Los empleados estaban ansiosos por la reuniĆ³n, moviendo las piernas presos de los nervios, los brazos de algunos estaban cruzados, y los pechos musculosos respiraban ansioso. Llevaban apretados pantalones. Sus bellos rostros miraban de reojo al jefe esperando que este hablase y que terminara de centrar su atenciĆ³n en la carpeta con los archivos personales de cada uno de ellos.
Debor centrĆ³ la mirada en la televisiĆ³n, en ese momento estaba la imagen de Asier apretando los testĆculos con la mano de Cruz, el asiĆ”tico sonriĆ³ con la imagen, de repente sintiĆ³ endurecer su vigorosa verga, abriĆ³ la piernas para dejar que su miembro se reajustase en el pantalĆ³n.
Asier que estaba a su lado noto el abultamiento en la entrepierna de Debor, sonriĆ³ satisfecho, se acomodo en el asiento, y dio un suave manotazo en la entrepierna de Debor. El asiĆ”tico dejĆ³ escapar un gemido suave y se acaricio el bulto, mientras Asier reia silenciosamente, dirigiĆ³ la mirada al jefe que todavĆa seguĆa leyendo los papeles en la carpetas.
Finalmente el jefe levanto la cabeza y hablĆ³.
ānecesito hacer una pequeƱa evaluaciĆ³nā declarĆ³ āy necesito su cooperaciĆ³nā los seis hombres allĆ presentes se inclinaron con ansias hacia adelante, pareciendo serios y preocupados, algunos afirmaron con la cabeza āFederico Y Asier levĆ”ntense de sus puestos y colĆ³quense allĆ, donde yo les pueda verā
Cada uno se paro de su asiento dirigiĆ©ndose miradas recelosas, para nadie era un secreto que para ambos habĆa una vieja rivalidad, desde que Federico interrumpiera el amorĆo de Pedro que tenia con Asier, desde ese momento ambos eran enemigos acĆ©rrimos. Muchos miraron el paquete de Asier en su jean azul.
āahora Federico patea los testĆculos de Asierā
āĀ”pero que carajos! ĀæPor quĆ©?ā pregunto Asier dirigiendo una mirada desesperada a su jefe āĀæPor quĆ© Ć©l a mi?... Āæporā¦?ā
Estando el descendiente de arabe discutiendo frente a su jefe, Federico preparo rĆ”pidamente su punterĆa, echĆ³ la pierna hacia atrĆ”s y la estrellĆ³ entre las piernas del fuerte y viril hombre, si alguien hubiera visto la fuerza del impacto en cĆ”mara lenta, hubiera presenciado como el zapato hundĆa la tela del jean del hombre, hubiera disfrutado como lentamente los testĆculos se dibujaban en una pequeƱa silueta al ser golpeados aplastĆ”ndose contra la pelvis. El rostro de Asier se destiĆ±Ć³ a pĆ”lido y emitiĆ³ unas inentendibles palabras, teniendo comprimidos los huevos y los pulmones por un sobrenatural dolor. Poco a poco, se llevo las manos a los testĆculos, cayo de rodillas al piso hasta caer de bruces completamente.
4 hombres se carcajearon de la risa, a excepciĆ³n de Asier que estaba tendido en el suelo, y de Pedro su ex pareja que seguĆa en la mesa mirando gravemente a Federico por haber golpeado a Asier, verdaderamente no podĆa hacer nada.
"Āæestas bien?" pregunto Pedro desde la mesa.
āa ti no te tiene que interesar si Ć©l esta bien o no, preocupate por mi o por tiā respondiĆ³ Federico de mala manera.
"estoy que me muero" pensaba en agonĆa Asier. Desde el suelo observo a la mesa, todos se divertĆan viĆ©ndolo allĆ tirado, a excepciĆ³n de Pedro que lo miraba con preocupaciĆ³n, hasta el jefe parecĆa divertirse, que humillaciĆ³n.
āahora Pedro quiero que te pares de tu asientoā ordeno el jefe ātĆŗ Federico mantente en tu sitio, Pedro ponte al lado de tu pareja, y pĆ©gale en la entrepiernaā
āĀæpero para que es todo esto jefe?ā pregunto Federico comenzando a asustarse āanda Pedro, amor, tu no serias capaz de golpearme, claro que noā tenia las manos protegiendo sus huevos āestoy seguro de que no amorā¦ noā
āFederico deja de protegerte las bolas, y acataā ordeno el jefe.
Federico obedeciĆ³, y se llevo las manos tras la espalda muy lentamente, las piernas le temblaban como gelatina.
āpor favor que no duela tantoā dijo cerrando los ojos

Pedro mirĆ³ al suelo, se rascĆ³ la nuca y parecĆa preocupado, a sus pies seguĆa tendido Asier con su inaguantable dolor. Con un movimiento rĆ”pido y potente, la rodilla de Pedro destrozĆ³ el equilibrio de Federico golpeĆ”ndole en la entrepierna con una exactitud perfecta, elevando al hombre al aire y viendo como en la cara se dibujaba un semblante de dolor, enseguida cayo debilitado al suelo, Pedro miro al piso a Asier y le pareciĆ³ que este sonreĆa.
De improviso Pedro gritĆ³ exhalando todo el aire que su cuerpo contenĆa, al ser pateado desde atrĆ”s en las pelotas por Debor, Pedro tambiĆ©n cayĆ³ agonizante en el piso. Debor devolviĆ³ la mirada al jefe.
āperfectoā le aseguro levantando el dedo Ćndice de la mano, pues en silencio le habĆa dicho que golpeara a Pedro sin que este se diera cuenta āeso seƱores que ustedes acaban de ver, es justicia bajo sus propias manos Āæquieren saber por que?... porque desde hace meses, Asier y Pedro volvieron a ser pareja, si, nuevamente, desde aquella batalla entre Asier y Federico, ellos regresaron en secreto. Lo que quise esta maƱana hacer es que Federico pegara a Asier, por lo que hizo, Pedro se molesto gravemente por la actitud de Federico y por esa razĆ³n no dudo en golpearlo, en castigarlo, con quien todavĆa mantiene una relaciĆ³n, entonces quise que a Pedro tambiĆ©n le golpeasen, por su mala actitud para con Federicoā ahora todos en el lugar comprendĆan āahora, gracias seƱores, pueden retirarse y muy pronto nos veremos en una nueva peleaā
Cada guerrero de la arena saliĆ³ de la oficina, incluso el jefe saliĆ³, dejando tirados en el suelo a 3 hombres con las manos en los testĆculos y dirigiĆ©ndose miradas con mezclas de perdĆ³n, odio y decepciĆ³n.
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