Ballbusting en Final Fantasy (parte 2) - Las Bolas de Pablo

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19 may 2011

Ballbusting en Final Fantasy (parte 2)

Esta historia es una continuacion de Ballbusting en Final Fantasy

Luego que Seifer maltratara a Zell en los baños, y lo dejara malherido al darle un golpe con un tubo en las bolas, el villano fue a su habitación, a preparar un plan en caso de que siguiera lo que él habia pensado. A altas horas de la madrugada Irvine Kinneas un francotirador del equipo de Squall, tuvo ganas de orinar y fue hasta los baños de Balamb para hacerlo, al entrar vio desnudo en el suelo a Zell, con las manos sobando sus bolas amoratadas.

“pero Zell ¿que te ha pasado hombre?” preguntó

“fue… fue Seifer” hablo Zell como pudo, su cuerpo estaba dĆ©bil, y sus bolas palpitaban despuĆ©s que Seifer le propino el mortal golpe con el tubo



“¿pero que te hizo?” pregunto Irvine mirando con horror las bolas de Zell

“me dio un golpe con… aquel tubo” seƱalo Zell

“en las…” dijo incrĆ©dulo Irvine “esto lo tiene que saber Squall… lo buscare… jodido Seifer… irĆ© por el equipo”

“espera Irvine…espera… no… no le digas… a las chicas”

“pero ¿por que hombre? si somos un grupo”

El indefenso Zell miro sus gónadas amoratadas. Irvine comprendió la vergüenza de Zell, decepcionado miro al tubo. Seifer debía ser muy malo para darle un golpe a otro hombre en una zona donde un pequeño golpe podía ser letal. Corrió de los baños hasta el dormitorio de Squall, con gritos en la puerta logro despertarlo

“¿pero que porras te pasa tĆ­o?” pregunto de mal genio Squall

“es Zell joder… esta tirado en el baƱo… es que Seifer… joder… como explicarte… parece que Zell se estarĆ­a baƱando y Seifer de malvado quizĆ”s le quiso gastar una broma, y le pego a Zell con un tubo… en… bueno tĆ­o ya sabes, en nuestra parte mas dolorosa”

Squall abrió los ojos de terror

“maldito Seifer me las pagara, vamos a su habitación”

Corrieron de la habitación de Squall a la de Seifer

“espera, no llames a la puerta” dijo Irvine “mejor es agarrarlo desprevenido, eso dĆ©jamelo a mi”

Enseguida Irvine se preparo y de un solo golpe abrió la puerta de una patada. Pero lamentablemente al abrir la puerta tan rÔpido, se activo una maquina lanza bolas, y una pelota salió disparada fuertemente impactado en los dos testículos de Irvine que en ese momento tenia las piernas abiertas, una hacia arriba al abrir la puerta. Los ojos de Irvine se desorbitaron y cayó al suelo preso del dolor

“ay mis bolas” decĆ­a sosteniĆ©ndose los testĆ­culos

“maldito Seifer no esta aquĆ­” dijo Squall luego de inspeccionar la vacĆ­a habitación “¿Cómo estas Irvine?” le pregunto inocentemente inclinĆ”ndose hacia Ć©l.

“mal… me duele como la mierda tĆ­o” lloraba dĆ©bilmente Irvine

Furtivamente Seifer camino tras Squall que no se percato de su presencia en el pasillo de los dormitorios. Y con un movimiento rÔpido envolvió su mano izquierda en su boca y con la derecha la coloco sobre su bulto logrando aplastar con sus dedos las bolas de Squall. Squall intento gritar cuando el dolor invadió la parte baja de su cuerpo. Su fisonomía estaba dotada de unos testículos grandes que al recibir un golpe pequeño, lo devastaba y dejaba en el suelo por horas. Intento soltarse, pero estaba indefenso ante las manos de Seifer, tampoco podía pedir ayuda.

“ahora tu me vas a pagar todas las humillaciones” dijo Seifer buscando venganza estrujando con odio las bolas de Squall, el muchacho intento gritar de dolor, pero no se oĆ­a por la mano de Seifer, su respiración se hizo pesada “acompƔƱeme pedazo de mierda” y con un apretón cada vez mas fuerte de testĆ­culo lo hizo volver sobre sus pasos “tu eres una mierda pistolero” y antes de llevarse a Squall le dio un punta pie a las bolas de Irvine, que eran protegidas por sus manos, pero la protección no fue suficiente porque el golpe hizo efecto.

Con las bolas apretadas y debilitado Squall era prƔcticamente secuestrado por Seifer que lo tenia agarrado desde atrƔs. Squall sentƭa el miembro de Seifer erecto tocando su trasero. El villano estaba excitado por la venganza que estaba llevando a cabo.

“Zell” trato de gritar Squall, pero no pudo y vio al chico tirando en el suelo con las bolas excesivamente hinchadas y amoratadas

Seifer sonrió y con la fuerza que pudo comprimió las naranjas que tenia Squall en medio de las piernas. El muchacho se agito de dolor.

Entonces Seifer templo como pudo las bolas de Squall, y este trato de gritar. Las jalo con mÔs fuerza hacia abajo. Y Squall cayó al suelo profiriendo un grito de ultratumba que nadie lejos de los baños escucharía.

Seifer miro a Zell en el suelo

“¿y tus bolas como estĆ”n? Se acerco a Ć©l y lo agarro de los tobillo, los subió en el aire

“no… Seifer” negó Zell abriendo los ojos con miedo y negando con las manos. Seifer levanto su pierna en el aire y la estrello en las bolas amoratadas de Zell que dio el grito mĆ”s doloroso de su vida, rodó por el suelo llorando soportando el dolor en sus huevos.

“maldito” dijo como Zell, Squall

“al fin me vengo de las humillaciones que ustedes me han hecho” dijo Seifer

Seifer agarro el tubo y se lo pego en la cabeza a Squall, haciendo que el muchacho perdiera el conocimiento, luego miro con odio a Zell y le propino 6 patadas en los testiculos, uno tras otros, sin descanso ni compasión, el muchacho no paraba de llorar con cada nuevo golpe. Sus músculos no eran nada frente a aquel dolor agónico.

Seifer se acerco a Squall y le bajo los pantalones, comprobó que las bolas de Squall frente a las de Zell eran mucho mas débiles, con tan solo apretÔrselas, ya estaban hinchadas. El pene de Squall estaba repleto de venas. Espero a que Squall despertara y se entretuvo con el malogrado Zell dandole puñetazos en las bolas. Fue alrededor del puñetazo 35 que Squall empezó a despertar. Seifer dejo de dedicarse en Zell y lo dejo llorando en el suelo.

Se acerco a Squall y con toda la fuerza de su cuerpo se dejo caer estrellando su rodilla en las bolas de Squall que descansaban en el suelo. Squall se estremeció y tembló. Sintiendo mas dolor o igual que Zell al sentir que sus quebradizas bolas crujieron con el contacto de la fuerte rotula de Seifer y el peso de su cuerpo. Unas lÔgrimas resbalaron de su cara.

Luego Seifer se arrodillo frente a Squall, agarró su escroto rojo e hinchado y lo empezó a frotar, tirando y masajeando haciendo que Squall sintiera que el dolor podía abandonar su cuerpo tan de improviso como llego. Pero le causaba mÔs dolor porque doblaba la cara de sufrimiento.



Seifer se levantó con una velocidad rÔpida y le dio una fuerte patada en los testículos a Squall, recordando las veces cuando Squall lo había vencido en las espadas. La bota negra de Seifer chocaba con los 2 objetos de forma ovalada que Squall tenía en el medio de las piernas.

Se arrodilló delante de Squall que no soportaba la humillación y el dolor. TenĆ­a sus queridas bolas rojas e hinchadas como las de Zell, no hizo falta un tubo para causarle ese impresionante tamaƱo. Squall sintió como la respiración de Seifer era mĆ”s fuerte, sin lugar a duda estaba disfrutando en destruirlo.  Seifer se aferro a las bolas de Squall apretĆ”ndoselas con saƱa, y el muchacho gritaba con todas las fuerzas que podĆ­a para que lo escucharan, pero nadie lo hizo.

Seifer comenzó a aumentar la presión sobre los huevos de Squall. El muchacho especialista en sable pistola torció la cara con ganas de vomitar y echo la cabeza hacia atrÔs esperando que el dolor y la presión pasaran. Algo que hizo que Seifer se riera de Squall es que la verga del hombre empezó a crecer frente a la mano cruel del delincuente.

“jajaja marica” humillo Seifer

Seifer siguió apretando los dedos firmemente alrededor del escroto de Squall. El muchacho no soportaba el dolor, y no tuvo mÔs opción que llorar rendido frente al sediento de venganza Seifer.

“jajaja marica” se burlo Seifer, soltó las bolas de Squall y echó su pierna hacia atrĆ”s lo mas que pudo. Para bajarla aceleradamente y estrellarla en las dos bolas de Squall.

Squall quedo inmóvil y su pene erecto empezó a disparar semen magullado, entre tanto Seifer reía complacido con la venganza que logro llevar a cabo. Antes de irse del baño se inclino ante Zell, y le dio un beso en la mejilla sin antes retirarse y no dejar de apretarle las bolas nuevamente.

Entonces en el baƱo quedaron Squall eyaculando lleno de dolor, y Zell tirado en el suelo con las bolas amoratadas. E Irvine en el pasillo de los dormitorios desmayado por el pelotazo en los huevos.

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