UNA LARGA NOCHE Parte 3.
CONTIENE Ballbusting F/M.
Leer antes TODO SOBRE MI PADRE Parte 1 y UNA LARGA NOCHE Parte 2.
En el episodio anterior, Francisco es secuestrado, atado y torturado por una bella enfermera, quien es parte de una banda criminal.
La maquiavĆ©lica mujer golpea al varón en los testĆculos, como forma de obtener las claves de tarjetas de crĆ©dito y el código de rastreo de su costoso vehĆculo.
La jornada es ambigua, pasado por instantes de mucho dolor y momentos de placer, al darle a su rehén una rica felación; Las cosas incluso llegan a hacer pensar a la mujer en capar a Francisco con una navaja, pero al final desiste.
El secuestrado logra soltar sus amarras y golpea a la mujer en la nariz, lo que la enfurece!, ahora se enfrenta a mano limpia contra el musculoso Francisco, quien no sospecha que la astuta dama se ha armado con su navaja, y planea usarla contra Ć©lā¦especĆficamente contra sus grandes, colgantes y ahora adoloridas gónadas⦠ahora si estĆ” decidida a caparle!.
AsĆ continĆŗa esta trama:
La enfermera se acerca un poco a Francisco a modo de reto, el hombre molesto, responde a la prepotencia de la mujer, dirigiĆ©ndose hacia su captoraā¦
ā¦si quiere guerra, se la darĆ”!.
Sus grandes huevas duelen un montón, pero la rabia y la adrenalina han comenzado a fortalecerle rÔpidamente, el hombre se siente con una gran cantidad de su fuerza muscular ya recuperada. EstÔ decidido a vencer a la agresora.
Francisco se le abalanza, pero era lo que esperaba la Enfermera!...
ā¦De repente la mujer ataca!, hace visible su armada mano derecha; El hombre se sorprende al ver una larga y afilada navaja en posesión de la hembra.
āAhora verĆ”s miserable!ā.
La enojada mujer baja la mirada, y lanza un veloz navajazo contra el hombre, directo a sus genitales.
La hoja tiene un objetivo principal, el escroto del musculo hombre!, La mujer le castigarÔ capando al varón.
Francisco da un brinco de lado, separando lo mĆ”s posible sus muslos!, el navajazo pasa a milĆmetros de su testĆculo mĆ”s próximo!, tan cerca estuvo el peligro, que el agredido sintió en su escroto la corriente de aire dejada por el pasar de la navaja.
āTraicionera!ā.
āMaldito pero de esta no te escapas!, te voy a capar!ā.
La mujer ahora es la que se abalanza contra el varón!, cuchilla en mano, se inclina un poco para atacar mejor los genitales de Francisco.
ZAZ!,ZAZ!, Dos navajazos mƔs aciertan en el aire, Francisco con la cara sudada de la angustia, logra retirar a suficiente distancia sus huevas de la terrible y afilada hoja.
Como varón expresa un gran temor a perder sus viriles partes!, los testĆculos son para Ć©l, lo que lo hace hombre, y Ć©sta demente mujer quiere cercenarle tan importante Ć”rea masculina.
La mujer infructuosa se desespera.
-Maldito!, fallƩ, pero con esta si te los corto!.
En ese momento el ataque de la dama parece dar en el blanco, el varón no retrocedió esta vez, y la cuchilla va directo a su testĆculo izquierdo.
A pesar de lo que parecĆa suceder, la gruesa mano de Francisco detiene el cobarde ataque.
āMaldito!, suĆ©ltame!ā.
āNo me vas a capar, desgraciada!ā.
Francisco aplicó presión de cierre y lastimó la muñeca de la enfermera, quien intentó resistir sacudiendo la mano, pero fue inútil liberarse.
De repente su pequeña mano perdió fuerza, y en un zarandeo soltó la navaja, ésta cayó a unos metros de distancia.
Desarmada, la mujer no lo pensó dos veces y emprendió la huida.
Con rapidez de piernas la morena salió de la habitación y tras recorrer la sala, veĆa a distancia la puerta para escaparā¦.mĆ”s atrĆ”s iba el varón en plan persecutorio.
Pero a pesar del temor natural a ser golpeada por tan fuerte hombre, la mujer mantiene cierta calma en su actuar, sabe que huir no es una opciónā¦
⦠Ese enfadado hombre, la alcanzarÔ y dominarÔ!, pero puede hacer algo!, buscarÔ la oportunidad para contra atacar!... Y eso serÔ con un ataque efectivo a su entrepierna, el único lugar que al golpear, le permitirÔ derrotar a su perseguidor.
Y para lograrlo, no deja de mirar de reojo los grandes huevos del varón, que se zarandean mientras corre tras ella.
La morena enfermera busca su chance!, inesperadamente cesa su huida, y le da el frente al hombre, quien se asombra ante la nueva actitud de su enemiga.
La mujer no duda un instante y lanza un puntapiĆ© directo a los grandes testĆculos del varón.
Francisco fue tomado por sorpresa, la mujer que hace un segundo huĆa despavorida, ahora lo ataca con decisión!, en todo sentido es una mujer tramposa y traicionera!.
Por puro reflejo defensivo, Francisco lanzó su pelvis hacia atrĆ”s, y alejó lo suficiente sus pelotas para evitar que le fueran golpeadas, una vez mĆ”s la mujer habĆa fallado!.
-Rayos! ya lo tenĆa!.
El asombro de Francisco no dura mucho, y es reemplazado nuevamente por rabia, esa mujer casi le pega en las bolas de nuevo.
Pero la astuta enfermera no se quedó esperando el contra-ataque del varón, con agilidad le pasó por un lado y corrió en dirección opuesta⦠directo hacia la habitación de la que hace un instante huĆa.
El perseguidor ahora sonreĆa, pues la mujer se estaba acorralando asĆ misma; Pero enseguida descubrió la verdadera intención de la enfermera, ella se dirigĆa hacia el arma cortante que estaba tirada en algĆŗn lugar en el suelo de la habitación.
La escena fue estrecha, la bella mujer agachƔndose y tomando la navaja, y el hombre llegando con un segundo de retraso.
Esta vez con Francisco casi encima, la mujer apuntó la hoja afilada al cuello del varón.
āMuere, desgraciado!!ā.
Prevenido ante el mortal ataque, Francisco le intercepta la mano, aplica con rapidez su fuerza, y le quita la navaja!, ahora el hombre tiene el control total de la situaciónā¦.
ā¦peroā¦
ā¦.una sonrisa imperceptible aparece en los bellos labios de la enfermera.
Francisco se prestaba a ordenarle a la mujer rendirse, cuando sintió sus testĆculos ser aplastados contra su pelvis.
La traicionera mujer le clavó un fuerte rodillazo en las pelotas.
Francisco gritó al techo:
āAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!!!!!!!!!ā.
Todo fue planeado por la astuta mujer, buscaba la navaja para herirle, pero con su perseguidor tan cerca, no tendrĆa tiempo de darle la cortada.
AdemĆ”s ya ante sus navajazos, Francisco habĆa sido efectivo esquivĆ”ndolos. AsĆ las cosas, el plan siempre habĆa sido golpear nuevamente sus adoloridos testĆculosā¦
ā¦Cuando forcejearan por la navaja, el hombre estarĆa con la guardia alta, protegiendo su cara y cuello!, Y simultĆ”neamente dejarĆa sin resguardo sus Ć”reas mĆ”s sensibles al dolor.
Francisco rƔpidamente deja caer el arma al suelo, se agarra las bolas, y queda doblado a la mitad con la cara arrugada del dolor.
Su agresora fƔcilmente retoma la navaja, y observa a ese musculoso hombre en un lamentable estado, apenas manteniƩndose en pie.
La mujer podrĆa matarlo en cualquier momento, de hecho lo piensa seriamente un instante; Pero ahora en control total de la situación, se impone la cordura!... para bienestar de Francisco.
Cambia la navaja a su otra mano, cierra el puño derecho, y lo estrella contra la nariz del inmóvil hombre.
Es la venganza al golpe que recibió antes de Francisco; El impacto hace que su vĆctima retroceda un paso y se tome la nariz, que por lo menos no sangra.
Una vez mƔs todo es parte del plan femenino para reducir a su rival.
Nuevamente Francisco desprotegió sus testĆculos!, una veloz y fuerte patada choca contra su amplio escroto, Generando la obvia respuesta del varón:
āAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHhhhhhhhhhhā¦ā¦ā¦ā¦ā¦ā¦.ā.
Otro alarido del hombre, que en medio del grito, tuerce los ojos y cae al suelo de espaldas⦠completamente inconsciente.
Navaja en mano la enfermera se acerca al desmayado hombre, no necesita cerciorarse de su inconciencia, es bastante obvio que no despertara en un buen rato.
Que harĆ” ahora?, fue un fracaso total obtener las claves, estĆ” claro que no lo matarĆ”, pero podrĆa caparloā¦o por lo menos quitarle un huevo.
Aunque la mujer duda:
-SerĆ” que te quito uno?, no te estarĆa haciendo un daƱo tan grave⦠los hombres con uno solo siguen siendo hombres!.
La mujer continuaba analizando el futuro de los genitales de Francisco, se agachó y tocó sus grandes testĆculos, se comenzaban a inflamar de tantos traumas recibidos.
-No sƩ!, nunca lo he hecho, pero para todo hay una primera vez!, aunque la verdad te he pegado tantas veces en las pelotas esta noche, que tal vez sea innecesario cortƔrtelos, tal vez no te funcionen ya.
La mujer toma una decisión:
-No⦠no te cortaré nada, no voy a manchar de sangre todo el lugar, ademÔs ya tengo un plan para ti.
Ha decidido gozƔrselo!, no obtuvo el dinero de las tarjetas, ni la clave de la camioneta, pero disfrutarƔ el resto de la noche del gran pene de ese hombre.
Ahora desnuda, la enfermera acaricia nuevamente el pene del varón que rĆ”pidamente reacciona, pronto puede ver como de nuevo el miembro alcanza su erecto tamaƱo, el tocar la caliente carne la excita, su vagina se humedece con prontitudā¦
⦠no pudiendo esperar mĆ”s, lentamente se sienta sobre esa verga!, puede sentir cómo centĆmetro a centĆmetro su vagina se va llenando con el miembro viril de Francisco.
āMmmmmm, que rico pene papi!ā.
La mujer inicia un movimiento de sube y baja, sintiendo como nunca antes ese montón de centĆmetros.
Pocas veces ha tenido dentro un pene tan grande, y por ello prontamente le viene el orgasmo!.
-Me hiciste gozar rĆ”pidoā¦pero esto apenas comienza papiā¦dame mucho mĆ”s!.
La gozosa hembra continúa con su faena de bombeo vaginal por mÔs de 20 minutos; Una vez mÔs un fuerte orgasmo le recorre las entrañas!, tanto placer la hace babear.
āCariƱo que macho!ā¦.ya me hiciste gozar dos veces, y aun no te vienesā¦
⦠que resistente varón, eres todo un semental!ā.
Un rato después, el pene de Francisco comienza a palpitar, la mujer sabe que pronto llegarÔ la explosión de semen, pero repentinamente Francisco balbucea:
āOhh, que pasa?ā¦Oh Mariana que ricoā¦.ā.
La mujer se asombra de que despertara; Es una amenaza para ella?, tendrĆ” que golpearlo antes de que pueda hacerle algo?...
...Pero de inmediato la mujer se tranquiliza, Francisco estĆ” acostado, con los ojos cerrados, y sonriente. Se nota que disfruta del sexo, pero a la vez parece que ni siquiera sabe que sucede a su alrededor.
-Ya veo, sigues atontado, Vaya!, tal parece que ni una patada en las bolas puede evitar que quieras gozar,ā¦tantas ganas tienes de disfrutar de mi coƱo?...sĆ que eres todo un perro!.
La mujer analiza este inesperado asunto; Ella calculó que mĆ”s allĆ” de una hora serĆa que el varón recobrarĆa el sentido, tal parece que el palpitante y consecutivo goce de su verga, fue un estĆmulo mĆ”s que suficiente para hacerle reaccionar.
Francisco continĆŗa su balbuceo mientras la dama no cesa en su rĆtmica jornada de placer.
āOh Mariana, siā¦sigue asĆ⦠Ohā.
-Mariana?, se referirĆ” a su esposa?, debe ser, en su historia clĆnica decĆa que es casado.
āPeroā¦pero Mariana, me duelen las huevas, Oh Mariana⦠no, no me lastimes las huevas otra vez, por favorā.
-Pero que dice este tipo?, parece queā¦Un momentoā¦claro!, es mi oportunidad!.
La enfermera se da cuenta que el hombre esta ido, la confunde con una tal Mariana, ha de ser su esposa, pero la situación le es conveniente, Tener al hombre atontado le permitirĆ” sacarle información, si resulta su idea podrĆa obtener el dinero despuĆ©s de todo!.
Deliberadamente la mujer baja el ritmo del sexo, lentamente mete y saca el pene de su vagina. AlargarÔ mÔs el asunto, mientras obtiene la información.
āCariƱoooo, te gusta cómo se siente mi coƱo?ā.
āOh Mariana, siempre me gusta hacerlo contigoā¦eres la mejor mujer con la que he dormidoā.
-Vaya, vaya, para mĆ que esa Mariana es mĆ”s una amante que su esposaā¦en fin, este hombre en ningĆŗn momento se vio como alguien fiel, pero mejor voy al grano antes que se recupere por completo.
āCariƱo, te gusta?...pues si me dices un secretoā¦.lo haremos toda la noche y seguirĆ”s metiĆ©ndomelaā¦quiere eso mi amor?ā.
āSi Mariana, tu sabesā¦tu sabes que me gusta mucho hacerlo toda la nocheā.
-Este degenerado tiene sus orgias con la tal Mariana, ya me dio envidia la mujer esa.
āPero si quieres seguirme culeando, dime un secretitoā¦mi vida⦠cual es la clave de tu camioneta?, por favor dĆmela mi amorā.
āLa clave?ā.
āSi la clave, cuĆ”l es?, mi dulzuraā.
āEsā¦esā¦cuatro, ocho, uno, sieteā.
La sonrisa de la enfermera se hizo grande, el 4817, quedó guardado en su memoria.
āMi amorā¦me puedes hacer un favorcito?⦠te prometo que te darĆ© un premioā¦ā.
āFavorcito?...y que me darĆ”s Marianaā.
āCuando acabes esta vez, te acariciarĆ© las bolas mi amor, lo disfrutarĆ”s!ā¦pero hazme ese pequeƱo favorcitoā.
āMarianaā¦tu sabes que me encanta que me las toques, siempre tócamelas mi amorā.
-Sin vergüenza, esa Mariana te da bastante placer eh?.
El atontado y hablador Francisco siguió moviendo la boca:
āMi amorā¦las huevasā¦me duelen mucho las huevas, porque me duelen tanto?, Mariana tócamelasā¦y Sóbamela yaā.
āNo te preocupes mi vida, lo harĆ©!, verĆ”s que se te van a aliviarā¦.pero antes me harĆ”s el favorcito que quiero?ā.
āClaro Mariana, cual es el favorcito?ā.
āMi papito lindo, cual es la clave de tu tarjeta American Expressā.
āOchoā¦eh...cincoā¦dosā¦y nueve; SĆ, eso es, nueveā.
8529⦠Una nueva cifra para la memoria de la afortunada enfermera, quien no para de sonreir.
Pero de pronto Francisco sacude la cabeza, abre los ojos, y enseguida toma algo mƔs de conciencia.
āPero quĆ©?, Ohhh mis huevas!, que pasó?...cómo me duelen!⦠que, que estĆ” pasando?ā.
Francisco ha recobrado la conciencia por completo, y la enfermera lo sabeā¦
⦠la mujer no le darÔ oportunidad de defenderse.
Con Ćmpetu la mujer en su posición clavada al pene, da un brinco de rana hacĆa atrĆ”s, sacĆ”ndose el erecto miembro al instante y quedando ante la expuesta entrepierna de Francisco.
Frente a sus ojos puede ver los enrojecidos e hinchados testĆculos del varón.
āHora de volver a dormir cariƱo!ā.
RƔpidamente aprieta el puƱo derecho y lo estrella contra las rojas toronjas del hombre, quien lanza un nuevo grito aunque bastante ahogado.
AAAAAAAaahhhhhhgggggggā¦ā¦ā¦..ā.
Nuevamente el musculoso hombre queda sin sentido!, la sonriente mujer expresa:
āOtro golpe que te doy en las huevas cariƱo!, si sigues despertando, seguirĆ© golpeĆ”ndotelas!; Aunque la verdad no creo que tenga que volver a pegarte en ellasā.
-Rayos!, se me arruinó el planā¦pero quĆ©?...No lo permitirĆ©!.
La mujer nota que el erecto pene pierde rigidez, obviamente por el intensĆsimo dolor testicular.
āAdónde vas?, nada de para abajoā¦para arriba mi amor!ā.
Con abundante saliva le lame el pene y Ʃste vuelve a responder.
āSĆ© que un puƱo en las pelotas es mejor que agua frĆa para matar la pasión, pero no permitirĆ© que esto acabe aquĆā¦no!, no estarĆ© satisfecha hasta que eyacules dentro de mĆ, AsĆ que arriba monstruo!ā.
El miembro de Francisco regresa a su enorme tamaƱo.
āVaya que rĆ”pido regresaste a lo grande!, eso es⦠pene de monstruo!, asĆ me gusta, enorme!, sabĆa que no te perderĆas la fiestaā.
Volviendo a su interrumpida y rĆtmica labor, la mujer da un nuevo brinco, ahora hacia adelante, quedando su bajo vientre y vulva en contacto con ese grueso y hĆŗmedo pene, enseguida frota sus Ć”reas contra Ć©ste.
Unos leves movimientos de acomode y nuevamente queda empalada en esa verga, De inmediato retoma el ritmo del sexo.
Por un instante observa el rostro del desmayado Francisco:
āLo siento cariƱo, pero tĆŗ no participaras en esta orgia, por lo menos no conscientementeā.
MĆ”s de 10 minutos pasan y otro orgasmo la hace estremecerā¦
Al poco tiempo, el palpitar del glande de Francisco se hace mĆ”s intensoā¦la mujer sabe que ya viene la lluvia blanca!ā¦.
ā¦y asĆ sucede!, la ardiente verga de Francisco llega a su lĆmite y libera con fuerza explosiva un potente chorro de esperma caliente, que golpea el fondo vaginal de la enfermera, quien paralizada por el placer, debe respirar con calma para no perder el sentido.
Gozosa, la hembra se incorpora y toda esa cantidad de fluidos se derraman tras de sĆ, cubriendo el miembro viril aun erecto, y empapando las enormes huevas de Francisco.
Aun extasiada, debe recostarse en un cercano mueble para reponerse de su momentƔnea debilidad corporal.
La mujer terminó su faena, y se presta a vestirse; Mientras lo hace piensa que harĆ” con su dormido ārehĆ©nā.
Recuerda nuevamente lo que debatió antes sobre caparle o no, pero ya estĆ” decidido que dejarĆ” a Francisco con sus testĆculos. El sexo la terminó de convencer de no lastimar tales y portentosos atributosā¦
ā¦AdemĆ”s, estĆ” de muy buen humor!, gozó como desde hace mucho no lo hacĆa, y obtuvo algo del botĆn esperadoā¦. Mantiene en su rostro una gran sonrisa.
Por un instante piensa en intentar despertarle, a ver si se topa con otro de esos estados de semiinconsciencia⦠y sacarle asĆ mĆ”s informaciónā¦
ā¦Pero admite que es una locura, tuvo suerte esta vez, y no cree tenerla nuevamente.
Lo que harĆ” con Francisco ya estĆ” decidido!ā¦La enfermera toma la jeringa y le inyecta la preparada droga, clavando la aguja en el musculoso muslo del desmayado.
La enfermera sabe que su identidad, y todos los sucesos ocurridos desde anoche dejarĆ”n de existir en el cerebro de su fornida vĆctima.
Tras inyectarlo, la mirada de la dama se dirige a los mucho mĆ”s voluminosos testĆculos de Francisco, se asombra por la hinchazón, estĆ”n mucho mĆ”s inflamados ahora!ā¦
ā¦sin demora palpa las bolas, y se sorprende:
āCariƱo felicidades!, te los he golpeado toda la noche, y siguen intactos!, no puedo creer que teniĆ©ndolos tan delicados, tambiĆ©n sean resistentesā¦
ā¦aunque te no puedo decir, si aĆŗn conservan la habilidad paraā¦embarazar!ā.
Ahora no resta mÔs que pasarles la información a sus socios. La mujer sale de la casa ya avanzada la madrugada.
Después de 3 horas de marchada, hay reacción en el varón; Tanto la inconciencia causada por los repetidos traumas testiculares, como el efecto de la droga inyectada, ceden⦠y Francisco despierta!.
El dolor es demasiado intenso para incorporarse aún, Tras un angustioso periodo de recuperación logra sobreponerse, vestirse, y salir en busca de ayuda.
Pronto la policĆa le asiste pues su memoria esta en blanco y ni siquiera recuerda su nombreā¦
ā¦Es bastante obvio que ha sido asaltado y antes que buscar pistas de los criminales, es necesario asistirle medicamente. Al poco rato esta en una clĆnica cercana, (no la misma donde conoció a la enfermera), y a las horas recupera algo de sus recuerdos.
Una vez sabe quién es, se logra comunicar con su familia para que no se preocupen. Le pareció mÔs conveniente mentir por ahora, diciendo que se fue de rumba con amigos del trabajo y perdió su teléfono cuando les asaltaron.
Es mejor que piensen que se estĆ” en una comisarĆa de policĆa (haciendo largas y complicadas denuncias por robo), que en una clĆnica.
Vaya que ha sido Una larga noche para Ʃl.
Lo mĆ”s relevante en su examen mĆ©dico fue la severa inflamación testicular, y era muy obvia!, sus grandes gónadas ahora triplicaban su tamaƱo normal; Los mĆ©dicos y enfermeras del centro asistencial, que desconocĆan las voluminosas pelotas de Francisco en estado normal, hablaban de un incremento de cinco veces el tamaƱo de los testĆculos de ese adolorido hombre; AdemĆ”s se debe mencionar los tonos en el escroto, variando en Ć”reas del color rojo al violĆ”ceo.
MÔs de una enfermera quedó alarmada ante tales tamaños testiculares, tal vez de no ser una profesional de la salud, se hubiese desmayado por la impactante escena.
El mĆ©dico le informo que la inflamación era severa, y un Ćŗnico golpe no producirĆa tal daƱo, el galeno aseguraba casi con seguridad que debió recibir varios golpes en los testĆculos; Seguidamente teorizó:
āSi fue asaltado, sin duda se ensaƱaron con sus genitalesā. Esto preocupó aĆŗn mĆ”s a Francisco.
El doctor le ordeno una ecografĆa testicular, que por fortuna no evidencio daƱo en las glĆ”ndulas, pero le ordeno una serie de exĆ”menes para valorar (a insistencia de Francisco) su capacidad de concebir.
El medico llegó a mencionar.
āParece que las cosas no estĆ”n tan mal como se ven, corrió con suerte!ā.
En el otro aspecto, Francisco le puso memoria al asunto, pero todo fue inĆŗtil!, mĆ”s de 12 horas de su vida desaparecieron para siempre de su mente; Sólo recordaba desde que llegaba con su hija Alicia a un partido de fĆŗtbol en el que jugarĆa, todo como parte de la jornada de Padre e hija.
Con respecto a la Enfermera, pues se salió con la suya!, la camioneta de lujo de Francisco desapareció, asà como el dinero de una de sus cuentas bancarias.
A pesar de la droga, la mujer nunca se confió!, prevenida pidió un nuevo traslado de su sitio de trabajo, Era probable que cuando Francisco recordara mÔs cosas, apareciese por el hospital, y lo prudente era evitar un reencuentro.
Pero eso sĆ, se tomó unos dĆas libres asistiendo a gimnasio y atendiendo otros asuntos.
En sus dĆas de descanso, lo que si extrañó la mujer fue el gran pene de ese hombre!, Ć©l que la hizo gozar en extremo!.
A veces le daban ganas de buscarle para acostarse con Ć©l, apareciendo ella como una completa extraƱa, Ya sabĆa que Francisco era ligero en fidelidad, y se acostarĆa con cualquier mujer que se le ofreciera!; Pero hacer eso no era posible, volvĆa a pensar con claridadā¦no se arriesgarĆa a refrescarle la memoriaā¦no volverĆa a tener intimidad con ese hombreā¦
ā¦era una LĆ”stima!.
El amnĆ©sico Francisco en su afĆ”n por recordar todo, buscarĆa a su preciada hija Alicia para conocer cada detalle de lo sucedido desde que fueron al partidoā¦
ā¦Lo que no esperaba es que luego pasarĆa grandes vergüenzas frente a su hija, al enterarse por ella, de peculiares situaciones ocurridas, incluyendo el golpe bajo recibido en el partido, la visita casi obligada al hospitalā¦y sin mencionar la curiosidad de su hija sobre su divorcio.
El pobre Francisco se arrepintió de preguntarle.
Fin.
Gracias
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