Solid Show 2 (3/5): Secreto entre tres, sera secreto - Las Bolas de Pablo

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23 jun 2017

Solid Show 2 (3/5): Secreto entre tres, sera secreto


CONTIENE:
-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE

   Jorge ingresĆ³ muy temprano al Bar Nautilus, su lugar de trabajo como prostituto o para simplemente satisfacer los ocultos fetiches de sus clientes hombres. Era de estatura alta, guapo y musculoso.


   —El rey del Solid Show hace su entrada triunfal —asegurĆ³.


   El Ćŗnico presente en la sala era Carlos, uno de los dueƱos y administradores del sitio que estaba en la esquina del desolado bar usando su celular mientras ocupaba una mesa. Jorge, sonriente  doblĆ³ los brazos haciendo resaltar los potentes mĆŗsculos de sus bĆ­ceps. Usaba un pantalĆ³n marrĆ³n que no ocultaba una abultada protuberancia en la zĆ³na genital y una ajustada franela negra.


   —Llegaste muy temprano hoy, rey —lo saludĆ³ Carlos quitando la mirada de la pantalla del celular tĆ”ctil. En realidad no era el dueƱo del bar pero era el novio de la sobrina de la dueƱa del recinto. Era un hombre corpulento y atractivo que en la temporada anterior fue bailarĆ­n del show. En aquel momento su robusto cuerpo estaba tapado con ropa.


   —SĆ­. Ya sabĆ­a que venĆ­a con media hora de adelanto. ¿Verdaderamente no ha llegado nadie mĆ”s a parte de ti, culĆ³n?


   —SĆ­. AllĆ” dentro estĆ” RubĆ©n.


   —Es como si hubiera llegado nadie —sonriĆ³ burlonamente Jorge.


   Carlos le correspondiĆ³ con una risita.


   —IrĆ© a saludarlo y tentarlo con una patada a sus joyas. Ya sĆ”bes lo mucho que las desea. Si quieres acciĆ³n ya conoces el camino. Aprovecha que estamos RubĆ©n y yo.


   —Secreto entre tres no es secreto.


   Jorge sonriĆ³ y cruzĆ³ el local caminando en direcciĆ³n al pasillo de los camerinos. AbriĆ³ la puerta y sus ojos se topacon con el moreno cuerpo de RubĆ©n, un bisexual que era fanĆ”tico de recibir golpes bajos ya fuera de hombre o mujer, su cuerpo tambiĆ©n estaba dotado de mĆŗsculos y sus piernas eran tan robustas como las de cualquier futbolista profesional pero en aquella hora de la tarde estaba protegidas con un fino pantalon de lino blanco al aire estaba su hermoso y fuerte torso.


   —¿CĆ³mo estĆ”s, RubĆ©n? Llegas temprano como siempre.


   —En casa no hago mucho, vengo del gimnasio y me ducho aquĆ­.


   —¿Ya te baƱaste?


   —SĆ­.


   —Que lĆ”stima. Me hubiera encantado enjabonarte y hacerte recoger el jabĆ³n —Jorge riĆ³ con descaro.


   —Eres un puto sin remedio.


   —Tan puto como tĆŗ. Dime algo, ¿alguien te ha dicho que estĆ”s realmente caliente? —preguntĆ³ Jorge con seriedad.


   RubĆ©n riĆ³ y lo mirĆ³ a los ojos.


   —SĆ­ me lo dicen con frecuencia.


   —Tus rasgos son tan varoniles que me gusta ver como arrugas el rostro cuando procesas el dolor de bolas... en verdad me gustarĆ­a joder tus testĆ­culos en una sesiĆ³n ballbusting.


   RubĆ©n entornĆ³ los ojos mientras una leve sonrisa se cruzaba en su rostro, a Jorge le pareciĆ³ ver que dentro de su pantalĆ³n la polla se le movĆ­a. Fue RubĆ©n quien hablĆ³:


   —Podriamos tener un previo.


   —¿Un previo?


   —SĆ­... una sesiĆ³n previa de ballbusting. Ensaya conmigo, no sabemos si te corresponde un cliente que quiera que le aprietes las huevas y a mi un cliente que me las quiera romper. ¿Te gustarĆ­a ensaya conmigo?


   —SerĆ­a todo un placer.


   RubĆ©n abandonĆ³ su asiento y se plantĆ³ ante Jorge abriendo las piernas y llevando sus manos por encima de su cabeza.


   Jorge estirĆ³ el brazo y su mano sujetĆ³ las grandes bolas del fortachĆ³n Roger, apretando tan fuerte como podĆ­a, sintiendo los mĆŗsculos carnosos deformĆ”ndose en sus manos.


   —¡AAAAAAAHHHH! —gritĆ³ Roger mientras arqueando la espalda y colocando sus manos sobre las muƱecas de Jorge—. ¡Mis huevos!


   Jorge lo soltĆ³ de las pelotas y el guapo bailarĆ­n se derrumbĆ³ de rodillas sosteniendo su entrepierna.


   —¿Tan rĆ”pido te rindes, machote? —le preguntĆ³ Jorge.


   Roger gimiĆ³ terminando de caer de espalda al suelo, allĆ­ gimiĆ³ como un miserable pero para sorpresa del pervertido Jorge, abriĆ³ las piernas y apartĆ³ sus manos dejĆ”ndole a merced sus gĆ³nadas.


   Jorge levantĆ³ la pierna dispuesto a pisotearlo... y asĆ­ lo hizo, con mucha fuerza.


   El grueso y fuerte cuerpo de Roger se contorsionĆ³ como serpiente sintiendo que sus testĆ­culos carnosos eran aplastados bajo la gruesa pierna del fuerte Jorge.


   Jorge se echĆ³ a reĆ­r mientras seguĆ­a aplastando las bolas de Roger, provocando en Ć©l espantosos chillidos atĆ³nitos. Cuando apartĆ³ el pie, el mĆŗsculoso hombre llevĆ³ con dolor sus manos a su entrepierna 


   —¡Oooh! Me duele, ¡diablos! —se quejaba.


   Jorge frotĆ³ su paquete que estaba visiblemente hinchado, seguido metiĆ³ una mano dentro de su ajustada franela y se acariciĆ³ su guapo pecho dotado de potencia musculosa, frotĆ³ sus pezones mientras cerraba los ojos, seguido, se quitĆ³ la franela.


   Roger seguĆ­a en el suelo quejĆ”ndose colocandose de costado con ambas manos acariciando sus peludas bolas.


   Jorge se quitaba el cinturĆ³n para desapojarse del pantalĆ³n cuando el abrir de la puerta hizo que su pene se moviera violentamente dentro de su pantalĆ³n liberando un chorrito de lĆ­quido preseminal. Ante la puerta estaba Carlos que se habĆ­a quitado la ropa y caminaba por el bar usando un apretado calzoncillo azul que se aferraba a su apetitoso miembro y lucĆ­a sus nalgas perfectamente redondas y carnosas.


   —Vaya, veo que ya te estĆ”s divirtiendo —dijo cuando su mirada se fijĆ³ en RubĆ©n que se revolcaba en el suelo.


   —A falta de ti tuve que optar por Ć©l.


   —¿A falta de mi? Je, je. Para eso estoy aquĆ­.


   -¿QuĆ© dices?


   -Vengo para ver si eres lo que profesas. Dame tu mejor golpe en las bolas. Soy un experto y sabrĆ© resistirlo.


   -Ja, ja, ja. Nadie se resiste a mi —asegurĆ³ Jorge.


   Carlos penetrĆ³ a la habitaciĆ³n y se llevĆ³ las manos tras la espalda mirando seriamente a Jorge, este riĆ³ con sarcasmo y enseguida lo agarrĆ³ de los anchos hombros y estrellĆ³ su rĆ³tula contra el pesado par de cojones que colgaban entre sus piernas. Carlos gimiĆ³ cuando sintiĆ³ que sus delicados testĆ­culos fueron golpeados, sintiĆ³ como si un bate hubiera chocado contra ellos. El dolor subiĆ³ a su estomago e hizo todo lo posible por no llorar mientras retrocedĆ­a agarrando su escroto.


   —¡Mis... pelotas! —susurrĆ³ cĆ³micamente.


   Su grueso cuerpo colapsĆ³ mientras el dolor y la falta de resistencia lo dominaban. SentĆ­a como si sus bolas hubieran sido pulverizadas por algo muy duro. AsĆ­ era la rodilla de Jorge (que comenzaba por desnudarse).


   —Termina de caer al piso, grandullĆ³n —se riĆ³ Jorge.


   —No, no me doliĆ³.


   —Yo creo que sĆ­ —Jorge se quitĆ³ la ropa interior caminando en el salĆ³n con su pija medio dura y su firme culo al aire.


   Cuando Carlos enfocaba la mirada en los testĆ­culos de Jorge no se percatĆ³ del poderoso gancho a su huevos que a modo de traiciĆ³n Roger apuntĆ³ desde su espalda.


   Los ojos de Carlos se cruzaron, su boca se abriĆ³ en forma de "O" y cayĆ³ al piso meciĆ©ndo con ambas manos sus delicadas pelotas.


   Jorge se sentĆ³ en un mueble riendo con sinceridad. SostenĆ­a su pija entre las manos que comenzĆ³ a frotarla con inspiraciĆ³n iniciando el autoplacer correr por lo mĆ”s bajo de su cuerpo, escuchando y mirando entre tanto a los debilitados machos lloriquear desde el suelo agarrando sus bolas con las manos. Jorge no se detuvo hasta que su semen saliĆ³ de su pene y mojĆ³ el alcolchado sillĆ³n. Esa noche prefiriĆ³ no trabajar en el bar, pues ya se sentĆ­a satisfecho.



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