfuerzo le dio un puƱetazo en los huevos.

Debor gritĆ³ al sentir los nudillos como fuertes bloques que pegaban contras sus testĆ­culos. Javier seguian pegandole al hombre provocando muecas chistosas en la cara del asiatico una cuando el dolor se adueƱaba de su estomago y parte inferior del cuerpo, Debor sollozo y cayo sobre el suelo sobĆ”ndose una vez mas sus batientes bolas.

Javier se levanto tembloroso, coloco su mano sobre las caderas y con mucho esfuerzo bajo su bĆ³xers negro entre las piernas, el movimiento hizo doler a sus bolas, la fanaticada gritaba al ver el dulce culo de Javier y sus genitales.
Con su cara denotando dolor, agarro el tronco de su pene y lo empezĆ³ a mover sobre su mano, estaba duro y brillante por la luz sobre la zona. Debor seguĆ­a metido en su mundo de dolor, sobando sus huevos entre sus piernas.

Javier miraba al techo sintiƩndose drogado del placer, el clƭmax se acercaba, era el cielo, ganarƭa la lucha y podrƭa ahorrar un poco de dinero para lo que se le vendrƭa en meses. Debor parecƭa no darse cuanta de lo que le caerƭa encima en pocos segundos, el escroto hinchado de Javier se contrajo, ya saldrƭa su liquido.

Debor estaba reaccionando, pero ya los primeros lĆ­quidos pre seminales de Javier caĆ­an sobre su cuerpo. La masturbaciĆ³n duro poco, pero la tonelada de semen que saliĆ³ del semen de Javier fue mucha, una gran capa de leche blanca cayĆ³ sobre Debor mojĆ”ndole la espalda y parte de su mano, Javier movĆ­a la mano sobre su falo escurriendo aun mas su semen sobre Debor, estaba feliz, en medio de su orgasmo, complacido, deleitado.

El pĆŗblico aplaudĆ­a con entusiasmo mientras otro se decepcionaba del asiĆ”tico.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Pages