Swietenia (6/7): Bajo el arbol, otra vez - Las Bolas de Pablo

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22 ago 2015

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Swietenia (6/7): Bajo el arbol, otra vez

CONTIENE:
-SEXO HETEROSEXUAL
-BALLBUSTING MUJER/HOMBRE

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   Jorge Noguera remaba sobre un pequeƱo lago, movĆ­a los brazos con fuerza mientras sostenĆ­a la actitud llena de arrogancia. El semental guapo estaba inmiscuido en sus pensamientos, parecia preocupado por el vacĆ­o paso de los aƱos que vivia, estaba con la vista fija en cada onda del agua. Sus labios gruesos de vez en cuando se apretaban mientras pensaba seriamente.

   "Ciertamente la ingeniera estĆ” muy buena "pensaba". Si tan sólo cooperara... estĆ” rica la condenada "su memoria se abocó a aquella tarde calurosa bajo un Ć”rbol de caoba, swietenia como su nombre cientĆ­fico indicaba. Evelyn drogada en el suelo, desnuda y confusa. Ɖl sobre ella penetrĆ”ndola, con fuerza... hasta quedar acabado. "Y la mujer tiene determinación..."

   Siguió remando recordando aquellas veces en las que Evelyn le maltrató los testĆ­culos. 

   Dentro de aquel tórrido sol la polla de Jorge comenzó a reaccionar endureciĆ©ndose dentro del jeans ante viejos recuerdos.

   Jorge remó hasta la orilla, caminó hasta el jeep sin mirar atrĆ”s, porque tenĆ­a la costumbre desde joven de dejar sus problemas en el lago. Recordó que hace dos dĆ­as Maribel lo buscó para amenazarle por la manera en que destrozó el cumpleaƱos a Karina, la habĆ­an corrido de casa y por ello las lesbianas se iban del pueblo.

   ā€”No me importa lo que les pase, lelas —les habĆ­a dicho.

   ā€”Espero que te cuides, desgraciado —amenazó con el dedo Maribel—. Porque te tengo varios resentimientos guardados. Ā”Cuidate!

   ā€”Pudrete, perra. No te tengo miedo.

   Aquel dĆ­a ordenó a Matias que echaran a Maribel a patadas de su propiedad, su orden fue obedecida.


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   Jorge se colocó una camisa y montó en el jeep rumbo a un destino fijo. Los cauchos quedaron marcados en la tierra mientras revolvia una robusta polvareda. Sin mucho recorrido llegó a una explanada muy conocida para Ć©l, tanto asĆ­ que el pene se le volvió a endurecer de sólo evocar recuerdos.

   Los ojos se le agrandaron al ver a lo lejos a una mujer parada ante un inmenso Ć”rbol de caoba. Ella vio su venir y se paró pendenciera apretando las uƱas.

   ā€”ĀæSe puede saber que hace en mi propiedad, ingeniera? —preguntó bajando del jeep.

   Evelyn seguĆ­a sin moverse pero con la mirada altanera.

   ā€”ĀæMe explicarĆ” quĆ© hace aquĆ­?

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   ā€”Vine a recordar que aquĆ­ empezó mi tragedia.

  Jorge soltó una risa soez.

   ā€”ĀæCual tragedia? DĆ©jeme decirle que usted es una melodramĆ”tica —aseguró Jorge llevando ambas manos a la hebilla del pantalón, siempre resaltando la curvatura inmensa en el Ć”rea genital—... ahora que lo pienso, creo que usted vino aquĆ­ solo para recordar lo bien que lo pasó. Como lo gozaste.

   ā€”Eres un cochino, Ā”un pervertido!

   ā€”Vamos, sĆ© sincera. EstĆ”s recordando lo bien que la pasaste bajo ese Ć”rbol de swietenia.

   ā€”Me voy del pueblo —aclaró Evelyn—. No puedo seguir asqueada en un sitio como este, donde impera la corrupción y el maltrato.

   Jorge expresó otra risa pesada.

   ā€”Ahora lo entiendo todo, viniste aquĆ­ para recordar lo que gozaste la otra vez, tenĆ­as la esperanza de verme y estĆ”s de suerte. AquĆ­ estoy dispuesto a hacerte gozar una vez mĆ”s en tu despedida.

   Jorge caminó con seguridad y Evelyn gritó de horror. Si Jorge creĆ­a que con su actitud iba a amenazar a Evelyn, estaba muy equivocado, en su lugar, recibió un fuerte puƱetazo de la chica en la cara. El golpe desoriento al joven por completo.

   Antes de que Jorge pudiera reaccionar, fue agarrado del hombro, donde la mujer con una fuerza increĆ­ble lo hizo girar sobre sus talones y lo empujó hacia atrĆ”s. El hombre aterrizó contra la gruesa madera del tronco de caoba.

   ā€”Ā”Aaaarrgggg!

   Sintió un fuerte golpe contra la espalda. Sin embargo Evelyn se quedó de pie frente a Ć©l.

   ā€”Corre... corre, maldita que te irĆ” peor.

   Evelyn seguĆ­a en guardia pero prestó atención a como el bulto del hombre en el jeans se hacĆ­a mĆ”s grande. AhĆ­ fue cuando Jorge corrió a por ella. Evelyn abriendo los ojos como platos emprendió la huida.

   Jorge Noguera corrĆ­a como guepardo tras su presa y saltó sobre Evelyn, cayendo ambos con fuerza en el suelo.

   Pfffff

   Evelyn estaba atrapada ante tan fuerte hombre. Jorge comenzaba a sacar su grueso pene a la luz luchando contra las uƱas de Evelyn. Ella sintió como una fiera mano la desnudaba.

   El corazón de Evelyn estaba atrapado en su garganta. El pene brutal apuntaba amenazadoramente contra su cadera, lo sintió fuerte y pesado, con la cabeza en forma de hongo dotado de un eje grueso que en su clĆ­max se harĆ­a mĆ”s grueso.

   Evelyn empezó a lloriquear suplicando por piedad, tratando de levantarse del suelo, pero Jorge estaba encima de ella, tan pesado como una tabla de cemento.

   Evelyn sentĆ­a el enorme pecho de Jorge sobre sus tetas, Ć©l presionaba sobre su abdomen. Otra vez aquel lugar, Ć”rido desierto, Ć”spero. Sin embargo aquel hombre olĆ­a a oliva suave, los potentes muslos de Jorge separó las ligeras piernas de Evelyn, ella comenzó a gemir cuando el pene duro como el fierro se ajustaba ante su vagina indefensa.

   El magnĆ­fico semental se agarró a la nuca de la muchacha con tanta fuerza que temblaba al hacerlo, apretó los dientes blancos y ejerció presión contra la abertura sexual. Los ojos de Evelyn sobresalĆ­an ante el dolor y el miedo. La verga finalmente venció la resistencia y comenzó su entrada inexorable. Jorge insertó su enorme pene, primero lentamente, dejando que su monstruo conquistara el coƱo de la dĆ©bil mujer. Evelyn dejó escapar un fuerte grito de dolor y sorpresa cuando el macho hundió el resto de su enorme polla en la caverna profunda. El dolor era tan intenso que ardĆ­a, su vagina se extendĆ­a tan brutalmente, que la voz de Evelyn se paralizaba en su garganta, tanto, que impedĆ­a proferir el grito que estaba librando dentro de su cabeza. Sintió los pequeƱos vellos pĆŗbicos del hombre cerca de ella y el contacto con el pesado escroto descansando entre sus piernas.

   Jorge continuaba taladrandola, entrando y saliendo sobre su hoyo. ĀæPor quĆ© tenĆ­a que ser asĆ­? Ciertamente ella estaba ahĆ­... en ese lugar, propiedad privada... Āæpero buscaba eso? Estaba ahĆ­ para recordar, como empezó su tragedia y el motivo de su confusión.

   Jorge follada como una bestia en celo, con todo su enorme volumen y poderosos mĆŗsculos moviendose contra la atrapada debajo de Ć©l. Las pelotas del hombre, orbes grandes y del tamaƱo de limones se balanceaban contra su piel, grandes, fuertes, produciendo testosteronas. Evelyn no podĆ­a hacer mĆ”s que cerrar los ojos con fuerza y ​​clavar sus dedos en el hombro del macho, debĆ­a sobrellevar el dolor de la violada brutal.

   Con la respiración entrecortada, Jorge depositó la cabeza en el cuello de Evelyn, su profunda respiración retumbaba en su pecho y vibrando en el abdomen de la joven.

   ā€”Se siente bien tu coƱo —murmuró.

   Evelyn sólo podĆ­a gemir en respuesta, mirando fijo a las ramificaciones del Ć”rbol de caoba para ocultar su vergüenza y agonĆ­a.

   Jorge volvió a mover con fuerza la cadera renovando la fuerza de sus violentas embestidas. Se estaba preparando para descargar su nĆ©ctar dentro de la mujer. Sus embestidas adquirieron mayor ferocidad en seƱal de que ya se acercaba a su objetivo.

   Jorge finalmente logró su objetivo y rugió triunfante regodeando su semilla gruesa y cĆ”ustica profundamente en la vagina de la mujer. Todo el cuerpo del semental se relajó. Evelyn  inĆŗtilmente contuvo las lĆ”grimas de pena, ya que el pelotudo hombre eyaculó dentro de ella, los caƱonazos de semen eran tan grandes y contundentes que podĆ­a sentirlos en la expulsión.

   Cuando finalmente pasó, el macho sin contemplaciones sacó la polla del hueco de Evelyn haciendo un sonido de succión hĆŗmeda, se limpió la verga de los restos de espermatozoides. Y luego cayó cansado al lado de la extenuada mujer.

   Evelyn por su parte se limitó a mirar al hombre desnudo a su lado. Era increĆ­blemente guapo pero malo como el diablo, dueƱo de un magnetismo animal increĆ­ble. SabĆ­a que muy en el fondo quizĆ”s sentĆ­a una leve atracción por Ć©l.

   "Es un maldito" pensó como conclusion.

   Evelyn estiró la mano y tomó el colosal testĆ­culo izquierdo del joven, apretó hacia abajo amenazadoramente. Jorge inmediatamente abrió la boca brincando en la tierra.

   Evelyn era quien ahora tenia el control: miraba la cara de dolor del macho mientras escuchaba los sonidos de protestas amortiguados que emitia. Se dio cuenta tambiĆ©n de que sus musculos se tensaba mientras luchaba por recuperar el aliento.

   Evelyn se percató como nuevamente la monstruosa polla del varón comenzaba a activarse. Se irguió entre las piernas abiertas del macho sin soltar su escroto. Miró sus genitales con una mezcla de hambre y venganza.

   Jorge gritó de sorpresa y dolor cuando Evelyn abrió su mano pero conectó un puƱo en sus frĆ”giles bolas. 

   Una corriente delgada de lĆ­quido preseminal comenzó a rezumar de la punta de la polla. El sentimiento del golpe y la mujer sobre Ć©l codificó de alguna manera las sustancias de placer y dolor en el cerebro de Jorge haciendo que su pene se endureciera. Evelyn miró la creciente piscina que se formaba en la cabeza de la polla del joven semental, y aumentó el ritmo de sus golpes.

”””PAFF, PAFF, PAFF, PAFF, PAFF, PAFF!!!
”””PAFF, PAFF, PAFF, PAFF, PAFF!!!
”””PAFF, PAFF, PAFF, PAFF!!!

   Jorge gritaba a todo volumen mientras sentĆ­a que su orgasmo aumentaba, en contraste con el dolor que explotaba de sus cojones y que quizĆ”s a partir de ese dĆ­a ya dejarĆ­an de funcionar.

!!!PAFF, PAFF, PAFF, PAFF, PAFF!!!

   Jorge de repente echó atrĆ”s la cabeza y lanzó su grito mĆ”s fuerte de la agonĆ­a sufrida. En ese mismo momento, un chorro titĆ”nico de semen salió disparado de su polla, volando con tal fuerza que impactó contra el cuello de la ingeniera.

   Pero eso fue sólo la punta del iceberg del orgasmo de Jorge.

   Le siguio otra eyaculacion colosal tanto en tamaƱo, potencia y duración, una purga estupenda de leche salió sonando con fuerza de su verga, empapando sus muslos y el rostro de la chica. Explosión tras explosión tras explosión vomitó atronadoramente el pene convirtiendo gradualmente la primera franja de esperma en una largo y sólido charco de baba blanca y resbaladiza.

Varios minutos mÔs tarde, una Evelyn jadeante cesó su castigo implacable y soltando los cojones quedó contemplando la escena ante ella.

   La magnĆ­fica eyaculación de Jorge habĆ­a durado mĆ”s de dos minutos, y parecĆ­a que se habĆ­a derramado cerca de un galón completo de leche por todo el suelo, quizĆ”s servirĆ­a como compost para la grama. Su mente confundida luchaba por admirar u odiar a ese bruto zĆ”ngano.

   Los testĆ­culos se habĆ­an tornado rojo oscuro con manchas de moretones, hinchados al doble de su tamaƱo.

   Pero Evelyn todavĆ­a no habĆ­a terminado con la tortura sobre Jorge, se aferró a sus cojones y los estiró con fuerza.

   Jorge comenzó a gritar cuando sus bolas eran aplastadas y estiradas. Los ojos del hombre se ensancharon como en agonĆ­a.

   El dolor era tan abrumado que empezaba a estar semiconsciente, embargado de agonĆ­a.

   Evelyn hundió las uƱas en los huevos. Jorge echó la cabeza hacia atrĆ”s y gritó. Su polla hinchada emanó fluidos espesos y gruesos que fueron a dar a sus pectorales.

   La mujer dejó la presión y Jorge respiró con un corto suspiro de alivio eliminando finalmente la tensión y la presión de sus grandes huevos.

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   Evelyn se paró de su lado y el macho quedó tendido en el piso, reposando. En poco tiempo con los ojos cerrados sintió una imagen ante Ć©l.

   ā€”ĀæQuĆ© pasa, mamita. Quieres mĆ”s?... Ven.

   No le bastó el tiempo, cuando abrió los ojos, ya era muy tarde... Evelyn estaba ante Ć©l con un palo de madera. Lo Ćŗltimo que Jorge supo fue que recibió un golpe en la cabeza que lo hizo desmayar.

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