El novio de Jenny (5/6): La furia de Elena - Las Bolas de Pablo

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13 jul 2017

El novio de Jenny (5/6): La furia de Elena

CONTIENE:
-BALLBUSTING MUJER/HOMBRE

   Kevin Smith terminaba de ajustarse la ropa interior tras una deliciosa relación sexual con su joven amante, Jenny Chacón, la muchacha apenas salĆ­a del baƱo y regalaba un fugaz beso a su novio y al que inocentemente creĆ­a que iba a divorciarse en pocos meses de su esposa para entablar una seria relación con ella, la verdad es que eso no pasarĆ­a porque Kevin veĆ­a esa relación de amantes como algo que no prosperarĆ­a pero le encantaba meter su blanco pene dentro de la caverna genital de la lozana muchacha.

   Jenny se acomodó el brassier y con discresión miró a los genitales de Kevin, el ex futbolista era un apetecible hombre al que sus colgantes huevos todavĆ­a le producian buenas cantidades de semen que inundaban su condón. Su pene era flaco y delgado y se dibujaba perfectamente en la silueta de la ropa interior.

   La muchacha empezó a vestirse y mientras el jeans pasaba por sus duras piernas producto de la ejercitación de aƱos de entrenamiento en el tenis dirigió una dulce mirada a su experimentado novio:

   —¿Me ayudas a vestir? —le preguntó.

   —¿A vestir? —repitió Kevin con los ojos empezando a brillar de lujuria—. Yo te puedo es desvestir. Me gusta mĆ”s.

   —¡Kevin! No seas malo. Ven, vĆ­steme.

   —Ya te dije, te puedo es desvestir y volverte a tirar sobre esa cama y hacerte gritar como una gata en celos.

   Jenny dibujó una sonrisa, en ocasiones le costaba guardar silencio mientras era penetrada.

   Kevin se colocó tras su espalda y la besó en el cuello haciĆ©ndola excitar y excitĆ”ndose Ć©l tambiĆ©n a juzgar por el tamaƱo que adquirió su pene creciendo dentro de la ropa interior. Le agarró los senos a la muchacha y los movió con tintes de violencia pero ternura a la vez.

   —ApĆŗrate, cariƱo. Debemos irnos. Me quedarĆ­a toda la noche haciendote el amor pero maƱana tengo que viajar.

   —Lo sĆ©.

   Kevin salió de la habitación para sentarse en la sala y hacer presión sobre la muchacha para que abandonaran su viejo departamento de soltero. TenĆ­a en realiad que irse temprano para llegar a buena hora a casa y evitar los regaƱos de su celosa esposa.

   En poco tiempo la preciosa Jenny Chacón salió de la habitación con la cabellera rubia todavĆ­a mojada tras la ducha. Kevin suspiró y guardó su celular, por lo menos a esa hora aĆŗn su mujer no habĆ­a intentado contactarlo aunque aĆŗn el reloj marcaba. Se vistio lo mas rapido que pudo y salio del departamento con la muchacha.

   Entraron al ascensor y colocaron marcha a la parte baja. Kevin continuó besando y tocando el cuerpo de su inocente amante como si fuera un jovenzuelo de 14 aƱos que apenas estĆ” experimentando el cuerpo de una mujer. Jenny tambiĆ©n corresponde, cierra sus ojos al besarle mientras tantea con sus manos la espalda y el firme trasero de Kevin mientras que a Ć©ste la protuberancia en su pantalón se elevaba en condiciones impresionantes.

   Cuando llegaron a la planta baja caminaron al estacionamiento.

   —¿Dónde te dejarĆ©? —preguntó Kevin cuando subieron a su vehĆ­culo.

   —Voy a casa —respondió Jenny—, como siempre me dejas a pocas cuadras.

   —¿Y tu cabello mojado?

   —HarĆ© todo lo posible para que nadie me vea.

   —Te deseo suerte.

   —Descuida, mi amor, la tendrĆ©.

   Kevin puso en marcha el automóvil usando el control para abrir el portón y tener acceso a la avenida. Cuando empezó a conducir tomando la arteria vial principal a tan sólo detenerse en el semĆ”foro y echar una mirada al espejo retrovisor se percató que algo no andaba bien.

   —Por la mierda —murmuró.

   —¿QuĆ© pasa? —preguntó Jenny oyendo la preocupación en su voz. No tuvo respuesta pero Kevin arrancó rĆ”pidamente cuando la luz todavĆ­a estaba en rojo—. ¿QuĆ© pasa, Kevin?

   —Nada.

   —Dime.

   —No.

   El coche de Kevin estaba tomando alta velocidad por la avenida, cruzó por una calle que consideraba estarĆ­a desolada para intentar perder el rastro del vehĆ­culo de su esposa quien lo seguĆ­a.


   —¿Kevin quĆ© pasa, por quĆ© corres tanto?

   —No es nada.

   —Kevin, me estoy asustando.

   —No es nada. QuĆ©date tranquila.

   Kevin volvió a mirar por el espejo retrovisor y la luces led en el vehĆ­culo de Elena indicaba que todavĆ­a lo seguĆ­a adquiriendo rĆ”pida velocidad.

   El celular del hombre empezó a sonar y Ć©l prefirió apagarlo.

   El corazón de Jenny estaba palpitando como si fuera a abandonar su pecho, creĆ­a que estaba a punto de ser secuestrada junto a su novio.

   El automóvil que los perseguĆ­a se aproximaba cada vez mĆ”s a ellos y tocaba la bocina como si fuera a estallarla.

   —Kevin estoy asustada. ¿Nos van a secuestrar?

   El vehĆ­culo que perseguĆ­a al ex deportista efectuaba cambios de luces. Finalmente Kevin se rindió y estacionó su auto en la orilla de un iluminado parque.

   —¿QuĆ© pasa, Kevin, quĆ© haras?

   Su novio sin mediar palabras salió vuelto una furia de su deportivo azul.

   —¿QuĆ© te pasa, hasta cuando me sigues? —se le escuchó decir.

   —¿Con quĆ© puta andas? —fueron las palabras de una esbelta mujer que abandonaba como una fiera su carro negro. Era alta de cabellos castaƱos y atractiva.

   Jenny temerosa cerró con seguro todas las puertas del auto, estaba llorando presa de la ira que tenĆ­a la todavĆ­a esposa de su amado novio.

   —Eso no es tu problema. Ahora tranquilĆ­zate, Elena que no ando en nada malo.

   —¿Que no quĆ©? Quiero ver a la puta con la que andas. ¿Te sentĆ­as muy seguro en tu departamento porque sabĆ­as que yo no iba a entrar, eh?

   —CĆ”lmate, Elena.

   Kevin intentaba detener a su esposa que envuelta en la rabia deseaba frenar el bloqueo corporal que le tenĆ­a su marido.

   —Quiero ver a esa perra y ponerla en su lugar.

   —¡Que no, Elena! En este momento te vas a ir a casa y ahĆ­ hablaremos.

   —A esa perra puta la voy a matar para que aprenda a no meterse con hombres casados.

   —Elena, cĆ”lmate.

   Elena llena de rabia lo miró a los ojos, se aferró al hombro de su esposo y se preparó para un ataque sagaz, levantó la pierna y envió la rótula contra las bolas de su marido.

   La mujer a travĆ©s de su vestido largo y galante pudo sentir cuando su rodilla impactaba y hundĆ­a los órganos reproductivos de Kevin.

   —¡Ohhhhh! —gruñó el varón.

   Sin pensarlo dos veces, Elena estampó otra vez su rodilla contra los vulnerables objetivos, golpeĆ”ndolos con desagradable y doble sucesión. SintiĆ©ndo como aplastaba las gónadas del tamaƱo de naranjas contra la pelvis de Kevin.

   Los ojos de Kevin se cruzaron y escapó un grito cuando cayó de rodillas.

   Elena lo fulminó con la mirada y caminó para dirigirse al auto mientras su marido se arrodillaba en el suelo agarrĆ”ndose la virilidad, la mujer pasó por su lado pero fue detenida por la mano de su marido intentando agarrarla del tobillo, con aquel sorprendente movimiento, Elana casi perdió el equilibrio por lo que se giró y lanzó al rostro de Kevin una fuerte bofetada.

   Kevin se quejó con el explosivo dolor que dejaba en su rostro la marca de la mano de Elena. En medio del momento el hombre desprotegió sus pelotas para tocarse con sus dedos su rectangular y guapo rostro.

   Elena asintió con la cabeza y envió un puntapie contra la entrepierna de su marido.

   —¡Ooomph!

   Las manos de Kevin bajaron otra vez a su entrepierna.

   —¡Quiero verte, puta!

   Elena llegó hasta la puerta del vehĆ­culo la cual comenzó a tocar con frenĆ©ticos golpes la ventanilla.

   —Sal de ahĆ­, grandĆ­sima perra que te quiero joder. Te voy a enseƱar que los hombres casados se respetan.

   Jenny en el interior del carro se agazapaba en el asiento temerosa de lo que fuera a sucederle.

   —Elena, quieta —decĆ­a su marido desde el piso, lentamente abandonó el suelo sujetandose las bolas.

   —Da la cara, maldita puta. BarrerĆ© las calle halĆ”ndote de los cabellos.

   Kevin pudo llegar hasta que su esposa y tomandola del brazo la apartó del carro.

   —Pareces una verdulera. QuĆ©date quieta.

   —Verdulera tu madre, imbĆ©cil.

   Y si fuera poco un tercer golpe recibieron las grandes huevas de Kevin cuando Elena envió una poderosa patada.

   —¡Oooh!

   Kevin hizo una mueca sintiendo sus huevos ser aplastados entre el hueso pĆ©lvico y la espinilla de Elena.

   Kevin otra vez se volvió a ir al piso.

   Era el dolor mĆ”s intenso que habĆ­a sentido jamĆ”s, y todavĆ­a lo contemplaba mientras yacĆ­a tumbado en el suelo, balanceĆ”ndose en posición fetal y agarrando su paquete. Por su parte, Elena continuaba furiosa dando golpes a la ventanilla del auto.

   Kevin, que todavĆ­a estaba en el suelo, miró a su esposa e intentó gritar que se detuviera pero nada pudo hacer. La desquiciada mujer sostuvo una piedra y la arrojó contra el vidrio haciĆ©ndolo aƱicos con un sólo golpe.

   —Que salgas de ahĆ­, perra —gritó mientras se acercaba al vehĆ­culo.

   Hubo un grito y mĆ”s palabras groseras en el ambiente.

   De pronto sin mĆ”s preambulo la puerta del carro fue abierta y Jenny salió de Ć©l siendo halada de los cabellos, la mujer de Kevin Smith la seguĆ­a insultando e iba a empezar a golpearla. La asustada muchacha comenzaba a llorar.

   —¡ESPERA NO! ¡QUEDAMOS EN QUE NO LE HARƍAS NADA!

   Era la voz de Lucas que alarmado salĆ­a del automóvil de Elena y gritaba en dirección a las fĆ©minas con los brazos agitados.

   Kevin, que todavĆ­a sostenĆ­a su entrepierna con las manos, sintió el piso vibrar con el correr del futbolista hacia las mujeres.

   —La voy a matar para que aprenda a no meterse con hombres casados a esta grandĆ­sima hija de...

    Lucas tambiĆ©n se colocó a forcejear con Elena logrando arrebatarle de sus brazos a Jenny que lloraba desconsoladamente.

   —TĆŗ y yo concluimos que ella no tenĆ­a para nada la culpa en esto. El culpable es Kevin.

   —LĆ”rguense los dos antes de que la mate a ella por perra —amenazaba todavĆ­a Elena—. Una mujer celosa hace por su marido cualquier cosa. Desaparezcan de mi vista los dos.

   Sin escuchar mĆ”s Lucas obedeció y se llevó a la pobre Jenny entre sus brazos que obedecia a la dirección sin rumbo que cogĆ­a su primo.

   Elena se quedó mirando con los ojos fijos a Kevin que seguĆ­a retorciĆ©ndose en el suelo agarrĆ”ndose las huevas.

   —No te quiero ver nunca mĆ”s en mi vida, cabrón. Quiero el divorcio, estĆŗpido.

...

   Lucas tomó un taxi y se dirigió a casa, durante el trayecto abrazaba a Jenny que pudo respirar y tranquilizarse. Cuando llegaron a la urbanización privada no llegaron a la casa de los Chacón y caminaron hasta un iluminado parque donde gimoteando la muchacha terminaba de serenarse. Lucas esperó pacientemente.

   —Te dije mĆ”s de una vez que Kevin te estaba engaƱando. Ɖl no estaba en ningĆŗn proceso de divorcio con su esposa y tĆŗ como tonta caĆ­ste en la trampa.

   —No tenĆ­as por quĆ© hacer eso. ¿TĆŗ la contactaste?

   —SĆ­ lo hice. Jenny, intentĆ© de todas las formas para que Kevin se alejara de ti. Nunca lo iba a hacer asĆ­ que esta manera radical pareció ser la Ćŗnica solución.

   —Su mujer casi me mata.

   —Lo sĆ©, y perdón, mi niƱa, nunca hubiera querido que pasaras por este mal momento. Yo hablĆ© con Elena y ella me dio a entender que te iba a dejar fuera de todo esto pero creo que cuando los vio salir del departamento se puso como loca. Nunca creĆ­ que te iba a golpear pero Smith es un mal tipo te tenĆ­a engaƱada.

   —El mal tipo eres tĆŗ por haberme echo pasar por esto.

   —Yo hubiera deseado evitarlo pero te veĆ­a tan ilusionada por ese patĆ”n que nunca me creĆ­as y sabes lo mucho que me preocupas.

   Jenny negó con la cabeza, Lucas abrió los brazos dispuesto a abrazarla pero ella estaba molesta con Ć©l por el gran susto que le hizo pasar. La muchacha se sujetó al hombro del joven y subio su rodilla entre los grandes muslos de Lucas Chacón, Ć©l aulló escuchando el crujir de sus gónadas.

   Lucas se estremeció mientras sostenĆ­a las bolas con ambas manos. Sus piernas temblaron y se fue directo al suelo sosteniendo su entrepierna. Se colocó en posición fetal dejĆ”ndose embargar por el dolor.

   Jenny le dirigió una mirada de molestia y abandonó el parque dejando abandonado y en medio de chillidos al pobre Lucas.

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