Pero, te amo (7/7): te amo - Las Bolas de Pablo

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22 dic 2014

Pero, te amo (7/7): te amo


CONTIENE:

-Sexo Heterosexual
-Ballbusting mujer/hombre

 Anna apenas abrĆ­a los ojos aquella maƱana, despues de una noche de sexo y pasiĆ³n junto a Danilo, casĆ­ quemaban la cama con sus cuerpos, Ć©l fogoso, ella con sed. QuizĆ”s ya debĆ­a perdonarlo, reconciliarse, volver... le dirĆ­a a Carlos que se sentĆ­a deprimida tras el divorcio y que luego de un encuentro con Danilo desearon volver... ¿le creerĆ­a? No le importaba, o mejor aĆŗn, podĆ­a irse lejos con Danilo sin explicaciones...

 Lo mirĆ³ a su lado, profundamente dormido con la boca abierta... ella sonriĆ³ con dulzura. AgarrĆ³ el sujetador y se vestirĆ­a, aquellos cuerpos seguĆ­an desnudos, tomarĆ­a una ducha y prepararĆ­a un rico desayuno.

 No se preocupĆ³ en revisar el celular, lo cierto es que tenĆ­a mensajes de Carlos saludĆ”ndola.

 Ana cojiĆ³ la toalla de Carlos y se metiĆ³ al baƱo de la habitaciĆ³n. Su feliz faz se borrĆ³ cuando descubriĆ³ en un rincĆ³n del lugar un bĆ³xers sucio que reconocia de Danilo junto a un sujetador y una rosa bombacha, los mirĆ³ con repugnancia detallando que la mujer debĆ­a tener senos grandes... pensĆ³ en la secretaria del pelirrojo.

 Ana negĆ³ incrĆ©dula. Ya sin deseos de baƱarse saliĆ³ del baƱo justo en el preciso instante donde el celular del hombre vibraba en la mesa, lo cogiĆ³ con cautela para no despertarlo.

 AbriĆ³ el Whatsapp presenciando la foto de una atractiva mujer morena y cabellos cortos. LeyĆ³:

 "Buenos dĆ­as mi amor, mi esposo acaba de salir de viaje para Jujuy por un largo tiempo, lo peor es que estoy caliente... me dejĆ³ caliente el condenado... necesito que alguien me apage este fuego... ¿te gustaria que fuera a la tienda y nos encerremos en tu oficina como lo hicimos hace un mes? En esa oportunidad la pase rico..."

 Ana negĆ³ con la cabeza... aquel idiota nunca en su puta vida aprenderia a ser un buen hombre...

  «creo que te odio» pensĆ³ como una triste conclusiĆ³n.

  Y Ć©l seguĆ­a allĆ­, explayado en la cama durmiendo... ¡Como un macho alfa! Ana se acercĆ³ a Ć©l...

  Danilo moviĆ³ la cabeza sintiĆ©ndo que algo se movĆ­a entre sus piernas, abriĆ³ los ojos y detallĆ³ a Ana.

 —mi linda, ¿como amaneces? ¿eh? ¿que haces?

 Ana se sentaba entre sus rodillas.

 —¿nunca has oido que es nutritivo en la maƱana desayunarse con un rico plato de carne en vara, dos huevos y leche? —preguntĆ³ sonriendo.

 —uf... sĆ­.

 —y esta es una buena carne en vara.

 —es una simple erecciĆ³n matinal.

 —¿simple? Grandisima.

 —si orino veras como se baja.

 —una lluvia dorada no serĆ­a mala.

 Ana saboreĆ³ con la lengua la cabeza de la polla de Danilo, aquel glande rosado, Danilo cerrĆ³ los ojos y se relajĆ³. Ana alejĆ³ la cara y sostuvo la verga, le acariciĆ³ el perineo arrancĆ”ndole retozos al macho.

 Ana mirĆ³ con furia al hombre, un pedazo de macho que no servĆ­a mĆ”s que para tener sexo, como maquina sexual porque tenĆ­a el cerebro en la entrepierna. LevantĆ³ el brazo con la mirada fija en los objetos bajo el rĆ­gido pene entonces chocĆ³ con fuerza el puƱo contra los testĆ­culos.

—¡AAAARRRGGGGGGHHHHHH! —gritĆ³ Danilo agarrĆ”ndose las bolas con las mano—. ¡Oh, dios!

—¿quien demonios es Fernanda Machado? ¿De quien es la sucia ropa que estĆ” en el baƱo?

—¡ES UNA MALDITA PERRA!

—¿quien es?

Danilo apretĆ³ los labios, hizo un gran esfuerzo pese al dolor que lo invadĆ­a y agarrĆ³ a Ana del brazo arrojandola de un tirĆ³n a la cama, ella intentĆ³ zafarse y Ć©l la sujetaba con fuerza por las muƱecas. Se montĆ³ encima de ella para inutilizarla.

 —¿EstĆ”s loca Ana? ¡Como te atreves! ¿No sabes que eso duele?

 Intentaba doblegarla, pero Ć©l estaba desnudo con el rostro rojo por la furia, ambos forcejeaban. Ana sentĆ­a la punta del pito del hombre rozando su abdomen. Danilo la insultaba por su osadĆ­a. Ana doblĆ³ la rodilla y crujiĆ³ con una fuerza aplastante las bolas del pelirrojo.

 Danilo ahora la maldijo por causarle tan punzante dolor desde sus ovaladas pelotas, cayĆ³ a un lado donde fue a dar al piso doblĆ”ndose hecho un ovillo.

 —¡Eres un poco hombre —decĆ­a Ana con un nudo en la garganta, Danilo se mecĆ­a en el piso—, de veras creia que habias cambiado. Y ahora me arrepiento por haberte buscado. ¡MaricĆ³n!

 Danilo cerrĆ³ los ojos y murmurĆ³ algo inteligible.

 —¡nunca vas a cambiar! Siempre seras el mismo. Los hombres como tĆŗ cambian cuando ya es muy tarde.

 Ana estaba furiosa, lanzĆ³ la pierna acertando el golpe en un testĆ­culo de Danilo que se asomaba en el muslo.

 El hombre gritĆ³ al sentir un huevo aplastado, bajo el dolor reafirmĆ³ su posiciĆ³n fetal, meciĆ©ndose, gimiendo y gruƱendo mientras se masajeaba sus pelotas destrozadas.

 Danilo se quedĆ³ sin aire, tratando de recuperar el aliento pensaba que Ana era la mujer a la que amaba, las demĆ”s eran simples putas. Dijo: —perdoname mi amor... TĆŗ muy bien sabes que eres mi gran catedral...

 Danilo soltĆ³ un grito agudo cuando Ana lo pateĆ³ en el costado.

 Ella lo miraba fijamente. Ɖl le devolviĆ³ una mirada suplicante.

 —por favor... amor... esa mujer que nombraste es nadie...

 Ana no apartaba la mirada de Ć©l.

 —es verdad... yo te amo, chiquita...

 Ana empezaba a soltar algunas lagrimas.

 —Ana eres mi amor.

 La fotĆ³grafa retrocediĆ³ y se sentĆ³ en la cama a sollozar. Danilo respirĆ³ profundo, agarrĆ”ndose los huevos se sentĆ³ en el piso, luego lento se colocĆ³ a su lado.

 —mi amor escucha, vamos a volver a intentarlo —la rodeĆ³ entre sus brazos—. VerĆ”s que vamos a ser muy felices.

 —¡NO ME ABRACES ENFERMO! —gritĆ³ la fĆ©mina aplastando con el puƱo una vez mĆ”s los cojones del desdichado hombre, que una noche atrĆ”s bailaban contentos entre sus piernas.

 —¡AAAARRRGGG!

 De la punta del pene empezĆ³ a resbalar un fluido liquido y amarillo, Ana lo mirĆ³ con asco mientras doblaba la boca.

 —no te vuelvas a cruzar en mi camino puerco asqueroso —fue lo Ćŗltimo que dijo antes de irse.

 Danilo quedĆ³ allĆ­ resbalando orine caliente, doblado de dolor y con los testĆ­culos amortiguados.

 Ana se vistiĆ³ antes de salir del departamento, al subir al ascensor leyĆ³ los mensajes en su celular por parte de Carlos:

 «hola linda, espero que hayas pasado una hermosa noche en compaƱia de tu amiga. ¿quieres que les lleve el desayuno?»

 Ana sonriĆ³ de ternura, Carlos en realidad la amaba, y ella como mala mujer lo usaba para provocar celos a Danilo, se habĆ­a portado mal con Ć©l. Se daba cuenta lo mal que hacĆ­a en manipularlo, a fin de cuentas Danilo no servĆ­a como hombre. A partir de ahora lo amaria, darĆ­a el todo por esa relaciĆ³n; el ascensor llegĆ³ a la planta baja, caminĆ³ decidida por el pasillo, cruzĆ³ la puerta de entrada y bajĆ³ las escaleras hacĆ­a la avenida. Se detuvo sorprendida cuando reconociĆ³ un automovil estacionado en la calle y de el saliĆ³ un hombre.

 —Carlos —susurrĆ³ ella.

 —jamĆ”s creĆ­ que me harĆ­as esto —le reclamaba—, desde anoche lo sabĆ­a todo, eres una decepciĆ³n Ana.

 —Carlos escĆŗchame...

 —¡Eres una puta! Anoche te vi salir con Ć©l desde su tienda, se vinieron para acĆ” los seguĆ­ y tuviste el atrevimiento de mentirme y decir que estabas con una amiga...

 —Carlos perdoname, estoy arrepentida, lo juro...

 Carlos la haciĆ³ del brazo insultĆ”ndola.

 —ERES UN PUTA, ¡MIL VECES PUTA!

 Ella ejerciendo fuerza se soltĆ³ de las manos de Ć©l, intentĆ³ abofetearlo y Ć©l le detuvo la mano.

 —no quiero saber mĆ”s nada de ti, puta, sucia.

 Ana doblĆ³ la frente de amargura, colocĆ³ las manos en el hombro de Carlos y llevĆ³ la rodilla a su entrepierna, sintiĆ³ como el adorable bulto se levantaba con la fuerza de su rĆ³tula.

 Carlos soltĆ³ un gruƱido llevĆ”ndose las manos a los genitales. RetrocediĆ³ cayendo de rodillas al suelo.

 —¡PUES YO NUNCA MƁS QUIERO SABER DE TI, TONTO!

 Ana se fue de allĆ­ para siempre.



...

 Desde aquella horrible maƱana habĆ­an pasado seis meses, Ana no volviĆ³ a tener contacto con aquellos hombres, se dedicaba a sus labores de fotografia con un rictus de tristeza en el rostro esperando una nueva llamada del querido abogado, supo que lo amaba en un momento ya muy tarde. 

 Carlos habia emprendido un viaje laboral en un recorrido por crucero, ya no pensaba en Ana.

 Danilo por su parte se divertia con diferentes mujeres, cada dia pensaba menos en la que en algun momento fue su gran catedral ante tantas capillas.

 Al parecer la Ćŗnica que seguia amando a esos hombres era Ana... refugiandose en el pasado.


FIN

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