celos de ciclista - Las Bolas de Pablo

Lo mƔs nuevo

12 ene 2014

celos de ciclista

-Contiene: ballbusting hombre/hombre

Las ruedas quedan marcadas en el asfalto, los hombres que montaban las bicicletas llegan exhaustos a la lĆ­nea de meta, los primeros celebrando su triunfo, los Ćŗltimos, llenos de ira. Los del medio, con alternativas mezclas de emociones.

El gran Arnaldo de estatura alta, de piel blanca, cabellos castaños y ojos verdes había podido llegar de primero a la meta, siempre entrenando mañana y tarde para ver sus exitos como ciclista. Y en verdad era famoso y exitoso. Admirado por amigos y envidiado por enemigos, como por ejemploRaúl, el último de los 20 hombres que participaron en la carrera de ciclista, de estatura alta, cabellos negros y tez blanca, por mas que lo intentara siempre quedaba opacado por Arnaldo, tan preparado, tan orgulloso, tan todo, siempre el primero. Desde niños había sido así. Pero lo que era aun peor es que Raúl lo envidiaba y no se daba cuenta.

Esa mañana en su mente se formo un plan, darle un escarmiento a Arnaldo, por un momento le borraría esa risita estúpida de la cara. Alguien del publico se dio cuenta cuando aquella mañana antes de la carrera Raúl observo con bastante desagrado el generoso bulto que se hacia en la licra del ciclista ganador, al parecer tenia un magnÔnimo par de pelotas y una larga salchicha entre las piernas, aunque para Raul, el ciclista de cabellos n

Pero en su mente RaĆŗl recordaba unas palabras que en algĆŗn momento Arnaldo dijo en uno de sus entrenamientos.

“muchachos no saben la excitación que siento cuando me fotografĆ­an, hace que la verga se me pare” comentó

“joder Arnaldo, a caso la tienes tan grande” le habĆ­a preguntado aquella vez un ciclista

“si, no solo eso. Mis pelotas son inmensas, a veces parezco una vaca lechera. Cuando uso licra eso me avergüenza y me excita a la vez”

Y ahí estaba Arnaldo con su traje azul, rojo y blanco, siendo fotografiado, sonriente y excitado con sus fantasías. La mirada de Raúl bajo hacia las piernas, sus cejas se arquearon. Vaya cosa, aquello parecía una serpiente tritón entre las piernas de Arnaldo, y bajo ella un conjunto pelotudo. Como si aquella serpiente tuviese dos cabezas.

Siguieron las celebraciones para aquellos primeros puestos… los que llegaron despuĆ©s del 4to lugar, algunos se integraron a la fiesta, mientras otros se alejaron de la arena, entre ellos RaĆŗl, odiando cada vez mas a Arnaldo.

Tan solo días después Arnaldo prÔcticamente alquilaba el terreno para él solo, le gustaba entrenar en privado. Ocasión que Raúl no desaprovecho y llevaría a cabo su plan de venganza y envidia.

“¿QuĆ© haces aquĆ­?” le interrogó Arnaldo al verlo llegar, montaba su bicicleta y sudaba a montones.

“quiero darte mis felicitaciones”

“oh gracias, pero, sabes que me gusta entrenar solo RaĆŗl, me gustarĆ­a que te fueras por favor. Alquile el terreno para mĆ­”

“espera Arnaldo. Mis verdaderas felicitaciones, el otro dĆ­a me fui sin haberte felicitado”

“si gracias” alegó Arnaldo sintiĆ©ndose fastidiado

“y al otro dĆ­a que vi el periódico me di cuanta que tenia que felicitarte de a de veras”

“… ¿si?... ¿Por quĆ©?”

“si, mira esto” dijo RaĆŗl sacando algo de su morral, era el periódico donde salĆ­a Arnaldo posando para la cĆ”mara, y mostrando en su licra una dudosa forma del paquete, se le veĆ­a delineado prĆ”cticamente el largo pene y las bolas “¿te empalmaste ese dĆ­a?”

“jajaja, no, como crees RaĆŗl. Todo eso es naturaleza”

“vaya que eres bendecido. Siempre ganas en todo”

“en todo… Ahora. Por favor, dĆ©jame seguir mi entrenamiento”

“bueno, solo dĆ©jame proponerte algo. Y me irĆ©, sino, me quedare aquĆ­ fastidiĆ”ndote”

“no me jodas grandĆ­simo tonto, vete”

“vamos… habrĆ” algo que ese par de pelotas pueda soportar”

“¿de que hablas?”

“una patada en los huevos”

“¡estĆ”s loco! Vete a la mierda tonto”

“vamos, no seas aguafiestas”

“jodete”

“siempre alardeas de ser un campeón en todo. Tienes todo el dinero que quieres, la mujer que deseas… pero dices no a una patada en las bolas”

“vete a la mierda idiota” dijo Arnaldo haciĆ©ndole una seƱal obscena con la mano a RaĆŗl

En la mente de RaĆŗl su odio por Arnaldo se disparó, supo que con aquel ofrecimiento lo que habĆ­a hecho era llenar de recelo al ciclista y que este al concluir su seƱal obscena montarĆ­a su vehĆ­culo y lo dejarĆ­a allĆ­ solo, todo eso sucedió en instantes rapidĆ­simos, entonces los ojos de RaĆŗl bajaron a una sola dirección, al duro paquete de Arnaldo, lo que realmente querĆ­a  aplastar aquellas llamativas bolas que se marcaban en la licra y darle a aquel arrogante tipo unos cuantos golpes muy merecidos. Y luchando contra las agujas del reloj el zapato deportivo de RaĆŗl cruzo el aire y castigó el Ć”rea de la entrepierna del ciclista muchas veces ganador.

El impacto ante la ajustada licra y la punta del zapato fue supremo, aplastando el par de bolas contra la pelvis y haciéndolas crujir dentro del escroto, sin ningún tipo de protección, como si Arnaldo estuviera desnudo y sin aquella fina licra.

"AAAAAHHHHHGGGGGGG" gritó el deportista alzÔndose en el aire, su boca se abrió y sus ojos se iluminaron al desenfocarse. Cayó al piso con las manos metidas en la entrepierna.

La boca de Raúl hizo una mueca de complacencia, al fin veía a su secreto enemigo a sus pies, en posición fetal y agarrÔndose con dolor las pelotas de las que tanto se pavoneaba con arrogancia.

"OOOOOOOOAAAAAA, santa madre" sollozaba el multiganador ciclista con sumo dolor “¿Por quĆ©? ¿Por quĆ© a mi?.... ahhhhhhhh, ay”

“eso te lo tienes merecido, por arrogante. A ver si sigues soltando babosadas de tus bolas, que no soportan nada, ya ves que de tanto vanagloriarte, son ellas las que te derrotan”

"ahhhhh, ay, ahhh…."

RaĆŗl lo miraba con mezcla divertida, a sus pies Arnaldo seguĆ­a tendido con las manos en sus huevos y con las rodillas dobladas pero suficientemente abiertas para dejar sus testĆ­culos inseguros para...

El zapato de RaĆŗl volvió a cruzar contra el aire, pegando nuevamente sus bolas contra la pelvis, sus tiernas bolas frĆ”giles y peludas. RaĆŗl soltó un largo quejido de dolor, se batió desesperado en el piso con los testĆ­culos latentes y el corazón palpitante desesperado.  Y se acurrucó con celo en el suelo sobando sus testĆ­culos, de pie frente a Ć©l, RaĆŗl sonreĆ­a complacido de haber provocado un verdadero dolor a aquel impertinente ciclista, con paso decidido decidió abandonar el terreno, paso por su lado soltando una risa pesada, dejando en el suelo a un lindo hombre con un par de bolas torturadas.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Pages