CONTIENE:
-Ballbusting Hombre/hombre
-ballbusting mujer/hombre
—Oye, te ves como todo un intelectual —riĆ³ Alfredo.
-Ballbusting Hombre/hombre
-ballbusting mujer/hombre
Historia escrita antes de la fecha de navidad.
1
En plena Ć©poca navideƱa Pablo terminaba de firmar asuntos presupuestarios del aƱo actual y del venidero, en la calle el frĆo reinaba y la gente aglomerada en las calles compraban a nervios los mejores obsequios para aquellos dĆas. El sonido de la puerta anunciaba a alguien y Ć©l dio permiso de entrar.—Oye, te ves como todo un intelectual —riĆ³ Alfredo.
Pablo sonriĆ³ y se quitĆ³ los lentes.
—No creas, es que todas estas cuentas son delicadas, un solo error y me cuesta el trabajo estoy seguro.
—Ah vale, sĆ, entiendo, pero tĆŗ eres bueno en cĆ”lculos y eso te gusta —tomĆ³ asiento—. Ademas no pienso quitarte mucho tiempo. Hoy prĆ”cticamente es mi Ćŗltimo dĆa de trabajo... Ay no me mires asĆ......... SĆ por este aƱo. A proposito, ¿que harĆ”n estas vacaciones?
—Este aƱo nos corresponde quedar aquĆ. El tĆo Rodrigo deberĆa viajar a casa con nosotros esta temporada, aunque no creo, estĆ” molesto aun con su hijo por su ida de la finca, jajaja mi primo ya no aguantĆ³ su yugo. Entonces tĆo sigue molesto con papĆ” por no apoyarlo con primo y blah, blah, blah.
—La guerra de nunca acabar —complementĆ³ Alfredo—, por mi parte me atreverĆ© a viajar para que mi familia... intentar llevar una grata navidad con el Pinochet y estar felĆz con las sobrinas.
—Me contenta que tengas un buen nexo con tu papĆ”.
—Nunca ha sido una mala relaciĆ³n... pero... bueno tĆŗ sabes. Tampoco me querĆa ir sin darte un regalo de navidad —Pablo se sorprendiĆ³, el hombre fuerte sacĆ³ del saco una pequeƱa caja y se la tendiĆ³.
Pablo la sostuvo y al quitar la envoltura le brillaron los ojos y sonriĆ³. Eran chocolates con relleno de dulce de leche.
—Alfredo harĆ”s que pierda mi figura estas semanas, pero que importa esto me gusta, ya harĆ© como el 70% de las personas del continente que hace ejercicios en Enero.
—SabĆa que te gustarĆan.
—Entonces dices que te vas, eso se traduce a que no estarĆ”s para la cena navideƱa de la empresa... y mucho menos para la gran fiesta del sĆ”bado.
—SĆ, me irĆ©. Ya hablĆ© con tu padre y no tiene objeciones.
—Pero...
—La cena navideƱa de maƱana sabrĆ”s que es un mar de chismes y crĆticas y la gran fiesta mayormente son para los niƱos hijos de trabajadores.
Pablo sonriĆ³.
—Pues prefiero irme. Esta tarde haremos una pequeƱa reuniĆ³n los miembros del departamento de recursos humanos, me invitaron, si quieres ir.
—No, ellos me avisaron pero debo terminar esto.
—¿Te ayudo?
—Oh no.
Se miraron a los ojos, sonrieron, deseando caer uno encima del otro, uno se detenĆa por guardar un absurdo respeto a un hombre mucho mayor que Ć©l (el gran Otto) y el otro retenĆa su impetĆŗ por un rechazo dado desde meses atrĆ”s. Pero pudo mĆ”s la pasiĆ³n que la razĆ³n, pues cuando Alfredo se parĆ³ de su silla Pablo le imitĆ³.
—Espero que pases una navidad genial con tu familia y en enero regreses a la capital, te tendrĆ© un regalo de aƱo nuevo.
—Oh, no te preocupes Pablo.
El muchacho cruzĆ³ el escritorio, le dio un abrazo a su fuerte HĆ©rcules y las ganas cedieron y se besaron, todavĆa cerraban los ojos. Alfredo tocĆ³ la espalda de Pablo y este tocĆ³ su pecho y cuello... palpĆ³ su piel.
—Ese beso es el mejor regalo de esta temporada —aclarĆ³ Alfredo.
—No te creas ya sabes mi opiniĆ³n...
—No rompas la ilusiĆ³n. SĆ© que todavĆa tengo mi oportunidad... el otro aƱo serĆ”.
Pablo sonriĆ³.
—Te quiero mucho. FelĆz navidad.
Alfredo sonriĆ³ se veĆa tan joven cada vez que hacĆa eso, con una gracia que no perderĆa vigencia.
—Se me olvidaba algo Pablo.
—¿QuĆ©?
Pablo se le quedĆ³ mirando a los ojos, Alfredo suspirĆ³ e intentĆ³ sonreĆr, con un decidido manotazo golpeĆ³ la entrepierna de Pablo, que lanzĆ³ un grito de sorpresa y un rĆ”pido sobresalto.
—¡Ay eso doliĆ³! Tus manos son grotestas.
Alfredo sonriĆ³ de pura ternura.
—Vuelvo a mi trabajo, te cuidas Pablo.
—Te cuidas Alfredo —y ya cuando estaba cerca de la puerta—, te amo.
Alfredo se detuvo:
—¿QuĆ© dijiste?
—QuĆ© feliz navidad.
Alfredo lo mirĆ³ incrĆ©dulo, antes de irse agregĆ³ sin concluir:
—Ya veremos en enero...
2
SimĆ³n y Claudia se esmeraron en adornar ese aƱo su hogar con motivo navideƱo principalmente porque su hijo Vicente estaba mĆ”s grande y porque tenĆan planeado invitar a sus familias para noche buena. En la vida privada SimĆ³n preferĆa andar en casa con ropa intima al igual que inculcaba a su hijo aunque el usaba paƱales, Claudia la esposa preferĆa usar una ajustaba bata.
Esa tarde arreglaban el Ć”rbol navideƱo, y el pequeƱo Vicente quedĆ³ sorprendido al ver las luces brillar en el arreglo.
—¿Te gusta papito? —comentĆ³ emocionado SimĆ³n llevando su hijo en brazos.
—Ay se ven hermosos —dijo Claudia, besĆ³ a su hijo y se dispuso a colocar el Ć”ngel en la punta del arbol.
Vicente por alguna extraƱa razon comenzaba a sentir atracciĆ³n por el material de elaboraciĆ³n del pino navideƱo, Claudia se alejĆ³ contemplando todo el trabajo hecho. TomĆ³ una cĆ”mara fotografica y pidiĆ³ una pose.
—¡Como crees que voy a salir en boxer en esa foto!
—No soy tan cretina para hacer ese encuadre. SĆ³lo el pecho. ¡Vicente mira aquĆ!
Luego de varios llamados la foto saliĆ³ con padre e hijo, le continuĆ³ otra con padre, madre e hijo. Y una tercera foto secreta donde SimĆ³n dejaba a su hijo en el suelo siendo fotografiado a cuerpo entero. Claudia riĆ³ y le dio una dura nalgada a su marido.
SimĆ³n la miro con mal genio y fue a sentarse a un sillĆ³n.
—SimĆ³n no seas ridĆculo, ayĆŗdame. Tienes tanta carne que el golpe ni lo sientes.
—¡No!
Vicente volviĆ³ a acercarse a su padre, esta vez llevaba un juguete que le habĆa regalado la tĆa Yenny, se trataba de un pequeƱo coche. SimĆ³n sentĆ³ en sus piernas al hijo, que se dedicĆ³ a rodar por los muslos del padre al carro, creyendo quizas que era una carretera.
—AyĆŗdame SimĆ³n, ya casi terminamos.
—¡Ahora menos!
Claudia se dio por vencida, colocĆ³ el mantel con dibujos de papĆ” Noel en el comedor y destapĆ³ unas galletas navideƱas. Se acercĆ³ a darle tres a su hijo (que devorĆ³ al instante) y fue cuando SimĆ³n se vengĆ³ con una nalgada para ella.
—¡Eres un abusador!
—Jajaja, me debĆa vengar, lo sabĆas. Ahora traeme galletas.
—pĆŗdrete.
—Ay Claudia, comparte es Ć©poca para eso...
Y asĆ seguĆa una tonta discusiĆ³n de enamorados. Vicente continuaba rodando el carro por el muslo de su papĆ”, mirĆ³ a la entrepierna de su progenitor, a su edad desconocĆa todo, pero su pequeƱo cochecito podĆa choca contra esa mole.
—Brum, brum, brum... —imitaba el chiquillo el ruido del motor.
El auto pasĆ³ tan veloz desde la rodilla que chocĆ³ entre las piernas abiertas de SimĆ³n. Impactando el pequeƱo juguete del inofensivo infante en sus dos bolas al mismo tiempo que le causĆ³ un dolor terrible a su padre, tan duro como recibir un puƱetazo. SimĆ³n quedĆ³ sin aliento, su mente quedĆ³ en blanco mientras sus ojos se abrĆan y escapaba un gritito por la boca.
Claudia lo mirĆ³ sonriente: fue gracioso el impulso de Vicente y el choque contra la parte sensible de la piel de SimĆ³n, ademĆ”s de su sobresalto.
—¡JAJAJAJAJA!
—no te rias pendeja —pidiĆ³ casi en un susurrĆ³ SimĆ³n depositando al niƱo en el suelo para agarrarse los grandes huevos con las manos.
—jajaja, es que resulta tan gracioso todo. Pobrecito, es el karma. ¿Te duelen cariƱo?
—Ohhhhhh —gimiĆ³ SimĆ³n frotandose los cojones.
Claudia mostraba una sonrisa larga, los cojones de SimĆ³n, no podĆan ser perfectos, eran super sensibles. Se acercĆ³ a su hijo.
—Ven mi amor comamos galletas mientras papi amasa los huevos. ¡JAJAJA!
SimĆ³n cerrĆ³ los ojos y riĆ³ mientras movĆa los dedos sobre sus bolas.
3
Israel viajĆ³ desde la capital a su ciudad natal con el fin de hacer entrega de los regalos navideƱos a sus hijos.
—¿DĆ³nde estĆ”n? —preguntĆ³ a Nancy la hermana de su ex esposa.
—Fabiola saliĆ³ con ellos, dijo que podĆas pasar visitĆ”ndolos esta noche.
—Resulta perfecto, pondrĆ© esto por aquĆ.
DepositĆ³ la caja con la pista armable de carreras que su hijo querĆa, y el juego de cocina que deseaba la niƱa. Nancy detestaba a su ex cuƱado, era tan arrogante por ser lindo. Estuvo enamorada a su tiempo de Ć©l, en silencio, pero sus desvaneo con mujeres hacĆa que su pobre hermana sufriera, era un ser desgraciado.
—Israel me tinca que podes ayudarme.
—¿CĆ³mo quĆ©? —preguntĆ³ inocente, siempre mantuvo una larga linea de respeto para con la muchacha, sobretodo por la edad.
—AcĆ”, tengo mucho tiempo intentando sacar esto de aquĆ.
Caminaron hasta el patio trasero de la casa donde estaba un tubo incrustado en un hueco cercano a la pared.
—¿Que hace eso ahĆ? —quiso saber Israel se detuvo viendo como Nancy se adelantaba para maniobrar con el pesado objeto largo, ella jalaba aplicando una profunda fuerza, no, no podrĆa sacarla—. Nancy a ver, permiteme ayudarte.
Se acercĆ³ a ella, Nancy mirĆ³ de reojo, la cadera de Israel el bulto en su jeans.
¡BRUNM!
La punta ondulada del tubo fue a parar aplastando las bolas del padre de sus sobrinos, aplastando sendas pelotas. La dolorosa sensaciĆ³n del aplastamiento de sus cojones lo paralizĆ³. LanzĆ³ un gemido agarrando la punta del tubo que seguĆa aplastando su entrepierna, separĆ³ las piernas y se llevĆ³ las manos bajo el cinturĆ³n. GirĆ³ los ojos y cayĆ³ al piso.
—¡Oh dios! Disculpa Israel, ¿estĆ”s bien?
—¡Aaaaaarrrhhhgg!
—BuscarĆ© hielo o no, mejor una crema de arnica
SaliĆ³ a toda prisa del patio pero al alejarse de toda posible mirada del hombre caminĆ³ a paso lento.
—Se lo tiene bien merecido por pija caliente, tantas veces que lloraste hermanita. Que sufra un rato ahĆ tirado.
4
Marcos ChacĆ³n habĆa mandado a decorar la sala de junta para accionista con motivo navideƱo, resaltaba el arbol de navidad, una representaciĆ³n del nacimiento del divino niƱo.
En aquellas horas de la tarde no habĆa mĆ”s que dicha en la empresa, los informes presupuestarios resultaron excelentes, las fiestas de la empresa estaba a cuestiĆ³n de horas asĆ como el inicio de vacaciones. Estaban todos los socios de la empresa juntos desde el actual presidente (Marcos) hasta la ejecutiva de ventas.
Todos charlaban apetitosamente en la reuniĆ³n de altos cargos:
—¿Te postularas para las prĆ³ximas elecciones de la empresa?
—oh no —negĆ³ Marcos ChacĆ³n—, ya estoy viejo para el cargo, es hora de darle oportunidad a nuevas caras.
—has hecho una buena gestiĆ³n aquĆ —aprobĆ³ el director de geodesia.
—¡Oh gracias!
—celebremos por eso —sonriĆ³ la ejecutiva en el Ć”rea de ventas.
La dama intentĆ³ descorchar una botella de champagne, algunos la miraban con verdadera sonrisas, a otros le brillaban los ojos en el solo hecho de probar el vino espumante.
PLOT.
El corcho saliĆ³ volando y se estrellĆ³ contra la entrepierna del presidente de la empresa a la velocidad de la luz golpeando con una fuerza cruel a Marcos ChacĆ³n. El seƱor quedĆ³ sin aliento mientras en la sala se emitia algunos silencios o voces de sorpresa. Marcos paralizado perdiĆ³ el foco de la mirada y se dejĆ³ caer al suelo con un murmullo de su boca.
—¡Oh, disculpe Marcos! —dijo la mujer.
Varias personas se acercaron a socorrerlo.
—No se preocupen, estoy bien —asegurĆ³ Marcos, pero realmente mentĆa, sentĆa como sus bolas palpitaban sin control en el largo escroto.
Otto que contemplaba la escena sonriĆ³ y le escribio a Pablo un mensaje que decĆa:
"Mis vacaciones empiezan viendo como le rompen las nueces a un hombre... pronto me comerƩ las tuyas, que serƔn tan ricas como las de Ʃl. Feliz navidad."
Feliz aƱo y gracias por las historias
ResponderBorrarPor el contrario, gracias a ti o a ustedes por leer este blog.
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