Ballbusting en Final FantasyVIII (parte 3) - Las Bolas de Pablo

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15 jul 2011

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Ballbusting en Final FantasyVIII (parte 3)

Esta historia es una continuacion de: ballbusting-en-final-fantasy-parte-2

Minutos después de estar Squall y Zell tirados en los baños de Balamb, acariciando sus amoratadas bolas, Irvine llegó caminando con las piernas abiertas al sitio.

"yo estaré bien, ayuda a Zell, que esta en peor situación" ordeno Squall

Irvine ayudo a levantar a Zell que gritó cuando sus bolas cayeron sobre sus escroto, agarrado del hombro lo ayudo a caminar.

No había otra opción, Zell debía pasar unos días en la enfermería, esa fue la decisión de Squall cuando Irvine lo ayudo a salir del baño y juntos los 3 inspeccionarón las bolas hinchadas y moradas del musculoso. Casi era el amanecer e Irvine se ocupo de llamar a la Dra. Kadowaki, encargada de la enfermería para que se ocupara de Zell

"deseo que me dejen sola con Ć©lā€ dijo la mujer cuando todos estaban reunidos en la enfermerĆ­a "pero Zell debe pasar unos dĆ­as aquĆ­, mientras bajamos esa hinchazón, no estĆ”n rotos sus testĆ­culos, pero si, muy maltratados"

"por favor muchachos, que las chicas no se enterenā€ suplicó Zell, acostado en la cama

"nos ocuparemos de esto ā€œdijo la doctora con una crema en las manos

Squall salió de la enfermería junto a Irvine ambos estaban sufriendo, aparentando caminar lo mas erguidos frente a la doctora. Las bolas de Irvine solo sufrieron un cambio de color a rojo y las de Squall estaban hinchadas completamente, pero no pasaría a mayores problemas en contraste a las de Zell. Les dijeron a las muchachas que Zell se había ido por unos días a casa de sus padres en la ciudad de Balamb. Durante las horas que siguieron Squall se encargo de buscar a Seifer, pero este hombre se había esfumado del lugar, nadie tenia informacion de él, se fugo, pensó de mala gana Squall.

Al caer la tarde Squall entro en la enfermería para visitar a su amigo, allí no estaba la Doctora Kadowaki, pero Zell estaba tumbado en la cama solo en bóxer, lo saludo y le explico la mentira que le dijeron a las amigas del grupo, le dijo con odio que Seifer se había escapado del colegio. En ideas generales le relato todo lo que aconteció en el día

"Squall amigo, gracias" dijo Zell "oye Squall, la doctora Kadowaki salió hace mucho rato y no ha regresado, y a esta hora me corresponde colocarme la crema en... allí abajo sabes. ¿Podrías pasÔrmela? esta allÔ en la mesa"

"si, esta bien" dijo Squall

Squall camino hasta la mesa y tomo las crema para los testĆ­culos de Zell

"yo me la unto" dijo el rubio

"no, deja que yo lo haga" ordeno Squall

"no, Squall, pensaran que somos marica"

"no pasara nada" aseguro Squall

Squall bajo el bóxer de Zell, sus bolas seguían amoratadas e hinchadas, se unto la crema entre los desde y los paso suavemente por los testículos del muchacho. Acto seguido Squall sintió excitación y Zell placer mezclado con tintes de dolor por sus genitales. Squall sintió mucha emoción y empezó a frotar la cabeza del gran pene de Zell, pero sin darse cuenta le dio mÔs y mÔs intensidad y Zell se sacudía en la cama y gemía a medida que sus testículos tenían contacto. Zell grito de dolor al sentir que el líquido preseminal salía empujado de sus morados testículos a la punta de su pene ya erecto, mientras Squall masajeaba toda su zona genital con la suavidad de la crema en sus manos.

Y la verga rubia de Zell estaba ahƭ, brillando con fuerza por el lƭquido que la baƱaba, mojada, y abajo sus bolas amoratadas fabricƔndole mucho semen por el contacto con las manos de Squall que lo excitaba, Zell sufrƭa por el dolor que lo invadƭa. El pene estaba hinchado, caliente. Squall paseo sus dedos por la cabeza del pene y Zell se reclino hacia atrƔs lleno de dolor y placer.

Bajó su mano hasta el pene y comenzó a masturbarlo con fuerza mientras Zell gemía con el dolor de sus bolas y por el éxtasis del orgasmo. Squall movía su mano de manera intensa, rÔpida. Y Zell con orgullo resistía el dolor. Su mano se deslizaba con mÔs velocidad. Arriba y abajo, abajo y arriba, rÔpido, y Zell podía sentir como su fabricada leche salia por sus tubos sexuales, su respiración se había agitado.

Zell sintió como nunca su leche caliente salir de su glande. Y el dolor en sus testículos aumento, era como si pagara el fuerte chorro de semen que eyaculo con ese insoportable dolor de testículos, grito desesperadamente de dolor, que hasta en el pasillo de la enfermería se escucho. Eyaculo cinco disparos fuertes, cinco veces sentir una aplanadora invisible en sus bolas. Las manos de Squall se empaparon del néctar blanco de Zell.

"que sucedió aquí" entro asustada la doctora Kadowaki a la enfermería

"no, nada... encontré a Zell aquí masturbÔndose" mintió Squall guardando rÔpidamente sus manos en los bolsillos del jean

"”no Zell!" regaño la doctora "eso no lo puedes hacer, no te puedes excitar, te matara de dolor en los testículos, Squall por favor sal de aquí"

Y Squall antes de retirarse echo una mirada a Zell que lloraba del dolor sobÔndose sus moradas bolas, salió de la enfermería.

La doctora Kadowaki dejo que el dolor de Zell en las bolas mengÜara para después darle una tableta de antiinflamatorio que lo hizo dormir toda la tarde.

En la noche algo hizo despertar a Zell, sentía algo caliente entre sus labios, cuando volvió en si, era que lo estaban besando, Seifer estaba inclinado frente a él, logro separarse

"ve... vete de aquí" dijo Zell con miedo. Su corazón latió con fuerza al sentir que estaba atado a la cama de brazos y piernas, por supuesto sus piernas estaban abiertas y sus bolas desnudas expuestas "no, por favor no" susurro con miedo, llorando

"tu, me gustas Zell, pero, mas me gusta hacerte sufrir" se burlo Seifer "con Squall es venganza pero contigo, es pasión, pero... no te asuste, nadie te escuchara" y con sangre fría amordazo la boca de Zell con un trapo, el rubio musculoso lloraba y se movía en vanamente tratando de liberarse mientras Seifer caminaba hacia su entrepierna.

Con mucha fuerza Seifer enterró su puño en las gónadas de Zell, el muchacho trato de gritar por el impacto del golpe, el dolor era fuerte y deseaba ayuda. Negó con la cabeza pidiendo compasión, tratando de luchar con el dolor que estaba en su cuerpo por ya casi 24 horas. Su estómago lo sentía apretado. Seifer dejó caer su puño en las bolas de Zell de nuevo.

Zell lloro del maldito dolor en sus gordas bolas. Se sentía mareado, y Seifer excitado con su brazo fuerte apretó su puño y lo tiro entre las piernas del guerrero, sus bolas crujieron con el impacto, Zell jadeó y su cuerpo se sacudía por el dolor. Una y otra vez Seifer le daba puñetazos en sus ya muy maltratadas bolas, cada vez el impacto enviaba ondas de dolor en todo el cuerpo del muchacho y sintió que iba a vomitar.

Zell parpadeó y gimió.

Luego, lentamente, Seifer pasó la mano por el pene de Zell. Agarro sus bolas y las apretó sonriendo al ver como el muchacho contenía la respiración y abría los ojos de par en par.

"Āætienes semen ahĆ­ guardado?" pregunto con sonrisa maligna, sin importarle las negaciones del muchacho en la cama, le jalo las bolas

Apretó las dos bolas. Luego invadido por una fuerza sobrenatural las jalo como si las fuera a arrancar y el muchacho grito pero nada se oyó por la mordaza, y el tronco de su pene se inundo de semen, eyaculando litros y litros de leche pegajosa. Seifer le sonrió con ternura y Zell lloraba del insoportable dolor de sus bolas palpitantes.

"maldita sea" dijo Seifer al oír pasos en el pasillo, alguien iba a allí "nos volveremos a ver" y salió huyendo por la ventana por donde entro

La doctora Kadowaki entro a la enfermería y grito de horror al volver a ver a Zell lleno de semen, esta vez amordazado. Le pidió explicación y al amanecer ese día pidió mÔs seguridad para habitación del paciente.

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1 comentario:

  1. blank

    me encantaria estar ahĆ­ me gustaria haber probado toda su leche sentirla como se va deslizando en mi garganta ,saborearlo con mi lengua y apretarle el glando con mis labios para sacarle toda su espesa leche

    ResponderBorrar

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