DespuĆ©s que le dieran una fea derrota o una horrible paliza a Dragón rojo por parte de su mĆ”s gran adversario Juan, el vencido dragón Rojo, Felipe, quiso la revancha la cual solicitó y estaba en periodo de aprobación o rechazo segĆŗn los altos ejecutivos, algunas personas les habĆa gustado el tipo de lucha, pero otras la vieron como una completa crueldad.
Felipe, el bolas de toro, dragón rojo o como le quieran llamar inicio un completo periodo de entrenamiento, pasando horas encerrado en el gimnasio practicando con su entrenador o con el saco de boxeo.
Su acĆ©rrimo rival Juan lo miraba con odio, nervioso con otro posible nuevo enfrentamiento entre los dos. Pero este ultimo tenia sus cómplices que deseaban vengarse por traiciones del pasado que el gran bolas de toro habĆa cometido con ellos.
Por eso la venganza era dulce o inminente.
Parte del plan ya se habĆa frecuentado y cierta maƱana, mientras Felipe le pegaba puƱetazos al saco de boxeo el bromista Catatumbo López se acercó a Ć©l y le intercalo
āese no es el tipo de entrenamiento que requieresā
āĀæa que te refieres?ā
āmĆrate, eres todo un tipo fuerte, el mejor, el mas grande y famoso de esta casa de boxeadoresā
āĀæy entonces que?ā
ārecuerda como te gano Juan aquella nocheā
āĀæpor las bolas?ā
āsi⦠requieres entrenamiento de fortalecimiento de huevosā
āno entiendoā negaba Dragón rojo frunciendo las cejas
āvamos, hay alguien en este lugar que sabe como fortalecer los testĆculos, Ć©l me enseƱo y ahora nadie me derrota con golpes a los huevosā
āno te creo. Vaya, tu eres un payaso de circo, lĆ”rgate de aquĆā
āVamos pruebaā le dijo Catatumbo López subiendo al ring
Felipe lo miro de arriba abajo con el rostro doblado, miro directo a la zona genital en el jean de Catatumbo López, nada prominente, doblo la boca, echo el pie hacia atrÔs y pateo con fuerza a las bolas de López. Lo que Felipe espero, nada paso, esperaba encontrarse a Catatumbo sin aire, llevÔndose las manos a las bolas, caer al piso y moverse de un lado a otro chillando por su insostenible dolor de huevos. Pero nada de eso paso, Catatumbo estaba a su frente con los ojos brillantes y la boca sonriente.
āĀæQuĆ© mierda? ĀæPor quĆ© no estas en el piso chillando?ā
āya te lo dije mi maestro me enseƱo a repotenciar mis huevos, ningĆŗn golpe o estrujamiento me duele, miraā y apretando el puƱo se pego en los testĆculos, sin ninguna reacción de dolor
āwow, ensƩƱameā
āpues⦠yo no podre enseƱarte. Ese tendrĆa que ser el maestro, el mismo que maneja al 100% la tĆ©cnica, yo soy un simple aprendizā
āĀæQuiĆ©n es? ĀæFerro? ĀæLa muerte Figueroa? ĀæQuiĆ©n domina eso?ā
āninguno de ellos⦠nadie mas que Fernando Colmenaresā
āĀæcandela del continente? Ā”EstĆ”s loco! Ese tipo me odiaā
āahhhhā dijo Catatumbo haciendo un ruido cómico āle tienes miedoā
āmiedo jamĆ”s Ā”a nadie!ā
ābueno Āæentonces por que no le pides que te enseƱe?ā
āvaya⦠no seā dudaba Felipe, de repente se le ocurrió una idea ābueno, llĆ”malo para acĆ”ā
Catatumbo se aproximo a las cuerdas, se inclino sobre ellas y con griterĆo llamo a Candela del continente, mientras tanto Felipe pensaba en lo interesante que seria reforzar sus frĆ”giles testĆculos. Cuando el pelirrojo hubo llegado, López le pidió que subiera al ring. Y al hacerlo preguntó
āĀæQuĆ© quieā¦?ā
Pero no pudo terminar su frase porque Dragón rojo traicioneramente le aplicó una devastadora patada en las bolas. A Candela se le fulminaron los ojos, pero tampoco se dobló de dolor
āĀæsi?... Āæy que quieres que haga con eso?ā
āamigo, dale unas cuantas clases de preparación a Felipeā
āĀæa Felipe? Ā”JamĆ”s!ā
āpor favorā hablo Felipe en tono desesperado āestoy dispuesto a pagarte lo que sea, por favor⦠quiero hacerle la revancha a Juan y ganar el combate y estar con los huevos bien preparados ante cualquier ataqueā
Catatumbo del Continente lo miro evaluadoramente
ātu y yo tenemos muchos problemas sin resolver del pasadoā
āolvida los problemas, disculpa⦠pero ayĆŗdame a darle invencibilidad a mis bolas, te pagarĆa lo que seaā
āno sĆ©ā¦ā
Felipe siguió rogÔndole junto a Catatumbo López, finalmente acordaron una suma monetaria y una hora de prÔctica a la mañana siguiente. Dragón Rojo se quedó entrenando con la pila de boxeo mientras los dos cómplices se fueron a los vestuarios. Entraron carcajeÔndose a mÔs no poder y con ellos los esperaban sus demÔs cómplices.
āes un gran imbĆ©cilā reĆa López
āse lo creyó todoā reĆa Catatumbo, metiendo su mano dentro del short y sacando de el un potentĆsimo protector de genitales
āque idiotaā reĆa López sacando su gran tasa protectora āme dio miedo cuando me dio aquella patada⦠uf, gracias a esto me salve de estar agonizando en el sueloā
āĀælo creyó todo?ā repitió Juan sorprendido aun
āsi, maƱana le reventaremos las bolas a mas no poderā aseguro Catatumbo del Continente recordando con odio como su novia lo engaƱo con el bolas de toro.
Al dĆa siguiente Catatumbo del Continente, al que desde ahora lo llamaremos por su nombre Roberto se aproximo a Felipe bolas de Toro, subió al round de boxeo y vio a su contrincante saltando con energĆa, vestĆa con un short azul con lĆneas blancas, su pecho estaba desnudo y brillante de sudor.
āĀæCómo te sientes Felipe?ā
ānervioso, pero ansioso de poder quitar la sensibilidad a mis bolasā
āentiendo, si, los testĆculos son zonas muy sensibles, y⦠con muchos nervios, pero es muy posible crear una fortalezaā
Teniéndolo desprevenido Felipe impacto de una patada en las bolas a Roberto, que lo miro con odio después de hacerlo sin causarle algún tipo de daño.
ādisculpaā se lamento Felipe āes que aun no creo que se pueda insensibilizar a los testĆculosā
āclaro que se puedeā dijo seriamente Roberto respirando aliviado de tener ese protector dentro del short āahora necesito que te concentres⦠empezare con la practica, solo necesito que te concentres en que no sentirĆ”s el dolor ĀæpodrĆ”s resistir?ā
āpuedo resistir eso y masā dijo con orgullo pedante Felipe.
ācomenzareā indico Roberto sintiendo que se vengarĆa despuĆ©s de tantos aƱos, una venganza fĆ”cil y dolorosa.
Roberto con un guante rojo en la mano, impacto un fuerte uppercut en el shrot blanco de Felipe, hundiendo el guante pesadamente contra sus testĆculos desprotegidos.
"”aaaaghhh!"Gritó con voz ronca Felipe sacando todo el aire y las fuerzas de su cuerpo.
Se tambaleó de lado a lado cambiando su cara de macho sucio ardiente por una expresión de terrible dolor "”Mis huevos!" Bufó doblÔndose.
Roberto hizo todo lo posible por contener la risa
āvamos Felipe, concĆ©ntrate⦠apenas empezamos, enderĆ©zate y continuemosā
āmierdaā¦ā
āvamosā
El bolas de toro respiró agitadamente, tomo aire profundo y trato de enderezarse aun con la molestia notÔndose en su cara.
āpiensa que no tienes dolorā
āĀ”dolor mi huevos! Ā”Esto me duele carajo!ā decĆa Felipe apretando los dientes.
Ambos hombres levantaron los puños, uno pensaba en no tener dolor, otro en un golpe casi fulminante. Y al instante el puño del pelirrojo detonó en las bolas colgantes una vez mÔs.
El hombre que excitaba a tantas mujeres y hombres aulló con un terrible grito y se desplomó sobre la lona agarrÔndose la entrepierna y acurrucÔndose con el dolor encima explotando por todo su moreno y ardiente cuerpo.
"SOPORTA EL DOLOR. O JUAN TE HARA MIERDA" gritó Roberto creyéndose su papel de entrenador preocupado.
Con el dolor encima y dispuesto a continuar Felipe empezó a moverse en cuatro patas alrededor de todo el ring, Roberto se impaciento y corrió hasta él y con una salvaje patada le inundo el dolor en el cuerpo aplastÔndole las bolas con la bota azul haciendo que Felipe saltara por el aire y rodara por la lona mano en huevos.
Felipe al chocar contra la lona se rompió la boca, sus ojos mostraban el dolor en su cuerpo, pegado a su alma, frotaba sus testĆculos con las manos. Miraba a Roberto que le gritaba insultos, y que debĆa ser mĆ”s fuerte. Su cuerpo temblaba a pesar de moverse de lado a lado sobre la sucia lona.
āpĆ”rate gran mierdaā le gritaba Roberto dĆ”ndose falsos golpes en los testĆculos āpĆ”rate si quieres tener tus huevos como estos, de acero, irrompiblesā
Pero Felipe estaba en el suelo, pÔlido y sofocado. Su cuerpo brillante de sudor, sintiéndose inútil y con el amplio deseo de blindar sus bolas. ”Que determinación de hombre!
"⦠regÔlame un corto tiempo" suplicó frotÔndose las bolas.
...
DespuĆ©s de mirar de lado a lado apoyó el brazo en la lona con confianza, haciendo un gran esfuerzo en levantarse y mantenerse firme. Sus bolas palpitaban violentamente dentro del colgante escroto, socavando toda su velocidad y fuerza, respirando profundo dijo que podĆan continuar con el entrenamiento.
El gran bolas de toro se notaba afligido por el dolor, lento en sus movimientos y cojeaba con cada paso. Roberto impacto un duro golpe en el abdomen de Felipe, sacÔndole todo el aire de los pulmones. El siguiente golpe le pegó en la cabeza.
āes para que te despabilesā le seƱaló el pelirrojo āahora continuemos blindĆ”ndote los huevosā
Felipe hizo un gemido doloroso con la garganta, y Roberto sonrió de satisfacción.
El pelirrojo puso ambas manos sobre los hombros de Felipe, mientras el luchador se llenaba de miedo, y con todas sus fuerzas el luchador levantó la rodilla entre los gruesos muslos del dragón rojo, triturando las jugosas bolas de Felipe repletas de un acumulado semen grisĆ”ceo. Felipe abrió la mandĆbula mientras cerraba la mirada de horror que lo delataba, sosteniendo sobre su cuerpo una vez el precioso dolor.
"RESISTE FELIPE SOLO ASĆ LO CONSEGUIRĆS" Gritaba Roberto impaciente subiendo otra vez la rodilla para pegarle en las bolas a Felipe, la fuerza del choque, fue un ruido aglutinante para cualquier oĆdo sensible, las bolas chocando con la pelvis, triturĆ”ndose, desgastĆ”ndose.
Felipe descargó todo el aire contenido en su cuerpo y se dejó caer al suelo. Estaba jadeando y gimiendo con las dos manos reservando la protección de sus huevos, se sentĆa mareado y desesperado. Roberto hizo todo lo posible por no reĆr, en verdad estaba disfrutando la situación, miró a determinado lugar y trato de ocultar la risa, en un sitio estratĆ©gico, Felipe estaba siendo grabado.
"Felipe, recuerda que debes pensar que no existe el dolor de bolasā hablaba cual sabio Roberto āmientras sigas nervioso, el dolor no te abandonara. Ve, yo no siento dolorā y comenzó a darse fuertes puƱetazos en sus testĆculos cubiertos por un secreto protector Felipe lo miraba con lastima mientras acariciaba sus golpeados testĆculos āahora vamos Ā”en guardia!ā
El bolas de toro estaba de rodillas, con la mano alrededor de sus huevos, tosió para llenarse de energĆas y ayudado por Roberto se puso de pie.
"¿EstÔs bien? ¿preparado?"
Felipe asintió con miedo.
"Asà me gusta. ”Con determinación!"
Y abruptamente Roberto estrelló con una fuerza bestial la rodilla en las bolas desprotegidas de Felipe, que exhaló todo el aire de sus pulmones abriendo los ojos como dos grandes platos. Los segundos transcurrĆan y el luchador miraba al pelirrojo sorprendido, boquiabierto de dolor, con las bolas palpitando mas rĆ”pido que el corazón, mareado, fulminado deseando vomitar.
"resisteā dijo severamente Roberto, disfrutando cada instante
El seductor rostro de Felipe, era raĆdo por el dolor, se dobló agarrando sus cojones y cayó de rodillas al suelo.
"”piensa que no hay dolor!"
āque no puedo carajoā
āentonces estamos perdiendo el tiempoā
Con un suspiro el hombre se volvió para mirarlo con expresión de dolor. Su atractivo rostro salvaje estaba pĆ”lido y arrugado de la agonĆa. Abrió la boca, pero no emitió palabra alguna. Cerró los ojos y respiró profundo.
āesto duele muchoā¦ā
āconcentración es lo que te pido mi amigoā
Con valentĆa el dragón rojo se puso de pie, en actitud desafiante y con las piernas abiertas aunque temblaban.
(āel dolor no existe en mi⦠el dolor no existe en miā) se repetĆa mentalmente inocente
Roberto dio un paso adelante llevando la pierna hacia atrĆ”s lentamente y Felipe sintió como el miedo se adueƱaba de su mente, dentro de su ser repitió con mucho nervio que el dolor no existĆa en Ć©l. Roberto sonrió divertidamente y luego impulsó el pie contra las gordas y frĆ”giles bolas del fornido luchador, plantĆ”ndolas contra su pelvis. Felipe dejó escapar un grito ensordecedor y se dobló una vez mĆ”s. Se tambaleó, agarrĆ”ndose los testĆculos estropeados y cayó de rodillas.
Desde el suelo se escuchó un lastimero gruƱido del hombre que se mecĆa de lado a lado agarrĆ”ndose las pelotas. El dolor era cada vez mĆ”s fuerte y mareante.
Lentamente levantó la cabeza llena de sudor frĆo y entre lĆ”grimas dijo.
ā⦠me rindo⦠me rindo⦠mis pobre bolasā
Roberto hizo otro esfuerzo para no sonreĆr, que dichoso se sentĆa.
Que orgasmo literario te aventastes! Me gusto las patadas cómicas que se aventó Felipe al boxeador pelirrojo y al catatumbo. Me gusto el detalle del dolor y la reacción corporal del Bolas de Toro, un orgasmo total lleno de dolor! AAARRRGGGHHH!!!!
ResponderBorrar[ā¦] http://lasbolasdepablo.wordpress.com/2013/10/23/entrenando-al-bolas-de-toro/ [ā¦]
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