Navidades felices (1/2): Padre e hijo - Las Bolas de Pablo

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15 dic 2015

Navidades felices (1/2): Padre e hijo

CONTIENE:
-SEXO HOMOSEXUAL
-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE

   Cuando Alfredo Klem regresó del departamento de Ventas encontró en su escritorio una carpeta con asuntos financieros y ademĆ”s con una hoja con un escrito a lĆ”piz, con el tipo de letra tan redonda y con un diminuto espacio el hombre sabĆ­a de quien se trataba. En el texto se leĆ­a:

   Me gusta el clima frĆ­o, la lluvia, la comida mexicana, el dulce de leche y en especial me gustas tĆŗ.


   Alfredo dibujó una pequeƱa sonrisa dobló la hoja y guardó en su bolsillo, no tardó mĆ”s de cinco minutos en subir a la oficina de Pablo para encerrarse bajo llave con Ć©l y empezar a besarlo hasta llegar a meterse la polla en la boca y chuparla.

   Pablo sujetaba la cabeza de Alfredo entre sus piernas casi no jadeaba para evitar que las secretarias afuera le escucharan aunque era la lengua y los labios de Alfredo quienes rompĆ­an con el momentĆ”neo silencio.

   Pablo cerraba los ojos ante tan espectacular mamada, los labios gruesos comprimĆ­an su ya venosa verga.

   Sus enormes testĆ­culos habĆ­an ya ascendidos y sentĆ­a como la leche se acumulaba en su falo a punto ya de ser liberada.

   —Me corro ya, falta poco.


   Alfredo continuó inclinado metiendo lo mĆ”s profundo de su boca aquel pollón, Pablo no pudo contener mas placer y eyaculó sobre la lengua de Alfredo que procedió a tragarse aquel semen con sabor fuerte y cĆ­trico.

   Cuando finalmente habĆ­a dejado de expulsar aquel maremoto caliente, el forzudo rubio continuó limpiando el pene a lengüetazos. Guardó el guevo ya flĆ”cido en el pantalón de Pablo y este le limpió parte de la barbilla con la mano sino procedió tambiĆ©n a besarlo tragando tambiĆ©n parte de sus residuos.

   —Me gustó tu carta.

   —Lo sĆ©. Pero lo que me gustó mĆ”s es que pasaras estas fechas conmigo —Alfredo sonrió—. ¿QuĆ© dijo tu madre cuando supo que no viajarĆ­as para pasar navidades con ellos?

   —Se puso triste —contestó Alfredo—, dijo que en el aƱo poco nos veĆ­amos y que ahora menos.

   —¿Y el coronel Klenm?

   —No me importa lo que diga mi padre —respondió crudamente el hombre,  prefirió cambiar de tema—. ¿Saldremos esta noche?

   —Bueno quizĆ”s puedas viajar en aƱo nuevo con tu familia, el trabajo arrancarĆ” el 18. IrĆ© contigo y dirĆ”s que soy tu mejor amigo o cuƱado ja,ja,ja,ja.

   Los labios de Alfredo se apretaron recordando que habĆ­a dicho a su madre que pasarĆ­a el resto del mes de diciembre con su nueva novia. Prefirió insistir en su pregunta para desviar la conversacion.

   —No puedo —respondió Pablo consciente en el cambio de humor de Alfredo—. Acaba de llegar el tĆ­o Gaspar de Miami, mi padre estĆ” organizando algo en la casa. Iremos, ya despuĆ©s planeamos si salimos o no.

   —Ahora entiendo por quĆ© Marcos se fue tan temprano. ¿Y tu tĆ­o harĆ” las paces con Lucas?

   Pablo suspiró.

   —No creo. La casa creo que debe estar como un ring de boxeo en este momento.

   —¿Por quĆ©?

   —Gaspar estĆ” molesto de quĆ© papĆ” ayudĆ© a Lucas, Ć©l sigue negando que sea su hijo, y son como dos gotas de agua.

   —¡Que desgraciado!

   —Antes de que Lucas apareciese, Gaspar habĆ­a dicho que venĆ­a este diciembre como su hijo ahora vive en nuestra casa negó venir. Hace poco tiempo papĆ” lo contactó y le dijo que Lucas viajarĆ­a a Miami para pasar las fechas con sus amigos.

   —Pero Lucas no se ha ido.

   —SĆ­, papĆ” lo engaƱo, cuando se tragó esa mentira Gaspar enseguida confirmó su viaje para acĆ”.

   —Que cobarde es.

   —Pues sĆ­, lo peor es que ni tanto Lucas y Gaspar saben que se verĆ”n hoy. MamĆ” discutió mucho eso con papĆ”, le parece una idea nefasta.

   —Ya quisiera ver la cara de tu tĆ­o cuando se vea con Lucas, matarĆ” a tu papĆ” por haberlo engaƱado, y Lucas tambiĆ©n se decepcionarĆ”.

   Pablo confirmó lentamente tragando saliva, ojalĆ” los acontecimientos en casa se desarrollaran con normalidad.


...

   Simón fue hasta el aeropuerto para recibir a Gaspar, mĆ”s que tĆ­o y sobrino parecĆ­an hermanos, quizĆ”s por la corta diferencias de edad. Durante aquella estadĆ­a Gaspar accedió a dormir en casa de Marcos donde se celebrarĆ­a una reunión por el arribo del hermano.

   —Lucas es un buen muchacho —decĆ­a Marcos Chacón al estar en el jardĆ­n con su Gspar—, verlo es como verte a ti.
   —Marcos, no insistas ese muchacho no me interesa. Nunca he querido tener hijos.

   —¿Cómo puedes decir eso? Y andar por la vida regando hijos como si fueras una planta. En algĆŗn momento te arrepentirĆ”s.

   —No seas iluso, Marcos. Y no me jodas toda la estadĆ­a de diciembre aquĆ­ porque vine fue a compartir no para hacer de papĆ”.

   Marcos Chacón consultó su reloj y dio una risa burlista.

   —Nunca fallo esta es la hora en que llega, por allĆ” viene Lucas.


   Gaspar giró la cabeza en dirección a la calle, observó que Lucas tenĆ­a la vista fija en Ć©l y su cara tampoco denotaba felicidad, el joven cargaba un bolso sobre la espalda un pequeƱo short que denotaba el dibujo de su paquete y una franela sucia, venĆ­a de su Ćŗltimo entrenamiento de fĆŗtbol en el aƱo.



   —¿QuĆ© mierda es esta, Marcos? Me habĆ­as dicho que ese pelao se habĆ­a ido del paĆ­s. ¿QuĆ© es esto? ¡Me engaƱaste!



   —Tienen que reconciliarse.



   —¡Come mierda, Marcos! No puedes pretender que sea como tĆŗ. ¡Come mierda!



   El licenciado dio media vuelta y penetró a la casa, Marcos Chacón lanzó un suspiro y esperó a que el muchacho llegara al hogar.



   —TĆ­o —saludó Lucas abriendo la puerta de entrada—. ¿QuĆ© hace ese hombre aquĆ­?



   —Ese hombre es tu padre.



   —Siempre ha negado serlo. Te considero mĆ”s mi padre que a Ć©l. ¿Por quĆ© no me avisaste que venĆ­a?



   —Quiero que dialoguen y se reconcilien.



   —EstĆ”s pidiendo mucho tiempo. No tengo Ć”nimos de compartir con Ć©l. Voy a ignorarlo. Espero que respetes mi decisión.



   Agachando la cabeza Lucas penetró al interior de la casa, Marcos Chacón lanzó un otro suspiro, derrotado se dirigió a la cocina, allĆ­ encontró a su esposa comiendo del pastel de chocolate con frutas y nueces tradicional de navidad.



   —Gaspar entró hecho una furia, iba diciendo que se largarĆ­a maƱana mismo —tendió una rebanada al marido—. Mucho te dije que no debĆ­as organizar una reunión asĆ­. Gaspar es muy desprendido —Marcos observó desde la ventana que Gaspar entablaba conversación con Simón que preparaba una barbacoa—. Espera, Simón sabe como calmarlo.



   —Gaspar debe cambiar.



   —Deja que Simón lo calme, son muy amigos.



   Lucas Chacón subió a su habitación dejó el morral sobre el mueble y sudado se acostó en su cama, dispuesto a quedarse ahĆ­ encerrado la estadĆ­a de Gaspar Chacón en esa casa.



   —¡Hey, Vicente! —saludó al chiquillo cuando se asomó a la puerta acostumbraba a cargarlo, jugar con el y enseƱarle fĆŗtbol. El niƱo se lanzó sobre la cama y Ć©l lo cargó.



   —¿Sabes? ComprĆ© galletas oreo antes de venir. ¿Quieres?



   —¡SĆ­!



   Lucas a toda velocidad llegó a su mochila, la abrió mirando por la ventana que daba directo al patio, allĆ” estaba Gaspar hablando con Simón que encendĆ­a el carbón para la barbacoa. Lucas sacó un balón de fĆŗtbol y hurgando mĆ”s abajo del bolso encontró el paquetito de galletas. Vicente ya estaba a su lado.



   —Ten —ofreció Lucas—, dos galletas para ti y dos para mi.



   Mientras el niƱo comĆ­a dedicadamente el dulce, Lucas volvió a mirar por la ventana mientras acariciaba el balón como si se le ocurriera una grandiosa idea miró la pelota y a los hombres en el patio.



   —Hey, Vicente, vamos a jugar fĆŗtbol abajo.



   —¡SĆ­!



   AgarrĆ”ndolo de la mano ambos bajaron hasta la sala de estar, atravesaron la cocina y salieron al patio. Gaspar se dedicó a ignorar a Lucas, Simón tomaba una cerveza frĆ­a y Marcos Chacón se acercaba a ellos.



   Lucas se dedicó a hacerle cortos y ligeros pases a Vicente que feliz acertaba.



   Marcos hablaba calmadamente y Gaspar negaba con la cabeza. Simón mediaba riendo y moviendo las manos.



   Lucas llevo el balón a los pies de Vicente que correspondió.



   —Vicente, observa este gran golazo.



   El niƱo se quedó expectante mirĆ”ndole con ojos iluminados. Lucas se arrodillo acomodando la pelota, tenĆ­a la vista fija en uno de los tres hombres que conversaban. Se enderezó maquinando su tĆ©cnica como si estuviese frente a una arquerĆ­a y pateó la pelota.



   Gaspar Chacón era inocente del potente golpe que iba a sentir, dentro de su pantalón sus testĆ­culos pendulares casi perfectamente redondos y colgantemente pesados ​​descansaban en su escroto, su pene grueso estaba ladeado a la derecha.



   Fue un golpe violento y seco.



POFF



   Gaspar gruñó y se encorvó, un rastro de saliva salió volando de su boca.



   —¡Mis bolas! —gritó antes de caer serpenteando de lado a lado en el suelo.



   —¡¿QuĆ© pasó, Lucas?!



   —Lo siento, tĆ­o. Estaba enseƱando a Vicente unas nuevas tĆ©cnicas y se me escapó el balón. No era mi intención, disculpa.



   —¡Lucas ve a tomar una ducha que en un momento vamos a comer!



   Lucas confirmó con la cabeza, bajó la mirada y entró a la casa con el ceƱo fruncido del tĆ­o encima, vio que Gaspar seguĆ­a moviĆ©ndose en el suelo mientras Simón intentaba consolarlo. Ya dentro de la cocina Lucas soltó una risotada sin darse cuenta que la tĆ­a Jenny lo observaba. El muchacho luego fue al baƱo y se ducho.



   Media hora mĆ”s tarde Lucas regresó al patio donde parte de la familia estaba reunida charlando, Ćŗnicamente faltaba Pablo. El chico futbolista prefirió sentarse a un lado con su prima Yenny, casi en susurro hablaron de los acontecimientos de ese dĆ­a. Gaspar estaba enfrascado en una perorata de litigios de empresas seguĆ­a ignorando a Lucas aunque en ocasiones le lanzaba malas miradas, Marcos Chacón en ocasiones hablaba de la unión familiar en especial en fechas de navidad.



   Aquellas personas charlaban y reĆ­an en el patio todo parecĆ­a en normalidad, comĆ­an y bebĆ­an a gusto. Hubo un momento en el que Gaspar se ausentó para ir al baƱo. Lucas tragando saliva se acercó al tĆ­o.



   —Tengo ganas de hablar con mi padre —le explicó casi en susurros—. AprovecharĆ© la intimidad de la casa para comunicarnos. ¿PodrĆ­a?



   —Pues, claro. Felicitaciones, ve y aprovecha, hablen sin miedo pueden mejorar su relación.



   Lucas corrió a la casa, caminó en dirección al baƱo y allĆ­ escuchó el sonido del orine chocando con el retrete, luego a su oĆ­do llegó el cierre del pantalón y el agua del grifo. Cuando la puerta se abrió ambos hombres se encontraron cara a cara. Gaspar adoptó una mirada entre odio y furia.



   —¿QuĆ© quieres aquĆ­ vividor? —dijo Gaspar—. A leguas se te nota la costura. ¿Quieres dinero, verdad? Pues olvida eso porque de mi parte no tendrĆ”s nada, no eres mi hijo y nunca lo serĆ”s.



   —Soy tu hijo y lo sabes.



   —Nunca he querido tener hijos. Las mujeres son fĆ”ciles y nunca pueden resistirse ante mi.



   La sonrisa arrogante de Gaspar desapareció cuando cinco dedos se clavaron contra su entrepierna. La mirada de Lucas habĆ­a cambiado a pesada y su boca estaba cerrada. Los ojos de Gaspar se desorbitaron en dolor, su boca formó una "O" perfecta pero ningĆŗn sonido escapó de ella. El joven lo agarró como una marioneta y lo empujó contra la pared colocando el antebrazo en su garganta.



    —¿QuĆ© acabas de decir? Que mi madre era una puta y no pudo resistirse a ti. ¡Explica!



   Gaspar escapó un chillido parecĆ­a que sus testĆ­culos iban a ser arrancados de su cuerpo por aquel desdichado cabrochico.



   —¡Si has tenido los huevos para regar hijos por el mundo, ten la valentĆ­a de responder por ellos. SE HOMBRE UNA VEZ EN TU MISERABLE VIDA. O QUIERES QUE TE AYUDE A ARRANCARLOS. TE HARE LA VASECTOMIA.



   Gaspar estaba balbuceando con ganas de llorar, podĆ­a sentir sus pelotas como si fueran a quebrarse en la alargada mano de aquel muchacho.



   —Suel... mucha... me haces... da... daƱo.



   —Repite lo que acabas de decir tan idiota de todas tus mujeres. REPITE O TE LAS QUIEBRO.



   Lucas volvió a apretar con intensidad, Gaspar casi perdĆ­a la fuerza y las rodillas se le doblaban, sus ojos estaban hĆŗmedos. Soltó las manos de la muƱeca del chico y rĆ”pidamente llevo los dedos a la entrepierna del futbolista agarrando tambiĆ©n el inmenso par de huevos indefensos -que eran tan grandes como los suyos-.


   Lucas saltó de sorpresa lanzando un grito desprevenido aun asĆ­ no soltó los testĆ­culos de su padre.


   Al mismo tiempo, los hombres estaban chillando y sufriendo. Gaspar jadeo en busca de aire, despuĆ©s de sentirse asfixiado por sus bolas, las piernas temblaban sin control.



   Lucas estaba desesperado su dominancia disminuyó cuando le apretaron aquellas grandes papas en medio de sus piernas.



   Y asĆ­ fue como Gaspar se dio cuenta de los grandes huevos que tenĆ­a Lucas, sin embargo al tener mĆ”s masa muscular estrujó los testĆ­culos con toda la fuerza que pudo reunir.



   —¡AAAHHHHH! —chilló Lucas al sentir sus testĆ­culos crujir. Fue tan rudo su dolor que automĆ”ticamente soltó los huevos de su padre para ejercer presión sobre la mano de Gaspar.



   —SerĆ” mejor que aprendas a respetar, niƱo. DeberĆ­as de estar agradecido que Marcos se compadeció de ti y te da comida y techo.



   La mano de Gaspar se ponĆ­a blanca mientras los ojos de Lucas se desorbitaban y su boca se abrĆ­a como plato.



   —Agradecido debes estar tĆŗ —habló de manera seria la voz de Pablo. Estaba parado en el umbral marcando un prominente bulto, aunque nadie allĆ­ se dio cuenta por el miedo.



   Gaspar instantĆ”neamente soltó de los cojones a Lucas y este cayó al piso agarrando sus testĆ­culos susurrando adolorido. Pablo siguió mirando de mala manera a su tĆ­o.



   —Agradecido de tener un buen hermano que siempre se ha hecho cargo de enmendar tus errores. ¿O ya olvidas el pasado, Gaspar? ¿Cómo te atreves a hacerle eso a Lucas?



   —Ɖl comenzó, Pablito.



   Luchas se acurrucó en el suelo cerrando los ojos.



   —Sal de aquĆ­, Gaspar —ordenó Pablo—. No le contarĆ© nada a mi padre y espero que ustedes no lo hagan. No daƱare estas fechas.



   Gaspar confirmó con la cabeza y salió con la mirada baja. Pablo se acercó a su primo.



   —¿EstĆ”s bien? Vamos, te ayudarĆ© a parar. Ya enseƱaremos a tu padre a respetar.

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