Peloteros (1/5): La bienvenida - Las Bolas de Pablo

Lo mƔs nuevo

2 ago 2015

Peloteros (1/5): La bienvenida






CONTIENE: 

-SEXO HOMOSEXUAL
-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE

   Claudia estaba parada frente al espejo del baƱo mirĆ”ndose sorprendida, sus dudas fueron ciertas. Desde hace dias empezaron sus sospechas cuando al cepillarse sintiĆ³ una sensaciĆ³n rara que apenas sintiĆ³ hace dos aƱos atrĆ”s al estar embarazada de Vicente. Ahora la prueba de embarazo le confirmaba la sospecha por ello tenĆ­a tantas ganas de dormir por las maƱanas, tanto cansancio.


   —Ya, Claudia, abre. Quiero saber —era la voz de SimĆ³n desde afuera.



   —Estoy viviendo mi momento.



   —Abre, zorra, o tiro la puerta —asegurĆ³ el marido riendo.



   —Estoy tomando conciencia.



   —SĆ­, pero Vicente y yo tenemos que saber.



   Claudia abriĆ³ la puerta con el test de embarazo en la mano, los ojos verdes de SimĆ³n apuntaron directamente al signo positivo, sonriĆ³ y abrazĆ³ con fuerza a la esposa, ella sentimental rompiĆ³ a llorar.




   —Ay, Claudia, no seas ridĆ­cula —suplicĆ³ sin perder el buen humor su marido, estrechĆ”ndola en sus brazos.



   —Es que me da mucha emociĆ³n, por favor no digamos nada a nadie.



   —¿Por quĆ©? —preguntĆ³ SimĆ³n mirĆ”ndola preocupado.



   —Quiero que disfrutemos de estas primeras semanas juntos. Hasta que estemos seguros.



   SimĆ³n la besĆ³ y volviĆ³ a abrazar.



2




   Jenny ChacĆ³n se habĆ­a encontrado con un importante hombre despuĆ©s de aƱos sin verlo, Ć©l era un apuesto empresario dueƱo de reconocidas marcas en el paĆ­s y, que ademas habĆ­a hecho grandes aciertos con el equipo de fĆŗtbol nacional. Ɖl acudiĆ³ a la empresa constructora donde trabajaba su padre para el contrato en la construcciĆ³n de un nuevo estadio de fĆŗtbol. Ɖl se sorprendiĆ³ de verla tan grande y guapa que la elogiĆ³ y quiso invitar a almorzar, ella hubiera negado pero el magnetismo que la dominĆ³ en Kevin Smitch no fue normal.



   —Que grande y hermosa estĆ”s, Jenny —asegurĆ³ el hombre sentado en la mesa del restaurante—. La Ćŗltima vez que te vi fue en tus quinceaƱos.



   —Pues ha pasado mucho tiempo —asegurĆ³ la hija de Marcos ChacĆ³n—. SalĆ­ de la preparatoria entrĆ© a la universidad me graduĆ©, y ahora trabajo en la constructora.




   —Parece que hay un trafico de influencias bĆ”rbaro en la constructora.



   —Ay, no digas eso —riĆ³ Jenny.



   —Es broma, ¿y tienes novio, chiquilla?



   Ella se peinĆ³ el cabello a tiempo que las mejillas se le coloreaban.



   —No, hasta hace poco salĆ­a con un chico, mĆ©dico de la morgue pero terminamos nuestra relaciĆ³n ya hace unos cuantos meses.



   —AsĆ­ que estĆ”s soltera y sin compromisos, mejor asĆ­. ¿Y no estĆ”s enamorada ahora?



   —No —asegurĆ³ ella—. Derepente vi a alguien que me impresionĆ³ mucho pero sĆ© que eso no tiene camino y no quiero pensar en eso tampoco.



   —¿Por quĆ©? —preguntĆ³ Kevin acomodĆ”ndole tiernamente el cabello tras la oreja, le brillaban los ojos.



   —Porque serĆ­a descabellado —asegurĆ³ ella sintiĆ©ndose rara con el galanteo de Kevin. RespirĆ³ profundo—. ¿Y tĆŗ, cĆ³mo estĆ”s con tu esposa?



   La faz de Kevin cambiĆ³ adoptando una posiciĆ³n mĆ”s erguida, inclusive se acomodĆ³ en la silla del elegante restaurante.



   —Es una pena, Jenny. Mi esposa se volviĆ³ una mujer amargada y testaruda. ReƱimos todo el tiempo, no sĆ© en que momento sucediĆ³ pero nuestro matrimonio se fue al traste. Tenemos tiempo sin estar juntos. 



   —Vives aĆŗn con ella, tengo entendido



   —SĆ­, es que no quiero que nuestra hija sufra.



   —Yo creo que la niƱa entenderĆ”.



   —EstĆ” acostumbrada a vernos juntos desde siempre. Y ella amenaza con quitĆ”rmela. No veo mi vida sin estar junto a mi hija.



   —QuĆ©date tranquilo y se paciente —pidiĆ³ Jenny colocando su mano sobre el triste hombre—. QuizĆ”s si conversas con tu esposa todo se solventarĆ” y si no, un psicĆ³logo ayudarĆ” a tu hija, es tu hija y siempre formarĆ” parte de ti.



   Kevin conmovido colocĆ³ su mano sobre Jenny ChacĆ³n.



3




   Lucas habĆ­a sido admitido en el equipo de fĆŗtbol en el que su tĆ­o lo contactĆ³ porque verdaderamente el muchacho era un diamante bruto para el deporte. Aquella tarde durante el partido amistoso contra un conocido futbolclub hizo ganar a su equipo 4 goles por 1 de los cuales 3 fueron del cojonudo muchacho. Sin embargo sus nuevos compaƱeros de equipo resentĆ­an algo contra Ć©l, y se lo harĆ­an saber en el vestuario.



   —Eres muy bueno para esto —asegurĆ³ Eladio, capitĆ”n del equipo, un galardonado jugador que veĆ­a en Lucas un acĆ©rrimo rival para la fama y sobre su puesto de capitĆ”n. Ademas sabĆ­a el secreto de las bolas de los hombres ChacĆ³n y fue quien propuso aquella ocasiĆ³n—. Pero no estamos de acuerdo sobre tu proceder en el equipo.



   —¿Por quĆ©? —quiso saber Lucas quitĆ”ndose el sudor del cuello con una toalla.




   —A muchos para entrar a la selecciĆ³n del club nos tomĆ³ aƱos de esfuerzo —asegurĆ³ Roberto, un joven gay de estatura alta y cabellos parecidos al color de la ceniza al que le sobresalĆ­an un poco los dientes. FungĆ­a de medio campista y secretamente admiraba como Lucas bamboleaba su paquete en el short—. Y tĆŗ entraste de la noche a la maƱana y como favorito.



   Lucas soltĆ³ una risa nerviosa acentuando en su rostro rasgos de niƱo bueno.



   —Muchachos no se preocupen. Soy de los suyos. Hoy ganamos y hay que celebrar. Ya les dije que vengo de un equipo local de Miami.



   —Nunca a nadie han contratado asĆ­ —negĆ³ Guillermo, el guardameta alto, cabellos castaƱos y al que le gustaba derrochar dinero—. Conociendo que allĆ” afuera hay miles de niƱos queriendo ser parte de esta selecciĆ³n se sudan el culo para poder entrar y tĆŗ por cuenta entras por sĆ³lo ser sobrino del amigo del dueƱo del grupo.



   —Chicos, es estĆŗpido que me reclamen por eso. En muchos lugares aplican las influencias...



   —Yo entrĆ© al equipo al joderme aƱos tras aƱos en la selecciĆ³n juvenil —alegĆ³ Eladio—. Me costĆ³ demasiado, aƱos de esfuerzos.



   —Tuve que pagar millones a un tĆ©cnico para que pudieran tomar en cuenta mi valor —asegurĆ³ Roberto—. ¿No sientes la decepciĆ³n que tenemos? Le costĆ³ mucho dinero a mi familia. La primera vez me estafaron.



   —No es mi culpa muchachos.



   —A mi sĆ­ me descubrieron por pertenecer a otro equipo —confesĆ³ Guillermo—. Y la verdad nos molesta la manera en la que entraste al equipo, novato.



   —Igualmente no te hemos dado la bienvenida a nuestro subgrupo de peloteros —asegurĆ³ Eladio—. Una bienvenida que no olvidaras nunca.



   —¿A quĆ© se refieren, chicos?



   Los hombres comenzaron a seguir a Lucas que retrocediĆ³ sobre sus pasos hasta dar de espalda contra un casillero de metal. SintiĆ³ una misteriosa erecciĆ³n al estar frente a aquellos reconocidos futbolistas.



   —Vamos a quitarle el short —rompiĆ³ el silencio Roberto.



   Sorprendido, Lucas abriĆ³ los ojos muy grandes ante el trĆ­o. IntentĆ³ resistirse pero ya Eladio y Guillermo estaban sobre Ć©l quitandole las pertenencias.



   —¿QuĆ© pasa, muchachos? ¡SuĆ©ltenme!



   Su pene erecto se marcĆ³ en su ceƱido bĆ³xer blanco como desafiando a los hombres presentes en aquel vestuario. Roberto pareciĆ³ sorprendido por la figura monstruosa que se delineaba ante sus ojos:



   —¡Vaya, vaya! —comentĆ³—. Bienvenido al grupo, Lucas, a pesar de la trampa que hiciste para entrar mereces estar aquĆ­.



   —Que no se mueva —ordenĆ³ Eladio.



   Roberto agarrĆ³ a Lucas teniendo algunas dificultades por la resistencia del joven. Pronto el joven futbolista quedĆ³ con las piernas muy abiertas, se veĆ­an de manera bonita al estar musculares, sus resistentes brazos quedaron tras la espalda bajo la fuerza de Roberto. Lucas exigĆ­a en queja una explicaciĆ³n. Eladio usaba su celular para grabar el momento.



   Lucas estaba cada vez mĆ”s agitado. Sus miembros estaban completamente inmĆ³viles. Sus genitales eran casi la Ćŗnica parte de su cuerpo que aĆŗn podĆ­a mover, con su enorme polla temblorosa y palpitante y sus enormes gĆ³nadas se balanceaban en el flojo bĆ³xer. Lucas miraba a los dos hombres frente a Ć©l muy nervioso mientras su respiraciĆ³n se hacĆ­a mĆ”s rĆ”pida.



   —¿¡QuĆ© hacen por Dios!?



   —Es un juego —respondiĆ³ Roberto tranquilamente—. Para darte la bienvenida, la hacemos nosotros tres. Eso sĆ­, si llegas a contar algo el video serĆ” publicado en la web y no creo que te vaya a gustar.



   —¿Me van a violar? ¡No pueden hacer eso. AYUDA!



   —Callate —pidiĆ³ Guillermo—. No te haremos eso, jajaja, bueno... creo. ¿Roberto, quieres empezar?



   Lucas estaba temblando en previsiĆ³n de lo que iba a suceder.



   Roberto se acercĆ³ a Lucas y con sus manos envolviĆ³ los genitales del muchacho, apretando sus bolas. Lucas se tensĆ³ apretando la mandĆ­bula y haciendo un guapo esfuerzo por contener un enorme grito de dolor. Su polla latiĆ³ de nuevo.



   Lucas rĆ”pidamente echĆ³ hacia atrĆ”s su hermosa cabeza y no pudo soportar mĆ”s. LanzĆ³ un gritĆ³ al sentir el opresor dolor:



   —¡ARRRRRRGGGGGGG, MIS BOLAS!



   Su cuerpo se sacudiĆ³ tanto como Guillermo se lo permitĆ­a.y chorro de presemen saliĆ³ disparado contra el bĆ³xer, mojando la tela de la ropa. Los dos hombres frente a Ć©l se sorprendieron.



   —Quita eso —ordenĆ³ Eladio—, estorba.



   Roberto obedeciĆ³ y bajĆ³ el bĆ³xer por las musculosas piernas de Lucas mostrando su largo pene que rezumaba una acumulaciĆ³n de semen y bajo el, sus colgantes y ovaladas gĆ³nadas. Uno de los futbolistas lanzĆ³ un suspiro.



   Los testĆ­culos grandes de Lucas ahora estaban balanceĆ”ndose ante la mirada inquisitiva de Roberto.



   —DETƉNGANSE, POR FAVOR —rogĆ³ Lucas asustado.



   Eladio y Roberto intercambiaron miradas, tenĆ­an las cejas levantadas ante la sorpresa de la desnudez del muchacho.



   Roberto lanzĆ³ un atronador rodillazo en los desnudos cojones de Lucas.



PRRRRRTTTTT



   Lucas lanzĆ³ su hermosa cabeza hacia atrĆ”s y gritĆ³ en agonĆ­a sufrida.



   RĆ”pidamente los testĆ­culos del muchacho empezaron a hincharse de forma alarmante. Al mismo tiempo, su pene se hacĆ­a mĆ”s tieso y largo.



   —Muchachos... ¿QuĆ© hacen?... qui... ¿quieren detenerse? ¿QuĆ©... quĆ© les hice para merecer esto?



   Lucas mirĆ³ con una expresiĆ³n de terror: abriendo mucho los ojos lleno de lagrimas que hacĆ­an resaltar su hermoso rostro.



   Roberto como si de su mano una garra se tratara, apretĆ³ los huevos de Lucas.



   —¡¡¡ARRRGGG... MIS... BOLAS... MIS BOLAS... JODER...!!!



   La fuerza de Roberto era tan potente que paralizaba a Lucas. Su pene gigante, incapaz de paralizarse palpitaba impulsando el orgasmo, ese orgasmo dentro de su cuerpo explotaba sin cesar.



   La polla de Lucas estaba increĆ­blemente dura a punto de reventar en una oleada de semen en cualquier momento.



   Roberto propinĆ³ cinco rodillazos seguidos a las bolas de Lucas, aferraba sus manos a los hombros y subĆ­a la rĆ³tula. Lucas, lleno de desesperaciĆ³n, echĆ³ atrĆ”s la cabeza y profiriĆ³ un grito de animal en pura agonĆ­a, sintiendo que sus colgantes bolas iban a ser fulminadas ahĆ­.



   —AAAAAHGGGGH.



   El cuerpo de Lucas estaba casi inconsciente entre los brazos de Guillermo pero aun no se desmayaba del todo. Roberto sonriĆ³ y agarrĆ³ el gran pene del chico con ambas manos, comenzĆ³ a frotar rĆ­tmicamente. Con la estimulaciĆ³n se ponĆ­a mĆ”s duro y rĆ­gido.



   Roberto acercĆ³ la boca a la hinchada verga de Lucas y continuĆ³ estimulĆ”ndolo a niveles cada vez mĆ”s altos de excitaciĆ³n. La escena continuĆ³ y continuĆ³ durante casi tres minuto.



   Lucas jadeaba y jadeaba intentando contenerse, con los ojos entrecerrados mirĆ³ a Eladio que continuaba grabando con sonrisa triunfante, Roberto seguĆ­a arrodillado ante Ć©l chupĆ”ndole el pene y jalando hacia las rodillas las bolas. Finalmente, con un bramido de pura potencia, Lucas desatĆ³ su orgasmo masivo. Un pegote colosal de leche saliĆ³ disparada como un cohete de su pene, en forma de arco cruzĆ³ el aire antes de aterrizar en la mejilla de Roberto. El semen de Lucas estaba tan espeso que parecĆ­a un flan coagulado.



   La escena continuĆ³ repitiĆ©ndose y cuando Lucas terminĆ³ por fin su fiera y sobrehumana eyaculaciĆ³n, Guillermo lo soltĆ³ y callĆ³ sin fuerzas al piso empapando su cuerpo de su semen que se enfriaba en el suelo.



   Roberto se sentĆ³ chupĆ”ndose los dedos, mientras Eladio y Guillermo salĆ­an del vestuario riendo y comentando.



   —Te sabe dulce —comentĆ³ Roberto.



   Pronto Eladio y Guillermo volvieron y entregaron a Lucas una bolsa de hielo. Cuando Lucas se pudo medio recuperar con la bolsa metida en su entrepierna Eladio hablĆ³:



   —Conozco el secreto de las bolas de los ChacĆ³n, ¿sabes quĆ© Lucas? Bienvenido al esquipo de futbol y a los peloteros. Eres todo un reto.



   Lucas abriĆ³ la boca con una sonrisa entre satisfacciĆ³n y dolor.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Pages