Una anécdota de la tía Francisca - Las Bolas de Pablo

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8 dic 2014

Una anécdota de la tía Francisca

Original de: ZATN
Relato ficticio.
Contiene Ballbusting Mujer/Hombre

 Mi tía Francisca de 60 años, me cuenta siempre anécdotas de su juventud, me divierte escucharlas;  pues bien, en una ocasión me narró que golpeó a un hombre en sus partes íntimas… y personalmente teniendo un interés  en temas de Ballbusting le pedí me contara la situación con todo y detalles.

 El tema del golpe bajo surgió cuando ella relataba cómo conoció a su esposo; ella trabajaba como Secretaria en 1974, y luego entró a trabajar inesperadamente en una pequeña  empresa en ese entonces, la cual era administrada por su actual marido, al conocerse el amor surgió casi a primera vista, tras 1 año ya estaban felizmente casados… y así se han mantenido hasta hoy día.

 Pero al recalcar la palabra inesperadamente, soltó una carcajada, ante mi curiosidad entonces me explico el porqué de la palabra y la risa.

 Resulta que ella estaba empleada en otra empresa en el mismo cargo, pero en ese lugar su jefe era un tipo bastante grotesco en cuanto a modales… y es que el sujeto que se llamaba Don Alfonso, la acosaba sexualmente.

 Le miraba el trasero a la menor oportunidad, según me contaba mi tía, y le insinuó más de una vez que su falda fuese más corta, hasta se ofreció a regalarle una… pidiéndole  su talla el muy descarado.

 Hasta que llegó un día en el que Don Alfonso fue más allá, aprovechando que estaban de salida de labores y ella se había quedado de última (por orden de él), se acercó a ella con malas intenciones.

 Mi tía sabía que las cosas se habían salido de control, en su mirada veía que venía por ella, por su cuerpo… intentaría abusar de ella.

 Tía Francisca  le advirtió que se alejara y la dejara ir, el hombre la amenazó con despedirla si no “era cariñosa con él”, en otras palabras… si no colaboraba… y si lo hacía le recompensaría con aumento de sueldo y regalos.

 Y se le abalanzó.

 Tía contó que de un momento a otro esperaba que se abriera el cinturón y quedase en pantaloncillos, pero el tipo lo dejaría para después, sólo la tomó fuertemente de las muñecas y la empujó contra un librero.

Don Alfonso aborda aTía Francisca.


 Tía Francisca me contaba: “y sabrás que me agarró bien fuerte, me lastimaba las muñecas el condenado”.

 Intrigado le pregunte  ansioso por saber: “y que hiciste tía?”.

 Tía Francisca: “le di un rodillazo en los huevos “.

 Admirado dije: “Tía… se los golpeaste!”.

 Tía Francisca: “claro que sí, verás... desde que me comenzaron a crecer los pechos en la pubertad, mi mamá me dijo que si un chico me faltaba al respeto le pegara en las bolas… así aprendería a respetar”.

 Dije: “y aprendió a respetar el muy canalla”.

 Fugazmente analicé lo último dicho por ella… ¿mi abuela le había dado esos consejos? Vaya que la entrenó bien, Jajajaja, supongo que toda madre le da ese consejo a sus hijas en esa época de sus vidas.

 Insistí en detalles y le pregunte con que rodilla había sido la agresión.

 Ella respondió que no recordaba…se dio palmadas en una de sus rodillas y con decisión dijo: 

 “pero le di con todas mis fuerzas!”.

Tía Francisca le propina un buen rodillazo en las pelotas a su abusivo jefe.

 Ante mi afán por saber más, le pedí a Tía Francisca me relatara como se vio Don Alfonso en ese instante de dolor, a lo que ella describió: “Él… soltó un grito muy agudo, como de jovencita, su cara estaba arrugada por el dolor, y con la boca abierta casi se le salía la saliva, y casi me  salpicó”.

 Me divertía siempre oír a mi tía narrar algo, y oírla ahora fue más emocionante, fue increíble como defendió su honra e hizo sufrir merecidamente a ese tipo.

 Le pedí que continuara relatando.

 Contaba que tras el sólido rodillazo vio que había sido efectivo el golpe… de inmediato su jefe aflojó el agarre de muñecas y sus rodillas se doblaron, cayendo estrepitosamente  frente  a ella.


Don Alfonso afloja el agarre  atía Francisca y el suelo le espera.

 Entonces  ella se escabulló del sitio… sabiendo que estaba despedida y que se había ganado de enemigo al sinvergüenza.

 Me contó que camino a casa no pensó en nada de denunciar al tipo; en lo único que pensaba era en el golpazo que le acababa de dar, que lo tenía merecido y que su madre tenía razón en lo que le dijo.

 Jocosamente agregué: “razón en lo de dar en las bolas”.

 Atrevidamente  pregunté: “tía fue la primera vez que le pegabas a un hombre en los testículos?”
 Ella respondió afirmando con la cabeza.

 Quise saber que fue al final del abusivo jefe, le reclame a tía Francisca, porque no le denunció, o si lo hizo después, pero  me contestó que no, y ante mi cara de extrañeza, me pidió calma  para explicar por qué no lo hizo.

 Por ahora debía dejarla terminar de contar la anécdota.

 Tía continuó relatando que al llegar a casa no comentó nada, vivía en ese entonces aún con sus padres y hermanos menores, dejaría las cosas así, por lo menos era lo que hasta ese momento había decidido, pero que al día siguiente  Don Alfonso fue a su casa…

 … a disculparse!

 Inicialmente no quería verle, pero finalmente aceptó hablar con él. En una sala y en privado Don Alfonso se le arrodilló y le pidió perdón por faltarle al respeto y agredirla.

 Obviamente le preocupaba el escándalo, pues era casado y más aún las posibles acciones legales.

 Tía vio sincera la disculpa y decidió dejar las cosas así (para mi molestia personal, pues el tipo merecía más castigo); pero eso sí, ella aprovecho el momento para pedir una compensación económica, pues quedaba sin trabajo.

 Don Alfonso seguidamente le pidió que volviera a la oficina, con compensaciones salariales y demás, pero tía Francisca  estaba segura de no querer ver más en la vida a ese hombre.

 Aquí es donde entra la palabra inesperadamente, pues ante la negativa de ella y aun temiendo la demanda, Don Alfonso insiste en darle empleo… y le ofrece entonces  trabajo en una empresa de un joven amigo suyo.

 Tía Francisca  desconfió inicialmente de la propuesta, pero aceptó una vez que oyó la muy rogada  petición de Don Alfonso de no mencionarle a su amigo sobre este “desliz”, era obvio que no quería que su amigo se enterase de sus malas mañas.

 Entonces aceptó y su nuevo e inesperado trabajo le hizo conocer  al amor de su vida, ya que su nuevo jefe se volvió su esposo.

 Por último un jocoso momento pasó al después preguntarle la familia que había pasado en su trabajo y el por qué vino su jefe.

 Ella les respondió: “Discutimos en el trabajo, no me gustó como se dieron  las cosas  y le pegue en el escroto”.

 Tía sonrió mientras contaba, pues nadie de la familia entendía que significaba la palabra escroto, en esa época ella era la única instruida y uso ese sinónimo para que la familia no supiera bien lo ocurrido.

 Entonces cada vez que le pedían les explicara que era escroto?, ella rompía en carcajadas, de ahí siempre reía cuando recordaba todo los sucesos relacionados con el asunto de Don Alfonso.

 Solo después  les explicaría la palabra escroto… para sorpresa y chismes de Madre, Padre y hermanos.

 Luego le pregunté: ”Y que dijo abuela cuando supo que tomaste sus consejos al pie de la letra?”.

 Tía Francisca: “pues orgullosa de que su hija supiera que hacer en la vida”.

 Así terminó de comentar esa parte de la anécdota y continúo narrando como fue su relación inicial con su nuevo jefe, pasando  por un corto noviazgo y finalmente llegando a un matrimonio aún vigente.

Hasta aquí les cuento, pues ustedes solo quieren saber del tema Ballbusting, y no de noviazgos y bodas.

Fin.

 Gracias.
 Comentarios  a  zatniktiel@hotmail.com


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