Trabajaba en una empresa tenia acción en ese lugar de construcción, esa mañana estaba en su oficina cuando recibió la visita de Reinaldo un joven lo bastante torpe para tener acciones en dicha empresa, el señor Marcos no le tenia mucho afecto porque el joven Reinaldo únicamente servia para hacer perder los negocios.
"señor Marcos" dijo Reinaldo "tengo que comunicarle que me reunà ayer con los señores que deseaban el contrato como concluimos en aquella reunión de la semana pasada. Fui con ellos y en el preciso momento en que llegué a la oficina, ya el señor estaba con otro muchacho que le estaba haciendo otra oferta para su proyecto."
"¿y entonces?" pregunto el señor Marcos
āel otro muchacho, de la empresa de la competencia se ganó el contrato⦠firmó con la Constructora LCDA⦠lo siento seƱor⦠lo intente todo, pero me ganaronā
āes que siempre te ganan⦠no se por que te dejan esas tareas a ti āopinó el seƱor Marcos āsal de aquĆā
El joven Reinaldo salió de la oficina, mientras el seƱor Marcos telefoneó al hombre que le firmarĆa contrato. Al llamarlo se enteró que el joven Reinaldo llegó con media hora de retraso a la cita y el futuro cliente estaba desesperado por firmar su proyecto, finalmente la competencia ofrecio una mejor promoción de las cuotas de pago, el joven Reinaldo llegó, pero su oferta para el trabajo, fue muy mala a comparación con la constructora LCDA.
El seƱor Marcos estaba muy molesto cuando cerró la llamada, su oficina estaba muy lejos del pasillo asĆ que podĆa descargar sin importarle nada su furia contra el joven, lo llamó por telĆ©fono y este llegó encontrĆ”ndose con el seƱor Marcos hecho una furia
āpor que no me dijiste que llegaste media hora tarde a la cita, maldito tontoā le regaƱo agarrĆ”ndolo por la camisa y tirĆ”ndolo contra la pared āpor tu culpa perdimos un contrato que valĆa millones, imbĆ©cilā Reinaldo cerraba los ojos aterrado. Al seƱor Marcos se le marcaba la sien āĀæDónde estabas?... Āæpara que se te paga a ti? ĀæPara que llegues tarde? Y encima no sepas ofrecer un negocio Ā”idiota! āsin sentir el menor impulso el seƱor Marcos le dio una bofetada al muchacho, que protesto sintiĆ©ndose humillado. El seƱor Marcos se asustó del maltrato que causó y lo soltó ādiscĆŗlpameā y se separó de Ć©l preocupado
āquiero saber donde carajo estabas ayer a las dos de la tardeā declaro el seƱor Marcos
āestaba con mi novia ādijo el muchacho
"Āæpara eso no se te paga? imbĆ©cil, convocare una reunión para suspender tus pocas acciones y despedirte de aquĆ, inĆŗtil"
Al oĆr esas palabras el joven Reinaldo se enfureció, ya no dejarĆa que lo insultasen verbal y fĆsicamente, ahora seria Ć©l, y se lanzo sobre el seƱor Marcos.
Lo agarró por el cuello de la camisa y lo llevó contra la mesa, estaba casi encima de el, sintiendo su cuerpo, estaba tan encima de Ć©l que sentĆa su bulto entre las piernas y Reinaldo sabia que despuĆ©s de todo seria despedido, pero antes de eso querĆa vengarse del mal trato del seƱor Marcos
āme la coji fuertementeā decĆa con rabia, el seƱor Marcos lo veĆa sorprendido y confundido, sintió el paquete sobre sus piernas y fue Reinaldo quien impacto su rodilla sobre las bolas del hombre de 50 aƱos.
Las bolas de Marcos se golpearon contra su hueso pĆ©lvico y el seƱor gritó de dolor y quedandose inmóvil del dolor y la confusión que su empleado le golpeara, el le habĆa bofeteado, pero se disculpo.
Reinaldo lo miro con odio y le dio no 3 sino 4 rodillazos mĆ”s a sus bolas de manera repetida. Marcos gritó y gritó y trató de liberarse de Reinaldo, pero el dolor en la entrepierna le habĆa minado sus energĆas. Golpe tras golpe, Marcos podĆa sentir que su cuerpo temblaba bajo el dolor. Trató de pedir ayuda, pero nadie escuchaba desde su lejana oficina al pasillo.
"siempre decĆas que te gustaba esta oficina por estar lejosā reĆa Reinaldo. "Es una pena que nadie mĆ”s pueda oĆr llorar a una perra como tu."
Era cierto, Marcos ya asomaba varias lĆ”grimas, le dolĆan las bolas que por generaciones habĆan castigado a todos los hombres de su familia, una vez que Reinaldo lo soltó, se derrumbó en el suelo, inmóvil y humillado.
Una mueca de dolor salĆa de la cara del seƱor Marcos, con gemidos que emitĆa. Un grito salió de su boca cuando sintió que el pie de Reinaldo se enterraba en su entrepierna aplastando sus bolas contra la pelvis de nuevo.
"Ā”Suelta! Ā”Suelta!" Marcos gritó, tratando de liberarse de las garras de Reinaldo, que ahora le apretaba las bolas con su mano āsueltaā
"AĆŗn no hemos terminado hasta que yo lo diga" respondió Reinaldo. Giró la mano y escuchó como crujĆan y la forma como gritaba el cincuentón āte las voy a exprimirā
El seƱor Marcos gritaba de dolor sus testĆculos no se merecĆan eso. Pero Reinaldo no tenĆa intenciones de parar, hasta que estuviera completamente satisfecho, ninguna suplica lo dejarĆa detenerse.
"”Ah ”mierda...! Mi bolas... por favor..." declaraba Marcos Chacon
"Usted debe tratar mejor a la gente y no ser grosero" aconsejó Reinaldo
"Ā”Ay! Ā”Ay! Ā”Lo siento!" gritó Marcos cuando una nueva ola de dolor atravesó su sudoroso cuerpo musculoso. Intento sacar las manos de Reinaldo de sus testĆculos pero no pudo lograrlo.
ācreo que a partir de hoy, usted va a tratar mejor a los empleadosā aseguro Reinaldo
"”Aah!" Marcos gritó faltando el aire en sus pulmones, mientras su cuerpo se dobló y eyaculó una piscina de semen en su ropa interior "ah... ahora... Ahora ”Suéltame!"
"”Suéltame!" gritó tratando de sacar las manos Reinaldo de sus posesiones.
Reinaldo seguĆa pulverizando las bolas del seƱor Marcos, con una fuerza mayor.
"Este es tu castigo por intolerante" explicó Reinaldo āEstĆ”s pelotas son mĆas hasta que yo quiera soltarlas."
"Ā”Mierda!" exclamó Marcos sin poder hacer nada mientras se retorcĆa de dolor. Le rogó y suplicó, pero no consiguió nada, podĆa sentir sus dos amuletos de la suerte daƱƔndose con un nuevo puƱetazo de Reinaldo a tiempo que brotaba otra cantidad considerable de semen. Al final Reinaldo soltó las bolas del seƱor Marcos, que se acurruco en el piso.
"ahora si, soy yo quien Ā”renuncio!" reĆa malvadamente Reinaldo
El seƱor Marcos, no contó nada a nadie y cuando le preguntaron esa semana porque cojeaba Ć©l decĆa que se habĆa torcido el tobillo, pero era mentira sus bolas grandes estaban hinchadas.
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