Original de: ZATN
Contiene
Ballbusting Mujer/Hombre
Mi tía Francisca de 60 años, me cuenta
siempre anécdotas de su juventud, me divierte escucharlas; pues bien, en una ocasión me narró que golpeó a un hombre en sus partes íntimas… y
personalmente teniendo un interés en
temas de Ballbusting le pedí me contara la situación con todo y detalles.
El tema del golpe bajo surgió cuando ella
relataba cómo conoció a su esposo; ella trabajaba como Secretaria en 1974, y luego entró a trabajar inesperadamente en una pequeña empresa en ese entonces, la cual era administrada
por su actual marido, al conocerse el amor surgió casi a primera vista, tras 1
año ya estaban felizmente casados… y así se han mantenido hasta hoy día.
Pero al recalcar la palabra inesperadamente, soltó una carcajada,
ante mi curiosidad entonces me explico el porqué de la palabra y la risa.
Resulta que ella estaba empleada en otra
empresa en el mismo cargo, pero en ese lugar su jefe era un tipo bastante
grotesco en cuanto a modales… y es que el sujeto que se llamaba Don Alfonso, la
acosaba sexualmente.
Le miraba el trasero a la menor oportunidad, según me contaba mi
tía, y le insinuó más de una vez que su falda fuese más corta, hasta se ofreció
a regalarle una… pidiéndole su talla el
muy descarado.
Hasta que llegó un día en el que Don
Alfonso fue más allá, aprovechando que
estaban de salida de labores y ella se había quedado de última (por orden de él),
se acercó a ella con malas intenciones.
Mi tía sabía que las cosas se habían salido
de control, en su mirada veía que venía por ella, por su cuerpo… intentaría
abusar de ella.
Tía Francisca le advirtió que se alejara y la dejara ir, el
hombre la amenazó con despedirla si no “era cariñosa con él”, en otras
palabras… si no colaboraba… y si lo hacía le recompensaría con aumento de sueldo
y regalos.
Y se le abalanzó.
Tía contó que de un momento a otro esperaba
que se abriera el cinturón y quedase en pantaloncillos, pero el tipo lo dejaría
para después, sólo la tomó fuertemente de las muñecas y la empujó contra un
librero.
Don Alfonso
aborda aTía Francisca.
Tía Francisca me contaba: “y sabrás que me
agarró bien fuerte, me lastimaba las muñecas el condenado”.
Intrigado le pregunte ansioso por saber: “y que hiciste tía?”.
Tía Francisca: “le di un rodillazo en los
huevos “.
Admirado dije: “Tía… se los golpeaste!”.
Tía Francisca: “claro que sí, verás... desde
que me comenzaron a crecer los pechos en la pubertad, mi mamá me dijo que si un
chico me faltaba al respeto le pegara en las bolas… así aprendería a respetar”.
Dije: “y aprendió a respetar el muy
canalla”.
Fugazmente analicé lo último dicho por
ella… ¿mi abuela le había dado esos consejos? Vaya que la entrenó bien, Jajajaja,
supongo que toda madre le da ese consejo a sus hijas en esa época de sus vidas.
Insistí en detalles y le pregunte con que rodilla
había sido la agresión.
Ella respondió que no recordaba…se dio palmadas
en una de sus rodillas y con decisión dijo:
“pero le di con todas mis fuerzas!”.
Tía Francisca
le propina un buen rodillazo en las pelotas a su abusivo jefe.
Ante mi afán por saber más, le pedí a Tía
Francisca me relatara como se vio Don Alfonso en ese instante de dolor, a lo que
ella describió: “Él… soltó un grito muy agudo, como de jovencita, su cara
estaba arrugada por el dolor, y con la boca abierta casi se le salía la saliva,
y casi me salpicó”.
Me
divertía siempre oír a mi tía narrar algo, y oírla ahora fue más emocionante,
fue increíble como defendió su honra e hizo sufrir merecidamente a ese tipo.
Le pedí que continuara relatando.
Contaba que tras el sólido rodillazo vio
que había sido efectivo el golpe… de inmediato su jefe aflojó el agarre de
muñecas y sus rodillas se doblaron, cayendo estrepitosamente frente
a ella.
Don Alfonso afloja
el agarre atía Francisca y el suelo le
espera.
Entonces
ella se escabulló del sitio… sabiendo que estaba despedida y que se
había ganado de enemigo al sinvergüenza.
Me contó que camino a casa no pensó en nada
de denunciar al tipo; en lo único que
pensaba era en el golpazo que le acababa de dar, que lo tenía merecido y que su
madre tenía razón en lo que le dijo.
Jocosamente agregué: “razón en lo de dar en
las bolas”.
Atrevidamente pregunté: “tía fue la primera vez que le pegabas
a un hombre en los testículos?”
Ella respondió afirmando con la cabeza.
Quise saber que fue al final del abusivo
jefe, le reclame a tía Francisca, porque no le denunció, o si lo hizo después,
pero me contestó que no, y ante mi cara
de extrañeza, me pidió calma para
explicar por qué no lo hizo.
Por ahora debía dejarla terminar de contar
la anécdota.
Tía continuó relatando que al llegar a casa
no comentó nada, vivía en ese entonces aún con sus padres y hermanos menores, dejaría
las cosas así, por lo menos era lo que hasta ese momento había decidido, pero
que al día siguiente Don Alfonso fue a
su casa…
… a disculparse!
Inicialmente no quería verle, pero
finalmente aceptó hablar con él. En una sala y en privado Don Alfonso se le
arrodilló y le pidió perdón por faltarle al respeto y agredirla.
Obviamente le preocupaba el escándalo, pues
era casado y más aún las posibles acciones legales.
Tía vio sincera la disculpa y decidió dejar
las cosas así (para mi molestia personal, pues el tipo merecía más castigo);
pero eso sí, ella aprovecho el momento para pedir una compensación económica,
pues quedaba sin trabajo.
Don Alfonso seguidamente le pidió que
volviera a la oficina, con compensaciones salariales y demás, pero tía Francisca estaba segura de no querer ver más en la vida
a ese hombre.
Aquí es donde entra la palabra inesperadamente, pues ante la negativa
de ella y aun temiendo la demanda, Don Alfonso insiste en darle empleo… y le
ofrece entonces trabajo en una empresa
de un joven amigo suyo.
Tía Francisca desconfió inicialmente de la propuesta, pero
aceptó una vez que oyó la muy rogada petición de Don Alfonso de no mencionarle a su
amigo sobre este “desliz”, era obvio que no quería que su amigo se enterase de
sus malas mañas.
Entonces aceptó y su nuevo e inesperado trabajo le hizo conocer al amor de su vida, ya que su nuevo jefe se
volvió su esposo.
Por último un jocoso momento pasó al después
preguntarle la familia que había pasado en su trabajo y el por qué vino su
jefe.
Ella les respondió: “Discutimos en el
trabajo, no me gustó como se dieron las
cosas y le pegue en el escroto”.
Tía sonrió mientras contaba, pues nadie de
la familia entendía que significaba la palabra escroto, en esa época ella era
la única instruida y uso ese sinónimo para que la familia no supiera bien lo
ocurrido.
Entonces cada vez que le pedían les
explicara que era escroto?, ella rompía en carcajadas, de ahí siempre reía
cuando recordaba todo los sucesos relacionados con el asunto de Don Alfonso.
Solo después les explicaría la palabra escroto… para
sorpresa y chismes de Madre, Padre y hermanos.
Luego le pregunté: ”Y que dijo abuela cuando
supo que tomaste sus consejos al pie de la letra?”.
Tía Francisca: “pues orgullosa de que su
hija supiera que hacer en la vida”.
Así terminó de comentar esa parte de la
anécdota y continúo narrando como fue su relación inicial con su nuevo jefe, pasando
por un corto noviazgo y finalmente
llegando a un matrimonio aún vigente.
Hasta aquí les cuento, pues ustedes solo
quieren saber del tema Ballbusting, y no de noviazgos y bodas.
Fin.
Gracias.
Comentarios
a zatniktiel@hotmail.com
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