Pero, te amo (2/7): en la playa - Las Bolas de Pablo

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1 mar 2014

Pero, te amo (2/7): en la playa

CONTIENE:

-SEXO HETEROSEXUAL

Ana Morelos ya tenia 3 meses siendo novia de Carlos, un gran abogado que se estaba encargando de su divorcio, cuando Danilo se enteró de los preparativos de la separación rompió en ira contra la mujer.

-¡TÚ NO ME PUEDES HACER ESTO!- Le gritaba el pelirrojo por celular -NO NOS VAMOS A DIVORCIAR TU ERES MIA. LO QUE YO TUVE FUE UN DESLIZ.

-no soy mujer de aguantar desliz y lo sabes, voy a tramitar el divorcio, el abogado lo harĆ”.

-NO TE VOY A FIRMAR ESA MIERDA- gritaba Danilo.

-¡no me grites imbĆ©cil!.

Danilo respiró profundo, sabía que si seguía así perdería a la mujer que realmente amaba. Debía ser asertivo y dijo sereno.

-Escucha mi amor

-No soy tu amor.

-Ɠyeme

-¿que Danilo?

-En este momento voy saliendo al aeropuerto, a una reunión de motociclistas en Cartagena... cuando vuelvas hablaremos, pero hablaremos bien chiquita. No hagas nada, tú y yo tenemos que hablar primero, dame la oportunidad. Volveremos a ser como era todo antes... chiquita me das una mala noticia para el viaje.

Ana fastidiada de aquella conversación cerró la llamada y apagó el celular. Decidió coger su mejor cÔmara fotogrÔfica y abandonó la oficina para dedicarse a su apasionante trabajo.

Danilo llego al aeropuerto, furioso. Llamaba al celular de su todavĆ­a esposa, rendido. Estuvo a punto de dar media vuelta

-Maldita sea, maldita sea. Por que me tiene que pasar a mĆ­... ¿la busco?- Y caminó breves pasos a la estación de taxis -¿mi convención? ¿Mi premio? ¿El tour?- Y se detuvo en seco. Pensó "ella no puede divorciarse mientras yo este lejos... cuando vuelva, hablarĆ© con ella, la convencerĆ© y todo seguirĆ” como si nada. Amo a esa mujer, y ella a mĆ­, son muchos aƱos, no los echara asĆ­ por la borda asĆ­ de fĆ”cil" y dio media vuelta rumbo al interior del aeropuerto.

3 meses habĆ­an pasado, Danilo seguĆ­a de viaje y el proceso de divorcio detenido hasta su regreso, mientras tanto, ella estaba en la playa con su novio Carlos, un tipo tranquilo, dedicado al trabajo, amoroso y caballero... muy caballero.

Cuando llegaron esa mañana a la recepción del hotel supo que él alquilaría 2 habitaciones por separado, allí fue donde le dijo

-Creo que ya podríamos pasar la noche juntos- anunció Ana con una mirada cómplice y una sonrisa discreta

Carlos sonrió y pidió una habitación matrimonial.


En esos 3 meses no habían tenido relaciones sexuales, solo él se había limitado a sentir los firmes y provocativos pechos de la fotógrafa y ella había sentido el duro miembro del abogado cuando se besaban.

-Me gustaría tomarte una foto -dijo Ana, habían desempacado en la habitación y habían pasado el día en la playa

-Por supuesto- afirmó Carlos

-Allí- indicó hacia un montículo de rocas

Ambos se levantaron y caminaron al sitio, pero la fantasƭa que ella tenia era fotografiarlo desnudo, aquel hombre de cuerpo grueso y cara de Ɣngel. Formaba un gran paquete la entrepierna del short, en pocas horas se acostarƭa con Ʃl.

Carlos posaba ante la lente de la cƔmara con una pose de modelo y poniendo cara de seductor, pronto compartƭa la cama con esa hermosa mujer alta, de curvas perfectas, flaca, y senos duros. Por fin serƭa suya.

La foto fue tomada y luego Ana se acercó a Ć©l y se tomo una foto a su lado. Carlos la tomó de la mano y la llevo a la playa, ella le miro el trasero, grande redondo y carnoso, sonrió y se pregunto ¿cual era la manĆ­a de las mujeres de ver el trasero de los machos si no harĆ­an nada con el? MĆ”s que apretarlo o morderlo. Carlos la agarró de la cadera dentro del agua y la beso con los ojos cerrados, deslizó las manos de la cadera de Ana hasta lo alto de la espalda y luego las bajo cerca de las nalgas de ella.

El sol en la playa se fue ocultando y el crepusculo vespertino asomando sin embargo el ruido de las olas seguían allí, ellos subieron a la habitación

-Me iré a duchar- anunció ella

-¿y no te puedo acompaƱar?- Sonrió pĆ­caro el novio

-No, me bañare primero y luego tú. Bajaremos a cenar. Comeremos, caminamos en la playa y luego subiremos a...

-¿aaaaaaa?- reĆ­a expectante Carlos

-Me iré a bañar- recordó Ana sonriente

El hecho de por fin acostarse con Ana le ponía el pene duro como hierro, lo frotó un rato con la mano mientras veía un programa de deportes en la tv.

Ana se duchaba en el baƱo, afeitando sus partes intimas, esa noche se acostarĆ­a con Carlos ¿estarĆ­a haciendo bien? Pensó en Danilo y se llenó de amargura. ¿Para que recordarlo? Ć©l habĆ­a hecho lo mismo y peor.

Sobre la mesa de noche el celular de Ana iluminó la pantalla con una llamada entrante, por estar en silencio y viendo la televisión, Carlos no se percato del hecho.

Cuando Ana salió del baño llevaba puesto un sencillo vestido, prefirió salir vestida para evitar toqueteos o un encuentro sexual, prefería seguir esperando. Carlos se alegró de verla, la abrazó y la beso en los labios, él se pegó tanto a ella que le hizo sentir su miembro erecto. Ella no se inmutó, Carlos al parecer dio un suspiro rendido y se fue a duchar.

-hay bastante agua fría- anunció entre risas Ana, sabia que lo hacia sufrir.

Se sentó en la cama y colocó la telenovela de turno de un canal argentino. Miró su celular, una llamada perdida, pero aquel nĆŗmero telefónico no lo reconocĆ­a. ¿Seria Danilo? ¿La llamarĆ­a desesperado? diciendo que la habĆ­a extraƱado mucho en Colombia, que lo perdonara, que hablaran juntos, se reconciliaran y olvidaran todo eso del divorcio, que Ć©l cambiarĆ­a con esa segunda oportunidad. Miró a la puerta del baƱo, podĆ­a decir que tenĆ­an que irse urgente de nuevo a la ciudad... en caso tal de quien llamara seria Danilo. Bueno, ella decidió devolver la llamada.

Nadie contestó.

Decidió llamar por segunda y tercera vez, no hablo con nadie. Lo dejo así, pensando que su celular sonaría con una llamada. Continuar, divorciarse y ver que pasaba con Carlos, era un buen hombre... Danilo... Danilo besuqueÔndose con otra mujer en el departamento de ambos mientras ella dormía.

-Putos- susurró Ana con odio, dejo de pensar en todo aquello y miro la televisión siguiendo la trama de los señores papis.

Al salir Carlos del baƱo copio la misma formula de Ana. Vestido y perfumado

-¿bajamos?- Preguntó sonriente

-Si- confirmó Ana

Bajarían a comer una exquisitez traída de lo profundo del mar, caminaron por la playa intercambiando historias, miradas, besos, sonrisa. Muy temprano regresaron a la habitación de hotel

-¿preparada?- Preguntó Carlos expectante

-Sí- susurró Ana excitada, mojada.

Carlos la beso en los labios, con los ojos cerrados mientras la acariciaba con la mano gruesa delicadamente.

Carlos estaba ansioso por clavarla y empujar su verga en su hoyo, colmarla de placer, que fuera suya y no mĆ”s del desgraciado marido que la engaƱo, sudar junto a ella, regar su nĆ©ctar de macho. Pero la tratarĆ­a como una reina con caricias mientras la bombeaba con la cadera.

Ana gimió y le saco la camisa a Carlos, tenia rico pecho el macho, cuando reposaran ella pondrĆ­a su cara allĆ­ y le acariciarĆ­a las tetillas. Carlos deslizó el vestido por Ana y este resbalo al suelo. Paso la nariz por los senos, olĆ­a a perfume de flores. Ana estaba hĆŗmeda. Ella le abrió el pantalón, el abogado tenia buena verga, su paquete no mentĆ­a, y el montĆ­culo le aguó la boca. Entonces le bajo el calzón y sus ojos se toparon con una verga blanca, gruesa y larga ¿que mas podĆ­a pedir?

-Tienes unas bolas grandes- dijo ella, viendo un par de testƭculos que colgaban como pƩndulos de carne entre sus piernas

-Jajaja, bueno... me lo han dicho siempre... mi mamĆ” dice que es de familia, que asĆ­ eran los del abuelo. Creo que es mentira.

-AsĆ­ son las cosas... ¿entonces todas las mujeres que llevas a la cama se sorprenden con tus bolas? ¡Dime Carlos Ferrer Chacón!

Carlos sonrió avergonzado, mientras Ana lo miraba divertida. Entonces él le regalo un dulce beso en los labios.

Ana tomó el miembro del hombre en sus manos y se lo llevó a la boca excitĆ”ndolo a sobremanera, chupĆ”ndolo, succionado como nadie lo habĆ­a hecho por meses. Carlos sentĆ­a la excitación inigualable, su falo se ponĆ­a mĆ”s duro y firme. Los labios de Ana daban una sensación increĆ­ble apretando la carne dura, chupaba y lamĆ­a emocionada, seguido de varios minutos de subir y bajar por el falo, lamerle las gordas bolas, el semen de Carlos abandonó sus testĆ­culos y ella no desperdició ni un solo fluido. La verga del abogado disparaba hilos de nĆ©ctar en la boca de la fotógrafa, caliente, pegajoso. El ponĆ­a la nuca de ella sobre su pene, ella no se quejaba.

Ana recostó a Carlos sobre la cama, y se subió sobre él con las piernas abiertas. Se bajo la pantaletas y rebeló su desnudez, lampiña, su novio la miró embelesado, luego se quitó el brasier y sus tetas firmes salieron a la luz con pezones de un rosa pÔlido. Carlos la miraba jadeante con su pene duro como el hierro, loco por cabalgarla.

Carlos la miraba atónito, expectante preparado para hacer su labor de macho. Ella se acomodo y sintió como la penetraba lentamente.

Y así era como ese largo verano sin sexo para ellos culminaba, él la tomaba entre sus fuertes brazos y la besaba ensartÔndole el pene. Ella movía la cadera, susurraba gemidos y dejaba que le besaran los senos... pronto sintió un conocido y fluido liquido caliente.

DespuĆ©s de haber hecho el amor uno se quedó abrazado al otro. Finalmente Ana apoyó la cabeza al seductor pecho de su novio y Ć©l la abrazó por la espalda. Se durmieron rĆ”pidamente y Carlos como tĆ­pico macho se quedó profundamente dormido tanto asĆ­ que no sintió la vibración  del celular de Ana sobre la mesa de noche, ella si escuchó el contacto del móvil con la madera reconoció la vibración y despertó para sostenerlo. Otra vez la llamada del numero desconocido.

-¿aló?- contestó.

-¿Bueno? ¿Ana?- Era la voz de Danilo.

-SĆ­, espera.

Ana acomodo el brazo de Carlos sobre la cama, se colocó una bata y salió al balcón de la habitación. Carlos continuaba dormido.

-¿que quieres Danilo?

-Quiero decirte que ya llegue de Colombia, que... te extraƱe como loco... y... ¿donde estas? oigo... se escucha como el mar...

-Asƭ que llegaste de Colombia... perfecto Danilo, ya sabes a donde ir porque me quiero divorciar lo mƔs pronto de tƭ.

-Chiquita.... flaquita, no seas asĆ­... por favor. TĆŗ y yo tenemos que hablar antes. Me tienes que escuchar

-¡No! EscĆŗchame tĆŗ a mĆ­. Ya estoy saliendo con otro hombre y me quiero casar con Ć©l cuanto antes. AsĆ­ que firma el divorcio.

-¡¿que?! ¿Que tĆŗ quĆ©?

-Lo que oyes... y sabes que es lo mejor. Que el tipo con quien salgo ahora es... mejor cama que tĆŗ. Es perfecto. AsĆ­ que dame el divorcio pero ¡ya!- Y sintiĆ©ndose satisfecha colgó la llamada y apagó el celular. Aguantando la risa para no soltar una risotada escandalosa

-Puta, puta, mil veces puta- la insultaba desde otro lado del país Danilo furioso por el desprecio de Ana, lo había herido en su mas notable orgullo, el de hombre, ningún hombre sobre la tierra era mejor que él en el sexo, NINGUNO.

Ana volvió hecha un manjar de delicia, se sentía contenta y satisfecha, vengativa. Sabia que había herido completamente a Danilo, donde mÔs le dolía, su orgullo de macho.

"Ahora tendrĆ”s una cucharada de tu propia medicina" pensaba Ana sentada en la cama contemplando la desnudes de Carlos "que cojones mĆ”s grandes tiene este hombre, y su pija tambiĆ©n, bueno... y su culo... su pecho, su cuerpo todo Ć©l... sĆ­... Ɖl tambiĆ©n es buena cama. ¡Ay! Danilo, te morirĆ”s de celos al verme... eso es lo que quiero, que me implores" miró fijamente los gordos testĆ­culos de su novio. Y continuó con su monólogo mental "es sorprendente como unos órganos tan pequeƱos sean capaz de todo. De manejar a un hombre, conquistar a una mujer, crear hijos... y... llevar a un hombre a un profundo dolor y humillación" ella se quitó la bata, se metió en la cama y puso la cabeza en el pecho de Carlos

-Amor- dijo Ʃl medio dormido

"Hare que te vuelvas loco de celos con este hombre Danilo" pensó Ana con los ojos cerrados y una risa de satisfacción en el rostro.

Al parecer tenĆ­a un plan en mente y claramente era sacarle celos a Danilo usando a Carlos. Un buen hombre como carnada de un juego de celos y venganza, Danilo era un mujeriego pero deseaba recuperar el amor de Ana, su gran catedral. Y Ana aunque lo negaba parecĆ­a amarlo todavĆ­a.

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