LAS NARANJAS VIOLACEAS DE JORGE III*.
Contiene: Ballbusting Mujer/hombre.
Este texto aclara el llamado misterio de las naranjas violƔceas del rey Jorge III del Reino Unido.
Jorge III naciĆ³ en 1738, y fue hijo de Federico Luis, prĆncipe de Gales (hijo mayor del rey Jorge II) y de Augusta de Sajonia-Gotha. Cuando su abuelo falleciĆ³ el 25 de octubre de 1760, Jorge se convirtiĆ³ en rey del Reino Unido.
Jorge III.
Inmediatamente se volviĆ³ rey, su madre e influyentes polĆticos, iniciaron la bĆŗsqueda de una conveniente esposa para el monarca.
Jorge estuvo enamorado de Lady Sarah Lennox, una bella y joven dama de noble familia, Ante el obvio interĆ©s del entonces prĆncipe y ahora rey, se hicieron arreglos por parte de la familia de la joven Lennox para un pronto enlace. Pero la madre del rey nunca estuvo de acuerdo con ello y presionĆ³ a su hijo para encontrar una esposa de origen alemĆ”n.
Finalmente fue Carlota de Mecklemburgo-Strelitz la elegida, ella no era agraciada, pero su familia era influyente en el diverso espacio de los estados alemanes, Jorge terminĆ³ con Sarah y se casaba con la futura reina Carlota, el 8 de septiembre de 1761.
Tras esta introducciĆ³n, vamos al tema principal; El misterio de las naranjas violĆ”ceas, nace del diario personal de Lord Charles Watson, Conde de Malton y mĆ©dico principal de la cĆ”mara real, y a quien segĆŗn el texto privado, Jorge III le hizo venir a sus habitaciones de forma reservada justo la maƱana siguiente a la boda.
Lord Charles Watson, Conde de Malton.
Lo escrito en el diario no puede confirmarse con el diario personal de su majestad, en el cual no aparece menciĆ³n de dicho encuentro. Pero no es extraƱa la omisiĆ³n de sucesos en los diarios de los reyes ingleses segĆŗn su conveniencia; Incluso su antecesor Jorge II, no hizo menciĆ³n alguna de la desastrosa derrota durante el sitio de Cartagena de indias en 1741, donde ademĆ”s ordenĆ³ que las crĆ³nicas pĆŗblicas fueran censuradas.
El escrito del mĆ©dico real narra cĆ³mo su majestad, por medio del Lord de CĆ”mara (John Manners, 3rd Duque de Rutland) le hizo llamar a su habitaciĆ³n, desalojĆ”ndola por completo para asĆ tener privacidad total, algo poco comĆŗn en la habitaciĆ³n del rey.
EncontrĆ”ndose los dos solos, el rey le expuso un fuerte dolor que le aquejaba desde la noche anterior, ubicado en sus partes pudendas; Ante el interrogatorio de Watson, Jorge III le informa que recibiĆ³ un fuerte golpe en los testĆculos, y el dolor ha sido constante y no mejoraba desde la noche de ayer.
Lord Watson le pide al rey retirarse las ropas para examinar el Ć”rea, el monarca -anota Watson- se mostrĆ³ apenado en un principio, pero ante la seriedad del Medico se despojĆ³ de su vestimenta; AquĆ la descripciĆ³n de lo hallado por el galeno:
“EncontrĆ© a la vista, los testĆculos de su majestad con grave hinchazĆ³n, con gran turgencia en ambas Ć”reas viriles, tambiĆ©n presentaban una coloraciĆ³n con un tono violĆ”ceo, lo que me indicaba que el trauma habĆa sido muy fuerte, sumado ello a la falta de atenciĆ³n de sus lesiones, lo que sin duda agravĆ³ la condiciĆ³n enferma de sus partes…
…Calculase el tamaƱo y habrĆan de sus testĆculos tener de 6 a 7 centĆmetros de diĆ”metro… Logro recordar que me pareciĆ³ el tamaƱo y la forma a unas pequeƱas naranjas de otoƱo, aquellas que tienen una redondez algo menor a las naranja plenas del verano…Con la diferencia de contraste de su violĆ”ceo color”
Sobre el tratamiento dado a su majestad, Watson menciona una mezcla oral de opio y vino suave, lo que trajo un rĆ”pido alivio al rey; A la vez, con un ayudante de confianza, le aplicaban paƱos helados en los testĆculos, y un ungĆ¼ento a base de mentol mezclado con hioscina (la base de la buscapina moderna) que el pĆŗdico rey, insistĆa en aplicarse el mismo.
Jorge III se aplicaba el ungĆ¼ento.
El monarca Ingles pronto presentĆ³ mejorĆa, y Watson evidencio para el dĆa siguiente, reducciĆ³n en el tamaƱo de las “Naranjas”, las cuales dejaban el tono violĆ”ceo, y comenzaban a recuperar su color natural.
Para el cuarto dĆa las secciones de tratamiento privado a su majestad cesaron, y el rey se considerĆ³ curado.
Apartado del tema estrictamente mƩdico, Y ya establecido por el Conde de Malton el tƩrmino Naranjas violƔceas, ahora surgen muchas preguntas, Algunas de las cuales el mismo Watson tambiƩn se plantea en su diario; Se puede dividir sus dudas en dos temas relacionados al trauma del rey:
• El primer tema se refiere al futuro de la familia real britĆ”nica; Y es que un daƱo a los testĆculos del rey podrĆa dejarle irreversiblemente estĆ©ril, y para esa Ć©poca era demasiado importante que un monarca tuviera herederos…preferiblemente varones, Watson escribiĆ³:
“…Con el paso de tiempo me vino en mente las consecuencias del golpe sufrido por su majestad, Tan severa hinchazĆ³n pudiera causar al rey la incapacidad de engendrar un heredero para el reino…
…para el dĆa que el rey sanĆ³ completamente, era para mĆ evidente que el golpe ya superado, no evitarĆa a su majestad producir herederos. TenĆa la certeza que podrĆa embarazar a la reina…
…. El rey quien llegĆ³ a hacerme la pregunta de si tendrĆa dificultades para engendrar, al preguntarme notĆ© las obvias seƱas de dudas por su parte…Como respuesta enseguida le di confianza y le aconsejĆ© que iniciara relaciones con su majestad la reina , buscando embarazarla lo mĆ”s pronto posible…”
Al final no hubo problemas en la fertilidad del rey, Jorge III y Carlota de Mecklemburgo-Strelitz, fueron una pareja muy prolĆfica. Tuvieron 15 hijos, incluyendo a Jorge IV, siguiente rey en el trono inglĆ©s, y quien naciĆ³ apenas 11 meses despuĆ©s de la boda real.
Watson se alegrĆ³ al saber del primer embarazo real, y dos meses despuĆ©s de la boda escribĆa en su diario:
“… hoy se dio la noticia de la preƱez de la muy querida reina Carlota, fue afortunado que aquel golpe, cuyo origen no fue sabido por mĆ, no afectĆ³ los testĆculos de su majestad el rey… ”.
• El segundo tema que trata Watson, son sus impresiones personales sobre el causante del trauma.
El Conde de Malton, supo del mismo rey, que alguien le habĆa golpeado en los testĆculos, descartĆ”ndose un golpe accidental, pero Watson nunca intentĆ³ conocer el nombre del causante del mal al monarca; Prudentemente, anticipo que interrogar mĆ”s al rey podrĆa hacerle disgustar, y jamĆ”s serĆa sensato eso, sobre todo que la posiciĆ³n de mĆ©dico de la cĆ”mara real, dependĆa de la confianza del rey en su galeno, y si la perdĆa….adiĆ³s a su trabajo.
Pero la prudencia del Conde dio sus frutos, el incidente bien tratado por Watson, reforzĆ³ la confianza entre el Conde de Malton y su majestad. Pronto el buen doctor recibiĆ³ el agradecimiento del rey en forma del tĆtulo de Vizconde de Gloucester.
Todos los cercanos a la corte, quedaron extraƱados por el agradecimiento del rey a un MĆ©dico que no habĆa realizado ningĆŗn servicio para su majestad (Obviamente desconocĆan el tratamiento del galeno a los testĆculos reales).
Pero volviendo al tema, la curiosidad de Watson se plasmĆ³ en toda su magnificencia en su diario:
“…la reina habrĆ” golpeado a su majestad?, me pregunto si el golpe ha sido por algĆŗn accidente en la intimidad de la alcoba real…,
… o se habrĆ” comportado el rey de una manera tan indecorosa que obligo a la reina a darle un golpazo para proteger su integridad?, no puedo creer esto, conozco al rey de hace unos aƱos y no lo creo capaz de algo asĆ …
…Sospecho igual de la dama Lennox, ella sĆ que ha de tener motivos para lastimar al rey, esa dama a mi vista no es de fiar, que fortuna para Inglaterra que no se convirtiĆ³ en reina; la asistencia a la boda de alguna manera debiĆ³ alterarla y reclamase a su majestad la despreciada, si!, ella debiĆ³ ser la golpeadora…”.
Las sospechas de Watson tienen validez, el que sea una sospechosa la autora del golpe, es igual de factible, de haber sido un varĆ³n agresor, es menos probable tanto secreto por parte del rey, y a la vez mĆ”s factible una pronta y oportuna venganza sobre aquel atacante.
Pero el buen doctor no tenĆa como confirmar quien habrĆa sido la culpable, Pero a continuaciĆ³n ustedes sabrĆ”n si alguna de ellas fue la atacante:
Primero analicemos a la nueva esposa y reina:
SegĆŗn las teorĆas de Watson, la reina Carlota pudo haber golpeado al rey en tan sensible Ć”rea, por accidente, o por autodefensa, posiblemente ante el maltrato del rey, pero es algo poco probable a los ojos del Conde, ademĆ”s el hasta hace poco tiempo prĆncipe de Gales y ahora Jorge III, no tenĆa antecedentes de violencia, con sus mĆŗltiples amantes antes del matrimonio, Aunque todo pudo pasar entre ellos la noche de bodas, donde presumiblemente ocurrieron los hechos.
Pero se puede confirmar que la reina Carlota no fue la causante del dolor de su majestad.
En la correspondencia privada de Carlota a su madre, semanas despuƩs de la boda, la reina le relata a su progenitora Isabel ( Isabel Albertina de Sajonia-Hildburghausen) sobre su noche de bodas, la cual no se dio como esperaba.
“…el rey no accediĆ³ a verme la noche de nuestro matrimonio, pensĆ© que era algo normal en estas costumbres de la corte inglesa, a las que aĆŗn no me acostumbro, pero al preguntarle a Lady Cornualles, supe que aquello no es normal…
…me ignorĆ³ por las noches hasta cuatro noches, le habrĆ© caĆdo mal en alguna forma?, pensĆ© en hacer lo posible por ganar el favor del rey, pero me alegrĆ³ sobremanera el que anunciara que irĆa a mis habitaciones, la alegrĆa me invadiĆ³ y la noche el quinto dĆa recibĆ del rey las mĆ”s lindas caricias…
…lo que sucediĆ³ no te lo dirĆ© madre, pero ahora mi matrimonio me hace feliz, el rey me llena de cumplidos y realiza su deber de marido a cabalidad, siendo el muy viril en su pasiĆ³n… ”.
Este fragmento de texto exonera a la reina como sospechosa: Jorge III no tuvo intimidad con la reina hasta el quinto dĆa de la boda, obviamente cuando sus testĆculos se recuperaron gracias al tratamiento de Watson; el golpe que recibiĆ³ sucediĆ³ luego de la boda y antes de la noche de pasiĆ³n que nunca se dio.
Ya descartada su majestad la reina Carlota, pasemos a Lady Lennox.
Primero hablemos un poco de ella:
Lady Sarah Lennox, nacida en 1745, era hija de Carlos Lennox, segundo Duque de Richmond. DespuĆ©s de la muerte de sus padres, cuando tenĆa cinco aƱos, se crio con su hermana mayor, Emily FitzGerald, Duquesa de Leinster, en Irlanda. Sarah regresĆ³ a Londres y pronto llamĆ³ la atenciĆ³n de Jorge, el prĆncipe de Gales.
Lady Sarah Lennox.
Ahora deben saber que el dĆa de la boda, Lady Sarah Lennox, estuvo presente en la ceremonia, la Lennox incluso fue una de las diez damas de honor de la novia y futura reina Carlota de Mecklemburgo-Strelitz.
Siempre se rumorĆ³ la molestia de Sarah ante el rechazo de Jorge III, pero su asistencia a la boda, y la frase a su amiga Susan Fox-Strangways, hija del conde de Ilchester, "…afortunadamente no le amaba y tampoco me importaba mucho el tĆtulo", Daban a entender cualquier falta de rencor hacĆa el monarca inglĆ©s.
Aun asĆ para muchos era obvio que Sarah no olvidarĆa fĆ”cilmente el rechazo del rey; Para la sociedad londinense, la dama Lennox habĆa sido humillada y despreciada, y en esto coincidĆa tambiĆ©n Watson en su diario.
Pero hay una prueba “reina” que parece exonerar a Sarah, y precisamente es su propio diario, en el cual en ningĆŗn momento se hace menciĆ³n de un odio explicito contra Jorge III tras la ruptura, y menos aĆŗn un incidente en el dĆa de la boda.
Entonces tras analizar los diarios de Watson, de la reina Carlota y de Lady Sarah Lennox, no hay indicios de quien causĆ³ tan terrible sufrimiento a rey inglĆ©s.
Pero al continuar hurgando en diarios cercanos a los sospechosos, nos topamos con la culpable:
Emily FitzGerald, Duquesa de Leinster y hermana mayor de Sarah Lennox. Y es precisamente su diario personal, el que brinda la informaciĆ³n que aclara el misterio de las naranjas violĆ”ceas.
Emily era unos 14 aƱos mayor que Sarah (teniendo alrededor de 30 aƱos al momento de la boda real), y vivĆa en Irlanda desde que se casĆ³ con el Duque de Leinster, Cuando sus padres murieron Emily se hizo cargo de aun pequeƱa Sarah, e hizo casi de madre para ella.
Emily FitzGerald, Duchess of Leinster.
Aun cuando aƱos despuĆ©s la joven Lennox regresĆ³ a Londres, Emily sintiĆ³ que aun debĆa cuidar de su hermanita. Y no debiĆ³ ser muy de su agrado el humillante rechazo del rey a su hermanita.
En el diario de la Duquesa de Leinster se plasma su gran enfado y como de forma planeada, decidiĆ³ actuar contra su majestad.
Emily estuvo en la ceremonia nupcial, en su opiniĆ³n el que Sarah asistiese era reprochable para su hermana, pero el culpable de todos los males era el propio rey.
Luego de la ceremonia, Emily pidiĆ³ una audiencia en privado con el rey. El monarca sorpresivamente sacĆ³ tiempo en la temprana noche de bodas, y aceptĆ³ verse con la Duquesa, es algo extraƱo que aceptara en encuentro en absoluta privacidad, pero es posible que Jorge sintiera culpa por el rechazo a Sarah y si era posible le darĆa las privadas excusas que consideraba necesarias a la hermana mayor y casi tutora de la joven Lennox.
Fue un grave error para el incauto Jorge III. En el diario, Emily plasmĆ³ cĆ³mo fue la agresiĆ³n al rey:
“…cuando el rey iniciĆ³ su hablar sobre Sarah, no le di espera al asunto y acercĆ”ndome a su majestad, le di un beso. El rey no espero nunca aquel gesto y se tornĆ³ impactado…
…aprovechĆ© la perturbaciĆ³n y le golpee con la rodilla en la ingle del rey, quien con dolor intentĆ³ gritar, pero esperaba yo eso y le agarrĆ© con firmeza para mantener mis labios juntos a los suyos…
…mis labios ahogaron su quejido, y enseguida golpee con dureza otra vez en sus partes viriles, y hubiera golpeado por tercera vez la intimidad de su majestad, si el propio rey no se hubiese desplomado en frente mĆo…
… querĆa insultarle por lo hecho a Sarah, pero no salieron palabras de mi boca, me quedĆ© aturdida por verle en el suelo del salĆ³n, tomĆ”ndose la parte que le golpeĆ©, y apretaba los dientes evitando soltar quejidos…
…me marchĆ© del salĆ³n con rapidez. A la salida, el Duque de Rutland, segĆŗn pude ver ingresĆ³ al salĆ³n, asĆ que corrĆ con avidez…”
Lo primero que se puede decir al leer el diario de Emily es un “AUCH!!!”, por parte de Jorge III; Y como no sentir lastima y dolor ajeno si el golpeado recibe dos rodillazos en tan sensible Ć”rea, y sobretodo dados con tal enfado!.
Que afĆ”n el de la Duquesa por lastimar severamente al rey, con razĆ³n los testĆculos le quedaron del tamaƱo de naranjas… y de ese tono violeta. Fue un terriblemente traumĆ”tico momento para el rey.
En segundo lugar se nota que el plan de Emily fue muy calculado, reflejƔndose ello en el hecho de besar al rey, no solo para distraerlo, sino para silenciar sus obvios quejidos de dolor.
TambiĆ©n es obvio que el Duque de Rutland (John Manners 3er Duque de Rutland) debiĆ³ auxiliar al rey, pues apenas Emily saliĆ³, el ingresĆ³; El rey sin duda le debiĆ³ ordenar silencio por lo que observĆ³.
Pero una duda me surge personalmente al leer el diario, su intenciĆ³n sĆ³lo era causarle dolor, o intentaba un daƱo mĆ”s permanente al rey… RefiriĆ©ndome a la posibilidad del monarca de tener herederos, si fuese asĆ, las acciones de Emily serĆan desproporcionadas, en mi comprender... Pero la duda siempre prevalecerĆ”.
En otro aspecto de este tema, sabemos bien que no hubo menciĆ³n pĆŗblica de lo sucedido, ni represalia conocida ante el ataque de Emily, es muy posible que Jorge III no actuase contra la Duquesa para evitar un escĆ”ndalo mayor, Bien se habĆa molestado en ocultar su dolor, para ahora exponer todo el asunto, ya que de arrestar o acusar siquiera a la Duquesa de Leinster, esta harĆa publico todos los detalles de su “bajo” ataque… que sin duda pondrĆa al rey ante la vergĆ¼enza pĆŗblica.
Y es en el mismo diario de la Duquesa, donde plasma su preocupaciĆ³n por las represalias del rey, sumado esto a un claro arrepentimiento de su parte por agredirle; La duquesa al parecer tenĆa severos problemas de manejo de la ira, que en esta ocasiĆ³n para su fortuna, no le trajeron problemas.
“…aun espero que entren por la puerta y me lleven a las mazmorras por herir al rey…
… a veces pienso que su majestad no dirĆ” nada para evitar el escĆ”ndalo, rezo a Dios que asĆ sea, lo mejor es que no suceda nada mĆ”s!, tampoco me gustarĆa estar en boca de todos los nobles, populacho y todo aquel que se llame inglĆ©s o hasta irlandĆ©s….Oh!, no sĆ© porque hice lo que hice!, si fuera el dĆa de hoy, no me hubiera atrevido a lastimarle, no le harĆa otra vez ese mal… ”.
Al final todo quedĆ³ en el olvido, pero gracias al diario de Charles Watson, el mundo pudo llegar a conocer el misterio de las naranjas violĆ”ceas del rey, sin duda un evento que pudo afectar la descendencia del monarca inglĆ©s, y que nos mostrĆ³ un poco de la vida Ćntima del ambiente real durante el siglo XVIII.
Fin.
Gracias
Comentarios a zatniktiel@hotmail.com
*La anterior historia era ficticia.
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