Historias de la mitologia (6/?): La maldicion del rey Minos, la cura de Procris - Las Bolas de Pablo

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18 jul 2017

Historias de la mitologia (6/?): La maldicion del rey Minos, la cura de Procris

ORIGINAL: ZATN

HISTORIAS DE LA MITOLOGIA
Diversos relatos  basados en la mitologĆ­a griega,  agregĆ”ndoles el necesario y siempre esperado  contenido  Ballbusting, tanto F/M como M/M.

LA MALDICION DEL REY MINOS, La cura de Procris.

Contiene Ballbusting  MUJER/HOMBRE.
Leer antes HISTORIAS DE LA MITOLOGIA 4, LA MALDICION DEL REY MINOS, La venganza de PasĆ­fae.

   Minos fue un semi legendario rey de la isla de Creta, que aparece en una multitud de historias mitolĆ³gicas. Pero uno de los sucesos mĆ”s relevantes en su vida, narra la terrible maldiciĆ³n que padeciĆ³, la cual trajo una horrible muerte a personas cercanas al rey. AquĆ­ se explica cĆ³mo el Rey logrĆ³ liberarse de este mal.

   Minos se hallaba maldito!, el hechizo lanzado a sus testĆ­culos por la reina y esposa PasĆ­fae, le habĆ­a dejado sin poder tener compaƱƭa femenina; Varias mujeres habĆ­an muerto en el lecho del rey, bajo los terribles venenos de cientos de criaturas rastreras que emergĆ­an de su miembro al eyacular.

   Los intentos por librarse del embrujo fracasan, pues hechiceros, curanderos y brujas, son incapaces de romper la maldiciĆ³n hecha por la terrible diosa/maga Circe, a la vez hermana de PasĆ­fae.

   Meses pasan desde el Ćŗltimo y fracasado intento por copular con fĆ©mina alguna, cuando llega a la isla de Creta una hermosa y decidida mujer llamada Procris.

   Procris era hija de Erecteo, rey de Atenas y su esposa Praxitea. Se casĆ³ con CĆ©falo, quien era un famoso cazador y enseĆ±Ć³ mucho a su  mujer, con quien compartĆ­a las jornadas de cacerĆ­a.

   Un dĆ­a su marido desapareciĆ³ sin dejar rastro, y la triste Procris tras esperarle por un largo tiempo, se dedicĆ³ a viajar por el mundo griego, ejerciendo la cacerĆ­a como sustento y a la vez como Ćŗnica pasiĆ³n luego de quedarse sola; Sus mĆŗltiples viajes la llevaron ahora a Creta.

   En Creta atrajo de inmediato la atenciĆ³n de Minos quien tambiĆ©n era un hĆ”bil cazador, Procris decidida a aumentar su fama, retĆ³ al rey cretense a una cacerĆ­a; Quien perdiese reconocerĆ­a al oponente como el mejor cazador, ademĆ”s de un premio.

   Minos no quiso aceptar pues creĆ­a que la mujer estarĆ­a en desventaja contra un varĆ³n, pero Procris ofreciĆ³ yacer en la cama del rey si era vencida; La cazadora no era ingenua y conocĆ­a los pormenores de la maldiciĆ³n que el rey sufrĆ­a… sin duda acostarse con  Ć©l era igual a la muerte… Pero estaba tan segura de sus talentos en la caza que no esperaba perder.

   Minos  no deseaba la muerte de la joven Procris, pero si ella sabiendo a que se arriesgaba apostaba su vida, quien era el para negĆ”rselo; AdemĆ”s estaba desesperado por sexo y la bella Procris era una tentaciĆ³n que no pudo resistir….se acostarĆ­a con ella, asĆ­ muriese la mujer.

   La cacerĆ­a se efectuĆ³, y a pesar de los talentos de la mujer, Minos venciĆ³; De lo que no estaba enterada Procris era de las herramientas usadas por el rey:

   LĆ©lape un perro que jamĆ”s dejaba escapar a la presa, y una magnĆ­fica lanza que nunca erraba su blanco; Tales dones le fueron dados por su padre el Dios Zeus a Europa (la madre de Minos) como regalos, y el rey de Creta siendo el mayor de los hijos, los heredĆ³.

   Con tales ventajas Procris no tuvo oportunidad, pero ella habĆ­a comprometido su palabra y debĆ­a cumplir con la apuesta, aunque le esperara la muerte.

   Para su fortuna Procris es muy astuta, e idea una estratagema para cumplir su palabra y a la vez salir con vida del lecho del rey.

   Ya en el Ć­ntimo lugar, los participantes se desnudan y yacen en la cama, feliz Minos se acuesta sobre ella y la penetra con gran pasiĆ³n!, Su duro y desesperado pene ingresa al coƱo de la mujer, teniendo una extraƱa e inesperada resistencia.

   Minos siente algo extraƱo en su glande, la vagina de Procris es diferente a la de cualquier mujer con la que ha estado, es muy cĆ”lida y de paredes mĆ”s que gruesas… AdemĆ”s a pesar de estar lubricada, percibe rugosidades que jamĆ”s habĆ­a sentido; Pero al rey no le importa, sigue penetrĆ”ndola, y comienza a embestir a la fĆ©mina con gran potencia y ansias de goce.
Procris goza su potencialmente Ćŗltimo encuentro sexual, pero no se ve atemorizada con la inminente muerte, su faz es de tranquilidad, casi de complacencia.

   Es cierto que si bien estĆ” cumpliendo con una promesa, le es muy grato tener relaciones sexuales con el hijo de Zeus, es un  gran honor y planea disfrutarlo al mĆ”ximo.

   Minos desearĆ­a no eyacular en ella, no desea su muerte, pero sus instintos carnales masculinos no le permiten detenerse…eyacularĆ” y asĆ­ terminara su pasiĆ³n! lamentablemente tambiĆ©n terminarĆ” la vida de la cazadora.

   Cuando eyacula, el chorro potente de esperma logra el Ć©xtasis en la mujer que si bien no llega al orgasmo, si se siente satisfecha.

   Minos percibe como junto a su semen van serpientes diminutas, junto a animales de mĆŗltiples y pequeƱas patas.


   Procris en ese instante se muestra muy mĆ³vil y presta a realizar algo con suma premura, El rey la observa meterse los dedos en su vagina y extraerse algo del interior….Minos sabe que fue lo que le introdujo, y que las perversas criaturas le ocasionaran su fin, aunque ella intente sacĆ”rselas.

   El rey queda estupefacto al ver lo que la cazadora se extrae… ¿Acaso se arrancĆ³ la vagina?, pues es algo largo y entero, y parece contener a las criaturas que acaba de eyacularle. Lo que fuese esa cosa, Procris lo intenta alejar de sĆ­.

   Con sorpresa para el monarca cretense, la astuta Procris se extrae algo que no es suyo… y lo arroja muy lejos por la ventana, segundos antes de que aquello  sea roto por las criaturas ponzoƱosas, que se esparcen por los alrededores, pero no alcanzan a la mujer que debĆ­a ser su vĆ­ctima. La cazadora explica cĆ³mo se ha salvado!.

   La mujer ha usado la vejiga de una oveja, y se la introdujo en su propio coƱo, Procris ha inventado el preservativo femenino!, De esa manera, depositando el contenido peligroso de la eyaculaciĆ³n de Minos en la vejiga, pudo tener el tiempo  y distancia suficientes para salvar su vida.


   La mujer ha sobrevivido gracias a su astucia!, Y su truco si bien traĆ­a un gran riesgo, (pues se debe usar en el momento justo y contar con una dosis de suerte), puede ser usado por Minos para reactivar su vida sexual.

   El rey impresionado felicita a la mujer, quien le confiesa que hay una desventaja para ella…Con la vejiga dentro no puede sentir igual el pene del varĆ³n, y eso no es lo que una mujer anhela, sobre todo si se acuesta con un semental como el hijo de Zeus. Por ese motivo no llegĆ³ al orgasmo el dĆ­a de hoy… Porque de estar en normalidad de condiciones de seguro Minos la hubiera llevado al mayor Ć©xtasis del sexo.

   Por supuesto el disfrute de la dama no es prioridad para el desesperado y necesitado de contacto monarca, quien algo satisfecho le propone regalos a cambio de quedarse como su amante.

   El asunto no deja de ser bastante peligroso, pues tal vez la prĆ³xima no corra con igual suerte al deshacerse de la mortal carga ponzoƱosa.

   Procris sorteĆ³ bien esta obligaciĆ³n, pero no es tonta para arriesgarse tan irresponsablemente; ParecĆ­a que se negarĆ­a a la oferta del rey…Pero la cazadora tiene otros planes…unos mĆ”s ambiciosos y beneficiosos para Minos.

   La dama fue vencida en la cacerĆ­a, pero su amor por la caza la han vuelto ambiciosa y quiere ser  la mejor, asĆ­ que le hace una  propuesta al rey Cretense:

   “No aceptarĆ© dormir con vos si sois portador de tal y terrible maldiciĆ³n, no soy tan temeraria, pero os propongo un trato gran monarca”.

   Minos la escuchaba interesado.

   “Me habĆ©is vencido en el duelo, y eso ha menguado mi orgullo como sirviente de la caza, poseĆ©is algo que os harĆ” siempre ganador, y me propongo ser la dueƱa de tales regalos…
… os pido me deis al increĆ­ble perro LĆ©lape y a la igual de maravillosa lanza que os dio la victoria…”.

   Minos la escuchaba y ya estaba listo para negarse a su peticiĆ³n, ni siquiera si fuera  a cambio de sexo “con preservativo”…El perro y la lanza era demasiado valiosos para Ć©l, ademĆ”s de ser un regalo de su difunta madre….Pero la siguiente frase de Procris le dejĆ³ impactado.

   “…Si me los concedĆ©is, os librare para siempre de la maldiciĆ³n que os tormenta!”.

   El liberarse de la maldiciĆ³n le convence y el rey accede, pero le interroga sobre como lograrĆ” tal hazaƱa, pues ni magos ni brujas han podido salvarle.

   Procris no expone su plan, y se marcha de Creta con la promesa que en unos dĆ­as volverĆ” con un mĆ©todo para ayudarle.

   Una semana despuĆ©s, la cazadora regresa y charla en privado con el rey, afirmĆ”ndole que tiene consigo una milagrosa cura…LA CURA DE PROCRIS.

   Minos quiere saber de quĆ© se trata su cura, y la mujer le presenta un frasco, cuyo contenido es una milagrosa pomada curativa.

   La cazadora le explica que dicha pomada debe ser aplicada en sus maldecidos huevos, justo a la media noche y durante 9 noches exactamente.

   “Porque han de ser 9 noches?”. Le interroga Minos.

   “Es una condiciĆ³n que se debe de cumplir, vuestra maldiciĆ³n fue hecha en nombre del bravĆ­o rio Estix 1, cuyas aguas circundan el terrible reino de Hades en 9 oportunidades, es por ello gran rey que vuestro tratamiento debe ser por 9 dĆ­as”.

   Esa  misma noche, la cazadora aplica con delicadas caricias el ungĆ¼ento en los testĆ­culos del desnudo Minos, quien goza sentir el tratamiento…como quisiera tomar a Procris en su lecho, pero esperarĆ” al fin de los 9 dĆ­as para hacerla suya …y a muchas otras mujeres mĆ”s.
Durante la cuarta secciĆ³n, Minos por fin decide indagar mĆ”s sobre la cura de Procris, Ć©l desconocĆ­a que ella tuviera conocimientos en hechicerĆ­a, entonces cĆ³mo es que esta hĆ”bil cazadora le puede sanar?...o serĆ” que intenta engaƱarle para que le dĆ© los  valiosos objetos de su propiedad?.

   Ante las preguntas sin fin de Minos, Procris termina contĆ”ndole como obtuvo la cura, pues en realidad habrĆ” de funcionar.

   La cazadora le narra que hace un tiempo, en una jornada de caza, salvĆ³ la vida de un joven que se hallaba viviendo en pleno bosque, Ć©ste fue atacado por un enorme jabalĆ­ y oportunamente la mujer con sus flechas abatiĆ³ a la bestia antes de que hundiera sus grandes colmillos en el chico.

   Lo que no sabĆ­a Procris, es que este joven era hijo de la famosa hechicera Circe, quien en agradecimiento por salvar a su hijo, le prometiĆ³ su ayuda cuando ella lo requiriera.

   Minos al escuchar la explicaciĆ³n le confirma que Circe es hermana de su reina PasĆ­fae, y que la maldiciĆ³n fue hecha por la bruja, pues sĆ³lo ella, aparte de los dioses podrĆ­a crear una maldiciĆ³n  tan poderosa.

   Procris le confirma que ella sabĆ­a esto, y le cobrĆ³ el favor a la hechicera, buscando obtener los regalos prometidos por Minos, pero sin tener seguridad si accederĆ­a a revertir la maldiciĆ³n, pues despuĆ©s de todo, la hizo para ayudar a su hermana y podrĆ­a fĆ”cilmente negarse, solicitando pagar el favor con otra cosa.

   “No puedo creer que esa maldita Circe accediera”. ExpresĆ³ Minos.

   Procris explica que la poderosa maga accediĆ³, pues al parecer PasĆ­fae alterĆ³ el hechizo que su hermana inicialmente creo, hecho este que molestĆ³ a la bruja y accediĆ³ a revertir su poder.

   Minos ahora entendĆ­a por completo lo hecho por su celosa esposa, y se entusiasmaba al confirmar que quedarĆ­a libre de la maldiciĆ³n; Pero la expresiĆ³n de Procris no era de alegrĆ­a, lo que intrigĆ³ al rey.

   “Circe accediĆ³ a darme el ungĆ¼ento mĆ”gico que os llevas en las huevas, pero hay un precio que pagar para libraros de la maldiciĆ³n rey Minos…y no te lo dirĆ© esta noche, sĆ³lo te enterarĆ”s hasta la novena noche, pues es posible que os retractĆ©is de tomar el tratamiento”.

   El rey pidiĆ³ le explicara bien a que se referĆ­a, pero no logrĆ³ sacarle mĆ”s datos a la cazadora, que mantuvo el silencio.

   Y llegĆ³ la novena noche!, tras aplicar la pomada mĆ”gica en las bolas del rey, Procris accediĆ³ a contestar la incesante pregunta de Minos.

   “La bruja Circe accediĆ³ a curaros de este mal, pero aĆŗn os guarda rencor por irrespetar a su hermana y vuestra reina, AsĆ­ que me enseĆ±Ć³ la forma difĆ­cil de curaros gran rey… la forma fĆ”cil se la guardĆ³ como secreto…Circe quiere que  vuestra persona sufrĆ”is un poco mĆ”s por tus actos para con PasĆ­fae”.

   La mirada de Minos comenzĆ³ a denotar reservas y temor, cuando Procris le pidiĆ³ que no se vistiera, debĆ­a quedar desnudo para lo que habrĆ­a de venir, aquello que segĆŗn la cazadora pudo haber causado que el rey se retractara del tratamiento….por eso sĆ³lo hasta el noveno dĆ­a se lo informaba.

   La cazadora le explica lo dicho por Circe: “El dolor os es necesario, para que los nueve dĆ­as de ungĆ¼ento mĆ”gico surtan efecto y podĆ©is libraos de la terrible maldiciĆ³n!”.

   El rey no entiende, y queda estupefacto cuando Procris le hace entender.

   “La maldiciĆ³n se hizo en nombre del rio Estix…y los hechizos en nombre de ese rio infernal, van asociados al dolor!; Por ello es necesario dolor, el original hechizo tenĆ­a que causar dolor en vuestra garganta, pero siendo poco dolor, serĆ­a fĆ”cil revertirlo; Pero PasĆ­fae cambio el conjuro a vuestras pelota, y reforzĆ³ la magia apretando vuestra hombrĆ­a!…asĆ­ que se hace imprescindible causar en vuestra majestad un dolor igual o mayor en sus mismas partes viriles…..Rey Minos, sĆ³lo el dolor allĆ­ os romperĆ” la maldiciĆ³n!”.

   “Y me puede romper otras cosas!, ES UNA LOCURA!!”. Dijo el rey mientras se imaginaba el blanco de su anatomĆ­a que tenĆ­an que lastimarle.

   “EntendĆ©is ahora porque no os dije nada hasta el Ćŗltimo dĆ­a?, Su majestad, no hay otra manera!, debĆ©is resistir el sufrimiento si querĆ©is curaros!, lo siento pero asĆ­ debe de ser”.

   Minos se tomaba la cabeza y tiraba de sus cabellos…creĆ­a firmemente en lo dicho por Procris, pero  eso significaba superar el mayor sufrir de su vida…el apretĆ³n dado por su esposa!; DifĆ­cilmente podrĆ­a soportar algo asĆ­ de nuevo.

   InsultĆ³ a PasĆ­fae y a la propia Circe que lo condenaba a tal tortura. Luego de pensarlo decidiĆ³ acceder.

   “Entonces me vais a apretar las bolas?…y cuĆ”nto tiempo debe ser?”.

   “No mi seƱor, la bruja me dijo que a pesar de ser yo cazadora, la reina es dueƱa un apretĆ³n de mano mĆ”s fuerte que el mĆ­o, cosa que me sorprendiĆ³ de vuestra esposa”.

   “De eso estoy enterado de primera mano mujer!, recordad que fueron mis bolas las que sufrieron!”.

   “Me disculpo soberano, pero la verdad es que jamĆ”is conseguirĆ© causar mĆ”s dolor con propia  mano que vuestra reina”.

   “Entonces como lo lograrĆ©is?”.

   “Os darĆ© una patada en las bolas!, debo daros con fuerzas para superar el castigo de vuestra mujer….cuando lo logre, un brillo azul emergerĆ” de vuestras pelotas!, AsĆ­ sabrĆ©is de que la maldiciĆ³n os ha dejado rey Minos ”.

   Nuevamente el soberano insultĆ³ al aire a Circe y PasĆ­fae;  Finalmente se resignĆ³ y preparĆ³ como pudo para Ć©l castigo.

   Para no sentir estorbos al momento de patear, Procris se desnudĆ³ por completo ante el igual desnudo rey, quien en el rostro demostraba temor real; Para anda querĆ­a sufrir, y menos a niveles  superiores al castigo recibido por mano de PasĆ­fae.

   Los nervios del rey aumentaron al observar como la cazadora detallaba sus testĆ­culos….el claro objetivo que tenĆ­a que patear con toda decisiĆ³n.

   La mujer sabĆ­a que el rey jamĆ”s estarĆ­a listo para ser golpeado en su partes viriles, asĆ­ que no espero una seƱal para atacar…Con rudeza lanzo su pierna y sorprendiĆ³ al rey desprevenido.

   Su empeine impacto las pelotas de Minos estrellĆ”ndolas contra la pelvis del hombre.

   De inmediato el rey arrugo el rostro y apretĆ³ los dientes en seƱas de absoluto dolor.

   El cretense deja escapar un “AAAaaarrggggg!”, Y cae de rodillas en suelo.

   Procris ve hecho realidad lo que pensĆ³…Su patada no fue lo suficientemente fuerte para generar el liberador brillo azul.

   Los quejidos del rey no distrajeron a  la cazadora de su misiĆ³n, y decidida a ayudarle, le extendiĆ³ la mano para asistirle en levantarse.

   “Ɓnimo gran rey, levantaos, debemos continuar”.

   Minos ensimismado en su agonĆ­a solo se dejĆ³ llevar, pero dio un tropezĆ³n y volviĆ³ a su posiciĆ³n arrodillada; Sin esperarle mĆ”s, la mujer tomĆ”ndole del brazo izquierdo, le forzĆ³ a levantarse…El rey en su confusiĆ³n intentĆ³ agradecer la ayuda, pero Procris no le tuvo misericordia…
…SĆ³lo un segundo despuĆ©s era pateado en las bolas desde un costado!.
El pie de la mujer impactĆ³ lateralmente, lastimando con mĆ”s ahĆ­nco la hueva izquierda del monarca, que lanzo un grito: “AAAAAAAAHHHHHHHHHHH!!!!!!”.

   La mujer le soltĆ³, pero gracias a sus piernas separadas el rey se mantuvo erguido, mĆ”s no dejĆ³ un instante de verse inestable en su postura…
…Minos no podĆ­a mĆ”s, su aspecto daba lastima, y de su boca abierta escurrĆ­a la saliva.

   Procris ignorĆ³ las condiciones del rey, y sin perder tiempo volviĆ³ a colocarse justo en frente de su entrepierna; Ahora con el mayor impulso de su vida, pateaba por tercera vez las huevas de Minos.

   Esta vez casi por completo su pie se perdiĆ³ en la entrepierna del Cretense.

   Con la tercera patada Minos no aguanto mĆ”s y quedĆ³ desmayado en vertical, el rey cerrĆ³ los ojos y cayĆ³ finalmente de espaldas.

   Procris enfadada por el fallar en su meta, se colocĆ³ entre las abiertas piernas del varĆ³n y apuntĆ³ a sus testĆ­culos una vez mĆ”s. Justo antes de propinar otra patada deshuevadora, vio el deseado brillo azulado que emitĆ­an las hinchadas bolas del rey.

   Una gran sonrisa apareciĆ³ en la mujer, que ahora disfrutaba su Ć©xito.

   Se habĆ­a acabado la maldiciĆ³n para el rey de Creta…pero...en realidad habĆ­a sucediĆ³ eso?.....como lo comprobarĆ­a?

   PasĆ³ un buen rato, Y cuando Minos abriĆ³ los ojos, de inmediato sintiĆ³ el dolor en los testĆ­culos.

   Oh gran Zeus, padre mĆ­o, que dolor!!!.

   Por instinto llevĆ³ sus manos al Ć”rea, pero algo se las detuvo; AĆŗn confuso, el rey intentĆ³ cubrirse por segunda vez, con igual resultado…Cuando ya pensĆ³ mejor lo que sucedĆ­a, pudo darse cuenta de un rico cosquilleo en la punta de su verga.

   Era una rica sensaciĆ³n que entraba en conflicto con el dolor de bolas; Minos con esfuerzo levantĆ³ la cara y divisĆ³ a la bella Procris chupĆ”ndole el miembro viril
   Engolosinada con el grueso palo, la mujer noto que el rey habĆ­a despertado cuando detuvo los intentos de este por cubrir aquella zona que le dolĆ­a, y que ella le estaba atendiendo tan bien;  Ahora intercambiando miradas con Minos, la cazadora tratĆ³ de hablarle pero sĆ³lo incoherencias salieron de ella al tener su boca llena, viendo la mala educaciĆ³n, saco su apetitoso bocado y expresĆ³:

   “Os desmayasteis su majestad”.

   Mientras charla, la mujer no deja en paz en pene del rey, su hĆ”bil mano inicia una delicada masturbaciĆ³n.

   “Os pido perdĆ³n seƱor!. No sabĆ­a que tendrĆ­a que patearos tres veces para lograr liberarle de la maldiciĆ³n”.

   “Entonces estoy libre de ese despiadado mal?”.

   “Confirmado su majestad”.

   Procris intercalaba la acciĆ³n de su mano sobre el pene, con lengĆ¼etazos y besos al glande de Minos

   “EstĆ”is segura?, no saldrĆ”n ponzoƱas si seguĆ­s acariciĆ”ndome?”.

   Lo que Minos no sabĆ­a era que ya habĆ­a eyaculado una vez, la actual mamada de Procris era la segunda de la noche.

   “Ya le habĆ­a hecho correrse mi rey!, ha sido muy abundante y totalmente libre de criaturas!, os temo que el dolor le dejĆ³ sin sentido mĆ”s tiempo del que creĆ©is;

   “DecĆ­s la verdad mujer?”

   “Creedme, allĆ” en el suelo podĆ©is ver su corrida, Espesa y blanca!…Y lo importante, muy sana…”

   El rey con esfuerzo intentĆ³ ver a donde la cazadora le seƱalaba, y solo se percatĆ³ de un charco que brillaba con la escasa luz de la habitaciĆ³n…dio crĆ©dito a lo dicho por Procris y sonriĆ³ como nunca.

   “Si no le importa a vos, ahora disfruto de vuestro pene para mi gusto propio”.

   La sonrisa de Minos aumentĆ³, ya no cabĆ­a en el rostro. Con esfuerzo se levantĆ³ e interrumpiĆ³ el acto oral de la cazadora, Quien al parecer sabĆ­a las intenciones del monarca.
El dolor de testĆ­culos dejĆ³ sentado al rey que por un momento buscĆ³ tomar aire ,mientras se tocaba por fin las bolas….unas enormes bolas!.

   “Rey Minos, perdĆ³n pero de las patadas os las tenĆ©is inflamadas, pero no asustĆ”is…
… Sois un fuerte varĆ³n!, cĆ³mo de fuerte son vuestras pelotas, pues han resistido los necesarios puntapiĆ©s”.

   Aliviado ante las palabras de la cazadora, el rey hace un esfuerzo y logra arrodillarse, para saltarle encima a la mujer, quien feliz recibe los sexuales avances de Minos.

   Ya sobre ella, los movimientos del hombre son mĆ”s fluidos, y la pasiĆ³n le hace olvidar un poco el dolor en sus huevos.

   No tarda el rey en penetrar a la mujer, quien desde hace rato esperaba tener el pene del Cretense dentro, no era igual con una vejiga de oveja en su interior, querĆ­a sentir la caliente carne masculina rozĆ”ndola a mas no poder.

   La jornada sexual se prolongĆ³ por el resto de la noche, donde Minos dio todo lo que tenĆ­a, desahogĆ”ndose de tanto tiempo sin probar adecuadamente a una amante.

   Procris obtuvo varios orgasmos esa noche.
.
   Luego del sexo, el rey le cumple y entrega la magnĆ­fica lanza, asĆ­ como al legendario canino.

   Procris disfrutĆ³ de la pasiĆ³n del rey sĆ³lo por unos dĆ­as, pues era una mujer prudente, y hecho pĆŗblico el final del hechizo, temiĆ³ alguna venganza de la celosa PasĆ­fae; CĆ³mo la cacerĆ­a era su vida, continuĆ³ viajando por el mundo, aumentando su fama de gran cazadora…Y ahora mĆ”s, gracias a los regalos obtenidos por sus servicios a Minos.

   Pasifae enterada de la curaciĆ³n de Minos, tuvo que resignarse a las infidelidades de su marido, conservo su tĆ­tulo de reina, pero pasado un tiempo se fue a vivir con su hermana Circe, la cual jamĆ”s le contĆ³ de su participaciĆ³n en el fin de la maldiciĆ³n.

   Minos siguiĆ³ reinando en Creta, manteniendo su fama de mujeriego, y digno hijo de Zeus.

Fin.

Gracias
Comentarios  a  zatniktiel@hotmail.com
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 El rĆ­o Estix1 o Estigia2 (en griego, Ī£Ļ„ĻĪ¾, StĆ½x) en la mitologĆ­a griega constituĆ­a el lĆ­mite entre la tierra y el mundo de los muertos, el Hades, al que circundaba nueve veces. Los rĆ­os infernales: el Estigia (rĆ­o del odio), el Flegetonte (rĆ­o del fuego), el Lete (rĆ­o del olvido), el Aqueronte (rĆ­o de la aflicciĆ³n) y el Cocito (rĆ­o de las lamentaciones) convergĆ­an en su centro formando una gran ciĆ©naga.







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