Un gusto y un susto para Simón - Las Bolas de Pablo

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5 feb 2014

Un gusto y un susto para Simón

Ante todo un saludo a todos, TODOS los lectores, gracias a ustsdes sigo escribiendo para el blog. Acá entra un nuevo personaje, y pronto irán desapareciendo poco. Mi saludo para todos aquellos que le gustan las tramas de adornan las historias del blog, a los que no le gustan las tramas, a los que tienen sus personajes favoritos, a los que detestan que entren nuevos personajes. Saludo para todos. Y Gracias!

CONTIENE:

-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE

-SEXO ORAL HETEROSEXUAL

Era un aburrido sábado por la noche y Oswaldo y Oscar holgazaneaban en el cuarto, a fin de cuentas había sido una semana lenta y ajetreada, Oscar apagando incendios y rescatando personas al borde de la muerte, Oswaldo renunció a la tienda donde vendía ropa y se había dedicado a ir a la universidad para seguir con sus estudios. En ese momento estaban uno al lado del otro tumbados en la cama, con la televisión enfocando un aburrido programa conducido por 3 bellas chicas, que mas de hablar de farándula, parecían divertirse con la pena ajena de los artistas de televisión, a pesar de pertenecer a un canal informativo.

Sin prestar atención a las risotadas de las conductoras por un chiste que únicamente ellas conocían, Oscar comenzó a besar en el cuello a Oswaldo, el muchacho empezó a endurecer algo en su pantalón por la entrepierna y Oscar emitió una sonrisa picara, siguió besándolo.

Pero los oscuros ojos del bombero apuntaban al bulto de Oswaldo, marcando ligeramente la silueta de su polla. Continuo entregándole besos sonoros y Oswaldo se reía como se carcajeaban todavía las bellas conductoras ahora invitando al estudio a una actriz reconocida en el país por interpretar en casi todas las telenovelas el mismo papel de mujer de caserío y chabacana.

Oswaldo tenia los ojos cerrados mientras recibía los cálidos besos de Oscar que abría la palma de la mano y levantaba el brazo para dejarlo caer pesadamente en el bulto de Oswaldo. Una palmada en los huevos seguido de los dedos de Oscar aferrándose al par de músculos ovalados.

Oswaldo reaccionó empujando hacia fuera el aire de sus pulmones.

"Aaaaaa, jajajajam ay..." reaccionaba al dolor, pero la mano de Oscar seguía en su paquete.

"Tómalo con calma, todo irá bien. La noche esta aburrida, y ese programa al contrario que a tí, me aburre"

Oscar sonrió pegando su cuerpo a la cadera de Oswaldo haciéndole sentir su erección.

Oswaldo gimió suavemente mientras su erección también se hacia notable rozando la muñeca de Oscar.

Oscar apretó el puño fuertemente y lo dejo caer cual martillo en la entrepierna de su pareja, pegándole a sus gónadas de una manera dura que el pobre Oswaldo dio una embestida sobre el colchón.

"¡AHHH!" gritó Oswaldo inclinándose en la cama hasta reducirse a posición fetal "Ohhhhh, justo en los dos… ahhh"

Miró al barbudo con deleite franco, Oscar tan varonil, musculoso profesional en su labor de superhéroe bombero.

Oscar desabrochó el jean de Oswaldo y lo bajo de su cadera, paso la mano delicadamente por el bóxer blanco del muchacho tocando sus bolas, que hasta el momento no parecían hinchadas, ni maltratadas.

"me duele" informó Oswaldo

Oscar sonrió, se sentó en la cama centrando la mirada de Oswaldo sobre él, quitándole toda atención de los chismes ridículos de las animadoras del programa. Y fue cuando con la velocidad de un rayo, el puño cerrado del bombero golpeo con la fuerza seca de un hierro en los testículos del muchacho, golpeando ambas pelotas dentro de la ligera tela del bóxer.

Oswaldo gritó como un animal antes de morir sintiendo sus huevos ser pegados contra la pelvis tras el amargo golpe que los hizo crujir, Oswaldo rodó de un lado a otro de la cama en estado agonizante, chillando y gritando. Oscar paso su dedo sobre la silueta de su pene, grueso y erecto como un asta, se desnudaría y se masturbaría frente a Oscar, estaba seguro que eyacularía como un semental, pero si aun tenia la suerte, penetraría al joven… y si que lo harían…

La noche de ese sábado, en la casa de Pablo Chacón casualmente el televisor de la sala de estar, sintonizaba un programa de 3 chicas que conducían un programa de farándula un sábado por la noche, dicho programa era idolatrado por la señora Jenny De Chacón. Más de una vez en aquel estudio estuvo su hijo Simón promocionando alguna obra de teatro o su programa radial, puesto que Simón era un reconocido animador de televisión a nivel nacional. Pero en aquel momento no veían el programa, sino que Yenny, la hija, había invitado a cenar a un nuevo amigo que tenia. Santiago, un muchacho que había conocido en una discoteca y ahora tenían una simpática relación de amistad que olía a futuro romance.

El señor Marcos Chacón, charlaba animadamente con el hombre, parecía un tipo serio y responsable, aunque los altos años que le tenía por delante a su hija, en nada le convencía. (“se ve un muchacho maduro y no un chico idiota como Daniel” había pensado el arquitecto) la señora Yenny también parecía fascinada con el hombre, alto, apuesto. Le gustaba para su hija.

Jenny también disfrutaba al lado del chico, en días anteriores almorzaron en un centro comercial y ella disfrutó con el coqueteo que le daba el medico forense.

“… y en eso también es usada la morfina” concluía el hombre, tras una explicación a sus futuros suegros, estaba sentado en el mueble y a su lado estaba Jenny, inesperadamente, pero de manera lenta el hombre agarró la mano de la chica, y ella le correspondió con una sonrisa.

El señor Marcos se quedó mirando la escena, recibió una caricia de su esposa que le hizo levantar la mirada de las manos.

“eres un padre celoso con Yenny” le había dicho ella días atrás.

Pablo se encontraba de fiesta en algún lugar ese sábado.

Esa semana Israel había recibido una llamada telefónica de su padre. Era el mayor de los hermanos Chacón, y vivía en otro estado, por situaciones del destino no tenia el apellido Chacón y apenas compartía con su familia paterna. Puesto que el mismo señor Marcos Chacón se había enterado de su existencia como hijo hacia menos de un año.

“considéralo hijo” le había dicho el señor Marcos por celular “podemos abrir tu consultorio aquí, no es problema. O hacer un convenio, atiendes también a los trabajadores de la constructora, traes a Rafaelito y a Oriana aquí, son mis nietos tambien, y vives con nosotros, esta es tu casa también, me gustaría que te mudaras aquí… quiero ayudarte, que estés mas tiempo con nosotros, quiero conocerte más. Hable con Jenny y no tiene problema, tus hermanos tampoco tienen problemas en que vivas con nosotros”

“papá, yo acá tengo toda mi vida” explicaba Israel por celular “tengo todo, mis otros hermanos, el consultorio odontológico, mis amigos, mis hijos. La natación”

“la natación, de eso también quería hablarte” decía Marcos Chacón, aquel muchacho se desempeñaba como odontólogo, pero dentro de sus facetas era un excelente nadador local no reconocido, entre ambas profesiones, la segunda era su favorita “conozco gente, que te pueden entrenar, realzar tu carrera. Lo tienes todo... mudate”

“me estas tentando papá” sonreía el odontólogo con sus dientes blanquísimos.

“vamos, inténtalo. Múdate con nosotros 6 meses… si en ese tiempo no ves fruto. Puedes regresar a tu estado, como si nada hubiera pasado."

“papá… lo que me dices es muy arriesgado... es... como empezar de cero, wow, es difícil, y me da miedo…”

Y la conversación se extendió, a lo menos el señor Chacón, logró crear la idea en los pensamientos de su hijo mayor considerar la posibilidad de mudarse al caótico estado capital.

La noche de aquel sábado, Simón Chacón estaba acostado en su habitación matrimonial, su esposa Claudia sintonizaba un entretenido programa conducido por 3 amigas suyas, en el medio de ellos, Vicente, su hijo de 6 meses dormía.

“¿te he dicho que te amo?” le preguntó sonriendo Simón.

“si, muchas veces” confirmó su esposa.

“pues… yo te amo mucho, mucho, mucho, quiero que lo sepas” alegó Simón colmándola de besos queriendo sentir que expiraba todas sus culpas.

Esa semana algo extraño y fascinante le había ocurrido, hasta tal punto que había empezado a sentirse como un infeliz hombre que no merecía lo que tenia, una buena esposa y un bebé de apenas 6 meses.

Todo había empezado 2 semanas atrás cuando su propia esposa dijo que el canal de televisión donde trabajaba como ancla del noticiero tenían pensado abrir un horario para un late show y querían proponerle a su marido su vuelta triunfal a la tv en dicho programa.

“esta bien, me sentare con ellos para discutir el contrato” le aseguró Simón.

“Diana es quien habló conmigo, con ella es que debes hablar, sabes que maneja a su esposo como un títere”

Diana La Vecchia, era una actriz reconocida por sus papeles protagónicos, mismo que lograba por el peso de su novio como ejecutivo de la televisora. Una preciosa mujer que su carácter no iba en concordancia al carácter mojigato y sufrido de las protagonistas de novela.

Pues esa semana Simón se reunió con Diana, donde comenzó la dulce locura que deseaba borrar de su mente.

Él había llegado temprano esa mañana, lo esperaba en el salón donde le dijeron que aguardara. Y llegó Diana, cerrando muy cuidadosamente la puerta, ya tenia su oferta estudiada y maquinalmente preparada.

“¡Simón tiempísimo sin verte!” se alegró ella saludándolo, se dieron un fuerte abrazo.

Siempre ella, tan explotada de buena, rubia, con los pechos enormes, serpenteantes curvas en su cuerpo. Simón tuvo que tragar saliva, y no es que su esposa no estuviera buena, pero Diana... Diana estaba que mataba de exótica belleza.

Fueron directo al grano, ella le explicó que dicho programa sería emitido lunes a viernes a las 12 de la noche en señal nacional, el mejor programa de la semana seria seleccionado para salir por la señal internacional del canal los domingos por la noche. En una hora de duración y no seria en vivo, aunque con publico en el estudio. Todo un programa de comedia, le mostró el contrato del canal y Simón pareció muy convencido con la propuesta.

“hasta donde leo y entiendo me parece todo bien, yo tengo un tío que es abogado, se lo mostrare y él me dirá si no hay problema Diana, pero hasta ahora, creo que diré que si Diana”

“pana nada Simón” negó ella con los ojos brillosos.

El había notado su mirada, se había puesto nervioso, únicamente sonreía.

Luego un chiste llevo a otra situación, luego vagos comentarios y Diana hizo su paso preparado.

“no te preocupes por el contrato, todo estará muy… bien” dijo ella lentamente moviendo los labios, Simón los miró lento abriendo la boca y excitándose.

“¡vaya! parece que algo crece por ahí” alegó la actriz mirando el bulto de la entrepierna del locutor

“oh, lo siento, perdón” se excuso él tapando su desvergonzada erección ¡maldito pantalón! pensó

Pero después de todo, le gustaban las mujeres y Diana era un hermoso ejemplar de fémina, amaba con locura a Claudia, y era su esposa y madre de su hijo, pero en aquel momento Diana usaba un escote muy pronunciado, sus palabras sonaban casi tentadoras y sus comentarios también, ya él estaba tan nervioso y excitado con esa ocasión, no sabia si salir corriendo o dejar que sus hormonas alborotadas hicieran de las suyas, que tonto se sentía, como si tuviera 16 años menos. Y la propia Diana no ayudaba en la situación, se acariciaba el cabello, el escote, sobaba su pierna, volvía a mirarlo, sonreírse y volvía a acomodar el rubio cabello.
Simón se sentía caliente, ni el propio aire frio refrescaba su extraña sed. Diana continuaba charlando y riendo plácidamente, ella poso su mano en el hombro de Simón, el se sintió contento aunque incomodo, excitado a mas no poder, su verga reventaría el jean.

“Creo que me iré” le dijo nervioso

“espera Simón, hace falta la parte mas importante e interesante del contrato”

“¿si? ¿Qué? ya todo esta aquí ¿no?”

Diana dejo caer su vestido por el hombro, revelando una fina prenda intima.
“Diana ¿que haces? ¿no es una broma de Ya cayo verdad? ¿o de A las Once?”
“quiero un ratito contigo, Simón Chacón no seas tonto, tú estas caliente… vamos a lo que nuestros cuerpos piden”

“Diana no” se negó Simón nervioso “tengo mi esposa, Claudia, la conoces… mi hijo, tiene pocos meses de nacido”

“solo esta vez Simón, lo que en esta sala ocurra, en esta sala quedara, así como en Las Vegas”

Simón estaba preparado para irse, miro a la puerta, estaba bajo seguro. Diana lo invitaba a sexo, no seria más que eso, un rato de sexo, Claudia era su reina. Pero Diana lo empujo contra el sillón, y juntos empezaron a besarse, después de todo, Diana también era novia de un viejo magnate del canal de televisión.

Los besos húmedos y rápidos eran los que ambos circunstanciales amantes se propinaban, uno pensando en que todo seria hasta ahí, el otro, dejándose encantar por aquellos besos, vertiginosos y fugases.
Simón encima de ella sentía sus pechos enormes y duros contra su robusto pecho. Diana para nada era la tonta protagonista, era exacta para encarnar a la malvada villana, pero la misma mujer negaba aquellos papeles, solo para parecer un ángel ante el público, pero ahora mírenla allí, una autentica diabla. Las manos del hombre recorrían palmo a palmo la espalda de la mujer, su cuello, sus pechos, la besaba en la boca, el cuello, los senos.

La erección de Simón estaba a su punto alto que casi le reventaba el jean, su verga dura y venosa, aparto su cuerpo del de ella, para poder abrirse el pantalón. Ella fue quien aparto su mano del cierre y procedió a despojarlo del jean, bajo rápidamente el calzoncillo a los fuertes muslos del hermano de Pablo Chacón y miro con exquisitez el pene duro y recio.

Pero toda ansia de penetración quedo desplazada de la mente de la muchacha, si, primero deleitaría a aquel semental con una mamada, después que aquel toro, la penetrase. Lamió el par de huevos que le colgaban,  “tiene los huevos tan grandes” pensó la mujer, creía que Claudia había mentido aquella noche que salieron a beber solo amigas que hablaron de intimidades y la periodista alardeó de las grandezas de su marido, ahora sabia que no había mentido.

Su lengua mojaba el par de gónadas, rasuradas y llenas de semen, se los tragaba como unos huevos de chocolate, los sacaba de su boca, los lamia de nuevo.

Tomó su pene y comenzó a lamerlo lentamente, la cabeza rosada, estaba que se ponía roja de la excitación, la lengua deglutía lentamente la cabecita rosa… roja… rosa, el color de la excitación, Simón comenzaba a jadear.
Diana metió por completo el largo trozo de carne, un pene largo, grueso y viril para nada se parecía al de aquel viejo grosero y asqueroso que debía tomar viagra para emocionarse, pero cuanto dinero tenía. La boca iba de arriba a abajo, Simón tenia un verdadero espectáculo de orgasmo hasta que no soporto mas y olas de leche salieron de su pene, sus chorros pegajosos mojaban la boca de la protagonista inocente de telenovelas.

La puerta de la sala, sonó. Con aquella interrupción Simón se tensó y su corazón latió a mil por horas. Diana se asustó tanto que se trago todo lo que su boca contenía, aunque le gustó el raro sabor. Estuvo a punto de toser, y Simón le tapó la boca

“Simón… ¿estas ahí?” era Claudia

El hombre hizo un gesto de silencio entre su boca y el dedo mirando aterrado a Diana.

“¿Simón?... ¿Dónde se habrá metido?” y sus tacones hicieron ruidos de pasos alejándose.

“wow” dijo Simón “oye, wow, Diana… me iré… eh… si, me iré” plenamente asustado. Temeroso agarró la carpeta "creo... creo que rechazare el programa"

"olvídalo Simón, haz de cuenta que no paso nada y olvida esto. Acepta el programa por tu carrera y por tu esposa"

Simón tragó saliva, agarró la carpeta todavía temblando y abrió la puerta echando un vistazo al solitario pasillo.

Diana quedó allí, nerviosa, aunque le había gustado aquel hombre, no lo olvidaría fácilmente, un travieso juego era aquello. Seria su nuevo capricho.

Desde entonces Simón se sentía culpable y trataba a Claudia como toda una reina, aunque su esposa lo sentía extraño, se dejaba deleitar por los 100% cuidados de su marido.

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