CONTIENE:
-BALLBUSTING MUJER/HOMBRE
No sĆ© ni como sucedió esto, pero pensĆ© que podĆa sobrellevar la situación, la recuerdo aquella tarde de verano, el viento soplaba el mĆ”s intenso calor proveniente de la calle pavimentada, la recuerdo a ella. Con un tez blanca, sus cabellos rubios recogidos por una delicada cola. El semblante triste, lloraba la muerte de su esposo, el cementerio estaba concurrido aquella tarde, las magnates personas, un grupo de amigos, parientes y los mas extraƱos hombres de negocios con los que su marido estaba acostumbrado a tratar. Micaela, se apoyaba en los brazos de su hijo de 14 aƱos, todavĆa sorprendida por la muerte de su esposo en un accidente de automóvil, perdió el control en aquella curva. El seƱor Filipo Morelli habĆa quedado completamente desfigurado y fue por eso que la tapa de su ataĆŗd estuvo cerrada en la funeraria.
-BALLBUSTING MUJER/HOMBRE
No sĆ© ni como sucedió esto, pero pensĆ© que podĆa sobrellevar la situación, la recuerdo aquella tarde de verano, el viento soplaba el mĆ”s intenso calor proveniente de la calle pavimentada, la recuerdo a ella. Con un tez blanca, sus cabellos rubios recogidos por una delicada cola. El semblante triste, lloraba la muerte de su esposo, el cementerio estaba concurrido aquella tarde, las magnates personas, un grupo de amigos, parientes y los mas extraƱos hombres de negocios con los que su marido estaba acostumbrado a tratar. Micaela, se apoyaba en los brazos de su hijo de 14 aƱos, todavĆa sorprendida por la muerte de su esposo en un accidente de automóvil, perdió el control en aquella curva. El seƱor Filipo Morelli habĆa quedado completamente desfigurado y fue por eso que la tapa de su ataĆŗd estuvo cerrada en la funeraria.
Yo
intente ayudarla todo el tiempo, darle Ônimos y me convertà en su mano derecha, como lo
habĆa sido con su esposo, nunca la deseĆ©, simplemente la veĆa como la bella
mujer esposa de mi jefe, pero con la muerte de Ʃl y los negocios nuestros caminos tuvieron
que unirse. Después del funeral la notaba ida, alejada de si, conocà su
temple cuando en realidad estaba enojada, y cuando le dije la verdad de su
marido, reconocà en ella su fuerza de determinación, su tenacidad, era como
si despuƩs de la noticia, ella, la bella Micaela, se hubiera transformado en
otra mujer, una donna fatale.
Me
vi obligado a contarle la verdad, ella sabia de negocios, claro, podĆa manejar
la empresa de perfumes, pero, ella debĆa enterarse de los otros negocios.
-seƱora
Micaela, su esposo, era cabecilla de la mafia- le dije una tarde que tomƔbamos
cafĆ© en el despacho, todo estuvo maquinado, hacĆamos correcciones de la empresa
y ella se dio cuenta que los ingresos no eran los mismos que cuando don Filipo
vivĆa. Don⦠ese matrimonio no tenia mucha diferencia con mi edad, pero, asĆ
debĆa llamarlos.
Micaela
pareció sorprendida con la noticia, estuvimos horas encerrados en el despacho,
yo le contaba todo acerca de los secretos de su marido, hasta le dije que no
murió en un accidente de automóvil, sino con rencillas con Paolo Fontana, un
viejo aliado de la mafia, que tras varios secretos escĆ”ndalos con la polĆtica,
los socios terminaron enemistados y jurĆ”ndose la muerte, solo asĆ podĆa ser
culminado un trato con la mafia, la muerte.
-Āæa
que se refiere?- le preguntƩ
-me
quiero vengar. No me rendiré, y jamÔs lo haré, no nacà para perder..
Y
asĆ comenzó su nueva vida, ella se puso al tanto de la empresa de perfumes, asĆ
como el secreto negocio familiar, ella comenzó a pagar campaƱas polĆticas,
enviaba droga a los colegios, traficaba con paĆses vecinos.
-quiero
que hagas un contacto con la familia Fontana, quiero hacer negocios con ellos- me dijo cuando yo conducĆa el automóvil, mi deber con la familia era ejercer
como secreto economista y protector, ademÔs de chófer-. Y a
pesar de eso, firmar un trato de paz y dĆŗo entre las cabezas de las familias.
-pero,
puede ser peligroso- le dije asustado, esa mujer me empezaba a gustar por su fiereza y astucia. Ya la habĆa dejado de ver como la pobre viuda, yo temĆa de ella.
DespuƩs
de todo, hice el contacto, la primera reunión fue en un pequeño galpón de la
familia Morelli, a los menos llego Paolo Fontana acompaƱado de 7 matones,
nosotros tambiƩn estƔbamos armados hasta los dientes.
Pero
Micaela se comportó como toda una dama, cruzó las piernas con su ajustado vestido negro, se expresó como si en
realidad siempre hubiera sido parte de la mafia, y lo que mÔs disgusto me dio, es que el viejo imbécil de Paolo, quedó enamorado de ella⦠me hubiera gustado
abrir fuego contra Ʃl.
El
pacto quedó cerrado y los negocios entre ambas familias comenzaron a fluir.
Yo
comencĆ© a seducirla, me habĆa enamorado de ella, poco a poco se lo fui demostrando, querĆa insistirle en que dejara los negocios con Paolo a un lado,
pero ella me decĆa:
-solo
quiero vengarme, estarĆ© muy agradecida siempre con usted Ramón, pero, todavĆa
amo a mi esposo.
Una
única vez logre besarla en la boca, ella se sorprendió, me abofeteo
diciendo que tenia otros planes, esa bofetada, sé que me la tenia muy merecida pero el rodillazo en los cojones no. Eso me dolió en el alma y me dejó nauseabundo en el piso. En cuanto a los planes, me indigné al saber que se estaba enamorando como una
loca de Paolo, sentĆ ira, quise renunciar, pero muy al fondo deseaba
protegerla de todo malo que le pasase.
Yo
custodiaba el pasillo junto a otros guardaespaldas de los Fontana mientras
ellos se encerraban en el cuarto de hotel a retozar, siempre que nos
devolvĆamos en el automóvil, yo iba silencioso, mientras ella me miraba por el
retrovisor. SospechĆ© que yo le preocupaba, pero decidĆa no hablar, hasta la
maƱana siguiente cuando un nuevo ciclo debĆa realizarse.
-quiero
que me esperes aquĆ- me dijo, antes de bajarse del automóvil, y entró a una
casa pequeƱa que solo debĆa estar provista de una sola habitación, que lugar
tan pobre y que bajo habĆa caĆdo esa mujer, esa bella mujer⦠donna fatale, mirĆ©
hacia el otro automóvil y vi al otro guardaespaldas de Paolo Fontana, asqueroso
viejo, debĆa estar allĆ dentro, penetrando a Micaela.
Y
aquĆ sigo, esperando que Micaela salga de la casa, con el cabello hĆŗmedo y sus
pasos rƔpidos, con la frente en alto.
ā¦
Dentro
de la habitación, sentada en una silla, desnuda, bebiendo una copa de
champagne, sonrió la mujer con malicia, cuando Paolo volvió en si. Estaba desnudo
tambiƩn, sentado en una silla de madera con los brazos atados al espaldar, y
las piernas abiertas amarradas a unas columnas que conectaban al suelo y el
techo. El hombre intentaba decir unas palabras que no podĆan ser escuchadas por
la mordaza en su boca.
-nunca confĆes en una mujer- le dijo Micaela -y mucho menos si es de la mafia, o
peor aun, viuda de tu enemigo⦠al que mataste por supuesto.
Paolo cabeceaba, y Micaela hizo una mueca de felicidad, ella bajó la mirada hacia sus bolas, en sus tantas citas el caballero fantaseaba como un muchacho tirĆ”ndole sus cargas de sucio semen en el abdomen, se veĆa tan ridĆculo, pero ella como toda una dama Āædama? SonreĆa y se dejaba fascinar por la seducción del mafioso.
Paolo cabeceaba, y Micaela hizo una mueca de felicidad, ella bajó la mirada hacia sus bolas, en sus tantas citas el caballero fantaseaba como un muchacho tirĆ”ndole sus cargas de sucio semen en el abdomen, se veĆa tan ridĆculo, pero ella como toda una dama Āædama? SonreĆa y se dejaba fascinar por la seducción del mafioso.
Micaela
sonrió, no fue tan inteligente después de todo aquel hombre, bueno, quizÔs por
eso mismo, por ser hombre y dejarse llevar por las caricias de su amante, tuvo
que acostarse con el por casi 6 meses para que confiara en ella,
pero al final lo engaƱo cuando Ʃl le dijo:
-vamos a esa pequeña casucha y hagamos el amor como 2 adolescentes, pero⦠lejos de nuestros guardaespaldas, que no nos escuchen jadear, gritar, que nos esperen en sus automóviles.
En la actualidad ella comentó:
-vamos a esa pequeña casucha y hagamos el amor como 2 adolescentes, pero⦠lejos de nuestros guardaespaldas, que no nos escuchen jadear, gritar, que nos esperen en sus automóviles.
En la actualidad ella comentó:
-ay
querido Paolo, nunca bebas de la copa ofrecida por tu amante porque puede tener un somnĆfero jajajaja.
Micaela
caminó hasta el hombre y se arrodillo entre sus testĆculos, los tomó con la
mano y apretÔndolos, lo jaló hacia su cuerpo, Paolo se retorció de dolor.
Apretando con fuerza los dientes, resistiéndose. Micaela sonrió con malicia los
ojos le brillaban diabólicamente, soltó el conjunto de bolas y apretó la mano estrellandola con fuerza en los huevos del hombre maduro.
Los
ojos de Paolo y sus labios comenzaron a temblar.
Una
vez mÔs, Micaela aplastó con su mano las bolas de su amante provocÔndole un
silencioso grito de dolor.
Micaela
retrocedió unos pasos, y observo al odiado hombre, lo tenĆa allĆ, expuesto,
dĆ©bil, cuanto asco le daba cuando hacĆan el amor⦠¿el amor? Rencor era lo que
sentĆa por Ć©l. El asesino de su esposo, tenia que verlo sufrir, tal como Ć©l
destrozó a su familia.
La mujer caminó hasta el hombre y viendo sus bolas reposando contra la madera, subió la planta del pie y las aplastó con el zapato de tacón.
La mujer caminó hasta el hombre y viendo sus bolas reposando contra la madera, subió la planta del pie y las aplastó con el zapato de tacón.
Paolo
sollozaba de dolor sintiendo sus testĆculos aplastados, enviando olas de agonĆa
por todo su cansado cuerpo.
Sus
bolas se volvĆan de goma cada vez que la mujer las trituraba moviendo su pie de
lado a lado con una sonrisa de picardĆa en la cara.
Sendas
lĆ”grimas corrĆan por el rostro de Paolo cuando sus bolas dejaron de ser
machacadas por los dedos del pie.
Micaela
se acomodo los cabellos y se sentó en el suelo, con los ojos puestos en el pene
de Paolo ahora lo miraba seductoramente.
-eres
tan sexy cuando te ves asĆ⦠tan debilucho- dijo agarrĆ”ndole el pene y
masajeƔndolo. Estaba decidida a destrozar a aquel maldito.
Paolo
lanzó un gemido e instantÔneamente su pene comenzó a endurecerse con las caricias de la delicada
mano de Micaela, la mujer movĆa el prepucio de arriba abajo con la mano
derecha, y con la izquierda...
Clavó
un sonoro puñetazo en las pelotas de Paolo. El viejo dio un brinco de reacción
contra la silla.
-te llevare al cielo- aseguró Micaela, y cambiando su voz, asustó diciendo -sin salir de este infierno.
Siguió
masturbando al hombre ahora con un ritmo mƔs fuerte, y con la mano izquierda
apretó los testĆculos del italiano, hundiendo sus largas uƱas en la blanda
carne del hombre. Paolo trago una gruesa porción de saliva desenfocando los
ojos, se sentĆa extasiado y adolorido al mismo tiempo, jadeaba y sudaba. Le aplastaron esta vez mĆ”s fuerte los testĆculos, provocando al hombre
retorcerse en terribles convulsiones de dolor, la polla del hombre
comenzó a temblar y Micaela movĆa rĆ”pido la mano como si fuera a quitarle el
glande al amante.
Paolo
cerró los ojos, el placer y dolor lo dominaba por completo, sentĆa como sus
bolas le destripaban las entraƱas y un exquisito cosquilleo en la punta del pene.
Finalmente
el pene entró como un volcÔn en erupción de semen... Semen que salió de la punta
y resbaló por el falo. Micaela apretó los labios, ansiosa, y siguió apretando
con fuerza, decidida a aplastar toda la leche de aquellos huevos y quitarle
toda posibilidad de dejar algĆŗn futuro descendiente de la mafia. Las plastas de leche chocaban contra su muslo y algunas eran enviadas contra sus senos.
Paolo lloraba impotente.
”CRACK!
Sonó un testĆculo al romperse.
ā¦
Se
veĆa tan preciosa cuando salió de aquella casa con su ceƱido vestido negro, escuchĆ© lo que le dijo al chofer de Paolo.
-su
seƱor dijo que tardarĆa en salir, no quiere que nos vean juntos, usted sabe
como es la situación, buenas noches, o buen dĆa.
Camino
hacia el automóvil, le abrà la puerta y se metió en la parte trasera, al empezar a manejar nos miramos por el
retrovisor, cuando Ćbamos por la avenida ella rompió el
silencio.
-agilice
el paso por favor, tengo que escapar un tiempo con mi hijo de aquĆ, y despuĆ©s
nos mudaremos del paĆs.
-ĀæPor
quƩ seƱora?
-es
una historia larga de contar, se lo diré, a su tiempo, porque⦠quiero que usted
venga conmigo, serĆ” mi protector, y quizĆ”s⦠hasta mĆ”sā
Al
poco tiempo me entere de lo que sucedió aquella noche, nos mudamos a otro
estado y bajo otro nombre, nos fuimos del paĆs y Āæsaben que? Tuvo razón, porque con el tiempo fui mas que su protectorā¦
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