Presentando al Bolas de Toro

   Esta historia esta dedicada MxMachoNuts quien me dio la idea de los personajes, y a todos los que les guste el boxeo.

   El mundo del boxeo siempre esta lleno de violencia, la violencia atrae la fuerza y la fuerza llama a la envidia, más si quienes la propulsan son arrogantes y se ganan el odio de los demás, como lo era Felipe, 4 veces Campeón de boxeo en su país, 2 veces campeón de boxeo de la clase profesional en Latinoamérica, y 6 años seguidas como favorito en su gimnasio, era un tipo de 23 años de nacionalidad mexicana, de estatura alta, tez morena y como manifestante de su esfuerzo y fuerza en el ring su cuerpo estaba dotado de potentes músculos, su atributo especial es un dragón de ojos rojos  que tiene grabado en la espalda, es por eso que en el ring se hace llamar el Dragón rojo. El diabólico tatuaje de dragón era fascinado por todas aquellas personas que tenían especial inclinación por las cosas oscuras. A pesar de eso a lo largo de su carrera Felipe fue conocido entre las mujeres por el apelativo de “el hombre toro” quizás por dos orígenes, una podía ser por su potencia sexual cada vez que estaba con una o más de una en la cama, o por el tamaño de sus testículos, dentro de la bolsa escrotal con un peso considerable… o quizás esos orígenes eran los mismos, tal vez el dragón rojo era en realidad un hombre toro potente en el ring y sexualmente. Lo cierto es que no había mujer que le propusiera acto sexual y él no era tipo de negarse a ella, es mas le sugestionaban todos los grandes apelativos que le ponían.

   Pero siempre esta clase de hombres desarrollan una fuerza de envidia a su alrededor, mas si se la ganan a pulso, el Dragón Rojo, tenia un grupo en su propia casa de boxeo que lo detestaba a mas no poder, diferentes eran las razones, por haberle ganado una pelea, por quitarle a la mujer, por acostarse con la novia, por robarle un contrato, envidia a su cuerpo, envidia a su fama, en general ¿que mas decir?… Felipe era un hombre admirablemente detestable.

   Uno de sus grandes enemigos era Juan, un hombre 2 años mayor que Felipe, lo odiaba con toda la fuerza de su alma, su boca hacia una mueca de aborrecimiento cuando en aquella pelea, con un movimiento ilegal Felipe le quito el mayor titulo de la temporada, los jueces no dieron cuenta del penal golpe de Felipe, pensaban que Juan estaba actuando y finalmente Felipe se alzo con el cinturón que lo coronaba como campeón.

   Sentado en la butaca recordó ese día años atrás.

   Estaban sobre el ring, Felipe saltaba con destreza sobre sus piernas, tenía unas botas rojas, un short brillante de tela de satín con un grabado de dragón y con los guantes intentaba golpear a Juan, que en ese momento bloqueaba cada golpe, pero Felipe se fastidio con la rapidez de un dragón que surca el cielo, le aplico un derechazo a los testículos, Juan abrió la boca con fuerza, su protector salió de ella, Felipe le dio 3 golpes seguidos en la cara y cayo al suelo.

   “foul, foul” gritaba el entrenador de Juan al verlo tirado en el suelo, pero nadie decreto la falta.

   “¡vuelve en si Juan, vuelve!” lo llamo en el presente un amigo suyo, Manuel apodado El Veloz Vargas.

   Juan sacudió la cabeza, volvió al presente y se dedico a prestar atención a sus amigos, nada de volver a centrar la atención en Felipe que entrenaba a lo lejos sobre el ring de boxeo.

   “¿Qué? ¿Te enamoraste del dragón?” se burlo otro de sus amigos, Candela del Continente, tenia ese apodo quizás por el rojo de sus cabellos.

   “no seas idiota… estaba recordando el campeonato de hace 2 años, cuando el dragón me gano con un derechazo en los testículos”

   “maldito” se burlo uno de los presentes.

   “nadie del jurado lo penalizó, todo, ¡todos! Nos dimos cuenta” recordaba Candela del continente.

   “¿todavía no se como el bastardo aquel siempre gana en los torneos?” declaro Manuel El Veloz Vargas.

   “es cuestión de entrenamiento” respondió El pezuña

   “¿entrenamiento? Jajajaja entrenamiento el que le puso aquella vez a tu hermana en el baño” escandalizó Catatumbo López, otro de los duros del ring.

   Tanto Candela del continente como El pezuña lo miraron con odio, uno por tratarse de la hermana, que en tiempos pretéritos se corrió el rumor de haberla encontrado en el baño de caballeros de un restaurante cercano fornicando con el Hombre Toro. Fue un chisme que duró por meses que la novia de Candela del continente engañándolo con Felipe, alias Dragón Rojo, alias el Hombre Toro.

   “maldito Dragón rojo… ojala se quedara sin verga” alego Candela del continente

   “¿sin verga?... sin bolas, sin nada, ojala se quedara como un eunuco” dijo El pezuña

   “joder hombre, ¿no se han fijado que cada uno de nosotros tiene un motivo para odiar a Felipe, Dragón rojo?” pregunto al grupo Manuel El veloz Vargas.

   “si” afirmo Catatumbo López “por eso propongo que lo atemos y lo violemos todos” propuso con gracia, su motivo para odiarlo, le había robado un contrato para un pelea privada con unos magnates del acero… esos si que pagaban bien.

   “no seas tonto” negó Juan “pero aquí todos lo odiamos de alguna manera…”

   “mi mente agilísima acaba de funcionar” dijo Catatumbo López con su peculiar sentido del humor, tipos como él, no deberían ser boxeadores sino payasos de circo “¿Por qué no preparamos una pelea donde entre todos en complicidad hacemos que pierda?”

   “deténganse todos” pidió El Veloz Vargas “no hay que negar que aquel bastardo, es un verdadero hijo de puta, pero no se olviden de que el man, es un verdadero guerrero, tramposo como quien mas, pero grande al fin”

   “yo a ese pendejo no le tengo miedo”

   “ni yo”

   “yo tampoco”

   “¿se olvidan de su carrera boxística?” seguía Manuel Vargas “aquel man tiene mas carreras ganadas que nosotros juntos… son muy pocas las que ha perdido” hablo mirando como el boxeador aludido de una sola patada derribaba la pera o saco de boxeo “vean aquello, el tipo es una bestia”

   Cada uno miró la escena, un tipo rudo que en verdad no era fácil de vencer.

   “tampoco es indestructible” alego Juan, porque en aquel lugar él era el segundo mejor después de Dragón Rojo.

   Un silencio hermético reinó en el lugar.

   “entonces propongo que lo encerremos en el baño y lo violemos todo” continuo Catatumbo López.

   “pendejo” le empezaron a insultar varios del equipo

   “no, espera” detuvo El pezuña pensando en algo rápidamente, mas bien recordando algo “esa idea de Leonardo, puede funcionar, no tanto de violarlo entre todos, no. Pero recuerdo que aquella vez discutí con mi hermana de aquel rumor… ella lo negó hasta la muerte, pero una vez la escuche hablar con una amiga suya… de un tipo con el que estuvo perfecto en la cama… su verga…. Sus bolas, tenia las bolas mas grandes que había visto… como las de un toro. Desde entonces supe que ese apelativo era para Dragón Rojo”

   “te pusieron la cornamenta” se burlo Catatumbo de Candela del continente.

   “¿entonces cual es tu idea?” inquirió Manuel El veloz Vargas.

   “hablar con la comisión de boxeo y organizar un pelea por el titulo de welterweight, donde los golpes bajos no estén penalizados, una total pelea sucia, de esa manera con un golpe bajo, uno de nosotros conseguirá dominar a Felipe y de alguna manera podemos hacer que pierda su actual titulo, su gran prepotencia, su virilidad… y lo mas importante, la fama y el dinero”

   “¿y de que manera nosotros nos sentiríamos vengados? Si solo luchara uno de nosotros contra él”

   “pues, todos nosotros conocemos la soberbia de Dragón Rojo, seguro va a pedir una revancha… ahí… nosotros lo entrenamos, oportunidad de sobra para decirle que para entrenar a la altura de su contrincante debe soportar los golpes a los testículos, y toda clase de golpes bajos… estoy seguro, mas que seguro, que al final Felipe no resistirá… y hasta se ira del boxeo… apuesto 1000 patadas a mis huevos a que si”

   Todos lo miraron casi que perplejos, pero tras la respuesta de Catatumbo López, los ánimos afloraron, dándole la seguridad

   “¡eres un genio! sino, ve preparando tus pelotas”

   “¿ahora?... ¿Quién lucharía contra Dragón Rojo?” pregunto Catatumbo del continente

   “el segundo mejor de aquí, y su eterno rival” declaro El pezuña

   Juan tragó saliva, sonrió, el era de los mejores, y si así eran las reglas… ya era el ganador del combate.

   “acepto” confirmó.

   “ahora hay que crear una comisión, para proponer el combate” dijo El Pezuña.

   El grupo en cuestión se formó rápidamente, no hay que profundizar en quienes fueron los encargados, únicamente sellaron todo como un pacto entre hombres y cómplices, rato después el aludido Dragón Rojo paso a un lado del grupo, y Catatumbo López viendo la protuberancia que se le marcaba en el short como una serpiente que zigzaguea de lado a lado le preguntó:

   “¿Cómo están esa bolas Toro?”

   A lo que él respondió

   “llenas de leche cabron”

   A las pocas semanas ante el casillero de Juan se encontró con una nota de invitación para una reunión en la gerencia, con una sonrisa movió afirmativamente la cabeza, de igual manera se presento una ante Dragón Rojo, que arqueando las cejas leía conforme. Tras asistir a la reunión se corroboro el día del torneo, y la firma del contrato para la pelea. En las sucesivas semanas cada uno se preparo para el combate, uno siendo fielmente entrenado por sus amigos, en complicidad, y otro siendo entrenado por el entrenador demostrando su fuerza bruta en los ataques. Uno siendo inteligente para los ataques que iba a propinar, otro salvaje midiendo la fuerza con la que iba a noquear.

   Llegó el tercer sábado del mes, la arena estaba concurrida, no se presenciaba una pelea así desde hace mucho tiempo, entre dos grandes, con una pelea sucia donde todos los golpes valdrían. Siendo presentado Dragón Rojo hizo su aparición tras encenderse un camino de fuego por donde él transitaría, la canción de AC/DC no se detuvo hasta que el subió al cuadrilátero. Lucia un short rojo con estampado del diabólico dragón, y tenia unas botas de color rojo con amarillo que se asemejaba al color simbólico del fuego. Una cinta amarilla adornaba su casi peludo pecho. Con una entrada más humilde Juan llego al cuadrilátero saltando enérgicamente, tenia guantes de box azules, así como su indumentaria. Todos sus cómplices le dieron ánimos.

   SONÓ LA CAMPANA, PRIMER ROUND.

   "imbécil" susurraron los labios de Dragón Rojo

   Juan suspiro, le dedico una mirada propia de adversario y unió sus dos puños con los guantes de box a la altura de su cara.

   Dragón Rojo comenzó con su ataque, un fuerte puñetazo en la quijada a Juan. El hombre perdió el equilibrio y cayo al suelo, la gente vociferó emocionada. Se levanto rápidamente de la lona, Felipe se alzo ante él con el puño levantado, Juan bloqueaba con sus guantes el ataque, o iniciaba su táctica. Se decidió por la segunda. Como si fuera un derechazo el guante azul reboto contra el short rojo del atacante.

   Dragón rojo gritó de sorpresa y dolor.

   “ohhh” gimió parte del publico.

   Con su agilidad de boxeador, Juan echó su brazo hacia atrás, y lo impulso adelante con una fuerza contundente, el ataque era llamado Cañonazo. Y de nuevo el guante reboto contra el short del hombre toro. Los 2 huevos del hombre fueron golpeados directamente por el otro boxeador.

   Felipe gritó quedándose petrificado, sintiéndose ferozmente humillado ante tanta gente, ante tantas cámaras fotográficas que memoraban el grandioso ataque. El aplico también un Cañonazo al rostro de Juan, ambos hombres cayeron con fuerza a la lona. El árbitro mediante gritos exigía que se levantasen.

   Juan fue el primero en hacerlo, seguido de Felipe que estaba arrodillado protegiendo sus bolas, tenia cara de dolor. Se inclino sobre las cuerdas y logro ponerse de pie. Juan brincaba ante él. Juan le propino otro puñetazo en el rostro, los tipos saltando se dieron varios golpes, pero fue Felipe quien dio un cabezazo a Juan por la nariz.

   Juan perdió de nuevo el equilibrio, e hizo un buen movimiento por no caerse, y lo logró.

   Dragón Rojo golpearía con su característica fuerza salvaje el rostro idiota de Juan. El segundo mejor del lugar le aplico un cañonazo en la cara al luchador, y Dragón Rojo retrocedió contra las cuerdas, con los ojos entrecerrado. Juan se abalanzo sobre él, primero pegándole en la cabeza, Dragón rojo enseguida se protegió, seguido golpes en las costillas, al tacto Dragón se protegió, mientras gruñía de odio, de improviso Juan le regaló un rodillazo en los huevos, para rematarlo con un golpe sonoro en el rostro.

   Felipe hizo una cara de dolor, perdió el equilibrio y con gracia cayo al suelo agarrándose las bolas por medio de sus guantes, en realidad, nada sobaba, pero el dolor era implacable.

   Juan sonrió y se agacho hacia él.

   Felipe intento defenderse, usando las rodillas, pero el mas mínimo movimientos de ellas, hizo que sus grandes pelotas le dolieran mas.

   "serás un toro castrado" declaró Juan alzando su mano y estrellándola en la nariz de Felipe, sacándole un hilillo de sangre por un orificio, el arbitro lo separó de el.

   Y Juan saltaba con energía por el cuadrilátero saludando a su público y viendo como desde un sitio especifico sus amigos lo saludaban.

   Dragón rojo se levanto con paso lento del suelo, en ese breve tiempo sus movimientos eran lentos… estaba mas que derrotado.

   Juan lo miró desafiante, en ese estilo de pelea, no era rival digno de él.

   Felipe se lanzó contra Juan intentando golpearlo en vano, golpes que Juan pudo esquivar y reírse en su cara, en cambio Felipe hizo un gracioso gesto de dolor viendo que sus rápidos movimientos le provocaron daño a sus testículos.

   Juan sonrió descaradamente, sin darle tiempo para recuperarse, alzó la pierna, y hundió la bota deportiva en el satinado short de Dragón rojo, pulverizando los huevos contra la pelvis con un impacto colosal.

   Dragón Rojo se estremeció, abrió la boca grandemente y cayó al suelo una vez más.

   Felipe caminó hasta él y antideportivamente el pateo las costillas.

   Felipe Dragón Rojo hizo un gesto de dolor desde el suelo. Situándose entre sus piernas Juan miro al publico, esperando su aprobación, hecha esta, mediante gritos. La punta de su pie choco de nuevo entre las piernas del gran boxeador, por lo que el guerrero grito moviendo de arriba a bajo la garganta.

   “detente, detente” dijo el arbitro. Juan obedeció

   Felipe quedó tendido en el piso, se quito un guante y se agarró la zona de la ingle, Juan con amargura pateo el guante de boxeo y este voló por los aires cayendo hacia el público.

   Felipe movió lentamente la cabeza y se levantó del piso, con el guante que tenía puesto golpeó en los abdominales a Juan.

   "¡eso no es nada para mi!" aviso Juan

   De nuevo Felipe iba a golpear, pero lento en sus movimientos Juan pudo frenarlo, consiguiendo subir la rodilla y pudiendo capturar los testículos contra la rotula y la pelvis.

   Felipe gritó.

   Juan orgulloso, alzo de nuevo la rodilla, provocando un crujido de las bolas y un grito más fuerte de Felipe.

   "¡Detente!" Exclamó el réferi.

   El round término con los aplausos del público, Juan saltando en el aire y Dragón Rojo tendido en el suelo sin un guante protegiendo con la mano libre sus testículos.

   Juan se sentó en su esquina del cuadrilátero, tomando bastante agua y escuchando con atención las críticas y recomendaciones de su entrenador a tiempo que recibía un relajante masaje. Felipe por su esquina tenia una bolsa de hielo puesta en la entrepierna, sus testículos de hombre toro comenzaba a crecer, hinchándose, se sentía preocupado por ellos y adolorido, nunca antes había tenido un tamaño así. Su entrenador le aconsejaba.

   “si no puedes mas, abandona y tira la toalla”

   “jamás” le contesto él

   “entonces perderás”

   “apenas estamos empezando”

   “luces como si estuvieras en el noveno round… tira la toalla”

   “nunca… soy el perdedor. Además, ya me ofrecieron unas puticas para esta noche”

   “con los huevos amoratados no creo que logres mucho”

   Felipe gimió.

   “tira la toalla”

   “ese no es acto propio de mi”

   “entonces pégale también en los huevos…”

   Felipe lo miro a los ojos, buena idea… se colocó el protector bucal y se preparo para el combate.

   Candela del continente se acerco a su amigo.

   “tienes todo para ganar perro” le dijo “puedes clavarle una fuerte patada en las bolas, le das un derechazo en la quijada y estará derrotado, eso opinamos todos desde allá”

   “perfecto” le indico Juan.

   El boxeador vestido de azul, se paró de su taburete, y así darían inicio a 2do round. Uno saltando poderoso, el otro adolorido, pero con su mirada puesta en un solo punto. En una pequeña figura que se marcaba como serpenteada en el short del hombre de azul.

   La campana sonó con energía, y los dos hombres se movieron en círculos sobre el ring.

   Dragón rojo apretó el puño y mirando firmemente al paquete de Juan. El aludido se dio cuenta de la intención, sonrió para sus adentro y camino hasta Dragón rojo.

   Juan lo golpeo con fuerza en la cabeza, Dragón rojo se tambaleo, pero no perdió por completo el contra, seguidamente recibió un golpe en el pecho por parte del oponente azul. Felipe sacudió la cabeza. Luego, tratando de agacharse para hacer su maniobra perfecta, recibió un certero golpe en las bolas, planificado por Juan. Dragón rojo fue colmado nuevamente de dolor.

   "Noooo!" gritó.

   Sus ojos marrones se llenaron de lágrimas, justo cuando iba a arrodillarse para faulear a Juan, este echo su cuerpo hacia atrás, e impacto su pie sobre sus dos bolas de toro, nuevamente incurría con el doloroso golpe, con una segunda patada.

   El público gritaba enardecido viendo a Dragón rojo llorando como un bebé, arrodillándose con una mano y un guante sobre la entrepierna.

   Sin tener clemencia Juan aplico un gancho potente contra la cara de Felipe, el hombre desenfocó los ojos y cayo mareado sobre la lona.

   Juan saltaba contento sobre la lona, mientras su oponente seguía acurrucado sollozando como un miserable.

   El combate fue decretado como ganador por K.O. a Dragón Rojo, Juan no oculto su felicidad, se balanceo sobre las cuerdas, salto, sonrió, se tomo fotos con sus fans, fue elogiado. Y abrazo a sus cómplices, desde lo lejos, y sentado contra las cuerdas, abrazando sus bolas con las dos manos Dragón rojo lo miraba con envidia.

   “esto no se va a quedar así” se decía.

   Esa noche ya no tendría a sus putitas.