Desafio de reyes (5/19): La ira de Aqua - Las Bolas de Pablo

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8 oct 2016

Desafio de reyes (5/19): La ira de Aqua


CONTIENE:
-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
-SEXO HOMOSEXUAL
-SEXO HETEROSEXUAL

I

   El rey Piro entrĆ³ iracundo a la habitaciĆ³n, fiel a su agrĆ­o caracter como siempre. TenĆ­a puesto un holgado pantalĆ³n negro, una franela blanca y gruesa chaqueta negra. HabĆ­a transcurrido un dĆ­a desde el desafĆ­o en la pirĆ”mide.


   El rey Electro estaba parado frente a la ventana con la piel bronceada y muy musculosa, sus hombros donde se podĆ­a generar electricidad pura eran anchos, una poblaba barba convertĆ­a en viril su bello rostro. Electro sĆ³lo tenĆ­a puesto un apretado calzoncillo morado que formaba un  enorme bulto.



   —¿Y ahora quĆ© quieres? —protestĆ³ Electro dirigiendose a Ć©l—. Estuviste muy tranquilo anoche, ya me parecĆ­a extraƱo. ¿QuĆ© demonios te ocurre?



   —QUE ME CANĖ‹SE DE COMPARTIR HABITACIƓN CON UN GRUPO DE TRAIDORES. Tƚ, ƁRTICO Y AQUA ESTƁN CORTADOS POR LA MISMA TIJERA.



   —Baja la voz, Piro. PensĆ© que habĆ­as superado las alianzas entre los gobiernos del hielo, agua y electricidad.



   —USTEDES TRAIDORES ESTƁN CONTRA MI. AYER EN LA PIRƁMIDE UNO DE USTEDES ME ATACƓ. QUIERO SABER, ¿QUIƉN FUE? ¡TRAIDORES!



   —¿Te atacĆ³? Ayer sĆ³lo me dedique a lograr llegar a la meta. SĆ”came de ese paquete. Y si alguien te atacĆ³ tienes que saber quien fue.



   —Fue alguien invisible.



   Electro lanzĆ³ una carcajada.



   —Piro, aquĆ­ nadie tiene el poder de la invisibilidad. ¿Se te olvidĆ³ con que reyes compartes cuarto? No seas tonto.



   —USTEDES ESTƁN EN MI CONTRA. NO LOGRARƁN ELIMINARME.



   Piro abriĆ³ su mano y de ella brotĆ³ una llamarada que fue directo a la cama del rey del trueno, las cobijas empezaron a arder bajo el fuego implacable. Electro empezĆ³ a gritar desesperado porque su cama era consumida por las llamas. Piro lo miraba desafiante.



   —¡Mi cama, mi cama! Las llamas.




   Ya no habĆ­a nada que Electro pudiera hacer, sino vengarse. SubiĆ³ ambos brazos mientras su rostro no demostraba amistad alguna y de sus manos empezĆ³ a formarse una bola de energĆ­a electrica. Piro sabĆ­a que iba a ser terriblemente electrocutado, con fuerza mortal. DebĆ­a defenderse.


   Piro se moviĆ³ rapidamente y estampĆ³ contra Electro una rotunda patada en los testĆ­culos. Electro rugiĆ³, uniĆ³ las rodillas, mientras los ojos se le llenaron de lagrimas. Sus manos dejaron de alzarse anulando la bola de energĆ­a. Su boca se abriĆ³ en forma de "O" y cayĆ³ al piso sosteniendo sus huevos chillando del terrible dolor lo embargaba.



   Las bolas de Electro habĆ­an rebotado en su escroto con la fuerza de la patada, habĆ­an hecho el sonido de un crujido al chocar contra la pelvis.



   Electro estaba echado en el suelo con las manos clavadas entre sus muslos gimiendo y gimiendo de intenso dolor.



   Piro extendiĆ³ la mano y una llamarada iba directo por el aire para quemar a Electro, Ć©l tuvo que acumular fuerzas y rodar por el suelo para evitar el contacto. Piro caminĆ³ hasta Ć©l y lo levantĆ³ halandolo de los cabellos. Electro se defendio sosteniendo a Piro del antebrazo y dandole una descarga elĆ©ctrica. Con un rugido Piro apuntĆ³ la rodilla a las debilitadas gĆ³nadas del rey del trueno.



   Electro hizo un grito gutural y cayĆ³ de costado al suelo acariciando sus huevos.



   La puerta del baƱo se abriĆ³ de donde apareciĆ³ un atletico y atractivo hombre de estatura alta, abdomen marcado de mĆŗsculos y apretado bĆ³xer negro que lo acentuaban vergudo y con un trasero parado, carnoso y redondo. Era Ɓrtico rey del hielo.



   —¿QuĆ© pasa aquĆ­? —preguntĆ³ mirando a Electro tendido en el suelo acurrucando sus testĆ­culos.



   —AsĆ­ que aquĆ­ estĆ”s tĆŗ, traidor. Falta Aqua para completar el trĆ­o.



   —¿QuĆ© te pasa, amargado?



   —Uno de ustedes ayer me atacĆ³ en la pirĆ”mide. Son unos malditos y estĆ”n en mi contra porque saben que les ganarĆ©.



   Ćrtico esbozĆ³ una sonrisa de burla.



   —¿De veras crees que te atacamos? ¿Quien? ¿Porque nosotros y no uno de los demas reyes de otras habitaciones?



   —Porque ustedes son un trĆ­o de mediocres fracasados que me temen.



   —¡A mi no me llames mediocre, tirano! —se alzĆ³ de brazos Ɓrtico en actitud defensiva—. Si quieres pelea hazlo saber no tengo que estar entre las sombras para joderte. Si quieres lo hago ya y de frente.



   —Ah, sĆ­. Ven —apretĆ³ y alzĆ³ los puƱos Piro—. Demuestra que no estĆ”s sĆ³lo hecho de fracaso.



   —Tengo mĆ”s astucia, la que a ti te falta —asegurĆ³ Ɓrtico caminando hacia Ć©l.



   Se inicio una guerra de elementos, Piro apuntĆ³ al rostro del rey del frĆ­o una potente llamarada la cual Ɓrtico pudo bloquear con un sĆ³lido panel de hielo. El fuego apuntaba a su rostro generando vapor pero Ɓrtico se protegĆ­a la cara con el hielo. Piro considerĆ³ su ataque, entonces hizo cesar el fuego.



   Cuando Ɓrtico eliminĆ³ el escudo ya tenĆ­a a Piro de frente estampando un puƱetazo contra su ingle.



   Ćrtico gritĆ³ al sentir como el dolor explotaba de sus dos bolas y le dominaba el cuerpo.



   POFFFF, fue el ruido del golpe.



   Piro estrellĆ³ el puƱo en los testĆ­culos de Ɓrtico dos veces seguidas. Ambos cojones se aplastaron con rotunda fuerza contra la pelvis dando sonoros crujidos.




   Ćrtico saltĆ³ en el aire dando alaridos de dolor, cayĆ³ al suelo donde se frotĆ³ las bolas con una mano.


   —Eres el mĆ”s tonto y debil de los tres —agregĆ³ Piro escupiendole—. Ahora sigue Aqua. ¿DĆ³nde estĆ” ese cretino? Me vengarĆ©.



   No hubo respuesta, en el suelo sĆ³lo estaban dos fuertes reyes ahora debilitados por sus testĆ­culos.



   —BuscarĆ© a Aqua y harĆ© que se arrepienta. Ustedes no saben con quien se han metido.



   VolviĆ³ a mirar a Ɓrtico con desprecio y le escupiĆ³ nuevamente sobre la espalda. El rey del fuego hizo camino a la puerta y abandonĆ³ la habitaciĆ³n.




   Ćrtico se quejĆ³ del dolor, se limpiĆ³ la espalda con una mano mientras con la otra acariciaba sus gĆ³nadas. Hizo gran fuerza para pararse del suelo y con un halito de hielo apagĆ³ la cama de Electro. El rey del hielo ocupĆ³ un asiento donde se dedicĆ³ a acariciar sus palpitantes bolas.


II




   Despues del reto en la pirĆ”mide la pasiĆ³n de Terra hacia James se desatĆ³, querĆ­a besarlo, tocarlo y apretarlo a cada instante. El rey de la fertilidad, fiel y adicto al placer sexual correspondĆ­a a las caricias del rey de la tierra ademas de que le convenĆ­a tenerlo de su lado para utilizar los poderes a su favor.


   Incluvise cuando encerrados en la habitaciĆ³n, el rey SamĆ”n tomaba una ducha, Terra se acercĆ³ a la cama de James y tocandole el pecho le rogĆ³ que lo penetrase. James cautivo aprovecho el momento y obedeciĆ³. A ambos no les importĆ³ cuando el rey de la naturaleza saliĆ³ del baƱo y los descubriĆ³ desnudos en la cama tocĆ”ndose y con olor a sexo.



   —Vaya —alzĆ³ las cejas SamĆ”n—. Me alegra que ya se toleren y quieran —con tono de brula agregĆ³—: ahora quiero que me dejen el camino libre con RubĆ­.




   A la maƱana siguiente al despertar, James se colocĆ³ un ceƱido jeans y una camisa blanca donde dejĆ³ desabrochado algunos de sus botones sĆ³lo para mostrar sus fortĆ­simos pectorales. Una mujer del servicio de limpieza del palacio le entregĆ³ una carta donde el rey Olimpo lo invitaba a su oficina. Antes de ir a desayunar James prefiriĆ³ dirigirse al sitio.


   —Rey de reyes —fue el saludo que le dio a Olimpo inclinando la cabeza.



   Olimpo saludĆ³ con una sonrisa estaba tras un amplio escritorio vistiendo con pantalĆ³n, saco y corbata.



   —Rey de la vida y la fertilidad. Mi mĆ”s sincera felicitaciĆ³n por superar el reto en la pirĆ”mide.



   —Muchas gracias, mi rey.



   —Pero……… —Olimpo abandonĆ³ su asiento y se acercĆ³ a James, tenĆ­a un gesto pĆ­caro en el rostro, mismo que invitĆ³ al rey de la vida a corresponder haciendo una sonrisa. Olimpo desabrochĆ³ su camisa blanca detallando el mĆŗsculoso abdomen del joven rey que continuaba respondiendo  gesto—… sin embargo mi rey, sĆŖ que no ganaste el reto por tu inteligencia sino por tus atributos —el dedo Ć­ndice de Olimpo acariciĆ³ un pezĆ³n de James y bajo por el relieve de su torso hacia el ombligo—. ¿QuĆ© dices a eso?



   —Fue sĆ³lo una estrategia, gran rey.



   —Estrategia, ¿ah? ¿Y mi hija quĆ©? ¿SerĆ” sustituida por tu ganĆ­medes Terra?



   —Oh no, mi rey. RubĆ­ es la mujer a la que amo y por quien ganarĆ© el desafĆ­o, Terra es un objeto para ganar.



   —Un objeto para ganar —repitiĆ³ Olimpo frotĆ”ndo el pecho del guapo rey—, ¿disfruta Terra de tu semen nutritivo?



   —Oh……… sĆ­.



   —¿Y quieres que RubĆ­ lo disfrute tambien?



   —Oh sĆ­, mi rey.



   —Tu fĆ©rtil semen. ¿Y para tu rey de reyes no hay de tu nĆ©ctar virĆ­l? —preguntĆ³ Olimpo bajando la mano.



   James no supo que decir, al final riĆ³ y afirmĆ³ una respuesta.



   El rey Olimpo empezĆ³ a masajear el Ć”rea genital en el pantalĆ³n de James que se apretaba los labios. Mirandole a los ojos, Olimpo le abriĆ³ la camisa al rey de la vida y volviĆ³ a acariciar su torso con una mano. Le ayudĆ³ a quitar las botas y despues abriĆ³ su cinturĆ³n. James en silencio se dejaba llevar por las caricias, cuando Olimpo le quitĆ³ el pantalĆ³n de sus robusta verga. Ambos admiraron en silencio la gigantezca erecciĆ³n de la que era dueƱo James en su calzoncillo blanco. Cuando por fin lo desnudo Olimpo tragĆ³ saliva de mirar la  verga brillante de sudor. ParecĆ­a de piedra. Era blanca y bella. Olimpo la agarrĆ³ con su gruesa mano y la empezĆ³ a masturbar lentamente.



   TomĆ³ el pene con las dos manos, mientras James se acariciĆ³ su cuerpo, pasando la mano por su abdomen, los  pezones.



   Olimpo manipulaba el pene como todo un experto, miraba al glande que ya se tornaba rojo, le acariciaba el frenillo.



   Las suaves y plancenteras caricias sobre el pene del rey de la vida y la fertilidad se extendiĆ³ por 15 minutos hasta qie James sintiĆ³ unos relajantes espasmos, lo hacĆ­a sentir increĆ­ble, pareciera que se iba a orinar, una sensaciĆ³n fascinante, gimiĆ³ profundo en seƱal de que ya iba a eyacular.



   James soltĆ³ un exquisito gemido antes de aventar su semen a borbotones. Uno de sus chorros volĆ³ alto y callĆ³ en la mejilla con vellos de Olimpo, un  chorro que salpicĆ³ el fuerte abdomen del rey de la vida y fertilidad que tenĆ­a los ojos cerrados y la boca abierta procesando el orgasmo en su cuerpo.



   Olimpo dejo de sostener el pene mientras su mano estaba embarrada de leche masculina, Ć©l se llevĆ³ cada dedo a la boca y saboreĆ³.



   —Sabor a vida. Espero que todo eso no sea sĆ³lo para Terra y RubĆ­. Yo tengo mĆ”s derecho que esos dos.



   Ambos se miraron y rieron inconscientes de que minutos antes el rey Aqua, amante de Olimpo los habĆ­a visto al abrir la puerta en silencio. El rey del agua se habĆ­a molestado y jurĆ³ venganza cerrĆ³ la puerta sin hacer mucho ruido.



III



   Caminand por un iluminado pasillo del palacio, Elton, rey de la mĆŗsica se consiguiĆ³ con su compaƱero de habitaciĆ³n Sixto rey del aire que apenas salĆ­a de la enfermerĆ­a tras un mal ataque recibido en el desafĆ­o por el seƱor de la guerra. TenĆ­a un calzoncillo negro y chaqueta blanca.



   —¿CĆ³mo te sientes deshuevado —se burlĆ³ Elton. TenĆ­a el grueso cuerpo desnudo y un bĆ³xer rojo se ajustaba a su entrepierna—. ¿Ya puedes hablar bien? Como todo un hombre despues que Mark te castigĆ³ un huevo.



   Sixto lo miro amenazador, habĆ­a pasado la madrugada en aquella enfermerĆ­a. El rey del aire se agarrĆ³ la entrepierna con una mano acumulando un bulto entre sus dedos.



   —Los mĆ©dicos me trataron y restablecieron el testĆ­culo sano que me aplastĆ³ Mark.



   —Mark anda por allĆ­ burlandose. En un principio se molestĆ³ porque creyĆ³ que te habĆ­an eliminado. Ahora sĆ­ dice que eres un medio hombre.



   —Medio hombre no. Estoy completo, el que puede ser medio hombre eres tĆŗ.



   Sixto dio una sonrisa maligna y Elton doblĆ³ las cejas confundido sin tener tiempo de reaccionar.



   Sixto estampĆ³ el empeine contra las bolas de Elton, rey de la mĆŗsica.



   Las bolas de Elton rebotaron en su escroto por el golpe al igual como sus pies despegaron del suelo.



   Elton cayĆ³ de rodillas al suelo con la cara arrugada del dolor. Agarraba sus bolas y se mecĆ­a adelante y atrĆ”s.



   Sixto se inclinĆ³ y tomĆ³ una de las huevas de Elton y la apretĆ³ tan fuerte como pudo.



   —¡Maldito! —gritĆ³ Elton al sentir el dolor explotar desde su ingle.



   Cuando lo soltĆ³ de los genitales, Elton agarrĆ³ sus testĆ­culos y se acurrucĆ³ en el suelo gimiendo de agonĆ­a.



   Sin tiempo a tregua, Sixto abriĆ³ la mano y suspendiĆ³ a Elton en el aire que empezĆ³ a moverse desesperado. La mente de Elton se llenĆ³ de pĆ”nico.



   El rey del aire entregĆ³ a Elton cinco patadas contra su entrepierna abierta. El seƱor de la mĆŗsica gritĆ³ y suplicĆ³. De sus simpaticos ojos corrieron lĆ”grimas mientras sus bolas palpitaban adoloridas.



   A pesar de seguir en el dominio del aire, Elton pudo protegerse los genitales con sus manos y lamentarse entre quejidos. Sus mĆŗsculos temblaban dĆ”ndole un aspecto de hombre fuerte pero derrotado. Sixto moviĆ³ las manos y Elton saliĆ³ disparado al techo donde se pegĆ³ en la cabeza y tras un fuerte golpe cayĆ³ desmayado al piso. Sixto se quitĆ³ la chaqueta y la arrojĆ³ contra la cara de Elton



   —Para que sepas quien te jodiĆ³ —con aire triunfal colocĆ³ un pie sobre su pecho. 



Elton levantĆ³ la cabeza y miro encima de Ć©l a Sixto, estaba tan aturdido que volviĆ³ a caer derrotado y cerrando sus ojos.



IV



   La reina del amor y la pasiĆ³n RubĆ­ estaba en su habitaciĆ³n de rosas en el palacio de su padre, la cabellera rubia le caĆ­a por la espalda y usaba deportiva cuando un golpe a la puerta anunciĆ³ que alguien estaba allĆ­.



   —Adelante —dijo con voz suave. La puerta fue abierta dando paso a un hombre de lasciva mirada—. Hola, querido, eres tĆŗ. ¿QuĆ© haces por aquĆ­?



   Aqua habĆ­a cerrado la puerta agregandole el seguro, su abdomen subĆ­a y bajaba en seƱal de la respiracion con aires de venganza que querĆ­a llevar contra Olimmpo por haberlo traicionado con James minutos antes.



   Se acercĆ³ a RubĆ­ y se inclinĆ³ sobre ella clavandole los ojos. Ella se estremeciĆ³ y le devolviĆ³ la mirada, invadida por una especie de pĆ”nico. Se echĆ³ hacia atrĆ”s, Aqua le abriĆ³ la blusa de un tirĆ³n fuerte, sonando en la habitaciĆ³n un par de botones reventarse. Sin decir palabra alguna la tomĆ³ por los senos y se dedicĆ³ a presionarlos con fuerza. RubĆ­ estaba callada, soportando los fuertes apretones, la paralizaba la presencia allĆ­ del fuerte rey de los mares.



   Aqua la empujo contra el asiento del sofĆ” de color rojo y se subiĆ³ sobre ella, se bajĆ³ el calzĆ³n y le quitĆ³ a ella la minifalda haciĆ©ndole la ropa interior a un lado y le metiĆ³ la verga de tajo. RubĆ­ contuvo un gemido sintiendo que el miembro se metĆ­a en su vagina como si fuera agua por un embudo. EncontrĆ³ camino y se abriĆ³ paso entre su piel sin problema alguno. RubĆ­ aguantĆ³ un segundo alarido cuando sintiĆ³ al pene retroceder y, repentinamente, volver a meterse con fuerza.



   Aqua la embestĆ­a con fuerza recordando la mano llena de semen de Olimpo sobre el falo erecto del rey James.



   Aqua continuaba embistiendola violentamente, su pene entraba y salĆ­a por la vagina repetidamente, Ć©l le apretaba los senos a RubĆ­ y ella gemĆ­a entre dolor, placer y confusiĆ³n.



   Aqua seguĆ­a violando muy rĆ”pido, demasiado rĆ”pido y fuerte pero RubĆ­ continuaba gimiendo azotada. El le clavaba besos de furia en la boca y cuello mientras le tocaba los senos.



   Tras rĆ­tmicos y repetidos movimientos Aqua se tensĆ³ y con un leve gemido eyaculĆ³ dentro de ella.



   Luego de un tiempo, todo sudado y jadeando se separĆ³ de ella y se subiĆ³ el calzĆ³n, dio media vuelta y abandonĆ³ la habitaciĆ³n dejando allĆ­ a la confundida, agotada y violada RubĆ­.

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