Ballbusting entre maduros (1/5): el más resistente - Las Bolas de Pablo

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20 ago 2015

Ballbusting entre maduros (1/5): el más resistente


CONTIENE:

-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
-SEXO HETEROSEXUAL
-BALLBUSTING MUJER/HOMBRE



   Marcos Chacón tomaba café en su oficina acompañado de Lisandro, un ingeniero de obras que durante años trabajaba fiel en la constructora. Estaban charlando de temas triviales y Marcos no se había percatado en la manera en que Lisandro había mirado su traje oscuro y ajustado. A pesar de haber cruzado la edad de más de 53 años Marcos seguía viéndose muy atractivo, todavía conservaba el cuerpo musculoso y el rostro guapo.



   Cuando Marcos se dedicó a mirar su celular, discretamente Lisandro bajó la mirada por los firmes muslos del presidente de la empresa de construcciones. Intentó contenerse de hacer la invitación a la que le habían encomendado dos de sus perversos amigos. Pero no pudo llevó la mirada a los testículos del hombre, no sabía por qué pero siempre se le marcaban en el pantalón, inclusive a sus hijos también. Miró a la entrepierna de Marcos, sus bolas parecían bulbosas pesadas ​​y ridículamente enormes.



   —Hey, Marcos. ¿Una pregunta? Eh......... ¿todavía se te para?



   —¿Eh? ¿Qué?



   Lisandro tuvo que carraspear e irse al grano.



   —¡Vamos, hombre! La polla, ¿todavía se te para? ¿O recurres a la pastilla azul?



   Marcos Chacón soltó una carcajada y dejó a un lado la taza de café ya vacía.



   —Hombre, no te rías. Ya estamos en edad  de que el pito se quede como la bella durmiente.



   —No mames, hombre. Gozo de buena salud y hago ejercicios todas las mañanas, quemo grasas y la verga todavía se me para como si tuviera veinte años, jajajaja.



   Lisandro se rascó la cabeza.




   —Bueno yo he tenido que ayudarme con la pastillita azul.



   —Jajaja, y pensar que aun estás joven, Lisandro, eres mucho más joven que yo. ¿En qué fallaste?



   El hombre dio una sonrisa triste y se tragó su bebida, por último lanzó una fugaz mirada a través de las piernas abiertas de Marcos Chacón e hizo otra pregunta:



   —Hey, Marcos... siempre he tenido una duda, durante años la he tenido.



   —¿Qué será?



   Lisandro señaló con los labios a la entrepierna del hombre.



   —Eso que se te marca ahí, ¿es en realidad tus huevos? ¿O es solo cuento tuyo y te pones un calzón? Igual siempre marcas bulto.



   Marcos lanzó otra risa graciosa.



   —Lisandro, no parecen cosas tuyas. ¿Cómo vas a creer que me pongo un calzón? En realidad son mis huevos y la pija. Siempre he sido huevudo y pijudo, mis hermanos también, mi padre lo fue y mis hijos lo son, incluso mis nietos.



   —¿Por qué?



   —Al parecer una anomalía en el ADN Chacón.



   —Son grandes. Los míos parecen canicas, ni se marcan pero no me puedo quejar... y... hey, Marcos, chale, parecen grandes. ¿Los puedo tocar? —los ojos de Marcos se abrieron de sorpresa y luego unió las cejas. Lisando se justificó—. Nunca pensé que alguien tuviera huevos así. ¿te pesan?



   —Lisansro, ¿despues de viejo eres gay?



   —No seas pendejo, Marcos. Sabes lo mucho que me gusta penetrar y sobar una vagina.



   —Está bien, tocalos pero cierra la puerta bajo seguro. No quisiera que entrara el asistente o alguno de mis hijos y me vea en esa extraña posición.



   Lisandro obedeció y fue hasta la puerta para activar la cerradura. Se acercó a Marcos con la mirada puesta en la manera como sus testículos se marcaban igual que globos en el fino pantalón de tela.



   —Se siente extraño esto —indicó Marcos—. A veces me siento sobre ellos. Fijate que de joven no me gustaba marcar tanto bulto y así me colocara el pantalón más flojo algo se dibujaba. Ya despues me acostumbre a llamar la atención así, aunque a veces resulta incomodo todavía.



   Lisandro usó el dedo índice para acariciar la curvatura de los grandes cojones de Marcos Chacón. Se sentían largos muy abultados y duros, quizás debían generar leche como una vaca de campo, y todo era cierto. Era una completa masa pesada, el pene de Marcos empezó a moverse por el estímulo a sus bolas. Casi por instinto, la mano de Lisandro comenzó a cerrarse alrededor de las grandes bolas de Marcos. Podía sentir que se machacaban entre sí suavemente dentro del escroto, la sensación era sorprendente. Y Marcos se llenó de horror.


   Podía sentir los testículos tan increíblemente densos que se comprimían entre sí, cerrando la mano más y más fuerte. Lisandro afincó el pulgar sobre la fuerte gónada. Entonces, de repente, Lisandro sintió que su pulgar se hundía mucho en la forma carnosa. 



   —¡AAAAHHHHH! —chilló Marcos apartando de él la mano de Lisandro—. No era apretar, cabrón. Son súper vulnerables —unió los labios y se acarició los genitales.



   —Lo siento —aseguró Lisandro apartándose para abrir la puerta—. Estaba experimentando, pensé que a parte de grandes eran acorazadas.



   —No seas necio. ¿Cómo acorazadas? ¡Todas las bolas duelen!



   —Sí pero es que experimentaba.



   —¿Experimentas qué, loco?



   —Bueno... junto a dos amigos que tú conoces hacemos juegos.



   —¿Qué juegos? ¿Qué amigos?



   —Juegos ridículos y sexuales.



   Marcos Chacón juntó las cejas.



   —Lisandro, ¿de veras no estás en crisis con tu matrimonio?



   —No, chaval. Confieso que estos juegos me han ayudado con mi esposa.



   —¿Qué clase de juegos?



   —Masturbaciones, sexo oral, orgías con exquisitas mujeres, prostíbulos de alta clase.



   —Creo que estás mal.



   —Por el contrario.



   —¿Y quienes son los integrantes de esa cosa rara?



   —No te lo diré. Ciertamente pensabamos en integrar a alguien más, yo te propuse a ti. Pero ellos se rieron y alegaron que eras muy acartonado para participar en eso. Al finl cedieron



   —No soy acartonado —negó Marcos sonriendo y dejándose llevar por curiosidad—. Tipo, dime quienes son. De esta oficina no saldrá el secreto.



   —He dicho que no. Pero... hoy nos reuniremos, si quieres puedes acompañarme y saber quienes son.



   —Si no me dices quienes son, no iré.



   —Vale, te lo diré. Pero debes jurar que irás...



   —Lo juro —alegó Marcos subiendo la mano derecha.



   —Si no vas te cortaré esos huevos bobos con una tijera —Marcos rió—. Bueno, los integrantes son: el Ingeniero Francisco el de la gerencia industrial y Marcel, el de Sindicato de trabajadores.



   Marcos meditó por breves segundo arrugando por poco la frente.



   —Francisco ha hecho un buen trabajo en la empresa pero muy pocas veces he entablado tema para amistad con él, creo que quiere ser presidente de la empresa para el proximo periodo, y con Marcel he tenido conversaciones sobre los trabajadores, ¿se está divorciando?



   —Sí, el pobre no quiere hablar del tema. Entonces, Marcos, vendré por ti a la hora de salida y te irás con nosotros. La pasarás bomba no te arrepentiras.



   Marcos Chacón lanzó un suspiro de miedo mientras su amigo abandonaba la cómoda oficina. 



   A la hora convenida Lisandro volvió llevándose a Marcos en su vehículo los otros dos hombres lo estaban esperando en el lugar convenido.



   —¿Un prostíbulo? —preguntó Marcos asombrado.



   —Y de los mejores —complementó Lisandro—. Hoy pagamos nosotros —se acercaron a los otros dos machos que intentaban actuar con normalidad—. Ustedes olvídense de formalismos, a partir de hoy él pasa a ser Marcos Chacón, la palabra señor déjenla para la empresa.




   —Samira nos está esperando —aseguró Francisco después de sonrisas y palabras de cortesía, él era el más joven de los cuatro maduros y vestía un ajustado traje y corbata roja.



   —¡Genial! —indicó Marcel un rubio arisco en el trabajo.



   Caminaron por una escalera en forma de caracol alejándose del sonido de la música en el local. Hasta llegar a una habitación con tonos de color rosa y con olor a pétalos de flores. Al fondo estaba una hermosa joven acostada en la cama.



   —Oh, Dios. Tenía años sin hacer esto.



    —Que aburrido, Marcos —habló Lisandro—. ¿Lo dices de pagar una ramera?



   —Todo, absolutamente todo. Una orgía y una prostituta eso quedó en mi juventud.



   —Aburrido —repitio Lisandro.



   —Hey, usted habló de una orgía... esto no será eso, señor.



   —Tutealo, Fran —rogó Lisandro.



   —¿No será una orgía? Entonces, ¿qué será? Explíquenme.



   —Una competencia salvaje.



   —¿Qué? —se giró Marcos Chacón hacia Lisandro pero fue tarde.



   Lisandro rápidamente agarró las pelotas de Marcos y apretó lo más fuerte que pudo. Al oprimir sintió como las delicadas membranas comenzaban a deformarse y ceder el paso.



   —Yo me agarro a este, hay confianza y está más huevón.



   Marcos Chacón aferró las manos a la muñeca de Lisandro luchando por no gritar, pero no pudo evitarlo. Lisandro soltó las pelotas de Marcos y éste cayó al instante de rodillas agarrando sus bolas. 



   Desde el fondo de la habitación se escuchó la divertida risa de la prostituta.



   —Eso le gusta —declaró Francisco con un brillo en los ojos, luego se dio cuenta de algo y su mirada se volvió tímida.



   ¡CRUNCH! ¡CRUNCH!




   Marcel, el rubio arisco envió a su compañero de trabajo dos fuertes rodillazos en la abultada entrepierna. Francisco soltó lastimeros chillidos mientras cerraba por instinto las piernas y retrocedió doblado de dolor.



   —Esto no era parte del juego —habló Marcos Chacón con los ojos cerrados y los labios apretados.



   —Por supuesto que sí, amigo Marcos. Se trata del macho alpha, el más fuerte se cojera a esa preciosura. ¿No dirás que tanto músculo en ti es mentira? Debilucho.



   —¡ARRGGG! —gritó Marcos y como Lisandro estaba parado ante él, extendió el brazo...



   El puño de Marcos golpeó tan duro entre las piernas del maduro que lo obligó a sacar con fuerza el aire de los pulmones.


   Lisandro chilló mientras caía a su lado.  Quejándose.

   Por otro lado Marcelo se arrodilló y movió las manos de Francisco lejos de sus bolas. Y clavó sus pulgares en los testículos inflexibles. El rostro de Francisco se tornó rojo y se contorneaba como culebta agarrado de las bolas. 



   —¡Suelta, suelta, Marcelo, suelta... AAAAAAAHHHHHHHHH.



   Marcelo seguía aplicando máxima presión a cada testículo, haciendo caso omiso de los sollozos de Francisco. Más que penetrar a aquella puta sentía adicción en el ballbusting a hombres.



   Marcos Chacón se levantaba del piso, estaba tan sorprendido por la petición del grupo pero por muy dolorosa que parecía le había gustado, ya que desde siempre por alguna extraña razón el dolor de bolas era parte de su vida. Echó una mirada a la prostituta y ella le devolvió un guiño eso le causó una erección.



   —Vamos, Lisandro, párate. Dejame enseñarte quien manda —pero el hombre continuaba en el piso. 



   Marcos lo agarró de la nuca y lo hizo subir, humillándolo al hacer pasar su cara por su grata erección. Pero la burla duró poco, Lisandro subió la mano por la largas piernas de Marcos y le agarró los huevos, grandes como los de una gallina —o más— apretó con fuerza obligándolo a sacar un grito arqueando la espalda y cristalizando los ojos. Lisandro torció la mano, haciendo que Marcos gritara varias veces más alto.



   El rostro de Marcos Chacón estaba pálido y empezaba a sentir que sus bolas perdían la fuerza y se aplanaban. Lisandro torció la boca y apretó aún más profundo con saña.



   Marcos perdía fuerza y se retorcía de dolor, sus músculos se tensaban y su ajustado traje se mojaba de sudor. Era demasiado para él, Lisandro le estiró las bolas hasta soltarlo y fue directo al piso con las manos metidas entre las piernas, su pene empezaba a volverse tieso.



   La prostituta miraba a Marcelo que estaba dirigiendo insultos a Francisco, que seguía en el piso, pero con las bolas sujetas de la mano del rubio que les estaba dando un apretón firme. Francisco tenía la mirada perdida y un hilo de baba salía de su boca.



   Apretando los dientes Francisco reunió fuerzas y pudo conectar sobre Marcelo un puñetazo contra la entrepierna. Marcelo gritó como una niña abriendo los ojos, sus hermosas pupilas azules se llenaron de lágrimas.



   —¡Mis bolas —gritó antes de caer al piso de culo acariciando sus gónadas.



   —Estoy caliente —anunció la mujer—. Húmeda para el hombre más fuerte.



   A Marcos Chacón le tomó dos minutos recuperarse y normalizar su respiración, miró a Lisandro que estaba de piernas abiertas y medio tonto, y pegó otro golpe. Lisandro gritó cuando sus testículos fueron pateados por la punta de un zapato negro.



   Marcelo se arrastró cerca de Francisco, pasó la mano por su fuerte pecho y con una mirada perversa hacia la mujer que estaba alejada en la cama, le volvió a apretar muy duro las bolas a su compañero de trabajo. Francisco abrió la boca lo más que pudo y dejó escapar un grito gutural profundo. Su testículos eran aplastados por todos los dedos. Sus musculosos abdominales cincelados por horas de trabajo en el gimnasio estaban tensos en el dolor increíble que registraba la tortura a sus pelotas, el shock explotaba en el cerebro y lo reducía.



   Lisandro estaba llorando y rogando para que el temible Marcos Chacón no arrasara con sus testículos ya que había ganado confianza con el juego.


   Lisandro intentó retroceder para huir de otra patada de Marcos.



   Fue cuando el hombre retrocedía asustado que recibió entre las piernas el filoso zapato negro de Marcos Chacon. Se estrelló en sus 2 cojones y los aplastó contra la pelvis crujiendo. Su entonado cuerpo se levantó sobre el piso con la fuerza y gritó como un miserable, su cuerpo no resistió al ataque y lo hizo caer inerte. Marcos se acercó a él para tomar sus signos vitales, estaba bien y su escroto mantenía por completas las dos gónadas.



   Marcos Chacón sonrió como un galán a la mujer, no había duda de que sentía emocionado por esa aventura fugaz. Miró sobre su hombro y Marcelo seguía torturando a Francisco.



   —AAAAAAARRRRGGGGGHHH —gritaba Francisco, su rostro estaba contorsionado en agonía, su pecho ondulaba en desesperación mientras su voz se quebraba cada vez más—. ME... RIN... DO... YA... NO...



   Era prácticamente el final. Marcelo soltó a Francisco y este se quedó sollozando en el piso agarrándose las pelotas.



   Marcelo se incorporó y se enderezó pero fue sorprendido al ser golpeado con un pequeño cilindro de madera que Marcos consiguió para chocarlo en los testículos del rival. Marcelo se quedó sin aliento y dobló las rodillas. Sus testículos, fornidos y fuertes, fueron fauleados, golpeados y aplastados por aquella cosa dura y pequeña. Cruzó los ojos y de espalda colapsó en el suelo derrotado.



   Marcos Chacón se acercó a la mujer con aire de seductor ella sonrió y complacida se dejó besar en el cuello.



   —Yo sabía que ibas a ganar, hermoso.



   Marcos sonrió y le resbaló el vestido por el cuerpo. Besó cada curva del cuerpo de la mujer.



   —No podré hacerte el amor con esos tontos mirándonos.




   Ella entendió y a través de la linea telefónica ordenó el despacho de los tres derrotados. Entretanto Marcos se quitaba la corbata tenía el pene duro de pura excitación. Primera vez que se metía en esas aventuras.



   Cuando ella lo ayudó a desnudar se sorprendió de su cuerpo.



   —No esperaba que debajo de ese traje estuvieras así, hermoso. Mira tus bolas que grandes. Ya entiendo por qué te dolían tanto.



   Marcos rió y llenó de caricias a la prostituta.



   Marcos envolvió sus brazos alrededor de la cintura de la mujer una vez que ella colocó sobre su pene un condón con sabor a chocolate. El hombre procedió a doblar a la joven.



   Marco besaba y apretaba los pechos de la chica. Ella disfrutaba ante aquel fuerte viejo... guapo y sensual ejecutivo.



   A pesar de que sus bolas estaban hinchadas tras los golpes, Marcos sentía que pesaban y derramaría su jugo masculino contra el látex. 




   Marcos la acostó en la cama y sobre ella la empezó a penetrar, sentía que lo hacía profundamente. Las embestidas eran duras para un hombre de su edad, según pensaba la mujer.


   —¡AAAAHHHHHH, ASÍ, ASÍ, PAPI. DALE, MUEVELO, MUEVELO, AHHHHH!



   Después de algunos minutos, Marcos gruñía como un animal, embestía sin parar a la mujer, se movían de un lado a otro, cambiaban de posición, ella subía sus piernas al hombro, luego lo cabalgaba, gemidos, gritos, placer y sudor.


   Marcos besaba las tetas de la mujer, su cuello, tras la oreja, ella lo miró fijo a los ojos, ¡que guapo era! Le plantó un apasionado beso en la boca. Era demasiada la calentura para Marcos Chacón; su cuerpo se estremeció y chorro tras chorro de semen caliente inundó al condón. La polla del viejo vomitaba con tanta fuerza que el hombre pensó que desintegraría el preservativo. Se quedó sin aliento con el rostro desencajado de placer.



   El hombre maduro cayó a un lado de la mujer y ella miró con asombro la andanada de esperma dentro del condón.



   Ella sonrió besó  y chupó el pezón del viejo y sintió que este gemía de placer, ¡que buen pecho tiene Marcos Chacón! Por último, ella le observó las bolas, grandes y con aspecto rojizo. Sin dudarlo, agarró las pesadas y grandes pelotas del hombre encerrándolas en su puño y apretó. Marcos se retorció: 



   —¡Oooh! —hizo justo cuando sintió como si sus testículos fueran a colapsar en la mano.



   Sin embargo su pene se hizo duro de nuevo. 



   Había algo infinitamente erótico en aplastar las bolas de un macho. Sonriendo como una perversa la prostituta soltó a Marcos y este se acurrucó en la cama sobándose las gónadas. Sollozaba por lo bajo.



   Quince minutos más tarde Marcos Chacón salió de la habitación portando su ajustado traje encontrando en el pasillo a tres hombres con cara de pesar y con las manos aun frotando sus testículos.



   —Bueno muchachones parece que el macho alfa de este grupo soy yo.



   —Ganaste por esta noche, jefe. Agarra esta bolsa de hielo —dijo Francisco—. Por lo general siempre gano yo... Bienvenido al equipo. Suerte de principiante es lo que tuviste.



   Marcos rió y se acarició las bolas al sentarse con los amigos.



   —No hay que negarlo, ¡me duelen! Pero fue una experiencia bastante enriquecedora.



   —Ya hay que pensar en la siguiente —anunció Marcelo con una bolsa de hielo en la entrepierna—. Bienvenido al grupo de los maduros calientes.



   —jajaja, gracias. ¿Y tú, Lisandro, estás molesto conmigo?



   —Jajajaja. Por el contrario. Aunque creo que no podré cojer en muchos días mis bolas se ven azules. Cuidate Marcos Chacón porque para la próxima acabaremos con ese bulto tan pretencioso que ostentas entre las piernas.



   Hubo cuatro risas ruidosas y ocho manos que acariciaban a ocho testículos.

3 comentarios:

  1. Buenas.
    Soy un lector que lleva tiempo pero nunca me había animado comentar nada hasta ahora.
    Absolutamente genial. Espero que continúe pronto y que no tenga solo 5 ya que es genial. Me encanta.
    Gracias y sigan así!

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    1. GRACIAS a ti, de veras el agradecimiento para ti, y bueno para eso esta este nuevo formato del blog en ofrecer "miniseries" de los personajes.

      Cosa que siempre me ha gustado es que los lectores comenten, y una manera de poder evaluar si estas series las alargo sera por medio de las visualizaciones, comentarios y votos que tengan. De nuevo gracias a ti por seguir este blog :D

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    2. De nada! Seguid así que sois geniales.
      -J.

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