Cierre 2014 - Las Bolas de Pablo

Lo mƔs nuevo

29 dic 2014

Cierre 2014

CONTIENE:

-Ballbusting Hombre/hombre
-ballbusting mujer/hombre


Historia escrita antes de la fecha de navidad.


1
 En plena Ć©poca navideƱa Pablo terminaba de firmar asuntos presupuestarios del aƱo actual y del venidero, en la calle el frĆ­o reinaba y la gente aglomerada en las calles compraban a nervios los mejores obsequios para aquellos dĆ­as. El sonido de la puerta anunciaba a alguien y Ć©l dio permiso de entrar.


—Oye, te ves como todo un intelectual —riĆ³ Alfredo.



 Pablo sonriĆ³ y se quitĆ³ los lentes.



 —No creas, es que todas estas cuentas son delicadas, un solo error y me cuesta el trabajo estoy seguro.


 —Ah vale, sĆ­, entiendo, pero tĆŗ eres bueno en cĆ”lculos y eso te gusta —tomĆ³ asiento—. Ademas no pienso quitarte mucho tiempo. Hoy prĆ”cticamente es mi Ćŗltimo dĆ­a de trabajo... Ay no me mires asĆ­......... SĆ­ por este aƱo. A proposito, ¿que harĆ”n estas vacaciones?

 —Este aƱo nos corresponde quedar aquĆ­. El tĆ­o Rodrigo deberĆ­a viajar a casa con nosotros esta temporada, aunque no creo, estĆ” molesto aun con su hijo por su ida de la finca, jajaja mi primo ya no aguantĆ³ su yugo. Entonces tĆ­o sigue molesto con papĆ” por no apoyarlo con primo y blah, blah, blah.

 —La guerra de nunca acabar —complementĆ³ Alfredo—, por mi parte me atreverĆ© a viajar para que mi familia... intentar llevar una grata navidad con el Pinochet y estar felĆ­z con las sobrinas.


Pablo sonriĆ³ y dijo:

 —Me contenta que tengas un buen nexo con tu papĆ”.

 —Nunca ha sido una mala relaciĆ³n... pero... bueno tĆŗ sabes. Tampoco me querĆ­a ir sin darte un regalo de navidad —Pablo se sorprendiĆ³, el hombre fuerte sacĆ³ del saco una pequeƱa caja y se la tendiĆ³.

 Pablo la sostuvo y al quitar la envoltura le brillaron los ojos y sonriĆ³. Eran chocolates con relleno de dulce de leche.

 —Alfredo harĆ”s que pierda mi figura estas semanas, pero que importa esto me gusta, ya harĆ© como el 70% de las personas del continente que hace ejercicios en Enero.

 —SabĆ­a que te gustarĆ­an.

 —Entonces dices que te vas, eso se traduce a que no estarĆ”s para la cena navideƱa de la empresa... y mucho menos para la gran fiesta del sĆ”bado.

 —SĆ­, me irĆ©. Ya hablĆ© con tu padre y no tiene objeciones.

 —Pero...

 —La cena navideƱa de maƱana sabrĆ”s que es un mar de chismes y crĆ­ticas y la gran fiesta mayormente son para los niƱos hijos de trabajadores.

 Pablo sonriĆ³.

 —Pues prefiero irme. Esta tarde haremos una pequeƱa reuniĆ³n los miembros del departamento de recursos humanos, me invitaron, si quieres ir.

 —No, ellos me avisaron pero debo terminar esto.

 —¿Te ayudo?

 —Oh no.

 Se miraron a los ojos, sonrieron, deseando caer uno encima del otro, uno se detenĆ­a por guardar un absurdo respeto a un hombre mucho mayor que Ć©l (el gran Otto) y el otro retenĆ­a su impetĆŗ por un rechazo dado desde meses atrĆ”s. Pero pudo mĆ”s la pasiĆ³n que la razĆ³n, pues cuando Alfredo se parĆ³ de su silla Pablo le imitĆ³.

 —Espero que pases una navidad genial con tu familia y en enero regreses a la capital, te tendrĆ© un regalo de aƱo nuevo.

 —Oh, no te preocupes Pablo.

 El muchacho cruzĆ³ el escritorio, le dio un abrazo a su fuerte HĆ©rcules y las ganas cedieron y se besaron, todavĆ­a cerraban los ojos. Alfredo tocĆ³ la espalda de Pablo y este tocĆ³ su pecho y cuello... palpĆ³ su piel.

 —Ese beso es el mejor regalo de esta temporada —aclarĆ³ Alfredo.

 —No te creas ya sabes mi opiniĆ³n...

 —No rompas la ilusiĆ³n. SĆ© que todavĆ­a tengo mi oportunidad... el otro aƱo serĆ”.

 Pablo sonriĆ³.

 —Te quiero mucho. FelĆ­z navidad.

 Alfredo sonriĆ³ se veĆ­a tan joven cada vez que hacĆ­a eso, con una gracia que no perderĆ­a vigencia.

 —Se me olvidaba algo Pablo.

 —¿QuĆ©?

 Pablo se le quedĆ³ mirando a los ojos, Alfredo suspirĆ³ e intentĆ³ sonreĆ­r, con un decidido manotazo golpeĆ³ la entrepierna de Pablo, que lanzĆ³ un grito de sorpresa y un rĆ”pido sobresalto.

 —¡Ay eso doliĆ³! Tus manos son grotestas.

 Alfredo sonriĆ³ de pura ternura.

 —Vuelvo a mi trabajo, te cuidas Pablo.

 —Te cuidas Alfredo —y ya cuando estaba cerca de la puerta—, te amo.

 Alfredo se detuvo:

 —¿QuĆ© dijiste?

 —QuĆ© feliz navidad.

 Alfredo lo mirĆ³ incrĆ©dulo, antes de irse agregĆ³ sin concluir:

 —Ya veremos en enero...

2

 SimĆ³n y Claudia se esmeraron en adornar ese aƱo su hogar con motivo navideƱo principalmente porque su hijo Vicente estaba mĆ”s grande y porque tenĆ­an planeado invitar a sus familias para noche buena. En la vida privada SimĆ³n preferĆ­a andar en casa con ropa intima al igual que inculcaba a su hijo aunque el usaba paƱales, Claudia la esposa preferĆ­a usar una ajustaba bata.

 Esa tarde arreglaban el Ć”rbol navideƱo, y el pequeƱo Vicente quedĆ³ sorprendido al ver las luces brillar en el arreglo.

 —¿Te gusta papito? —comentĆ³ emocionado SimĆ³n llevando su hijo en brazos.

 —Ay se ven hermosos —dijo Claudia, besĆ³ a su hijo y se dispuso a colocar el Ć”ngel en la punta del arbol.

 Vicente por alguna extraƱa razon comenzaba a sentir atracciĆ³n por el material de elaboraciĆ³n del pino navideƱo, Claudia se alejĆ³ contemplando todo el trabajo hecho. TomĆ³ una cĆ”mara fotografica y pidiĆ³ una pose.

 —¡Como crees que voy a salir en boxer en esa foto!

 —No soy tan cretina para hacer ese encuadre. SĆ³lo el pecho. ¡Vicente mira aquĆ­!

 Luego de varios llamados la foto saliĆ³ con padre e hijo, le continuĆ³ otra con padre, madre e hijo. Y una tercera foto secreta donde SimĆ³n dejaba a su hijo en el suelo siendo fotografiado a cuerpo entero. Claudia riĆ³ y le dio una dura nalgada a su marido.

 SimĆ³n la miro con mal genio y fue a sentarse a un sillĆ³n.


—¡No sigo trabajando mĆ”s, y menos si me golpean!

 —SimĆ³n no seas ridĆ­culo, ayĆŗdame. Tienes tanta carne que el golpe ni lo sientes.

 —¡No!

 Vicente volviĆ³ a acercarse a su padre, esta vez llevaba un juguete que le habĆ­a regalado la tĆ­a Yenny, se trataba de un pequeƱo coche. SimĆ³n sentĆ³ en sus piernas al hijo, que se dedicĆ³ a rodar por los muslos del padre al carro, creyendo quizas que era una carretera.

 —AyĆŗdame SimĆ³n, ya casi terminamos.

 —¡Ahora menos!

 Claudia se dio por vencida, colocĆ³ el mantel con dibujos de papĆ” Noel en el comedor y destapĆ³ unas galletas navideƱas. Se acercĆ³ a darle tres a su hijo (que devorĆ³ al instante) y fue cuando SimĆ³n se vengĆ³ con una nalgada para ella.

 —¡Eres un abusador!

 —Jajaja, me debĆ­a vengar, lo sabĆ­as. Ahora traeme galletas.

 —pĆŗdrete.

 —Ay Claudia, comparte es Ć©poca para eso...

 Y asĆ­ seguĆ­a una tonta discusiĆ³n de enamorados. Vicente continuaba rodando el carro por el muslo de su papĆ”, mirĆ³ a la entrepierna de su progenitor, a su edad desconocĆ­a todo, pero su pequeƱo cochecito podĆ­a choca contra esa mole.

 —Brum, brum, brum... —imitaba el chiquillo el ruido del motor.

 El auto pasĆ³ tan veloz desde la rodilla que chocĆ³ entre las piernas abiertas de SimĆ³n. Impactando el pequeƱo juguete del inofensivo infante en sus dos bolas al mismo tiempo que le causĆ³ un dolor terrible a su padre, tan duro como recibir un puƱetazo. SimĆ³n quedĆ³ sin aliento, su mente quedĆ³ en blanco mientras sus ojos se abrĆ­an y escapaba un gritito por la boca.

 Claudia lo mirĆ³ sonriente: fue gracioso el impulso de Vicente y el choque contra la parte sensible de la piel de SimĆ³n, ademĆ”s de su sobresalto.

 —¡JAJAJAJAJA!

 —no te rias pendeja —pidiĆ³ casi en un susurrĆ³ SimĆ³n depositando al niƱo en el suelo para agarrarse los grandes huevos con las manos.

 —jajaja, es que resulta tan gracioso todo. Pobrecito, es el karma. ¿Te duelen cariƱo?

 —Ohhhhhh —gimiĆ³ SimĆ³n frotandose los cojones.

 Claudia mostraba una sonrisa larga, los cojones de SimĆ³n, no podĆ­an ser perfectos, eran super sensibles. Se acercĆ³ a su hijo.

 —Ven mi amor comamos galletas mientras papi amasa los huevos. ¡JAJAJA!

 SimĆ³n cerrĆ³ los ojos y riĆ³ mientras movĆ­a los dedos sobre sus bolas.

3

 Israel viajĆ³ desde la capital a su ciudad natal con el fin de hacer entrega de los regalos navideƱos a sus hijos.

 —¿DĆ³nde estĆ”n? —preguntĆ³ a Nancy la hermana de su ex esposa.

 —Fabiola saliĆ³ con ellos, dijo que podĆ­as pasar visitĆ”ndolos esta noche.

 —Resulta perfecto, pondrĆ© esto por aquĆ­.

 DepositĆ³ la caja con la pista armable de carreras que su hijo querĆ­a, y el juego de cocina que deseaba la niƱa. Nancy detestaba a su ex cuƱado, era tan arrogante por ser lindo. Estuvo enamorada a su tiempo de Ć©l, en silencio, pero sus desvaneo con mujeres hacĆ­a que su pobre hermana sufriera, era un ser desgraciado.
 —Israel me tinca que podes ayudarme.

 —¿CĆ³mo quĆ©? —preguntĆ³ inocente, siempre mantuvo una larga linea de respeto para con la muchacha, sobretodo por la edad.

 —AcĆ”, tengo mucho tiempo intentando sacar esto de aquĆ­.

 Caminaron hasta el patio trasero de la casa donde estaba un tubo incrustado en un hueco cercano a la pared.

 —¿Que hace eso ahĆ­? —quiso saber Israel se detuvo viendo como Nancy se adelantaba para maniobrar con el pesado objeto largo, ella jalaba aplicando una profunda fuerza, no, no podrĆ­a sacarla—. Nancy a ver, permiteme ayudarte.

 Se acercĆ³ a ella, Nancy mirĆ³ de reojo, la cadera de Israel el bulto en su jeans.

 ¡BRUNM!

 La punta ondulada del tubo fue a parar aplastando las bolas del padre de sus sobrinos, aplastando sendas pelotas. La dolorosa sensaciĆ³n del aplastamiento de sus cojones lo paralizĆ³. LanzĆ³ un gemido agarrando la punta del tubo que seguĆ­a aplastando su entrepierna, separĆ³ las piernas y se llevĆ³ las manos bajo el cinturĆ³n. GirĆ³ los ojos y cayĆ³ al piso.

 —¡Oh dios! Disculpa Israel, ¿estĆ”s bien?

 —¡Aaaaaarrrhhhgg!

 —BuscarĆ© hielo o no, mejor una crema de arnica

 SaliĆ³ a toda prisa del patio pero al alejarse de toda posible mirada del hombre caminĆ³ a paso lento.

 —Se lo tiene bien merecido por pija caliente, tantas veces que lloraste hermanita. Que sufra un rato ahĆ­ tirado.

4

 Marcos ChacĆ³n habĆ­a mandado a decorar la sala de junta para accionista con motivo navideƱo, resaltaba el arbol de navidad, una representaciĆ³n del nacimiento del divino niƱo.

 En aquellas horas de la tarde no habĆ­a mĆ”s que dicha en la empresa, los informes presupuestarios resultaron excelentes, las fiestas de la empresa estaba a cuestiĆ³n de horas asĆ­ como el inicio de vacaciones. Estaban todos los socios de la empresa juntos desde el actual presidente (Marcos) hasta la ejecutiva de ventas.

 Todos charlaban apetitosamente en la reuniĆ³n de altos cargos:

 —¿Te postularas para las prĆ³ximas elecciones de la empresa?

 —oh no —negĆ³ Marcos ChacĆ³n—, ya estoy viejo para el cargo, es hora de darle oportunidad a nuevas caras.

 —has hecho una buena gestiĆ³n aquĆ­ —aprobĆ³ el director de geodesia.

 —¡Oh gracias!

 —celebremos por eso —sonriĆ³ la ejecutiva en el Ć”rea de ventas.

 La dama intentĆ³ descorchar una botella de champagne, algunos la miraban con verdadera sonrisas, a otros le brillaban los ojos en el solo hecho de probar el vino espumante.

 PLOT.

 El corcho saliĆ³ volando y se estrellĆ³ contra la entrepierna del presidente de la empresa a la velocidad de la luz golpeando con una fuerza cruel a Marcos ChacĆ³n. El seƱor quedĆ³ sin aliento mientras en la sala se emitia algunos silencios o voces de sorpresa. Marcos paralizado perdiĆ³ el foco de la mirada y se dejĆ³ caer al suelo con un murmullo de su boca. 

 —¡Oh, disculpe Marcos! —dijo la mujer.

 Varias personas se acercaron a socorrerlo. 

 —No se preocupen, estoy bien —asegurĆ³ Marcos, pero realmente mentĆ­a, sentĆ­a como sus bolas palpitaban sin control en el largo escroto.

 Otto que contemplaba la escena sonriĆ³ y le escribio a Pablo un mensaje que decĆ­a:

"Mis vacaciones empiezan viendo como le rompen las nueces a un hombre... pronto me comerƩ las tuyas, que serƔn tan ricas como las de Ʃl. Feliz navidad."

2 comentarios:

  1. Feliz aƱo y gracias por las historias

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Por el contrario, gracias a ti o a ustedes por leer este blog.

      Borrar

Pages