el ballbusting con Otto - Las Bolas de Pablo

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4 ene 2014

el ballbusting con Otto

Contiene:

Ballbusting hombre/hombre

Sexo homosexual

Aquel dĆ­a Pablo estaba acostado en la cama de su habitaciĆ³n, la Ć©poca navideƱa habĆ­a pasado y ya habĆ­an vuelto a la ciudad despuĆ©s de haber pasado aquel mes con sus tios y primos en el campo. Aquellos eran los Ćŗltimos dĆ­as de sus vacaciones y pronto volverĆ­a al trabajo, pero aquel dĆ­a, sĆ”bado 4 de enero era especial por ser el dĆ­a de su cumpleaƱos y lo celebrarĆ­a en grande, 23 aƱos. Aquel sĆ”bado irĆ­a a la discoteca con sus amigos. Ya habia recibido los buenos deseos de su familia y de pronto una llamada entrĆ³ a su celular. Con el dibujo de un robot verde se leia las palabras "Otto" y Pablo contestĆ³.

“CUMPLEAƑOS A Tƍ, CUMPLEAƑOS PABLO, CUMPLEAƑOS FELIZ JAJAJAJA ¿CĆ³mo has estado?” le saludo Otto.

“muy bien” afirmĆ³ Pablo sentĆ”ndose en la cama y sintiendo una emociĆ³n incontenible.

“perfecto, porque hoy tengo una idea en mente, es mas, no puedo esperar para mĆ”s” decĆ­a Otto "quisiera verte hoy... ¿podrĆ­as?"

"wow, no sƩ..."

"por favor Pablo"

"...... estĆ” bien"

Cuando Pablo llegĆ³ por la tarde al departamento de Otto, este lo recibiĆ³ con un un fuerte y largo beso en los labios de bienvenida.


Pues la pareja tenĆ­an semanas de haber formalizado esa uniĆ³n, todavĆ­a en secreto, pues el seƱor Marcos ChacĆ³n se oponĆ­a a una posible relaciĆ³n de ellos  y que solo fuera una relaciĆ³n de trabajo, porque tampoco queria una amistad entre ambos. Y Pablo tambiĆ©n deseaba ocupar su mente en algo, y olvidarse de Alfredo en definitiva, que obstinado no lo querĆ­a ver ni tan siquiera oĆ­r. Entonces viendo a Otto como un buen hombre, serio, responsable y por sobre todo muy sabio quiso iniciar una fase con Ć©l, aunque quisiera todavĆ­a a Alfredo.

“… eso… ¿es lo que deseabas?” susurro Pablo sonriente

“eso… y un poco mas, debo darte tu regalo de cumpleaƱos” hablaba Otto con voz susurrante "felicidades"

“¡gracias!" sonreĆ­a Pablo

La mirada de Otto estaba puesta en un punto de la anatomĆ­a de Pablo, su entrepierna, unos grandes huevos que se marcaban dentro del pantalĆ³n.

“ah, ya quieres... ¿sexo?” pregunto Pablo “solo me ves como un objeto sexual”

“oh... eres un rico objeto sexual, un gato muy lindo. Con bellos huevos, cuerpo, rostro, un dios griego. Si vamos a mi habitaciĆ³n te darĆ© tu regalo de cumpleaƱos”

“¿y si no voy?”

"no te darƩ nada"

"desconfiĆ³ de ti"

"puedes ir delante si quiere"

"¿donde esta la alcoba?"

"al final del pasillo"

Pablo sonriĆ³ y fue a la habitaciĆ³n

"¿donde?"

"dentro de la gaveta"

Pablo camino a la mesa cerca de la cama, y allĆ­ estaba una caja de regalo.

"wow, gracias" dijo Pablo, cogiĆ³ la caja y dio la media vuelta y...

Se vio sorprendido por un rĆ”pido movimiento de la mano de Otto que se posĆ³ sobre sus grandes y jugosos huevos. La palma de la mano de Otto se hundiĆ³ en el bulto prominente de Pablo que se sobresalto dejando escapar la caja de sus manos emitiendo un grito de sorpresa y horror, el muchacho puso la mano sobre la muƱeca de Otto ejerciendo gran presiĆ³n sobre ella.

Otto sonriĆ³ sintiĆ©ndose lleno de excitaciĆ³n.

"esto me hace sentir tan caliente… es un rico juego Pablo, si gritas pierdes" comentaba

Pablo gimiĆ³ y tratĆ³ de enderezarse, mas el dolor le oprimĆ­a hasta la columna vertebral.

"Oh, wow, amo estos dos pares de huevos, grandes y jugosos, y con el tamaƱo necesario para preparar un rico jugo de leche… espesa y llena de nutrientes" estimulaba con sus palabras

Los dos hombres cruzaron miradas, uno con los ojos brillantes, el otro, mas joven, con los labios apretados queriendo oprimir sus ansias de chillar. Pablo aplicaba fuerza sobre la muƱeca de Otto, intentĆ³ decir algo, pero fue callado por la manera en que Otto clavo la punta de los dedos en sus 2 regordetas pelotas vulnerables, haciĆ©ndole doblar las rodillas y cerrar los ojos, sintiĆ©ndose angustiado.

En lugar de escapar un largo y desesperado grito, Pablo jadeĆ³ profundamente, sus ojos se volvĆ­an vidriosos y poco a poco sus fuerzas iban desmejorando. Otto permanecĆ­a a su lado, mayor por su edad, un hombre sabio en edad madura, exitoso de profesiĆ³n, aplastando los huevos de Pablo con la mano, sintiĆ©ndose con aires de grandeza, que lindo era ese jovencito, parecido a su padre que mas de una vez le dedicĆ³ exclusivas noches imaginarias en su cama… imaginaciĆ³n… el poder de la mente.

Pablo tragĆ³ saliva, Otto para Ć©l, era una manera de escapar del recuerdo de Alfredo, todavĆ­a lo amaba, odiaba la manera en que terminaron, tragĆ³ saliva saliva, finalmente pudo sentir como la mano de Otto liberaba sus bolas. Otto sintiĆ³ un gran placer, sentĆ­a que la boca se le hacia agua, el pene de Pablo se marcaba por completo sobre la tela ¡que largo! Mientras tanto el muchacho trataba de sobar sus huevos.

“abre las piernas” hablo el hombre en edad madura con voz fuerte

Pablo dudĆ³, y la pierna derecha se moviĆ³ lejos de la izquierda. Otto sonriĆ³ y lanzĆ³ una suave patada en la entrepierna de Pablo. Su zapato de cuero impacto entre las piernas del joven que hizo una mueca de dolor y se llevĆ³ las manos a las rodillas para no caer al suelo respirando agitado para no gritar y parecer dĆ©bil.

Repetidamente el zapato del ingeniero surcĆ³ el aire y paso entre los muslos de Pablo, atrapando sus testĆ­culos contra la pelvis. Pablo se elevĆ³ en el aire y tras un grito de dolor cayĆ³ de lleno al suelo, moviĆ©ndose de lado a lado teniendo las manos agarrando sus bolas. Otto sintiĆ³ la adrenalina fluir.

"ooooh" murmuraba el joven economista desde el suelo acunando las bolas entre las manos

“no te preocupes Pablito… todo estĆ” bien feliz 23 aƱos y junto a mĆ­”

Pablo bufĆ³

Los lindos y azul verdosos ojos de Pablo estaban brotando lƔgrimas su cara se habƭa tornado roja como la de un tomate y sus bolas empezaban a crecer de tamaƱo, hinchadas. Desde el suelo se movƭa de atrƔs a adelante meciƩndose.

Inesperadamente Otto metiĆ³ la mano dentro del pantalĆ³n de Pablo, tanteando los preciosos objetos ovalados que querĆ­a tocar, y el miedo en Pablo renaciĆ³ al instante, fue entonces cuando las bolas de Pablo empezaron a ser retorcidas por poderosas manos.

“¡mis bolas Otto!” hablaba con desesperaciĆ³n.

"tus bolas me excitan" le comunicĆ³ el maduro hombre girando la mano y haciendo a Pablo gritar sin poder soportarlo con un gemido de dolor.

Pablo logrĆ³ acurrucarse en el suelo cuando finalmente Otto lo pudo haber soltado. Jadeaba con fuerza, mientras preciosamente tenĆ­a los ojos cerrados y las 2 manos en la entrepierna.

Queriendo llegar mas lejos, o simplemente preso de la excitaciĆ³n Otto comenzĆ³ a bajarle el pantalĆ³n al debilitado Pablo, el hombre maduro se quedo admirando lo muy bien dotado que se veĆ­a la desnudez del jovenzuelo, con dos grandes y gordos testĆ­culos colgantes repletos del mas exquisito y nutritivo semen, su pene largo en proporciones lucia medio duro sobre los huevos.

“tienes una bella verga Pablo, no solo eso, tus bolas… son grandes… no las imaginaba asĆ­" admiraba Otto con la boca echa agua, paseo su dedo Ć­ndice por cada camino de la carretera del sexo de Pablo.

Pablo abriĆ³ los ojos, al sentir aquellas sensitivas caricias y su polla empezĆ³ a hincharse, Otto cautivado lo miraba y estaba sonriĆ©ndole lleno de confianza, mientras movĆ­a sus dedos por el pene y las bolas de Pablo. Dentro de su apretado pantalĆ³n, su pene estaba erecto como una fiera, casi reventando el cierre, una gustosa erecciĆ³n era lo que sentĆ­a, se pasĆ³ la lengua por los labios, palpando las divinas proporciones de aquel lote de carne, la mano comenzaba a subir y bajar a travĆ©s del trozo de piel que Pablo tenia por pene.

“jaaaa…” gemĆ­a Pablo pese a su dolor

El glande grueso y gordo, la cabeza grande en forma de hongo sonrosada entraba y salĆ­a de la piel, despojando sus primeros lĆ­quidos seminales. Pablo hizo una mueca, cerrĆ³ los ojos y arqueĆ³ la espalda, pausadamente respiraba por la boca a grandes bocanadas, finalmente se mordiĆ³ el labio inferior conteniendo la respiraciĆ³n. Los dedos de Otto cercanos a la cabeza de la polla de Pablo comenzaban a llenarse del viscoso lĆ­quido preseminal del muchacho, que tragĆ³ saliva de nuevo.

Otto levantĆ³ el brazo derecho, mientras seguĆ­a pajeando al joven y los ojos de Pablo se iluminaron de terror.

En instante el puƱo se estrellĆ³ entre los muslos de Pablo, le aprisionĆ³ los dos huevos vulnerables del joven embistiĆ©ndolos contra la pelvis.

Pablo dejĆ³ escapar un grito agonizante y doblĆ³ la espalda.

RiĆ©ndose, Otto lanzĆ³ otro puƱetazo en los delicados testĆ­culos de Pablo ChacĆ³n, aplastĆ”ndolos como vidrios y provocĆ”ndole al golpeado gemir de dolor. Se doblĆ³ en el piso, acurrucĆ”ndose con las manos sobre las pelotas jadeando pesadamente.

"resiste" dijo Otto alegremente y plantĆ³ otro fuerte puƱetazo aplastando irreprochablemente las pelotas regordetas del joven que le gustaba. El sonido del pesado puƱetazo de Otto golpeando los delicados pero resistente testĆ­culos de Pablo resonĆ³ en toda la habitaciĆ³n.

Otto mirĆ³ al rubio y esperĆ³ pacientemente hasta que las contorsiones del joven menguaran sobre el suelo, Pablo diviso una terrible erecciĆ³n en el pantalĆ³n de Otto. El hombre le agarrĆ³ la polla dura empezando a acariciar suavemente con la mano izquierda.

Pablo gimiĆ³.

Otto le dirigiĆ³ una bella sonrisa. Entonces, de la nada, golpeĆ³ el escroto lleno de caliente semen del hijo de Marcos ChacĆ³n. Pablo desenfoco los ojos dejando escapar un fuerte gruƱido. Otto siguiĆ³ con un devastador puƱetazo que hizo convulsionar el cuerpo de Pablo humedeciĆ©ndole los ojos y haciĆ©ndole abrir la boca en un silencioso grito.

Otto continuĆ³ acariciando la polla de Pablo.  LanzĆ³ otro puƱetazo en el escroto del joven que lo rodeĆ³ de dolor, mientras su polla, erecta y hermosa se hacia grande por la sangre contenida...

"estoy que exploto" comento Otto lleno de satisfacciĆ³n y a continuaciĆ³n agarrĆ³ las bolas de Pablo con un fĆ©rreo control y las apretĆ³ con fuerza, sin dejar de masturbarlo. Pablo abriĆ³ los ojos de par en par mientras su pene soltĆ³ el primer chorro de leche blanca y espesa.

Otto tambiĆ©n soltĆ³ un suspiro profundo entre tanto el semen del muchacho se estrellaba contra su mejilla derecha, el hombre aumentĆ³ la presiĆ³n, ordeƱando una enorme explosiĆ³n de semen de los grandes testĆ­culos hinchados de Pablo.

Chorro tras chorro de caliente y cremoso semen saliĆ³ disparado de la polla del muchacho que parecĆ­a hermoso tirado en el suelo, con solo una chaqueta puesta, debilitado, sudoroso y emanando cantidades de esperma agridulce.

"dios mĆ­o" susurro Otto cuando un lote de ese semen le cayo cerca del ojo.

Finalmente el hombre soltĆ³ el par de testĆ­culos mientras Pablo se acurrucaba en el piso sobre su propio charco de leche caliente.

Otto volviĆ³ a suspirar encantado, levantĆ”ndose y mirando como su pantalĆ³n lucia una mancha notable. SonriĆ³

Alejados de la oficina de Pablo, situĆ”ndonos en la finca donde vivĆ­a Rodrigo, primo de Pablo ChacĆ³n. Este admiraba la fuerza de FabiĆ”n.

Memorando un poco lo que habĆ­a sido la historia de estos dos hombres FabiĆ”n apenas empezĆ³ a trabajar como peĆ³n en la finca, Rodrigo empezĆ³ a sentir una fuerte atracciĆ³n fĆ­sica por Ć©l, quizĆ”s por su fuerza, su virilidad, hasta el punto de ofrecerle dinero a cambio de sexo y de sesiones de ballbusting, sabiendo la urgencia econĆ³mica que necesitaba FabiĆ”n. El macho peĆ³n habĆ­a aceptado toda propuesta, pero poco a poco Rodrigo empezĆ³ a sentir que solo era utilizado por FabiĆ”n por el dinero, y sintiĆ³ la necesidad de conseguir pareja. Pasado un tiempo conociĆ³ a un hombre llamado Guillermo, del que solo consiguiĆ³ ser usado por Ć©l. Ahora en la soledad de la finca veĆ­a como FabiĆ”n le ignoraba.

(“si tan solo no fuera heterosexual”) pensaba Rodrigo al verlo pasar cargando diferentes cajas con manzanas.

Todos esos pensamientos y recuerdos eran repetidos dĆ­a a dĆ­a, hasta que cierta maƱana cansado del tedio y viendo como el empleado estaba solo limpiando un establo, Rodrigo decidiĆ³ abordarlo.

“¿CĆ³mo has estado todo este tiempo?” le preguntĆ³

FabiĆ”n sin mirarlo a la cara solo respondiĆ³

“perfecto, dedicĆ”ndome a mi trabajo que es lo Ćŗnico que debo hacer aquĆ­”

“… que debo hacer aquĆ­… ¿y que mas quieres hacer?”

“soy un simple peĆ³n, a nada mas puedo aspirar”

Rodrigo sonriĆ³, FabiĆ”n no era un peĆ³n cualquiera, incluso su familia habĆ­a tenido dinero, pero tras la muerte de su padre, el derroche de billetes lo llevo a trabajar asĆ­.

“AsĆ­ que eso opinas…” solo dijo FabiĆ”n empezando a aburrirse

“si… y ¿usted que puede decir?... ¿te vas a la ciudad con el periodista aquel?”

Se referĆ­a a Guillermo.

“la Ćŗnica manera en la que me escaparĆ­a a la ciudad seria contigo” hablĆ³ Rodrigo corriendo todo riesgos.

FabiĆ”n dejo de lavar la madera y por primera vez en todo ese tiempo mirĆ³ directo a los ojos de Rodrigo.

“no juegues conmigo” le dijo mientras se acercaba a Ć©l

Los huecos de la nariz de Rodrigo se abrieron, era ese olor del peĆ³n que le gustaba, ese cuerpo, esa decisiĆ³n, el bulto que le formaba el pantalĆ³n.

“no estoy jugando” respondiĆ³ Rodrigo ChacĆ³n.

“bien puedes irte con… ¿Guillemro era su nombre?” decĆ­a FabiĆ”n parado a su frente.

“si Guillermo, aunque Guillermo es nada para mĆ­”

“y por eso ¿recurres ahora a mi?”

“..Si”

“pero ahora ya no vuelvo a caer en tus trampas, ni en tus propuestas, ni a nada de eso”

Rodrigo dio un suspiro

“Pese a todo el dinero, tĆŗ me gustabas verdaderamente, por alguna razĆ³n te pague muchas veces”

FabiĆ”n hizo un movimiento rĆ”pido y con sus fuertes brazos rodeĆ³ la espalda de Rodrigo y lo acercĆ³ a Ć©l. ¡Que fuerza de hombre!

“acepto que si le dije sĆ­ a todas sus raras propuestas era porque necesitaba el dinero… pero luego… con el pasar del tiempo empecĆ© a sentir algo raro por usted, pero despuĆ©s vino y tirĆ³ todo por la borda con aquel periodista”

“no me jodas FabiĆ”n, ahora suĆ©ltame que puede llegar alguien”

“conmigo no se juega… ya no vuelvo a caer en tus chantajes”

Haciendo uso de sus fuerzas Rodrigo se soltĆ³ de FabiĆ”n y mirĆ”ndole mal, se alejo del sitio. Ahora caminando apresurado hacia su casa pensaba en esas Ćŗltimas palabras del empleado ¿QuĆ© se habĆ­a enamorado de Ć©l? JamĆ”s lo creerĆ­a, todavĆ­a recordaba sus amorĆ­os con Lolita. No, decidiĆ³ desechar todo tonto pensamiento de su cabeza. Por otra parte empezaba a sentirse fastidiado de todo ese ambiente, donde debĆ­a aparentar algo que no era, querĆ­a marcharse lejos, lejos, lejos. VolviĆ³ a dar un suspiro y entrĆ³ a la gran casa.


FabiĆ”n se lavĆ³ la cara antes de terminar aquel largo dĆ­a laboral, era el momento de salir de la finca y bajar hasta el pueblo, no tenia dinero para alquilar un taxi, y ya los demĆ”s empleados habĆ­an bajado en el jeep que le ofrecĆ­an. No tenĆ­a mĆ”s opciĆ³n, se pondrĆ­a a trabajar mas las fuertes piernas bajando por 20 minutos al pueblo. Eran las 6:26 minutos de la tarde cuando empezaba a bajar, y una camioneta de color azul que ya conocĆ­a de vista se detuvo a su alcance, Ć©l se parĆ³ de inmediato, y esperĆ³ a que el vidrio o la puerta se abrieran, fue lo primero nombrado lo que cediĆ³.

“estoy decidido” dijo el rostro de Rodrigo al bajar el vidrio “me irĆ© de la finca de mi padre acĆ” cargo mis maletas y me irĆ© lejos… ¿tĆŗ que decides? ¿Quieres quedarte aquĆ­? ¿O irte directo en la aventura conmigo?”

FabiĆ”n doblĆ³ el ceƱo haciendo un esfuerzo por no reĆ­rse, pero comentĆ³

“¿y que serĆ” de mi? ¿Mi familia? No puede mantenerse sola”

“tengo lo suficiente para mantenerme, ayudarte a ti, tu familia, y a todos quien tu quieras”

FabiĆ”n volviĆ³ a doblar el ceƱo

“si deseas, podemos volver a empezar, olvidar las viejas propuestas, Guillermo, Lolita. Yo estoy decidido, me voy, solo faltas tĆŗ, pero solo decide”

“estĆ”s loco”

“ah, vaya, ya me tuteas”

“…”

“bueno FabiĆ”n, me irĆ©. Ha sido bueno conocerte despuĆ©s de todo… ¡gracias!”

“espera, espera” le detuvo FabiĆ”n “¿QuĆ© harĆ”s? ¿Para donde iras?... y si me voy contigo ¿QuĆ© serĆ” de mi? ¿CĆ³mo podrĆ­a mantener a mi familia?”

“ya te lo dije FabiĆ”n, tengo lo suficiente para mantenerme, mantenerte, ayudar a tu familia. Por ahora quiero llegar a la ciudad, alquilar un sitio donde vivir y comenzar con mi proyecto”

“¿QuĆ© proyecto?”

“proyecto de vida… de tu parte queda montarte e irte conmigo”

FabiĆ”n deseaba irse con Ć©l, tener un nuevo modo de vida. Dio un largo suspiro y abriĆ³ la puerta de la camioneta y subiĆ³ a ella.

“¿nos vamos?” preguntĆ³

“¡nos iremos!” asegurĆ³ con entusiasmo Rodrigo

Durante el trayecto de camino al pueblo FabiĆ”n no dijo nada, incluso llegaron al pueblo y no hubo comunicaciĆ³n alguna por parte de los hombres. Rodrigo se preguntaba si su invitaciĆ³n fue errĆ³nea o no, si todo saldrĆ­a bien, miraba de reojo a FabiĆ”n y este parecĆ­a fatigado. En cambio FabiĆ”n en su mutismo pensaba cual seria su futuro lejos de su familia y tambiĆ©n si todo saldrĆ­a bien. Se habĆ­a enamorado extraƱamente de Rodrigo, recordaba como se iniciĆ³ todo, con una extraƱa propuesta del hijo de su jefe de apretarle los testĆ­culos a cambio de dinero, una cosa habĆ­a llevado a la otra hasta que el peĆ³n tuvo sexo con Ć©l, y no es que fuera homosexual, nunca habĆ­a tenido sexo con otro hombre, pero desde aquella vez habĆ­a experimentado un extraƱo gusto, un placer que ninguna mujer habĆ­a podido darle… se equivocaba ¿quizĆ”s? Hasta ahora no lo sabĆ­a.

“no tengo ropa para irme contigo” rompiĆ³ el silencio FabiĆ”n cuando empezaban a cruzar la carretera

“al fin hablas, no te preocupes, podrĆ­a prestarte la mĆ­a mientras te compro otra” aseguro Rodrigo.

Comenzaron una larga plƔtica, rompiendo el hielo y calmando el nerviosismo.

Era pasada las 8 de la noche cuando llegaron a la ciudad capital, de grandes edificios, ajetreo en las calles y mucho trafico. FabiĆ”n tragĆ³ saliva cuando Rodrigo le dijo que pasarĆ­an la noche en un hotel, y fue ChacĆ³n quien pago por una habitaciĆ³n para ambos, el peĆ³n sintiĆ³ vergĆ¼enza cuando la impresionada recepcionista se les quedĆ³ mirando como si hubieran cometido algĆŗn sacrilegio.

“peores cosas se ven en un hotel” dijo con molestia Rodrigo cuando se alejaba de la recepciĆ³n

Al llegar a la larga habitaciĆ³n Rodrigo besĆ³ a FabiĆ”n, un beso largo y esperado por ambos, el peĆ³n asegurando que todavĆ­a olĆ­a mal fue a ducharse. Rodrigo solo en la habitaciĆ³n suspiraba a todo momento, despuĆ©s de todo estaba allĆ­, lejos de su casa con FabiĆ”n, juntos los dos, increĆ­ble pero cierto.

Al salir FabiĆ”n de ducharse Rodrigo volviĆ³ a besarlo, le quito la toalla de la cintura y pego su cuerpo contra Ć©l. Continuaban besĆ”ndose, tocĆ”ndose, FabiĆ”n tenia las piernas abiertas, con sus gordas bolas colgĆ”ndole, fĆ”cilmente Rodrigo podĆ­a levantar la rodilla y estamparle un certero golpe, mas prefiriĆ³ no hacerlo y disfrutar de ese lindo momento sexual entre ambos. FabiĆ”n en cambio no deseaba ser golpeado por Rodrigo, pero si ese seria su pago por estar con Ć©l, decidĆ­a tener las piernas abiertas ante cualquier golpe.

Rodrigo se arrodillo a la altura del blanco y desnudo pene de FabiĆ”n, se lo agarro con las manos, Rodrigo miro a sus bolas, gordas, colgantes, frĆ”giles. Enseguida la caliente boca de Rodrigo probĆ³ la gruesa verga del empleado, lo chupaba, degustaba aquella verga que tenĆ­a en la boca, le comĆ­a el frenillo y al mismo tiempo le veĆ­a la cara de excitaciĆ³n de FabiĆ”n, su reacciĆ³n era de placer el hombre respiraba jadeantemente, Rodrigo bajĆ³ a sus bolas,  metiĆ©ndose una a la boca y despuĆ©s la otra, con suavidad ante aquellas orbes que tantas veces habĆ­a aplastado mental y directamente

Rodrigo usaba la lengua por la rosada cabeza, estimulĆ”ndolo, pasando la punta por el orificio del hueco del pene de FabiĆ”n, su sabor salado, su virilidad, su hombrĆ­a, se tragaba el pene entero. FabiĆ”n tomo la nuca de Rodrigo y comenzaba a balancearle la cabeza sobre el pene, hacia delante y atrĆ”s. La saliva del primo de Pablo se apoderaba de la larga porciĆ³n de carne, FabiĆ”n se tensĆ³ y agarrĆ³ con todas sus fuerzas  a su amante y le hundiĆ³ lo mĆ”s que pudo el pene en su garganta, ahogĆ”ndolo hasta que descargo dentro de su boca toda su leche. DejĆ”ndole la boca taponada con una buena cantidad de semen, caliente y espesa, con un sabor dulce y Ć”cido, Rodrigo con los ojos cerrados bebĆ­a de aquel nĆ©ctar, limpiĆ”ndole la verga a FabiĆ”n.

Horas despuĆ©s 2 hombres dormĆ­an uno al lado del otro en aquella habitaciĆ³n de hotel.

...

Cuando Pablo llegĆ³ a casa, guardo en un sitio el regalo de Otto, habian sido 2, una porta chequera y el otro regalo lo dejo en casa de Otto.

"¿que es esto?" le pregunto mientras sacaba un par de esposas y unos objetos de lĆ”tex

Otto sonriĆ³ y le contestĆ³

"quiero que seas mi esclavo"

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