hombre en alquiler (2/6): Henrique - Las Bolas de Pablo

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9 mar 2014

hombre en alquiler (2/6): Henrique

CONTIENE:

-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE

Ernesto estaba sentado en el mueble de su sala de estar, se arrepentĆ­a de su manera de ser, pensaba que se estaba volviendo loco en pagar por placer, llamĆ³ a la lĆ­nea solicitando al chico que le gustaba el ballbusting, pero le dijeron que no estaba disponible, y en cambio le podĆ­an ofrecer otro que tambiĆ©n cumplirĆ­a con sus fetiches. Le hubiera encantado volver a ver a Gabriel.

El timbre de la puerta sonĆ³ y Ernesto sintiĆ³ que su corazĆ³n palpitĆ³ de emociĆ³n ¿quien serĆ­a ese hombre? ¿Le gustarĆ­a mĆ”s que Gabriel? Se paro con energĆ­a del mueble, y caminĆ³ al jardĆ­n, junto a la reja de entrada estaba un hombre robusto, joven, con una barba en forma de candado de tez blanca

-¿el seƱor Ernesto CanelĆ³n?

-SĆ­.

-Soy Henrique, vengo de la agencia...

-Bienvenido- dijo Ernesto haciƩndole pasar -me dijeron que podƭa ver el catalogo por internet, pero prefiero la sorpresa.

Henrique sonriĆ³ cĆ³mplice. Entraron a la casa.

-La otra vez vino Gabriel... me dijeron que ya estaba ocupado.

-¡ah Gabriel!

-Si... bueno... ¿empezamos?

-Si claro...- y Henrique sonriĆ³ expectante

-Ah ¡claro!- EntendiĆ³ Ernesto, y de su pantalĆ³n sacĆ³ una suma de dinero con la que pagĆ³ a Henrique, el prostituto lo tocĆ³ con las manos y guardĆ³ sin contar.

-Bueno- hablĆ³ Ernesto -¿te quitas la ropa?

-Por supuesto" afirmĆ³ Henrique

Y se saco la franela, tenia un cuerpo musculoso mucho mejor que Ć©l y que Gabriel. Henrique se quitĆ³ el zapato y tenia puesto un calcetĆ­n blanco.

-DĆ©jatelo puesto.

-Oh... ok

Y dejĆ”ndose las medias, se sacĆ³ el pantalĆ³n. Tenia un bĆ³xer negro,marcaba poco paquete y sus cojones guardados en su escroto lo hacĆ­an un hombre frĆ”gil. Ernesto tenĆ­a la boca hecha agua.

-Abre las piernas- le ordenĆ³ al puto.

Henrique obedeciĆ³ y separĆ³ las fuertes piernas. Ahora su salchicha parecĆ­a convertirse en un gordo y pequeƱo chorizo en el bĆ³xer. Ernesto preparo el pie para darle una patada con el sucio nike.

-Espera... ¿que harĆ”s?- Quiso saber Henrique

-Te llamƩ para practicar ballbusting.

-Entiendo... pero... si... yo lo practico... bueno sĆ­. Pero no soy de los que se dejan golpear. Yo pego, creo... creo que la empresa se equivoco o no te explicaron bien.

-Yo solicite a alguien para ballbusting- alegĆ³ autoritario Ernesto

-Ya le explique que yo soy de los que pegan, no de los que se dejan golpear.

-Chingada- murmurĆ³ Ernesto

-Mejor me voy- dijo Henrique agarrando su ropa

-¿Y mi dinero que?

-Creo que le devolverĆ© la mitad del dinero. DiscĆŗlpeme.

HenrĆ­que buscĆ³ el dinero y comenzĆ³ a contar billete a billete, Ernesto lo miraba, aquel puto tenia brazos fuertes y respiraba virilidad, Ernesto se sintiĆ³ nervioso, y luego de un profundo suspiro hablo

-Guarda tu sucio dinero... es tuyo. Practica ballbusting conmigo, pƩgame tu mejor golpe, sabre resistirlo.

Henrique sonriĆ³.

-Estoy preparado. AsĆ­ o ¿se quita la ropa?

-Me quitare la franela

Ernesto procediĆ³ a desatar los botones de su franela, el pantalĆ³n luego de pensarlo, cayĆ³ al piso, su cuerpo flaco quedo a contraste con el corpulento hombre de alquiler, el flaco pene de Ernesto habĆ­a dejado desprotegidas a las bolas al ajustarlas en el bĆ³xer morado que vestĆ­a.

-Listo... pero... mejor pƩgame despacito...

Henrique sonriĆ³ ante el rostro temeroso de aquel hombre.

El fuerte hombre puso ambas manos en al hombro de Ernesto, este cerro los ojos y apretĆ³ los labios, entonces el prostituto levanto la rodilla hacia los genitales del hombre calvo, aplastando sus recogidos testĆ­culos.

-¡aaaahhh!- ExclamĆ³ Ernesto retrocediendo al sentir sus golpeados huevos palpitar por tras el impacto.

-vas a desear haber nacido sin pelotas- decƭa Henrique practicando el ballbusting verbal porque sabia que tambiƩn era excitante -te golpeare tan fuerte, que las bolas te subirƔn a la garganta y la leche la sacaras por la boca.

Ernesto sonriĆ³ a pesar del dolor y su pene se moviĆ³ en respuesta a las palabras del puto.

Henrique se acercĆ³ a Ć©l, frotĆ³ contra el brazo del calvo su entrepierna, haciĆ©ndole sentir su pene duro y erecto.

"Dios... se siente bien" pensĆ³ Ernesto

Henrique le dio una palmada en la espalda y le susurrĆ³ unas palabras sucias al oĆ­do. Lo ayudĆ³ a enderezar y cuando Ernesto desprotegiĆ³ sus gĆ³nadas, Henrique las maltratĆ³ con una dura palmada a mano abierta.

PAFF

PAFF

El cuerpo de Ernesto se sobresaltĆ³ y cayĆ³ al suelo agarrĆ”ndose sus testĆ­culos convalecientes.

-Ay ay ay... PUTO.

Henrique esbozo una sonrisa seductora y se paso la mano por el pecho y luego agarrĆ³ su polla gruesa.

-¿quieres esto perra? JAJAJA- preguntĆ³

-... s ... si... sĆ­Ć­Ć­- afirmĆ³ tembloroso Ernesto

-Perfecto... ven por ella sucia.

Ernesto acariciĆ³ sus bolas, uso las rodillas y luego se puso de pie. Fue cojeando viendo el pequeƱo paquete de Henrique. Pero este arqueĆ³ su pie hacia atrĆ”s y lo estrellĆ³ en la entrepierna de Ernesto.

La fulminante patada levantĆ³ al hombre en el aire al mismo tiempo que lanzaba un grito sorprendido y caĆ­a al piso.

-Te dije que harƩ que la leche te salga por la boca... si sigo asƭ creo que subirƔ a tu cerebro... tus bolas quedaran como purƩ... purƩ de huevos.

Y asĆ­ fue como Henrique se arrodillo al cuerpo de Ernesto en estado de shock, le apartĆ³ las manos de los cojones y le frotĆ³ la entrepierna. Y con delicadeza deslizo el bĆ³xer por el muslo, sacando un pene blanco, flaco, largo y duro, y allĆ­ estaban sus ovaladas bolas magulladas. El hombre de alquiler le apretĆ³ los cojones con la palma de la mano, y denotĆ³ como la verga de Ernesto se ponĆ­a mĆ”s venosa y dura. Mientras los ojos de su cliente se desenfocaban, dejando sus pupilas blancas, parecĆ­a un zombi y su pene empezaba a palpitar sin control.

Entonces, la presiĆ³n sobre sus testĆ­culos se hacia violenta y a la vez fogosa, sin mĆ”s preĆ”mbulo su gĆ¼evo explotĆ³ en un potente caƱonazo de semen blanco. Rompiendo la predicciĆ³n de Henrique de salir por la boca.

Semen fluido que se deslizaba por el falo.

-Oh, tenia meses sin ver un semen tan aguado ¡jajaja!- Se burlĆ³ Henrique, haciendo sentir a Ernesto avergonzado, debilucho y poco hombre -si... con ese semen, no creo que puedas tener hijos... aunque creo que las bolas, te quedaron licuadas jajaja... o ¡no eres un hombre digno con esa leche tan pobre! ¿Eh?

Ernesto gimiĆ³

-Vaya, eso lo explica todo, nenita.

Entonces Henrique se quitĆ³ el calzĆ³n, desnudĆ”ndose. Para ser puto, tenia el pene pequeƱo, aunque cabezĆ³n y grueso, sus bolas no colgaban y eran pequeƱas y quizĆ”s por eso, no se dejaba golpear en ballbusting. Para ser sincero tampoco merecĆ­a ser un hombre digno. Entonces se inclinĆ³ sobre el debilitado Ernesto y sin mayor esfuerzo lo puso boca abajo, se acomodĆ³ sobre Ć©l y Henrique comenzĆ³ a follarlo.

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