CONTIENE:
-SEXO HETEROSEXUAL
Ana Morelos ya tenia 3 meses siendo novia de Carlos, un gran abogado que se estaba encargando de su divorcio, cuando Danilo se enterĆ³ de los preparativos de la separaciĆ³n rompiĆ³ en ira contra la mujer.
-¡TĆ NO ME PUEDES HACER ESTO!- Le gritaba el pelirrojo por celular -NO NOS VAMOS A DIVORCIAR TU ERES MIA. LO QUE YO TUVE FUE UN DESLIZ.
-no soy mujer de aguantar desliz y lo sabes, voy a tramitar el divorcio, el abogado lo harĆ”.
-NO TE VOY A FIRMAR ESA MIERDA- gritaba Danilo.
-¡no me grites imbĆ©cil!.
Danilo respirĆ³ profundo, sabĆa que si seguĆa asĆ perderĆa a la mujer que realmente amaba. DebĆa ser asertivo y dijo sereno.
-Escucha mi amor
-No soy tu amor.
-Ćyeme
-¿que Danilo?
-En este momento voy saliendo al aeropuerto, a una reuniĆ³n de motociclistas en Cartagena... cuando vuelvas hablaremos, pero hablaremos bien chiquita. No hagas nada, tĆŗ y yo tenemos que hablar primero, dame la oportunidad. Volveremos a ser como era todo antes... chiquita me das una mala noticia para el viaje.
Ana fastidiada de aquella conversaciĆ³n cerrĆ³ la llamada y apagĆ³ el celular. DecidiĆ³ coger su mejor cĆ”mara fotogrĆ”fica y abandonĆ³ la oficina para dedicarse a su apasionante trabajo.
Danilo llego al aeropuerto, furioso. Llamaba al celular de su todavĆa esposa, rendido. Estuvo a punto de dar media vuelta
-Maldita sea, maldita sea. Por que me tiene que pasar a mĆ... ¿la busco?- Y caminĆ³ breves pasos a la estaciĆ³n de taxis -¿mi convenciĆ³n? ¿Mi premio? ¿El tour?- Y se detuvo en seco. PensĆ³ "ella no puede divorciarse mientras yo este lejos... cuando vuelva, hablarĆ© con ella, la convencerĆ© y todo seguirĆ” como si nada. Amo a esa mujer, y ella a mĆ, son muchos aƱos, no los echara asĆ por la borda asĆ de fĆ”cil" y dio media vuelta rumbo al interior del aeropuerto.
3 meses habĆan pasado, Danilo seguĆa de viaje y el proceso de divorcio detenido hasta su regreso, mientras tanto, ella estaba en la playa con su novio Carlos, un tipo tranquilo, dedicado al trabajo, amoroso y caballero... muy caballero.
Cuando llegaron esa maƱana a la recepciĆ³n del hotel supo que Ć©l alquilarĆa 2 habitaciones por separado, allĆ fue donde le dijo
-Creo que ya podrĆamos pasar la noche juntos- anunciĆ³ Ana con una mirada cĆ³mplice y una sonrisa discreta
Carlos sonriĆ³ y pidiĆ³ una habitaciĆ³n matrimonial.
En esos 3 meses no habĆan tenido relaciones sexuales, solo Ć©l se habĆa limitado a sentir los firmes y provocativos pechos de la fotĆ³grafa y ella habĆa sentido el duro miembro del abogado cuando se besaban.
-Me gustarĆa tomarte una foto -dijo Ana, habĆan desempacado en la habitaciĆ³n y habĆan pasado el dĆa en la playa
-Por supuesto- afirmĆ³ Carlos
-AllĆ- indicĆ³ hacia un montĆculo de rocas
Ambos se levantaron y caminaron al sitio, pero la fantasĆa que ella tenia era fotografiarlo desnudo, aquel hombre de cuerpo grueso y cara de Ć”ngel. Formaba un gran paquete la entrepierna del short, en pocas horas se acostarĆa con Ć©l.
Carlos posaba ante la lente de la cĆ”mara con una pose de modelo y poniendo cara de seductor, pronto compartĆa la cama con esa hermosa mujer alta, de curvas perfectas, flaca, y senos duros. Por fin serĆa suya.
La foto fue tomada y luego Ana se acercĆ³ a Ć©l y se tomo una foto a su lado. Carlos la tomĆ³ de la mano y la llevo a la playa, ella le miro el trasero, grande redondo y carnoso, sonriĆ³ y se pregunto ¿cual era la manĆa de las mujeres de ver el trasero de los machos si no harĆan nada con el? MĆ”s que apretarlo o morderlo. Carlos la agarrĆ³ de la cadera dentro del agua y la beso con los ojos cerrados, deslizĆ³ las manos de la cadera de Ana hasta lo alto de la espalda y luego las bajo cerca de las nalgas de ella.
El sol en la playa se fue ocultando y el crepusculo vespertino asomando sin embargo el ruido de las olas seguĆan allĆ, ellos subieron a la habitaciĆ³n
-Me irĆ© a duchar- anunciĆ³ ella
-¿y no te puedo acompaƱar?- SonriĆ³ pĆcaro el novio
-No, me baƱare primero y luego tĆŗ. Bajaremos a cenar. Comeremos, caminamos en la playa y luego subiremos a...
-¿aaaaaaa?- reĆa expectante Carlos
-Me irĆ© a baƱar- recordĆ³ Ana sonriente
El hecho de por fin acostarse con Ana le ponĆa el pene duro como hierro, lo frotĆ³ un rato con la mano mientras veĆa un programa de deportes en la tv.
Ana se duchaba en el baƱo, afeitando sus partes intimas, esa noche se acostarĆa con Carlos ¿estarĆa haciendo bien? PensĆ³ en Danilo y se llenĆ³ de amargura. ¿Para que recordarlo? Ć©l habĆa hecho lo mismo y peor.
Sobre la mesa de noche el celular de Ana iluminĆ³ la pantalla con una llamada entrante, por estar en silencio y viendo la televisiĆ³n, Carlos no se percato del hecho.
Cuando Ana saliĆ³ del baƱo llevaba puesto un sencillo vestido, prefiriĆ³ salir vestida para evitar toqueteos o un encuentro sexual, preferĆa seguir esperando. Carlos se alegrĆ³ de verla, la abrazĆ³ y la beso en los labios, Ć©l se pegĆ³ tanto a ella que le hizo sentir su miembro erecto. Ella no se inmutĆ³, Carlos al parecer dio un suspiro rendido y se fue a duchar.
-hay bastante agua frĆa- anunciĆ³ entre risas Ana, sabia que lo hacia sufrir.
Se sentĆ³ en la cama y colocĆ³ la telenovela de turno de un canal argentino. MirĆ³ su celular, una llamada perdida, pero aquel nĆŗmero telefĆ³nico no lo reconocĆa. ¿Seria Danilo? ¿La llamarĆa desesperado? diciendo que la habĆa extraƱado mucho en Colombia, que lo perdonara, que hablaran juntos, se reconciliaran y olvidaran todo eso del divorcio, que Ć©l cambiarĆa con esa segunda oportunidad. MirĆ³ a la puerta del baƱo, podĆa decir que tenĆan que irse urgente de nuevo a la ciudad... en caso tal de quien llamara seria Danilo. Bueno, ella decidiĆ³ devolver la llamada.
Nadie contestĆ³.
DecidiĆ³ llamar por segunda y tercera vez, no hablo con nadie. Lo dejo asĆ, pensando que su celular sonarĆa con una llamada. Continuar, divorciarse y ver que pasaba con Carlos, era un buen hombre... Danilo... Danilo besuqueĆ”ndose con otra mujer en el departamento de ambos mientras ella dormĆa.
-Putos- susurrĆ³ Ana con odio, dejo de pensar en todo aquello y miro la televisiĆ³n siguiendo la trama de los seƱores papis.
Al salir Carlos del baƱo copio la misma formula de Ana. Vestido y perfumado
-¿bajamos?- PreguntĆ³ sonriente
-Si- confirmĆ³ Ana
BajarĆan a comer una exquisitez traĆda de lo profundo del mar, caminaron por la playa intercambiando historias, miradas, besos, sonrisa. Muy temprano regresaron a la habitaciĆ³n de hotel
-¿preparada?- PreguntĆ³ Carlos expectante
-SĆ- susurrĆ³ Ana excitada, mojada.
Carlos la beso en los labios, con los ojos cerrados mientras la acariciaba con la mano gruesa delicadamente.
Carlos estaba ansioso por clavarla y empujar su verga en su hoyo, colmarla de placer, que fuera suya y no mĆ”s del desgraciado marido que la engaƱo, sudar junto a ella, regar su nĆ©ctar de macho. Pero la tratarĆa como una reina con caricias mientras la bombeaba con la cadera.
Ana gimiĆ³ y le saco la camisa a Carlos, tenia rico pecho el macho, cuando reposaran ella pondrĆa su cara allĆ y le acariciarĆa las tetillas. Carlos deslizĆ³ el vestido por Ana y este resbalo al suelo. Paso la nariz por los senos, olĆa a perfume de flores. Ana estaba hĆŗmeda. Ella le abriĆ³ el pantalĆ³n, el abogado tenia buena verga, su paquete no mentĆa, y el montĆculo le aguĆ³ la boca. Entonces le bajo el calzĆ³n y sus ojos se toparon con una verga blanca, gruesa y larga ¿que mas podĆa pedir?
-Tienes unas bolas grandes- dijo ella, viendo un par de testĆculos que colgaban como pĆ©ndulos de carne entre sus piernas
-Jajaja, bueno... me lo han dicho siempre... mi mamĆ” dice que es de familia, que asĆ eran los del abuelo. Creo que es mentira.
-AsĆ son las cosas... ¿entonces todas las mujeres que llevas a la cama se sorprenden con tus bolas? ¡Dime Carlos Ferrer ChacĆ³n!
Carlos sonriĆ³ avergonzado, mientras Ana lo miraba divertida. Entonces Ć©l le regalo un dulce beso en los labios.
Ana tomĆ³ el miembro del hombre en sus manos y se lo llevĆ³ a la boca excitĆ”ndolo a sobremanera, chupĆ”ndolo, succionado como nadie lo habĆa hecho por meses. Carlos sentĆa la excitaciĆ³n inigualable, su falo se ponĆa mĆ”s duro y firme. Los labios de Ana daban una sensaciĆ³n increĆble apretando la carne dura, chupaba y lamĆa emocionada, seguido de varios minutos de subir y bajar por el falo, lamerle las gordas bolas, el semen de Carlos abandonĆ³ sus testĆculos y ella no desperdiciĆ³ ni un solo fluido. La verga del abogado disparaba hilos de nĆ©ctar en la boca de la fotĆ³grafa, caliente, pegajoso. El ponĆa la nuca de ella sobre su pene, ella no se quejaba.
Ana recostĆ³ a Carlos sobre la cama, y se subiĆ³ sobre Ć©l con las piernas abiertas. Se bajo la pantaletas y rebelĆ³ su desnudez, lampiƱa, su novio la mirĆ³ embelesado, luego se quitĆ³ el brasier y sus tetas firmes salieron a la luz con pezones de un rosa pĆ”lido. Carlos la miraba jadeante con su pene duro como el hierro, loco por cabalgarla.
Carlos la miraba atĆ³nito, expectante preparado para hacer su labor de macho. Ella se acomodo y sintiĆ³ como la penetraba lentamente.
Y asĆ era como ese largo verano sin sexo para ellos culminaba, Ć©l la tomaba entre sus fuertes brazos y la besaba ensartĆ”ndole el pene. Ella movĆa la cadera, susurraba gemidos y dejaba que le besaran los senos... pronto sintiĆ³ un conocido y fluido liquido caliente.
DespuĆ©s de haber hecho el amor uno se quedĆ³ abrazado al otro. Finalmente Ana apoyĆ³ la cabeza al seductor pecho de su novio y Ć©l la abrazĆ³ por la espalda. Se durmieron rĆ”pidamente y Carlos como tĆpico macho se quedĆ³ profundamente dormido tanto asĆ que no sintiĆ³ la vibraciĆ³n del celular de Ana sobre la mesa de noche, ella si escuchĆ³ el contacto del mĆ³vil con la madera reconociĆ³ la vibraciĆ³n y despertĆ³ para sostenerlo. Otra vez la llamada del numero desconocido.
-¿alĆ³?- contestĆ³.
-¿Bueno? ¿Ana?- Era la voz de Danilo.
-SĆ, espera.
Ana acomodo el brazo de Carlos sobre la cama, se colocĆ³ una bata y saliĆ³ al balcĆ³n de la habitaciĆ³n. Carlos continuaba dormido.
-¿que quieres Danilo?
-Quiero decirte que ya llegue de Colombia, que... te extraƱe como loco... y... ¿donde estas? oigo... se escucha como el mar...
-AsĆ que llegaste de Colombia... perfecto Danilo, ya sabes a donde ir porque me quiero divorciar lo mĆ”s pronto de tĆ.
-Chiquita.... flaquita, no seas asĆ... por favor. TĆŗ y yo tenemos que hablar antes. Me tienes que escuchar
-¡No! EscĆŗchame tĆŗ a mĆ. Ya estoy saliendo con otro hombre y me quiero casar con Ć©l cuanto antes. AsĆ que firma el divorcio.
-¡¿que?! ¿Que tĆŗ quĆ©?
-Lo que oyes... y sabes que es lo mejor. Que el tipo con quien salgo ahora es... mejor cama que tĆŗ. Es perfecto. AsĆ que dame el divorcio pero ¡ya!- Y sintiĆ©ndose satisfecha colgĆ³ la llamada y apagĆ³ el celular. Aguantando la risa para no soltar una risotada escandalosa
-Puta, puta, mil veces puta- la insultaba desde otro lado del paĆs Danilo furioso por el desprecio de Ana, lo habĆa herido en su mas notable orgullo, el de hombre, ningĆŗn hombre sobre la tierra era mejor que Ć©l en el sexo, NINGUNO.
Ana volviĆ³ hecha un manjar de delicia, se sentĆa contenta y satisfecha, vengativa. Sabia que habĆa herido completamente a Danilo, donde mĆ”s le dolĆa, su orgullo de macho.
"Ahora tendrĆ”s una cucharada de tu propia medicina" pensaba Ana sentada en la cama contemplando la desnudes de Carlos "que cojones mĆ”s grandes tiene este hombre, y su pija tambiĆ©n, bueno... y su culo... su pecho, su cuerpo todo Ć©l... sĆ... Ćl tambiĆ©n es buena cama. ¡Ay! Danilo, te morirĆ”s de celos al verme... eso es lo que quiero, que me implores" mirĆ³ fijamente los gordos testĆculos de su novio. Y continuĆ³ con su monĆ³logo mental "es sorprendente como unos Ć³rganos tan pequeƱos sean capaz de todo. De manejar a un hombre, conquistar a una mujer, crear hijos... y... llevar a un hombre a un profundo dolor y humillaciĆ³n" ella se quitĆ³ la bata, se metiĆ³ en la cama y puso la cabeza en el pecho de Carlos
-Amor- dijo Ć©l medio dormido
"Hare que te vuelvas loco de celos con este hombre Danilo" pensĆ³ Ana con los ojos cerrados y una risa de satisfacciĆ³n en el rostro.
Al parecer tenĆa un plan en mente y claramente era sacarle celos a Danilo usando a Carlos. Un buen hombre como carnada de un juego de celos y venganza, Danilo era un mujeriego pero deseaba recuperar el amor de Ana, su gran catedral. Y Ana aunque lo negaba parecĆa amarlo todavĆa.
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