Nadie se burla de Diana - Las Bolas de Pablo

Lo mƔs nuevo

17 mar 2014

Nadie se burla de Diana

CONTIENE:

-SEXO HOMOSEXUAL

-BALLBUSTING MUJER/HOMBRE

Aquella tarde Oswaldo y Oscar compartían una tarde divertida, era el cumpleaños de Oscar, y Oswaldo se había asegurado de darle un regalo muy especial, apenas llegó a casa, lo recibió tapÔndole los ojos con un trapo negro, y lo condujo a la habitación de ambos bajo besos en el cuello, en los labios, y en la espalda.

-estoy que exploto- dijo Oscar sintiƩndose la mar de caliente

-pues, arderĆ”s en llamas- aseguro Oswaldo, sonriendo, lo empujo contra la cama.


Y Oscar rebotó contra el suave colchón, Oswaldo sonrió mirĆ”ndole las piernas fuertes, ocultas bajo el jeans, a pesar de eso el hombre tenia un apetecible y eminente bulto en su Ć”rea genital. Tan grande estaba su dotada hombrĆ­a que parecĆ­a romper el pantalón. Oswaldo estaba absorto mirando su paquete, su pecho y la cara. Lentamente jadeaba, excitado. Oswaldo se acercó a la cama con Ć©l y le toco el pecho, duro, fornido, trabajado por el bombero que cumplĆ­a aƱos ese dĆ­a. El pene de Oscar seguĆ­a calenturiento dentro del pantalón a punto de romperlo, finalmente Oswaldo le bajo el pantalón






-ufff- dijo Oscar

-no te quites eso de los ojos- rió Oswaldo para que su pareja no se quitara la tela de los ojos, era una bonita fantasía que deseaba cumplirle, fornicar con ojos vendados, siempre estaba en ballbusting, esta vez harían algo diferente y divertido.

La polla de Oscar salto de repente, enorme. Oswaldo la agarró y empezó a amasarla lentamente, arriba y abajo. Oswaldo tocaba el grueso pene con sus manos, las bolas de Oscar estaban entre sus piernas, nunca las habĆ­a golpeado, en aquella relación el golpeado siempre era Oswaldo, el muchacho masturbaba al bombero con la mano, aumentando el ritmo.

Oscar despuĆ©s de unos minutos contuvo la respiración empezando a sentir como su polla estaba a punto de explotar en leche, pero Oswaldo no habĆ­a soltado su verga, sino que lo masturbaba con su propia boca, se balanceaba de arriba abajo, glotonamente jugueteaba con el pito blanco de su pareja hasta que por fin eyaculó. Expulsando una fuerte cantidad de semen siendo tragada por la lengua de Oswaldo drenĆ”ndolo por completo.

El sabor del semen de su pareja tenĆ­a un rico sabor, entre dulce o azucarado.

El pito salió de la boca de Oswaldo, llena de baba y con un puntito de semen, Oscar se acomodo en la cama, si mirar a Oswaldo, le sonrió.

-prepƔrate para mƔs- le dijo Oswaldo

Oswaldo sonrió y los dos se acostaron en la cama con sus retozos.

A partir de hoy Oswaldo y Oscar no volverÔn a aparecer en los próximos relatos del blog.

Ahora nos centramos en Pablo, hay que detallar ciertos factores.

En este preciso momento Pablo terminaba de contestar una tonta pregunta casi juguetona de Otto, pero en ese momento el muchacho tenia los ojos con un tierno brillo, y una pequeña sonrisa en la boca. Estaba mirando una foto de Otto en su aplicación de mensajería del teléfono.

Para ser sincero creía que se estaba enamorando de aquel hombre maduro, o quizÔs no era amor, sino admiración, después de todo, no era fÔcil olvidar a Alfredo, a pesar de todo, el tiempo con él fue único, y aunque Alfredo no deseaba saber nada de él. Pablo intento por todos los medios aclarar toda esa confusión que se vivió en la finca. Pero Alfredo decidió no hablarle nunca mÔs. Pero sin desviarnos del tema, Pablo simplemente sentía una gran admiración por Otto, un hombre sabio, responsable, cariñoso y gracioso. Con determinación y fuerza. Era tonto admitir que en todo ese tiempo, no habían tenido relaciones sexuales.

-¿QuĆ© quieres? ¿Sentirte mas joven al penetrarme?- le habĆ­a reprochado Pablo una vez, sin embargo Otto no respondió a su groserĆ­a y siguió atento como siempre.

Sus sesiones ballbusting, solo se limitaban a Otto golpear las colgantes bolas de Pablo y a propinarle un buen sexo oral en agradecimiento. AdemĆ”s, desde un principio su padre habĆ­a recalcado en que Otto y Ć©l no debĆ­an tener una relación mĆ”s allĆ” del Ć”mbito laboral, el seƱor Marcos Chacón alegaba que Otto no era una muy buena persona, y si  es que en verdad tenia la razón, Pablo solo conocĆ­a una parte muy buena de Ć©l.

Pablo dio un suspiro y continuo mirando la foto de Otto, pensó en Alfredo.

Saliendo de aquel lugar, el seƱor Marcos Chacón terminaba de ducharse, salió del baƱo que estaba en su habitación de casado con restos de agua en la piel. En ese momento su celular sonaba, en la pantalla se leĆ­a "hijo Israel”

-¿bueno?- preguntó el seƱor

Seguido de los respectivos y tipicos saludos:

-¿Cómo te ha ido?- preguntó a su hijo a los 3 minutos de la conversación.

-tome una decisión papÔ, me mudare con ustedes.

-¡pero que buena noticia Israel!- contesto el seƱor Marcos sonriendo de pura felicidad.

-si, todavƭa no creo que me mudƩ definitivamente. Aquƭ tambiƩn tengo una vida hecha, mis hijos, todo. Pero por lo menos, creo que trabajare en el consultorio del que me hablaste lunes a viernes y por lo menos sƔbados y domingos atender a mis pacientes acƔ, tambiƩn verƩ a mis hijos, quiero estar con ellos, casi siempre los veo.

Continuaron charlando, en tanto el mayor de sus hijos, decidió que en el transcurso de las semanas comenzaría enviando los utensilios de su consultorio medico y parte de sus objetos personales, viviría un tiempo en casa de su padre probando la suerte.

Cuando el señor Marcos Chacón dejo su celular parecía realmente contento, tendría mas tiempo con aquel hijo que hasta hace poco tiempo sabia de su existencia. Buscó la ropa con que se vestiría y se quito la toalla de la cintura y un par de bolas le colgaron entre las piernas.

Simón Chacón ahora era chantajeado por una exótica mujer, con todas las proporciones que cualquier hombre desearía tener. Una rubia preciosa, toda ella dotada de tetas, trasero y sin hablar de su sexo, ademÔs de seductoras curvas que harían chocar a cualquier conductor. Y no es que su esposa se quedase atrÔs, era una bella mujer, excelente madre y esposa y amante favorita. Pero esta mujer Diana, había pasado todas las barreras.

Todo comenzó como un juego, una cita de trabajo que había terminado en sexo, Simón lo vio como una situación del momento pero Diana, esposa de un anciano que se cansaba del sexo, vio a Simón como un tigre fornicador, y se había enamorado malamente. Simón amaba con locura a su esposa Claudia y su bebé. AdemÔs, que por situaciones de la vida, Simón había sido engañado en su anterior matrimonio por su ex esposa, y habiendo sufrido aquello, no quería engañar a Claudia.

Pero Diana lo citó en aquella oficina del canal de televisión, comenzó a seducirlo y le abrió la bragueta del pantalón. Simón no pudo detenerse, y tuvieron sexo, él pensó que esa era la segunda y ultima vez. Diana quedó satisfecha con aquellos movimientos sobre el sofÔ.

-Diana, eres una mujer preciosa- decía Simón -pero... esto que estamos haciendo, no esta bien. Tu tienes a tu esposo y yo a Claudia, ademÔs, tenemos a nuestro hijo, los amo. Esto no esta bien para ambos, ni para ti, ni para mi. Es mejor que no siga viniendo mÔs. Y si es por eso- señaló un contrato para un programa de televisión -mejor dejémoslo así, le diré a mi esposa que el canal considero a otro animador para ese programa, pero, yo no quiero seguir con esto. No puedo.

-Simón mi amor- negaba Diana lanzÔndose sobre el hombre y tomÔndolo de la cara con delicadeza -podemos ocultar esto, créeme, podemos.

-no, no podemos, esto no puede seguir. Esto es una locura, es solo sexo, entiende, amo a mi esposa, a mi hijo, no les puedo hacer esto. Vamos Diana, no seas ilusa, tu bien sabes que es sexo, nada mas, como eso te veo, sexo, no puedo verte como algo mas... fue sexo.

-yo se que es sexo… pero podemos ir mas allĆ”, ese viejo me da asco... tĆŗ... tĆŗ eres mas, eres todo un hombre, en ti puedo ver todo.

-Diana… Diana, yo no dejare a Claudia, tu tampoco dejaras a tu esposo… esto no puede ser… yo no quiero seguir en esto.

Diana lo miro como si echara fuego por los ojos. Se sentĆ­a herida, como una loba herida, su dignidad de mujer por el suelo, rechazada y olvidada por otra no tan bonita como ella.

-esta bien, vete, y no nos veamos mas- dijo -tu contrato, ya esta firmado, tu programa ira al aire de todas formas.

Simón dio una sonrisa, se levantó del sofÔ, se vestiría. Se largaría de ese lugar y derramaría todos sus besos y cariños en su esposa e hijo pensando que así borraría de su mente la cochinada que había hecho. La miraría desde la perspectiva de una loca aventura y evitaría los encuentros por los pasillos de ese edificio con esa seductora mujer.

Simón trago saliva y camino a un lado del sofÔ, en el suelo estaba su bóxer, se vestiría y huiría de aquel lugar.

-solo querĆ­a pasar un lindo rato contigo- hablaba Diana, parĆ”ndose del sofĆ” y exhibiendo toda su desnudez, ultimo recurso para amarrar en sus redes a Simón -pero desde el primer momento en que estuvimos juntos… uff… es como si volviera a ser mujer otra vez. Ya sabes, aquel viejo, tiene que tomar viagra… y tu… wow… eres un macho.

-hay mas como yo, allÔ afuera, solteros- alegó Simón, deseando no mirar las tetas de Diana, no, ese par de melones no los volvería a ver jamÔs. En su casa también había unos melones dulces como los de Claudia.

Diana no querĆ­a que aquel hombre se fuera. Lo perderĆ­a, su modo de fornicar, su sexo, sus bolas… sus bolas, allĆ­ estaban bajo su pantalón. Sintió una fea envidia por el ancla del noticiero, Claudia, saboreando cada noche esas endulzantes bolas. ¡Maldita!

La ira se adueƱo de ella, no era mujer para ser rechazada, su fĆ­sico era para mĆ”s, era ella quien abandonaba a los hombres, quien dominaba en las relaciones, era la que hacia sufrir. Camino hacia Simón y enterró su pie en los grandes testĆ­culos del muchacho aplastĆ”ndolos contra la pelvis.

Los ojos de Simón se torcieron mirando al techo cayendo de lleno al suelo agarrÔndose las bolas con espasmos de dolor.

-¿estĆ”s loca?... ahhhhh- tenia reuniendo pocas fuerzas

-NADIE, nadie en mi vida me rechaza- hablo la protagonista de novelas con eterno rencor  pareciendo a las tantas villanas que la humillaban en sus dramĆ”ticos -¿TU CREES QUE ME QUEDARE ASƍ? ¿QuĆ© TIENE AQUELLA INSIPIDA QUE NO TENGA YO?

Simón trababa saliva y cerraba los ojos, acunando con sus manos las 2 bolas que le empezaban a palpitar, era un sufrimiento cada vez que recibía un golpe en sus bolas. Y desde hacia un tiempo cada vez recibía frecuentemente una tortura a sus preciosos huevos, era como si fuera un imÔn para los golpes.

-pensĆ© que el sexo harĆ­a que nos uniĆ©ramos mas… pero tu solo viste esto ¿como una aventura? PensĆ© y estuve dispuesta a dejar a aquel anciano por ti… ¿y solo me ves como una prostituta?

-argggg… escucha… ahhh… Diana- decĆ­a Simón sintiendo su estomago comprimido.

-¿escuchar que cretino? NingĆŗn hombre se ha dado el lujo de abandonarme… ¿QuiĆ©n te crees tu? ¡Animador de pacotilla! Nadie se burla de Diana Sweet

La colĆ©rica mujer dio media vuelta, antes de agarrar su bolso, vio la pantalla trasera de su celular, donde estaba la lente. Se acordó de una escena que grabo la villana de su Ćŗltimo protagónico para la telenovela “Camino de OrquĆ­deas” y sonrió

-¿ves esto idiota?- preguntó en su habitual tono de voz furioso -las veces que hemos tenido sexo, te he grabado… si… todas…… no me importa mi carrera. Pero tu matrimonio se ira a la mierda.

-Diana… no…ay- dijo Simón desde el suelo, sintiendo miedo

-Claudia vera, estos videos- dijo, salió a toda prisa del salón, abrió la puerta y la cerro caminando por el largo pasillo entre molesta y contenta. ¡Que grandiosa mujer era! Por supuesto nunca habĆ­a grabado al excitante, no, al imbĆ©cil de Simón, pero eso le servirĆ­a para retenerlo un tiempo.

Simón intentó llamar a gritos a Diana, pero no pudo, quedo llorando asustado en el suelo acurrucado agarrando sus huevos. El rubio en el suelo gemĆ­a palabras incomprensibles recordando a su sonriente Claudia y a su dormilón bebĆ© que daba sus primeros pasos, sus testĆ­culos vacĆ­os de semen empezaban a hincharse, aquel infernal dolor que debĆ­an sufrir los hombres, en especial los de su familia, testĆ­culos grandes, jugosos y frĆ”giles, no podĆ­a permitir que se enterase, intento pararse del piso, pero sintió sus bolas pesadas, automĆ”ticamente se sentó en el sillón a reposar del dolor, posando la cabeza hacia el espaldar.
...

El reloj marcaba las 8:49 de la noche cuando la puerta de la habitación de Pablo fue tocada por alguien.

-adelante- invito Pablo

La cabeza de su padre se asomo, se dirigieron sonrisas, y algunas palabras, el señor Marcos Chacón entro a la habitación, tenia un corto short y el duro abdomen desnudo, se acostó en la cama de su hijo, con sus irremediables bolas marcÔndose por la tela de la ropa.

-estoy pasando revista a mis hijos- dijo, siempre habĆ­a sido un buen padre. PodĆ­a tener sus errores como ser humano, amigo, esposo, pero nunca como papĆ” -llame por celular a Israel, tiene un poco de gripe, tu hermana esta de buen animo, parece que serĆ” novia de Santiago, creo que es un buen muchacho, pero... uf, … Simón estĆ” en su casa, me contó de un sĆŗper problema que carga y se le hace mas grande… y ahora tu Pablo Alejandro… ¿QuĆ© hay?

Pablo dio un suspiro

-viendo televisión…- dijo apartando la vista de la aburrida serie de zombis que tienen mucho sexo.

-viendo televisión…- repitió el padre viendo una escena de un grupo de personas corriendo por una desolada calle -parece muy… aburrido.

En ese momento el celular de Pablo, dio un particular sonido, el muchacho lo tomó y leyó un mensaje de Otto, no pudo evitar  sonreĆ­r.

-… es… ¿Alfredo?

-…no…

-conociste a… ¿otra persona?

-si… otro… hombre- confirmó Pablo dudando el contĆ”rselo a su padre, que ya no demostraba molestia al hablar de aquellos asuntos

-¿CuĆ”ndo lo conoceremos?

-todavía no somos nada- dijo Pablo, en realidad Otto le doblaba la edad, era compañero de labores de su padre, y desde un principio el señor Marcos se opuso a algún tipo de relación entre ellos.

-¿pero te gusta ese muchacho?- quiso saber su padre

-si, creo que si. Pero todavĆ­a no se, fueron tantas cosas buenas que vivĆ­ con Alfredo que todavĆ­a no... no sale de mi cabeza.

-¿estas confundido?

Pablo no supo que contestar y solo dijo un plan que tenia desde hace semanas, pensando que harĆ­a lo mas indicado.

-me irĆ© de viaje un fin de semana con este pretendiente- avisó -ya con lo que suceda ahĆ­, formalizare la relación… y… lo traerĆ©.

-espero que estƩs feliz y te apoyarƭa en todo lo que haces.

-gracias viejo.

-y si no, piensa en todo lo que haces, y si el problema es Alfredo. Habla con Ʃl.

-lo he intentado mucho, tampoco estarƩ toda la vida, tras Ʃl.

El señor Marcos Chacón sonrió, charlaron unos minutos mÔs, hasta que finalmente el señor Marcos abandonó la habitación de su hijo tras darle un beso en la frente. Al salir fue hasta su habitación y se acostó en la cama al lado de su esposa. Dio un suspiro y se acordó de la llamada que le había hecho Simón esa tarde, contÔndole que una loca lo estaba chantajeando con mostrarle unos videos sexuales a Claudia, la única solución que el hombre pudo tomar, fue hablar con voz cariñosa a la amante y lograrla reconquistar, mientras conseguía la manera de hacerla olvidar de su pasión por el sexo, decía no amarla y que solo la había visto como una aventura de momento.

-¿QuĆ© tanto piensas?- preguntó la seƱora Jenny, su esposa, dejando de mirar la telenovela de las 10.

-los problemas de nuestros hijos.

-siempre te lo cuentan todo- dijo ella con celo

-tu tambiƩn le tienes secretos a ellos.

La señora sonrió y arregostó su cabeza al pecho de su marido

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