El escuadron verde (2/6): un golpe para relajar - Las Bolas de Pablo

Lo mƔs nuevo

23 abr 2013

demo-image

El escuadron verde (2/6): un golpe para relajar

contiene: ballbusting hombre/hombre

Después de ser castigado, Gerónimo paso 3 días encerrado en aquella oscura y fría celda. Únicamente tenía 1 solo bocado de comida y era el almuerzo entregado por Emilio a las 16 horas de la tarde, acompañado con un jarrón de agua caliente. Fueron días tortuosos para el muchacho recluta que solo se lleno de ira para con Emilio, tan cruel, déspota.

Fue liberado por el hombre al tercer día, que lo sacó a empujones del sitio, y viéndolo debilitado le impuso hacer el mas agotador de los orden cerrado.


Con el paso del tiempo se hizo amigo de Samuel aquel que durante su iniciación como recluta parecĆ­a cansado. Supo que estaba en aquel lugar por orden de su padre, un retirado comandante del ejĆ©rcito  naval. Aquel joven era lo mĆ”s parecido a un amigo para Gerónimo.

Por las mañanas los reclutas después de hacer el respectivo orden cerrado a las 5am, desayunar, debían limpiar los baños, o a las afueras del escuadrón, o aun mejor, limpiar y pulir las botas de los superiores, como si fuera costumbre Gerónimo debía abrillantar las botas de Emilia, quien parecía divertirse con aquello, mas de una vez en aquellos días, después del joven protagonista pulirle las botas, Emilia saltaba sobre algún charco de agua o lodo y Gerónimo debía volver a empezar con su labor en silencio y mordiéndose la lengua.

ā€œes un desgraciadoā€ comento un mediodĆ­a MatĆ­as cuando juntos almorzaban en el comedor

ā€œjuro que lo odioā€ confirmo Gerónimo mordiendo un pedazo de pan ā€œalgĆŗn dĆ­a estarĆ© a su nivel y le hare pagar todo lo que me ha hechoā€

ā€œĀæa su nivel? Jajaja amigo, eso serĆ” en mucho tiempoā€

ā€œtienes razón, pero algĆŗn dĆ­a lo verĆ© suplicĆ”ndome. Lo juro, lo que le hizo a estos pequeƱinesā€ dijo Gerónimo seƱalando con sus ojos a sus genitales ā€œno tiene perdón, sumĆ”ndole a eso, aquellos dĆ­as que tuve encerradoā€

ā€œsi, es un cretino, volvió a nosotros diciendo que te habĆ­a dado tu propio merecido, y quien no acatara sus ordenes o las de Ricardo, correrĆ­a con las peores de las suertes. A ti te la tiene juradaā€

Gerónimo dio un suspiro, y recordó la franca mirada de odio que le dirigía Emilio cuando se veían. Eran enemigos declarados, desde el primer momento, y lo peor es que no podía ejercer algo contra el superior Emilio.

A las 3 de la tarde de aquel día, los reclutas iniciaron labor de limpieza en la plaza que estaba frente al batallón, por allí circulaban niños en horas vespertinas, parejas y familias, concluidas las barridas de escobas, las hojas de arboles envueltas en bolsas negras. Se inicio un nuevo orden cerrado con un reducido pelotón a mando de Ricardo y Emilio.


ā€œatención firā€ ordenó Emilio caminando por las filas. Ricardo estaba alejado de aquel grupo de jóvenes, simplemente acomodaba las posiciones de aquellos que ejercĆ­an mal algĆŗn movimiento ā€œaprovechando esta oportunidad que estamos con el militar Ricardo Cabrera, quiero recalcar una situación ocurrida semanas atrĆ”sā€ decĆ­a caminando a travĆ©s del pelotón con las manos unidas tras la espalda ā€œcuando algunos de los nuevos que estĆ”n en este grupo, se les hizo una pregunta, que por demĆ”s, debĆ­an responder con las mas de las absurdas y lógica respuesta. Eso era parte de un rudo castigo. SeƱores y seƱoras, en la guerra, a ustedes se les tratara como enemigos, combatientes, guerreros. No se les tendrĆ” consideraciones. Es por eso que cuando se le interrogo con aquella pregunta al seƱor Gerónimo, Ć©l me respondió, pero cuando se le aplicarĆ­a su castigo, por su respuesta errónea. Ɖl me ataco. ĀæCierto seƱor Gerónimo?ā€ pregunto parĆ”ndose firme frente al aludido.

Gerónimo afirmó con la cabeza, tenia sus ojos puestos en Emilio, fijos, retadores, los huecos de la nariz se abrían notablemente, y la boca estaba seca, junta y con los labios apretados.

Emilio sonrió, parecía divertirse.

ā€œsa… ludoā€ le indicó Emilio.

Gerónimo juntó los dedos de la mano, la subió a la frente y posteriormente la bajo a la cintura.

ā€œa discre… siónā€

Gerónimo traslado el pie izquierdo hacia delante y luego lo echó atrÔs a nivel con el pie derecho.

ā€œes por eso, seƱores y seƱoras… que aquĆ­ reunidos quiero que Gerónimo, tenga su correspondiente castigoā€ aclaró Emilio

ā€œĀæa que se refiere?ā€ rompió el silencio el militar.

Gerónimo parpadeó al ver, lo que se le estaba por venir. En fracción de segundos, la mano de Emilio hizo contacto con la entrepierna del recluta. Los dedos del militar oprimieron el par de gónadas. Los ojos de Gerónimo se abrieron cuando el dolor comenzó a extenderse desde sus testículos al cerebro, al estomago y su cadera, su maestro militar tenía una macabra sonrisa de satisfacción en el rostro mientras Gerónimo abría la boca y ponía su mano sobre la mano de Emilio, el muchacho soltó un gruñido contenido. Emilio lo soltó, y doblado cayó al suelo sobÔndose las bolas.


ā€œpensĆ© que ya habĆ­an castigado a Gerónimo por esoā€ comentó Samuel

Emilio lo miró con odio y camino hasta su frente.

ā€œPor supuesto que aquel dĆ­a se le castigoā€ le respondió ā€œpero Ć©l me pego a mi. Digamos que fue su castigo por faltarle respeto a un superior. Lo que se le hizo aquĆ­, es la respuesta a la pregunta que se le hizoā€

ā€œsalgase de la fila y vĆ”yase de aquĆ­ā€ dijo con dureza Ricardo a Gerónimo.

El muchacho acató la orden y salió gateando del sitio mientras intentaba sanar su dolor de huevos.

ā€œacĆ”, se debe respetar el rango de los superioresā€ decĆ­a Emilio a los jóvenes.

Ricardo caminó hasta el sitio donde Gerónimo tenía la mano acunando sus testículos.

ā€œvĆ”yase de la plaza y entre al batallónā€

ā€œĀæpuedo?ā€ preguntó Gerónimo apretando los dientes con una mueca de dolor y resistencia

ā€œsiā€

Tomó aire y con esfuerzo se paró del sitio, caminó hasta la entrada con paso lento. Mientras Emilio lo miraba distanciarse. La clase continúo en completo silencio y con pocas equivocaciones por parte de los soldados.

Gerónimo fue hasta la habitación general, se acostó en la cama y descanso, estaba solo en aquel lugar, quizÔs los demÔs también estaban en clase, o limpiando algún sitio, en fin, había muchas labores allí.

Pero ese descanso duró apenas 20 minutos cuando intempestivamente la puerta se abrió con fuerza y la figura de Emilio se vio en la habitación tras cerrar la puerta. Gerónimo dio un brincó en la cama.

ā€œĀæQuĆ© hace aquĆ­?ā€ le preguntó con miedo

ā€œesa pregunta la tengo que hacer yo. ĀæQuĆ© hace usted aquĆ­?ā€

ā€œel militar Ricardo me dio permiso de venirā€

ā€œĀ”mentira!ā€

ā€œes verdad, pregĆŗnteleā€

ā€œcreo que estas aquĆ­ chillando por tus bolas, como una niƱitaā€

ā€œĀæQuĆ© quiere? ĀæQuĆ© quiere de mi?ā€

ā€œĀ”Que te pagues por lo que has hecho!ā€

ā€œpero Āæque pague quĆ©?ā€

ā€œQue pagues el mal que has hecho. No descansare hasta que te vea jodido. Siempre logro lo que me propongo, quien yo decido se queda aquĆ­. Y yo quiero que te vayas, pero jodidoā€

ā€œesta locoā€

Emilio saltó sobre la cama de Gerónimo, y el muchacho saltó por proteger el objetivo de Emilio, sus bolas.

Emilio mostro sus dientes blanco mientras ejercía fuerza sobre el asustado Gerónimo.

Con un golpe magistral, Emilio torturó las bolas de Gerónimo estrellando su puño en ambos testículos del militar con un ruido estridente, embistiendo su cuerpo sobre el colchón acompañado de un grito resonante de dolor.

"Ā”AHHH!ā€

"la hora de orden cerrado se respeta, y nadie se retira a menos que yo de la orden de retirada, yo y solo yo" escupĆ­a Emilio

Sus nudillo se estrellaron de nuevo en la entrepierna del muchacho que vociferó de angustia, su cuerpo se agitaba mientras el dolor se adueƱaba de todo su cuerpo.

La puerta de aquel cuarto se abrió, y una figura quedo pasmada en la puerta, con los ojos abiertos y petrificado ante la sorpresa. El lindo Samuel levantó sus pobladas cejas sorprendido mientras sostenía con la mano el pomo de la puerta. Sobre la cama estaba Emilio con el puño apretado y Gerónimo vuelto un hilo acongojado agarrÔndose sus gónadas masculinas.

ā€œĀæQuĆ© es esto?ā€ preguntó confundido

ā€œle estoy enseƱando a este cretino, que la hora de adiestramiento militar se debe respetar. Y nadie se retira a menos que yo le ordene, o me pida permiso a mi. Desde que este idiota llegó aquĆ­, no se ha dedicado a mas, que no sea faltar el respeto y hacer lo que el quiera. AdemĆ”s ĀæQuĆ© hace usted aquĆ­ si el militar Ricardo les ordeno pintar la pared de atrĆ”s?ā€

ā€œel teniente Freitez me ordenó buscar a Gerónimo y quise ver si estaba aquĆ­, no lo habĆ­an visto en todo este lugar, venia a dar un vistazoā€

Emilio se mordió el labio inferior, se levanto de la cama y camino con paso rÔpido saliendo sin dar mÔs explicación de la habitación. Samuel camino de prisa hasta Gerónimo y se sentó a su lado.

ā€œese tipo es un torturadorā€ dijo

ā€œlo seā€¦ā€ afirmó Gerónimo aun sosteniendo sus testĆ­culos, tenia una imborrable mueca de dolor en las facciones salvajes de su cara.

ā€œpero no se que tiene con tus testĆ­culos… parece que le gustaranā€ intentó inyectar humor a la situación.

ā€œno seas… idiotaā€ negó Gerónimo no queriendo reĆ­r, acunó con su mano sus 2 pares de pelotas, frĆ”giles, ovaladas y cargadas de nĆ©ctar viril.

Pasado un corto tiempo, Gerónimo pudo integrarse junto a los demÔs reclutas y pintar de blanco el largo muro, sus testículos seguían doliendo, irradiando poco dolor desde su zona, como si les hubieran desgarrados con la mano y apretados fuertemente. Cuando la noche cayó el dolor había desaparecido.

En los sucesivos días seguían los tratos duros y las clases de orden cerrado. Emilio pareció bajar los Ônimos contra Gerónimo o era porque el hombre trataba de evitarlo o de lograr todo al mÔs perfecto orden, incluso siguió puliéndole las botas y escuchaba raras exclamaciones de agradecimiento de Emilio, creía que hasta le estaba empezando a agradar, pero todo eso cambio el fin de semana.

Desde los viernes algunos militares tenían permiso para retirarse a sus hogares, Samuel decidió irse ese fin de semana, el permiso de Gerónimo quedó desplazado para el fin de semana siguiente. El sÔbado por la mañana algunos soldados rasos instalaron un gran cuadrilÔtero de boxeo en el centro del patio occidental.

ā€œĀæQuĆ© significa eso?ā€ le preguntó Gerónimo a uno de los militares de alto rango, un seƱor anciano y respetado.

ā€œse hace eso para despejar la mente de los militares aquĆ­. Los fines de semana no se hace mucho trabajo aquĆ­. Por lo menos en la tardeā€

Y era en la maƱana que seguƭan cortas clases y limpieza de la zona.

A las 16 horas de la tarde se inició el local evento, 2 grandes y fuertes militares se balanceaban sobre la lona luchando, algunas veces reían, otras gritaban para hacer salir su fuerza hombruna. Algunos aplaudían y reían apoyando a sus contrincantes. Gerónimo se extraño de presenciar a 10 militares portando armas largas, quizÔs era para propiciar el orden en caso de que los subordinados desataran el caos por alguna lucha.

El combate acabó cuando el mas forzudo dejo liquidado en el suelo al otro tras un golpe en la cara. Con un fuerte aplauso la imagen de Emilio subió al ring, tenía un pantalón marrón y una franela blanca ajustada al pecho.

ā€œquiero invitar al ring a un nuevo alumno que tengoā€ decĆ­a ā€œy tengo miedo de ese alumno, porque… se ve que es tan bueno, que podrĆ­a llegar a superarmeā€ se oyeron algunas risas y bromas ā€œes por eso, porque tras esta semana, sĆ© que fue dura para Ć©l, quiero que suba al ring, y de una vez firmar un tratado de paz. Jajaja, si de paz. No hemos tenido un buen comienzo, pero, es hora de que en este momento y en este sĆ”bado de juego y eliminar el stress, libere toda su presión semanal y mensual, le doy esta oportunidad de venir al ring a Gerónimo Carreraā€ se oyeron aplausos y el aludido arrugó el ceƱo

Dudaba en subir al ring, y Emilio continuaba invitÔndolo con la mano, incluso algunos de los mÔs allegados a Gerónimo comenzaron a alentarlo empujÔndolo al ring, hasta que subió.

ā€œbienvenido Carrera al ringā€ le dijo Emilio ā€œĀæverdad que usted y yo no hemos tenido un trato cordial?ā€

ā€œpuesā€¦ā€ vacilaba en dar alguna respuesta Gerónimo, tragando saliva, afirmó ā€œpues… no. Aunque es un trato de un alto militar a un simple reclutaā€

ā€œentonces Gerónimo, esta es tu oportunidad. Dame un buen golpe, descarga tu furia, esta permitidoā€

ā€œno tengo porque hacer esoā€ negó Gerónimo ā€œtampoco lo hareā€

ā€œvamos, hazlo, esta permitido hacerlo, solo por hoy. Hazlo o arrepienteteā€

ā€œno puedoā€

Gerónimo miro alrededor, aquel público parecía impaciente y con ganas de ver sangre, miró a los militares que portaban armas, estaba seguro de que si atacaba a Emilio, llenarían su cuerpo de balas.

ā€œno, ahora con su permiso me retirareā€

ā€œespera soldado, tienes oportunidad de atacarme, de lo contrario atacare yo. O pensaran que eres una gallina, o que yo te tengo miedo. Te doy oportunidad de golpearme y despejar tu estrĆ©sā€

Gerónimo frunció la boca y negó con la cabeza, giró su cuerpo para irse, pero Emilio se lanzo contra Ć©l propinĆ”ndole una patada con todas sus fuerzas a las pelotas del soldado los hombres alrededor del ring hicieron muecas de exclamación y llevĆ”ndose las manos a sus ingles cuando el perfecto golpe atinaba los testĆ­culos contra la pelvis, crujiendo y provocando un alarido del muchacho, que torció la boca se agarró los cojones y unió sus rodillas.

"jajaja, eres un idiotaā€ reĆ­a Emilio llevando sus manos a la cadera ā€œte di la mejor oportunidad del mundoā€

Gerónimo se resumía a un pobre hombre tirado en el piso sosteniendo sus bolas con las manos y torciendo su cara de infinito dolor.

Emilio caminó hasta las piernas de Gerónimo donde el hombre las tenia abiertas protegiĆ©ndose y sobĆ”ndose las bolas con la mano, lo que el alto militar hizo fue poner la planta de su brillosa bota encima de las manos de Gerónimo y comenzó a saltar sobre ella y las adoloridas orbes. El muchacho comenzó a gesticular la boca con dolor moviĆ©ndose de un lado a otro. Absolutamente nadie de los presentes hacia algo para quitarle a Emilio de encima.

ā€œvamos Ā”levĆ”ntate idiota!ā€ ordeno Emilio tomĆ”ndolo del cuello de la franela y empujĆ”ndolo contra Ć©l con fuerza, Gerónimo se tambaleo al estar de pie, y con una fuerza caracterĆ­stica, sobrehumana, Emilio lo tiro contra las cuerdas, donde quedó exhausto el soldado.

Emilio se lanzo contra Gerónimo y choco su cuerpo con fuerza, Gerónimo se quejo al sentir como la cabeza de Emilio chocaba contra su abdomen, quedando sin aire, cayó contra el suelo respirando con dificultad, tosiendo.

Viéndolo tirado en el suelo, los oscuros ojos de Emilio se plantaron en un solo lugar, el paquete de Gerónimo, parecía estar duro dentro del pantalón, sonrió, disfrutaría aun mas avergonzando aquel chico frente a toda esa multitud. Detestaba su arrogancia, era altanero, y eso y mas se merecen tipos como él. Pero casi secretamente dentro del pantalón de Gerónimo, su polla estaba dura, a punto de explotar en semen, tanto semen acumulado, mientras sus bolas tomaban un ligero color rojo.

Emilio se arrodillo a su lado, comenzó a desabrochar el pantalón del muchacho.

ā€œĀ”NO!ā€ grito Gerónimo tratando de apartar la mano de Emilio de su pantalón.

El pantalón bajó por sus muslos, mostrando un diminuto boxers azul, y un pene duro tras una mancha de lo que parecia liquido preseminal, se oyeron risas y carcajadas por los presentes, Gerónimo intentó golpear a Emilio y lo que recibió fue un golpe en el estomago de parte del hombre mayor.

.com/blogger_img_proxy/

El gran Emilio levantó como un titera a Emilio por el aire y lo sento con fuerza contra la punta del ring, haciendo que el muchacho con todo el peso de su cuerpo aplastara sus propias bolas, Gerónimo dobló la cara de dolor mientras se retorcia.

ā€œidiotaā€ grito Emilio riendo viendo como Gerónimo agarraba con dolor sus bolas.

A Gerónimo los cojones le pesaban, sentia como ambos eran aplastados, pensaba que nunca podria tener hijos.

"”estas jodido!" rugió Geronimo y con el puño golpeó la ingle de Geronimo reanimando el dolor al instante.

.com/blogger_img_proxy/

Gerónimo volvió a gritar al sentir sus vulnerables pelotas ser aplastadas contra la pelvis y los nudillos, cayó de nuevo sobre la lona esta vez con su pene impúdicamente duro y sus huevos hinchados.

ā€œĀ”Hey Ricardo!ā€

Ricardo subió al ring

.com/blogger_img_proxy/
Y sostuvo de los brazos a Gerónimo el muchacho doblo la boca y Emilio le abrió las piernas.

ā€œbasta… yaā€ rogó Geronimo

ā€œtuviste la oportunidad de golpearmeā€ recordó Emilio y una vez mĆ”s golpeo los huevos del muchacho que se estrellaron contra su pelvis

ā€œmĆ­renle el peneā€ grito uno de los espectadores.

La verga estaba tan hinchada y venosa que parecía a punto de explotar en miles de esperma, Emilio sonrió y humillo aun mas a Geronimo bajandole el boxers, enseguida su verga rebotó erecta y de burlas se llenó el lugar.

ā€œte gusta Āæah?ā€ reĆ­a Emilio

Emilio elevo su brazo a la altura de su cuello, teniendo el puño apretado, Gerónimo lo miró con ojos implorados de piedad, el puño bajo con fuerza, golpeando a las 2 bolas hinchadas. Enseguida la polla de Gerónimo comenzó a vibrar y soltó un lote acumulado de semen que olió por aquel lugar, cloro, cloro muy fuerte.

ā€œahhhrrgggggā€ grito Gerónimo lleno de dolor y con su duro cuerpo brillante de sudor, sus palpitantes bolas estaban hinchadas y ahora su polla dura como roca escapaba el mĆ”s caliente, y salado chorro de semen. Chorro tras chorro de semen caliente, pastoso y blanco.

Los dos altos militares, dejaron en el suelo al pobre muchacho, gimiendo de dolor, agarrƔndose las bolas, humillado una vez mƔs, y con la polla escupiƩndole todo el semen acumulado en las semanas. Alguno de los espectadores lo filmaba con su celular. Se reƭan

1 comentario:

  1. blank

    Gerónimo debería reventarle un testículo al petulante de Emilio...

    ResponderBorrar

Pages

undefined