las bondades de ser cantante (4/5): un ladrón - Las Bolas de Pablo

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13 nov 2013

las bondades de ser cantante (4/5): un ladrón

HISTORIA IRREAL

Contiene: ballbusting hombre/hombre

Cuando el cantante decidió salir de su habitación para tomar un trago de agua, decidió caminar descalzo por el resto de su casa, el reloj apuntaba a las 4:53 de la madrugada. Hacia frio y la sed lo dominaba, se rasco una nalga y bajo al primer piso donde estaba la cocina, dormía únicamente con un bóxers negro, mientras su panza sobresalía en su cuerpo. Se dirigió a la nevera, la abrió, y tomó refrescante agua fría, de pronto sintió una sombra pasar por el umbral del pasillo.

“¿Quién esta ahí? ¿Franco eres tú?” preguntó “¿Laura Bella? ¿Estas ahí?”

De pronto escuchó como algo sonaba en la sala, como si guardaran lentamente algo en una caja.



“¿pero quien diablos esta ahí?” exclamó caminando decidido fuera de la cocina.

Miró de lado a lado, y hasta llegar a la magnifica sala de estar, encendió la luz, divisó un saco en el piso y arrugó el ceño extrañado. No tuvo tiempo de reaccionar cuando una figura se lanzó sobre él, iniciando una lucha entre 2 hombres, el cantante contra un flaco muchacho que solo se coronaba como un vulgar raterito, siendo el cantante mas corpulento, pudo tomarlo del pescuezo y apretándole la nuca lo empujo hacia abajo, el ladronzuelo resistiéndose, pudo divisar 2 objetos ovalados que se marcaban bajo una anaconda entre las piernas del cantante y... ¡PAFF! estrelló su codo en las bolas. Pitbull soltó al hombre y se puso de rodillas con el rostro doblado de dolor.



El ladrón corrió hasta el saco y siguió guardando objetos de valor, algunos premios, cartas, fotos y otras alhajas.

El malhechor pasó a un lado del cantante y viéndolo tirado en el suelo, apretando el diente por su dolor de huevos, le miró el abdomen, gordo, se inclinó sobre el cantante calvo y clavó su puño contra el estomago del debilitado hombre. Pitbull se batió en el suelo, resistiendo aquel fuerte golpe que coloreó su abdomen a color rojizo.

El ratero, no sabe por que, pero, se siente superior al cantante y decide llevar la situación a otro extremo.

“me largo, ya robare mas cosas en tu habitación” le dijo el ladrón, es mentira, salió de la sala de estar y se ocultó en un rincón.

“ay… ay… maldito” se quejó Pitbull desde el suelo, dejando de masajear sus bolas peludas y recién aplanadas contra su pelvis por un duro codo. Llamaría a la policía.

Fue arrastrándose a otro pasillo, donde estaba el teléfono fijo, lo vio en el mismo sitio de siempre, a 4 patas gateo hasta el sitio, dejando su paquete… expuesto con las piernas abiertas.

Expuesto a una fuerte patada que le propino el ladrón que corrió hasta él y le pateo las bolas como si fueran unos balones de fútbol americano.

Sintiendo el colapso el cantante lanzó un gemido profundo y largo, quedando paralizado y con los ojos abiertos como platos y formando su boca en forma de “O”.  Enseguida se desplomo en el suelo frotándose los testículos, el ladrón lanzó una risa malvada pero divertida, se inclinó sobre él y comenzó a ahorcarlo desde el cuello.

Pitbull desenfocaba los ojos, a medida que sentía como le faltaba el oxigeno y como sus huevos palpitaban y se hinchaban.

El ladrón de baja categoría siguió ahorcándole mientras que con una de sus manos la bajó por el cuerpo del hombre haciendo camino a sus huevos. Lo agarró de sus bolas gordas y seguramente llenas de leche. Comenzó aplastando los huevos con sus dedos, el cantante tras un largo “ahhhhhhhhhh” comenzó a estremecerse, tan gordo y fuerte dió un golpe en la cara del ladrón provocando que rodara lejos de él soltándolo por completo.

Respirando con dificultad, por tanta fuerza aplicada el ladrón notó con sorpresa una pequeña mancha, casi mojada que se formaba sobre la tela negra del cantante, hizo todo lo posible por no reírse, aunque de sus labios se dibujaron una sonrisa.

Enseguida escuchó que la puerta de la entrada se abrió, y el ladronzuelo puso cara de miedo.

“¡FRANCO! estoy aquí….” Gritó con gran esfuerzo Pitbull “me están robando”

Sintiendo un profundo miedo, el ratero miró de lado a lado hasta encontrarse con la ventana que daba al jardín, por allí salió, tal y como llego, sin nada en sus manos, solo con la experiencia de haber pegado en las bolas al semental con que el tantos fans fantaseaban.

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