CONTIENE: ballbusting mujer/hombre
Esa maƱana Fernando Alcalde habĆa tenido una erecciĆ³n en plena cĆ”mara de diputados, su pene habĆa comenzado a crecer entre su pantalĆ³n marcĆ”ndose como un tubo muy abultado, se tapo su vergĆ¼enza con el pequeƱo maletĆn negro que habĆa llevado ese dĆa y todo por los excitantes comentarios de su alocada mujer.
“cuando vengas a casa quiero que llegues con ya por lo menos una hora de haber cenado, te esperare desnuda en nuestra habitaciĆ³n, lubricada, mojada… oh, Fer. EstarĆ© excitada y caliente esperĆ”ndote, toda, toda para ti. Quiero una buena raciĆ³n de carne, leche y huevos.”
Fernando se ruborizo y se tapĆ³ la erecciĆ³n en pleno pasillo del parlamento, solo esperaba que alguno de sus opositores polĆticos no viera como su anatomĆa crecĆa y fuera objeto de burlas en los medios de comunicaciĆ³n.
Al salir de su trabajo, decidiĆ³ visitar a su familia, como detestaban a su adorada esposa preferĆa no llevarla a casa. AllĆ cenĆ³ y casi hora y media despuĆ©s decidiĆ³ ir a casa con una nueva y repetida erecciĆ³n entre las piernas al leer los mensajes de texto de su esposa referente a lo sudorosa que ya estaba y que harĆa incendiar la cama con su cuerpo, pero que se apurara en llegar para la gran sorpresa que le tenĆa.
("¿Pero que debĆa ser?") Se preguntaba mientras el semĆ”foro cambiaba a luz roja.
“espĆ©rate un momentito gobernador” dijo Fernando susurrĆ”ndole a su entrepierna, citando el nombre que le habĆa puesto a su pene, mientras el apodo de sus bolas eran secretarias. Dado su apellido, todo el cuerpo de Fernando era una polĆtica, el Gobernador y las secretarias en el Alcalde.
La luz verde se dio e inicio su paseo a casa, pero seguĆa preguntĆ”ndose que debĆa ser lo planeado por su esposa si ya antes habĆan leĆdo el kamasutra, todas, ¡todas! Las posiciones ya las habĆan hecho, desde el inicio del libro hasta el final, y mas que eso, habĆan inventado nuevas posiciones, como aquella mariposa lechera, o el pilar del inframundo, todas bautizadas por la loca imaginaciĆ³n de Alicia… ¿QuĆ© seria de su vida sin ella?... un total fastidio.
Cuando llegĆ³ al departamento, ya comenzaba a quitarse la corbata.
“¡llegue amor!” dijo emocionado quitĆ”ndose la camisa
“ven…” invitĆ³ Alicia desde el interior de la habitaciĆ³n, tenia voz sexy “¡desnĆŗdate!”
El zapato quedĆ³ en el pasillo, luego los pantalones, una pierna, la otra, el calzĆ³n verde y enseguida salieron a relucir el alto y grueso gobernador y sus colgantes secretarias casi peludas. Fernando sonriĆ³ con sus ocurrencias. Casi corriĆ³ por el pasillo con su desnudes. AbriĆ³ la puerta de su habitaciĆ³n y casi grito del susto. Se quedo inmĆ³vil, paralizado y ahora ocultando con sus manos, a su gabinete de gobierno sexual, alto y venoso.
“¡vamos! No te asustes amor” dijo Alicia “pensĆ© que te iba a gustar”
“¡estas loca!” declaro Fernando dando media vuelta y saliĆ³ de la habitaciĆ³n.
“espera un momentito” exigiĆ³ Alicia y saliĆ³ desnuda tambiĆ©n de la habitaciĆ³n.
Acostada en la cama se quedĆ³ una rubia rusa aguardando a que los esposos arreglaran su pequeƱa diferencia. Pero sonriĆ³.
“¿estas loca?” repitiĆ³ Fernando ahora con el calzĆ³n verde y su pene completamente flĆ”cido.
“pero ¿por que?... amor, es una prostituta, yo la contrate para ambos, pensĆ© que te gustarĆa”
“me gustarĆa… mi posiciĆ³n polĆtica no me deja prestarme para estas fantasĆas”
“¡no seas idiota! Si supieras que ella se la chupa tambiĆ©n a Riquelme”
Fernando abriĆ³ los ojos imaginĆ”ndose a aquella mujer dentro de su habitaciĆ³n succionĆ”ndole el pene a su homologo anciano.
“pero no te preocupes, su jefe me dio su palabra que ella es de las caras, los polĆticos la buscan, los cantantes… todos… supieras el dineral que me costo”
“¡¿QuĆ©?!”
“si, ademĆ”s, ni siquiera habla bien el espaƱol…”
“no se” comento Fernando dudando
“esos no se, ya los conozco y se traducen a puede ser”
Fernando no dijo nada.
“bueno, si tu, no entras la usare yo” detallĆ³ Alicia “quizĆ”s y la penetre con mis dedos y la bese rico en los labios”
“¡tĆŗ estas loca!”
“si no entras, la usare yo” repitiĆ³ Alicia divertida “ya la oirĆ”s gritar mi nombre con su acento de Rusa o Rusia, si Rusia jajajaja…. Oh, oh, oh, Alicia, oh, oh”
Sonriendo Alicia dio media vuelta y entrĆ³ a la habitaciĆ³n de casados.
Fernando dio un largo suspiro, 2 mujeres en la misma cama ¡que delicia! ¡Que loca era Alicia! Pero aun asĆ le encantaba, quizĆ”s ya estaba contagiado de su locura, con el pene asomĆ”ndose por el calzĆ³n camino a la habitaciĆ³n.
Al Fernando entrar en la habitaciĆ³n vio que Alicia hablaba lentamente y agitaba las manos para que la rusa captara lo que querĆa decir.
“vamos pequeƱo pervertido” dijo Alicia entretenida “somos todas tuyas”
Fernando sonriĆ³, la rusa estaba tendida en la cama, blanca, rubia con su desnudez rosa, Alicia a su espalda, con la espalda preciosamente poco iluminada y sus nalgas redondas, firmes, Fernando no pudo mĆ”s que saborearse. CaminĆ³ hacia su esposa y le beso el cuello, jugĆ³ con sus tetas, tocĆ”ndolas con la punta de los dedos, su mano, su boca besaba el cuello, la nuca, mientras la rusa encantada comenzaba a tocarse en la cama, movĆa seductoramente sus labios carnosos, se movĆa mucho en la cama con tal de hacer mostrar sus tetas grandes y firmes.
Alicia se separo de su marido y caminĆ³ a la cama
“ven” invitĆ³ sonando el colchĆ³n con la palma de la mano.
Fernando se sonrojĆ³, estaba nervioso ante todo y caminĆ³ a la cama dejĆ”ndose llevar por su instinto salvaje. Y con sus manos empezĆ³ a tocar los senos de su esposa y de la efĆmera amante pagada y rusa, Fernando volviĆ³ a besar a su esposa y luego beso a la rusa, olĆa a perfume, perfume caro, nada de olores a rosas o flores, era un perfume costoso.
La rusa se rĆe, dijo algo en su idioma, y con sus largas uƱas, empujo al hombre por el pecho, Fernando cayĆ³ de espaldas, y ella se puso sobre sus piernas, sonriendo y lamiĆ©ndose el labio inferior con los ojos apuntando a su pene. Alicia se incorporĆ³ sobre el pecho de su marido, lamiendo el cuello, el pecho, sus duros pezones, su abdominal, fuerte como roca, la rusa, bajĆ³ al pene y comenzĆ³ a lamer el pubis, le probĆ³ las bolas, el par de secretarias cuyo labor era hacer escupir semen al gobernador.
Fernando hacia risas graciosas, divirtiĆ©ndose de los cosquilleos provenientes de su glande. SiguiĆ³ por besar el pecho de su esposa, los lamia, chupaba y estiraba con sus finos labios. Alicia sonrĆe y lo besĆ³ en los labios, sus lenguas se tocaban.
Mientras que en su parte inferior la rusa pasaba su lengua despacio por el fuerte falo del asambleĆsta, tenia garganta profunda, volvĆa a chupar el pito de arriba abajo, metĆa en su boca despuĆ©s las bolas succionĆ”ndolas como lo hizo una vez con Riquelme. Y Ć©l mientras continuaba besando a su esposa, abriĆ³ los ojos y pudo ver como su pene brillaba por la saliva mientras sus pelotas eran probadas por la boca rusa, se sentĆa tan caliente, tan potente, se creĆa un dios en su propio cuarto. Alicia siguiĆ³ tocĆ”ndolo y la rusa lo masturbaba con la mano, contuvo la respiraciĆ³n y arqueĆ³ la espalda, su orgasmo estallĆ³, Alicia sonriĆ³ y se inclinĆ³ al lado de la rusa, lamiendo ella su pene que reciĆ©n habĆa eyaculado, mientras la rusa lamia sus piernas.
Fernando volvĆa a jadear, estaba en la galaxia entera, un nuevo orgasmo que le proporcionaba aquel par de benditas fĆ©minas. Alicia se movĆa rĆ”pidamente sobre el grueso pene, mientras su esposo sĆ”dica o depravadamente volvĆa a eyacular sobre ella y la propia conservacionista se tragaba las muestras de su hombrĆa.
Alicia se separĆ³ exhausta y cogiendo aire con los labios repletos del semen, la rusa sonriĆ³ y sin dejar pasar la oportunidad recogiĆ³ con su lengua pequeƱos trazos blancos de aquella lefa.
Fernando cerrĆ³ los ojos, descansando pero todavĆa sediento de sexo, lo que querĆa era penetrar a su esposa, a aquella caliente rusa, hacerlas tragar litros y litros de su nutritivo semen, atiborrarlas de placer, con los ojos cerrados y con la mente imaginĆ”ndose a las dos mujeres sobre la cama recibiendo las descargas de leche de Fernando, Ć©l no estaba consciente de las miradas de complicidad de las dos mujeres para con sus testĆculos hermosos.
De repente, Alicia chocĆ³ un puƱetazo en las bolas de Fernando, haciendo que su esposo provocara un sofocado grito de dolor.
"¡aaaayyy! mis bolas... mis bolas, aaayyyy mi bolas..." suplicaba Fernando olvidando de su mente toda cachonda imagen de las dos mujeres y sintiendo como se esparcĆa el feo dolor a su cadera y estĆ³mago.
La rusa dijo algo con palabras mezcladas entre espaƱol y ruso, a lo que Alicia frunciĆ³ el ceƱo y dijo.
“no te entendĆ, pero si. Solo escuchĆ© eso de pegar, pero si” afirmaba moviendo la cabeza en seƱal de confirmaciĆ³n.
Entonces la rusa comenzĆ³ a abofetear el par de huevos de Fernando con la mano abierta durante 12 segundos seguido.
"hermosos” murmurĆ³ la rubia mirando los testĆculos y como Fernando se habĆa sentado en la cama sobĆ”ndolos con las manos.
“no seas aguafiestas Fer” hablĆ³ Alicia “vamos, queremos seguir apretando bolas”
“no…” gimiĆ³ el muchacho
“vamos, en el catalogo, especificaba…. Que ¿Estefana es tu nombre?... bueno, como sea, era una experta ama, le gustaba el lĆ”tex, el masoquismo y fulminar testĆculos”
“no…” dijo Fernando entre decidido y adolorido.
“ayĆŗdame como te llames” dijo Alicia
Y haciendo gestos significativos, logrĆ³ que la rusa, se situara tras la espalda de Fernando y le sostuviera de los brazos.
“no, no, no” decĆa el hombre casi asustado, pero con la polla rĆgida de emociĆ³n.
Alicia acariciaba aquel pedazo largo de carne, blanco, venoso y con una cabeza de hongo sonrosada, Fernando cerraba los ojos sintiendo un placer culposo, su erecciĆ³n de aproximadamente 18 cm lo llevarĆa a escupir mas semen nutritivo, Alicia le guiĆ±Ć³ el ojo y apretĆ³ tambiĆ©n uno de los testĆculos de su adorado esposo, mientras halaba de arriba abajo su fiera polla erecta.
Tras varios minutos, Fernando gruĆ±Ć³ queriendo resistir, pero el dolor y placer mezclados, hicieron que arqueara la espalda sobre los grandes pechos de la rubia eyaculara otra nueva porciĆ³n de semen salado.
Sintiendo una hĆŗmeda sensaciĆ³n en su vagina, Alicia se sentĆa aun mas caliente, tenia sobre sus senos un disparĆ³ de leche de su marido, aun asĆ, lo agarrĆ³ de las dos bolas apretĆ”ndolas al mismo tiempo.
Fernando dejĆ³ escapar un grito arrasador, estremeciĆ©ndose de dolor, mientras la fuerte rubia luchaba por tenerlo sujeto de brazos.
“suelta a mi pobre bebĆ©” dijo Alicia dejando salir de sus manos las hinchadas bolas de su marido, hizo otro gesto a la rubia que terminĆ³ soltando al hombre y dejĆ”ndolo acurrucarse en la cama soltando pocas lĆ”grimas “ay, mi bebito lindo”
…
Al amanecer del dĆa siguiente, Fernando estaba sentado en la cama, con una nueva bolsa de hielo en los testĆculos, era la cuarta que se ponĆa, Alicia se peinaba para irse al trabajo, aquel hombre llamĆ³ a su trabajo y dijo que estaba enfermo para poder ir.
“me hubiera encantado, follarlas a las dos en vez de un apretĆ³n de huevos”
Alicia lo miro tiernamente desde el espejo y dijo.
“cariƱo, no soy tonta, te amo demasiado, no podĆa aguantar verte metiendo tu pene en otra mujer, tampoco podrĆa verte besĆ”ndola, ese fue el trato ayer, ni un beso a mi marido. No… yo te quiero solo para mĆ,, y si te veo con otra, te corto los huevos”
Y la rubia esposa le dio un largo beso en la mejilla a su esposo adorado.
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