La mudanza de Israel - Las Bolas de Pablo

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10 abr 2014

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La mudanza de Israel

CONTIENE:

-Ballbusting hombre/hombre

Marcos Chacón se sintió verdaderamente emocionado cuando un día el mayor de sus 4 hijos, Israel, a través de llamada telefónica le confirmó que se mudaría en definitiva a la ciudad capital. No de manera definitiva, pero viviría allí probando suerte. Contando brevemente su vida, sin conocer a su padre biológico vivió con su mamÔ y padre de crianza en un estado a una hora y cuarenta minutos de distancia con respecto a la capital del país. Trabajaba como odontólogo y como deportista, entrenaba la natación y era un talento perdido y solo reconocido en su localidad, si hubiera tenido mayor apoyo, sería el nadador favorito de la nación.

Su padre, el señor Marcos Chacón le ofrecía abrirle un consultorio para su labor de odontólogo y ademÔs había hablado con un excelente entrenador para su disciplina de natación. Cuando finalmente Israel se decidió mudarse, comenzó enviando parte de su equipo de ortodoncia que comprendía entre aquellos sillones tan temidos y parte de sus metales horrendos de braquets, ademÔs de algunos expedientes de pacientes que decían venir de la capital para ser atendidos por él.


.com/blogger_img_proxy/-podrías ayudar a tu hermano con la mudanza y así aprovechar en hacer por allÔ de lo que me hablas- dijo una tarde el señor Marcos Chacón a Pablo que hablaba de hacerse un blanqueamiento de dientes

-no- rechazo Pablo dejando de usar su celular -espero aprovechar a que llegue y tranquilamente esperar a que me haga la limpieza.

-oh claro- alegó sarcÔstico el padre -que se parta el lomo sin ayuda para mudarse, ya cuando este aquí, bien instalado que de manera gratuita me blanquee los dientes.

Pablo lo miro como si hubiera recibido un insulto y su padre lo miro como si hablara con absoluta razón.

-esta bien, me comunicare con él para saber en que lo podría ayudar- aceptó Pablo

En todos aquellos meses Israel no había visitado la casa de su padre, donde viviría ese tiempo, únicamente se limitaba a enviar sus equipos por camión.

Cuando Pablo lo contacto por celular, Israel le dijo que fuera a su estado un viernes ā€œmejor si llegas en la maƱanaā€ le habĆ­a dicho. Se ofreció a realizarle el blanqueamiento de dientes en su propio consultorio, de manera gratuita, aunque el pago de Pablo seria ayudarlo con su mudanza casi definitiva, casi definitiva porque el muchacho seguirĆ­a viajando a su estado para consultas con sus pacientes y visitar a sus hijos los dos Ćŗltimos fines de semana de cada mes, o en algĆŗn tiempo libre.

Cuando Pablo llegó al estado viajando en su propio automóvil era viernes a las 9:23 de la maƱana, habĆ­a faltado al trabajo, donde su propio padre era su jefe. El consultorio del hermano quedaba en un edificio donde tambiĆ©n estaban dispuestas otras oficinas de otras personas que laboraban en la rama de la salud. Su consultorio en el tercer piso. Tras usar el ascensor, Pablo tocó el timbre y miró a travĆ©s de la puerta de cristal una habitación iluminada, de paredes blancas y rayas azules. Un conjunto de sillas que rodeaban la habitación  4 pacientes esperando, 3 jóvenes y una mujer adulta. Fue recibido por un hombre gordo que su trabajo ahĆ­, era abrir la puerta, cambiar los canales del televisor y atender las llamadas. Pablo se sentó en una silla sin mirar las revistas que tenia a su lado con noticias del espectĆ”culo tan concurrido en su paĆ­s.

Echó un vistazo a los cuadros, los típicos esbozos de las partes de la boca, en otro, había un dibujo con un niño siendo atendido por un sonriente odontólogo, y en un tercer cuadro, estaban una fila de felices dientes siendo guiados por una crema dental. El televisor, sintonizaba un programa matutino, donde sus conductores sentados en el sofÔ veían algunos absurdos videos, aquella televisora, ofrecía programas de calidad, únicamente que no era favorecida en rating por mÔs esfuerzos que hicieran. Pablo se puso a usar el celular, mientras el hombre gordo le abría la puerta a una mujer y su hijo pequeño.

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Allƭ le confirmaba a Otto que habƭa llegado muy bien al sitio. Habƭa empezado a querer a Otto, le parecƭa un hombre sabio y tranquilo, hasta ese momento no habƭan ido mas allƔ de encuentros de ballbusting o sexo oral de Otto hacia Ʃl, no sabia por que, pero en todos esos meses no se habƭa acostado con aquel hombre maduro, y es que a veces pensaba en Alfredo, y le daba molestia, el imbƩcil seguƭa molesto con Ʃl, tenia que olvidarlo como fuera necesario.

De una puerta corrediza, salió un muchacho moreno, dio un ā€œhasta luegoā€ y salió del consultorio. Por otra puerta, el hombre gordo que ejercĆ­a de botones, llamó al siguiente paciente que lo siguió por la puerta. Pasado unos minutos Pablo vio como por la puerta corrediza, salĆ­a un nuevo paciente y como nuevamente entraba otro paciente de la espera, fue cuando el botones con una carpeta y hoja en mano le hablo a Pablo.

-buen dĆ­a…… por aquĆ­ se atiende con previa cita. Se le agradece llenar sus datos en esta hoja y en breve el doctor le atenderĆ”.

Pablo apretó los labios al oír tanto formalismo de aquel señor, solo dijo.

-el doctor ya sabia que vendría, no me informó nada de la previa cita. Únicamente vengo por blanqueamiento dental, soy su hermano.

El botones arrugó el ceño y lo miro de pies a cabeza, jamÔs había visto a ese ciudadano entre los 2 hermanos de Israel, debía ser algún idiota amigo de su jefe que le quería tomar el pelo.

-espere un momento- dijo, y dando media vuelta entro por la enigmƔtica puerta blanca.

(- lo primero que debĆ­ hacer era avisarle que llegue-ā€) pensó Pablo mirando su telĆ©fono, tenĆ­a una poderosa herramienta de comunicación a la mano que no usaba en los momentos indicados.

-¿es usted Pablo Chacón?............... perfecto, el doctor dice que usted puede pasar, sígame, Pierina, sígueme también.

La mujer mayor se paró de la silla y entro con Pablo había un largo pasillo y bajo las ordenes del botones fue a la primera habitación, ahí Pablo vio a Israel de espaldas leyendo una carpeta.

-sígame- continuó el botones.

Y Pablo fue introducido a la habitación siguiente donde se acostó en la cama de examen odontológica.

Primero fue atendido por una mujer robusta y de tez blanca que comenzó a ponerle una pasta en la boca, rellenando sus dientes, la mujer debía tener entre 45 o 55 años. Se limitaba a preparar todo entre los pacientes y el odontólogo, las ligas para braquets, las pastas, los exÔmenes, y hasta el pago.

Ese pasillo tenía 4 habitaciones donde 4 pacientes eran atendidos, pero como Israel envió 2 de sus quipos de ortodoncia a casa de su padre. Únicamente atendía a 2 pacientes en su oficina. Cuando Israel vio a Pablo lo saludo con euforia, únicamente que Pablo no podía saludarle por la cantidad de pasta que tenia entre los dientes y por aquel maligno aparato que le chupaba la saliva. Pero Israel comenzó a saludarle y hablarle de cuantas trivialidades se le ocurriesen desde tortuosos tratamientos, lindas mujeres con una boca apestosa, niños con caries, ancianitos con los viejos y desusados dientes de oro, adolescente que no seguían muy bien la ultima parte del tratamiento y los dientes se les volvían a separar. Y aquel viejo sistema de remover las impurezas de la encía, rompiéndolas con esa maldita aguja o lo que fuera.

-ahora la tecnología ha avanzado- explicaba Israel ensañÔndose con la encía inferior de su hermano para quitarle una pelotita negra -¿ya paso?- y removia la saliva y la sangre de su hermano, volvía a reclinarse -y ahora todo es con lÔser, pero ya llegara el momento que compre esos equipos- y continuo en su charla, mientras Pablo mentalmente deseaba que esa tortura terminase pronto.

Israel siguió charlando animosamente, casi nunca lo hacia, es mas, cuando estaba frente a un cliente, hacia una broma de rutina, pero se enfrascaba en su trabajo. Pero estando frente a aquel sujeto que era su medio-hermano o hermano, un ser cercano y aquella limpieza bucal era tan temida por muchos pacientes, lo mejor era animar la situación.

Le tenia tanta confianza a Pablo, que el rumbo de la conversación giro a otro temas. Cuando era muy de noche y sus empleados se retirasen Israel comenzaba a coquetear con sus clientes mÔs bellas, Pablo se enteró de todo. Israel había tenido sexo con mas de una de sus clientes en aquel lugar, se iban satisfechas, algunas no volvían mÔs, y otras regresaban con mas ganas de sexo duro. U otras solo iban para tener sexo con él.

-supieras como se divierte mi pito- hablaba Israel mientras Pablo sentĆ­a la encĆ­a doler ā€œdicen que les gustan mis cojones, que son grandes Ā”mira como se marcan!… se rĆ­en.

Seguía hablando muy divertido, sin prestar atención que Pablo había puesto sus manos sobre su paquete, ocultando una indiscreta erección.

-y el sexo oral…. Uffff hermano- continuaba Israel -debes saber que el sexo oral de mujer a hombre es excelente, el semen contiene sustancias que fortalecen a los dientes, pero hermano el sexo de hombre a mujer no es nada recomendable, daƱa los dientes las secreciones de las fĆ©minas… pero veras, en el consultorio de al lado tuve a una morena que…

Y así siguió el discurso de Israel, allí también Pablo se entero que la causa de divorcio del hermano mayor fue una relación extramarital con una prima de su ex-esposa.

Lo que Pablo sentía por Israel o lo que pensaba de él, es una situación difícil de explicar. A diferencia de su hermano Simón, con quien creció a su lado, lo respetaba considerablemente, lo amaba como su hermano y era su fuerte pilar después de su padre. JamÔs le golpearía en los testículos, sin mencionar las interminables veces que lo veía desnudo con el par de huevos colgÔndole entre las piernas. Pero con Israel la situación era otra, desde que lo había visto por primera vez le pareció una representación mortal del dios griego Ares, o Apolo. Cuerpo fornido, labios carnoso, alocado, con un paquete llamativo, y con los huevos grandes, como su familia. E incluso esa mañana cuando llegó a su oficina, disimuladamente le miró el bulto, mirando un montículo hermoso. Pero por su misma relación filial nunca le pegaría en las bolas, aunque su puño desease ser enterrado en el medio de aquellas bolas llenas semen.

Pablo cerró los ojos, prestando atención a la realidad donde Israel le decía que emanaba mucha sangre.

- pero ya casi terminamos.

Cuando culminó la sanguinaria limpieza bucal, Pablo sonrió al espejo y observó sus dientes blanquísimos y sus encías enrojecidas. Israel se quito los guantes y le dijo que lo siguiera al despacho.

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-mientras llega el mediodƭa, me ayudaras con el pago de la mensualidad de las personas- le explico como efectuar aquel pago y antes de irse caminando con su agrandado paquete dijo -le dirƩ a FƩlix que te vaya a comprar un helado, te ayudara con las encƭas. Hoy no puedes comer nada caliente.

Pablo se quedo en el pequeño despacho atendiendo a los clientes y comiendo helado. En la oficina colgaba un cuadro con el diploma de graduación de Israel, ademÔs de diferentes adornos que hacían apetecible el espacio y las fotos de sus hijos.

Llegada la hora del mediodía, Israel informo que se irían de allí y se prepararían para ir a su departamento de soltero o divorciado, allí estaban sus hermanos que lo ayudarían en la respectiva mudanza. Cuando llegaron Pablo conoció a los otros 2 hermanos de su medio hermano.

AndrƩs era el segundo hijo de la madre de Israel, un muchacho que debƭa rondar la edad de Pablo, de estatura alta, tez blanca, cabellos castaƱos y cuerpo fuerte, tenia ciertos rasgos fƭsicos semejantes a Israel, aunque el hermano mayor era el mas simpƔtico, y RubƩn, un adolescente con la cara llena de acnƩs que daƱaban su atractivo juvenil entre 15 y 17 aƱos.

.com/blogger_img_proxy/-hemos estado organizando algunas cosas, tus ropas y librosā€ explicaba AndrĆ©s con voz gruesa ā€œĀæte llevaras todo?

-no, solo algunas ropas, eso lo quisiera ordenar yo, y mis libros si. AdemĆ”s de algunas fotos, mi computador, agendas…

Israel camino a un lado rascƔndose la cabeza pareciendo pensativo.

El departamento era grande aunque desordenado con algunas cajas esparcidas, polvo en el suelo recién barrido con la escoba. Pablo dio un suspiro y se sentó en una silla viendo un libro que explicaba las distintas enfermedades bucales, sintió asco de hojearlo por las fotos que podía contener.

-mamƔ dijo que querƭa venir a verte- informo RubƩn batiendo un jugo de naranja -que no podƭas irte sin escucharla, y que la perdonaras.

Israel chasqueo la lengua con molestia. Desde que supo que el señor que lo crió no era su padre sino Marcos Chacón entro en cólera con su mamÔ.

Pablo almorzó espaguetis tibios preparados por Rubén, ”nada de comidas calientes! Había vuelto a repetir Israel. Luego de almorzar se sentaron en lo que quedaba de sala, en unos sillones improvisados, contÔndose cosas de la vida y chistes mientras empaquetaban algunos perfumes, libros, o pequeños equipos electrodomésticos.

A las 2 de la tarde Israel dijo que se irĆ­a, que saldrĆ­a del consultorio a las 6 de la tarde, visitarĆ­a a sus hijos, y regresarĆ­a temprano en la noche.

-tienes que regresar temprano para tu despedida- alego sonriendo AndrƩs -tendrƩ algunas bebidas.

-y para que hables con mamÔ- recordó Rubén

-hey, ayúdame a desconectar los cables de la computadora- pidió Andrés a Pablo una vez que Israel cerró la puerta.

Cuando comenzaron a desconectar cada tedioso y sucio cable, Pablo aprovechó para mirar el trasero de Andrés, que ocupado en su trabajo no se fijaba en el otro hermano del odontólogo. Su trasero parecía redondo y esponjoso en su jeans, ademÔs de unas piernas fuertes y atléticas. Rubén regresaba del patio cargando la ropa que ya estaba seca después del lavado hasta tirarla en el sofÔ y su celular comenzó a sonar, y salió de allí para atender.

AndrƩs termino su labor y Pablo lo ayudo a guardar cada parte de la pc en una caja.

Al finalizar Andrés fue a sentarse en el mueble donde estaba el montón de ropa del hermano mayor, comenzó a doblarla entretenido, Pablo se sentó en otra silla para tomar agua fría.

ā€œjajajajaā€ rió AndrĆ©s sujetando unos calzoncillos verdes de Israel, debĆ­an quedarle perfectamente ajustados, pensando eso, tuvo una erección.

-¿de que te ríes?- le preguntó

-de las pelotas de Israel- respondió sin vergüenza Andrés, Pablo arqueó las cejas y coloco su mano en la entrepierna, ocultando la silueta de sus huevos -es algo tonto, pero, viendo sus calzones me hizo acordar de sus huevos, son muy grandes, mÔs, que los míos, o los de Rubén. De niño creía que Israel tenia una enfermedad en las bolas, pero mamÔ me saco de dudas diciendo que era la propia anatomía de Israel, aunque en cuestiones de anatomía o genética, Rubén y yo también debíamos heredar esos huevotes, pero esto me hace recordar algunas diabluras que nos hacíamos cuando éramos adolescentes.

-¿Qué clase de cosas?

-Āæpromete que no soltaras palabra alguna?

-… lo prometo

-esta bien, en base a sus testĆ­culos yo comencĆ© a defenderme de mi hermanito, Israel era fastidioso cuando Ć©ramos jóvenes, ahora solo veo que el abusaba porque era mi hermano mayor, pero cuando comenzó a crecer, y yo notaba que sus testĆ­culos, se le marcaban por cualquier cosa, comencĆ© a pegarle cuando me molestaba. Terminaba clavado en el suelo llorando por minutos… jajaja Ā”que Ć©pocas aquellas!

Pablo sonrió, cruzo las piernas para ocultar su erección y su propio bulto.

Al poco rato regreso Rubén y todos volvieron a la labor de ordenar, empaquetar y clasificar cosas. Pablo sonrió, el único recuerdo que tenia de pegarle a Simón en los huevos, fue un terrible golpe que dejó a su hermano inconsciente, desde entonces nunca mÔs se atrevió a golpearle.

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AndrĆ©s recordó una tarde soleada, aƱos atrĆ”s cuando Israel terminaba de ducharse, se habĆ­a colocado un apretado speedo rojo y camino por su solitaria casa, intercambiaba ropa con su hermano, pero habĆ­an reƱido porque el rubio hermano mayor, tenido una tonta discusión con su hermano acerca de mujeres. Se inclino sobre el closet para buscar un jean raĆ­do que tanto le gustaba y era de AndrĆ©s. Cuando de pronto…

La palma de la mano del joven Andrés se adueñó de los cojones que se le abultaban en el speedo, apretÔndolo lo mÔs fuerte que pudo, ignorando el profundo grito ahogado de su hermano mayor, hundiendo sus dedos pulgares en la suave carne de los grandes huevos colgantes, asesinando a millones de sobrinos que aquellos testículos fabricaba por horas, minutos.

-te dije que no hurgaras mi ropa- dijo con odio Andrés -no te metas con mi ropa ¿Qué haces en mi cuarto? ”LÔrgate!

-”ahhhh!

AndrĆ©s dobló el par de testĆ­culos y los estiró hacia abajo, haciendo flexionar las rodillas de su hermano, hasta que soltó los cojones y el derrotado Israel cayó indefenso al suelo llorando de dolor.

-no te quiero hurgando mi ropa.

Todos esos recuerdos estaban en la mente de Andrés, después que su hermano se fue de casa, mÔs nunca volvió a abusar de sus testículos grandes. Inconscientemente se los envidiaba.

-ĀæQuĆ© te pasa enano?- habĆ­a preguntado un Israel de 17 aƱos tiempo atras -Ā”ay! El nene llora porque su novia lo termino jajajajaā€

Andrés estaba tan dolido de que su novia lo terminara y que oyera de su boca *deberías ser mas hombre, aprende de Israel* que pago su molestia lanzando una patada en medio de las piernas de su hermano, aplastando los huevos frÔgiles de Israel contra los huesos de la pelvis y provocÔndole aullar un grito que se oyó en toda la calle, Israel cayó indefenso en el suelo agonizando con las manos en la entrepierna, la madre de ambos se entero y Andrés fue castigado, mientras Israel tenia un hielo que le quemaba la ingle, pensaba que se lo tenia bien merecido, quizÔs por besar y hasta cosas mÔs con la novia de su hermano.

Volviendo a la realidad Israel regresó a casa con un compacto de comida en agradecimiento a sus colaboradores hermanos, llegó mas temprano de lo habitual.

Cerca de las 9, Pablo conoció a la madre de Israel, una mujer madura todavía atractiva, de cabellos castaños con reflejos rubios y ojos verdes, charló con su hijo, quería su disculpa por haberle ocultado la verdad de quien era su verdadero padre, estuvieron mucho tiempo charlando, la mujer al despedirse, le dio un beso a sus 3 hijos y a Pablo le dijo.

-saludos a tu padre.

Pablo sonrió por cortesĆ­a, pero en su interior se dijo ā€œvieja perraā€

Casi a las 11 de la noche, ya las cervezas frías habían ido acabÔndose en el congelador, Rubén dijo que se sentía muy cansado por el día y se fue a dormir en una habitación casi vacía. Israel estaba semidormido, cansado por el trabajo y mas por terminar de organizar su mudanza, se despidió diciéndole a sus hermanos que no tardaran mucho en irse a dormir, porque debían estar agotados y el siguiente día seria aun mas fatigoso.

Así que Pablo y Andrés terminaron sentados en la charla, bebiendo cerveza y contando historias absurdas, Pablo se sentía excitado ante Andrés, por su parecido a Israel, por su crianza, veía prohibido fantasear con su propio hermano, pero siendo Andrés, medio hermano de su también medio hermano, no era ningún tipo de familiar para él y Andrés era una copia barata de Israel.

Mientras Andrés hablaba sobre los conciertos que había ido a lo largo de su vida con o sin el odontólogo de la familia, Pablo visitaba con la mirada, la parte baja del cuerpo del joven, su entrepierna en el jeans. Esa tarde había asegurado tener testículos pequeños, grandes o no, eso a Pablo no le importaba, eran testículos, y dolorosos al fin y al cabo, le gustaría ver a ese muchacho alto y fuerte, doblegado en el suelo acariciando su dúo de pelotitas.

Pablo observó que su bebida había terminado, hacia calor en ese estado del país. Espero paciente que Andrés terminara su cerveza mientras sonriente le mostraba un video en su celular de su presencia en un concierto de Oasis, el mismo al que había ido 5 años atrÔs en la capital. Cosas de la vida, había estado con Simón en el mismo lugar donde estuvo al mismo tiempo su medio hermano Israel con Andrés..

-irƩ a buscar otras dos cervezas- dijo Pablo

Se paro tambaleando del sofÔ, camino unos pasos, y giro la cabeza, estaba la gruesa espalda fuerte de Andrés, moviendo la cabeza canturreando el coro de Wonderwall, estaba borracho también. Pablo abrió el congelador, y abrió mucho los ojos, quedaba solo una cerveza, adornada de una divina capa de hielo.

Cuando se sentó frente a Andrés, ya su loca cabeza adueñada por el alcohol había planeado algo ante ese joven fuerte.

-queda solo una cervezaā€ dijo ā€œy mira como esta… frĆ­a… congelada, y tanto calor que hace...

-hey, dÔmela, yo trabaje maÔ que tú hoy- sonreía Andrés

-Āæte gusta mucho la cerveza?

-”pues si!

-puede ser tuya… solo con una condición

-¿CuÔl? Dilo, que se descongela

Pablo sonrió y volvió a admirar disimuladamente la fisonomía de Andrés

-que te dejes patear las bolas

-¿Qué? ”Tú estas loco!

-no, ese es el precio de esta congelada cerveza, sino, me la tomare yo.

-no lo vale, tómala toda si quieres.

-vamos, entiende Andrés, solo un golpe ¿CuÔntos golpes en tu vida le has dado a Israel en los cojones?

-montones de veces, pero ya no

-¿y cuantas veces él te regreso el golpe?

-nunca…

-Āæentiendes? considera eso una paga para defender a mi tambiĆ©n hermano, es solo un golpe, al final, te puedes poner el hielo en las bolas… no dolerĆ” por mucho

-no se Pablo…- AndrĆ©s doblaba los labios pensĆ”ndolo -esta bien, pero que no sea tan fuerte.

-vamos, levƔntate

-oh dios.

Andrés se paro del asiento abrió las piernas, y cerro los ojos levantando la vista al techo, Pablo, miró al Ôrea genital, imaginÔndose un flÔcido pene blanco y unos testículos pequeños, sonrió.

Su pie fue hacia atrÔs, hasta ir con fuerza contra el aire, para estrellarse en las bolas de Andrés, y aplastarlas contra la pelvis con un golpe seco y fuerte. Andrés brincó en el aire, se agarró las bolas, abrió los ojos como platos y su boca también sin emitir algún tipo de grito, quedando inmóvil, y estupefacto del dolor, cayó al suelo lentamente emitiendo un chillido y derramando lÔgrimas mientras de golpe se le pasaba la borrachera.

-¿estas bien?- le preguntó Pablo inclinÔndose a su lado, sintiendo miedo, había ido muy lejos, aunque aun así se sentía excitado, si esa era la reacción con un golpe, deseaba imaginarse miles de patadas mÔs.

Andrés emitió un desesperante gemido.

Pablo apretó los labios, su corazón palpitaba de miedo y su pene estaba duro dentro del jeans.
...

A la mañana siguiente, cuando Israel salió de su habitación se encontró con Pablo dormido en el sofÔ, Andrés dormido en el piso con las manos en su entrepierna y una cerveza sin destapar puesta en la mesa.

-par de borrachos- susurró caminando para preparar café.

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