CONTIENE:
-SEXO HETEROSEXUAL
-BALLBUSTING MUJER/HOMBRE
Adriana estuvo muy satisfecha al
ligarse en la discoteca a un chico que cualquier mujer pudiera desear
salir, era un tĆpico muchacho arrogante "hijos de papis" que creĆa que por su atractivo fĆsico
pudiera tener a cualquier mujer a sus pies, ademƔs de sus propiedades de
terreno y el vasto ganado de la finca de su padre, era un tĆpico ricachĆ³n que
acomodaba todos sus problemas entregando dinero.
Ella estaba sentada en la barra,
ninguna de sus amigas las quiso acompaƱar y ella tampoco era mujer de quedarse
en casa, asĆ no consiguiera con quien salir. Entonces apareciĆ³ Ć©l, Carlos, con
un pantalĆ³n ajustado, una correa con una gran hebilla y un suĆ©ter negro. Fue
directo a la barra, pidiĆ³ una bebida y quedĆ³ cautivado con el rostro de la
mujer.
Inmediatamente comenzaron a charlar: Carlos conquistando, ella riendo.
Pasado un tiempo, Ć©l le dijo.
-¿te gustarĆa ir a un sitio mejor? Mas
solo y donde pudiĆ©ramos charlar, y… es mi departamento.
-por supuesto que me encantarĆa -aceptĆ³ ella deslizando su mano por el fuerte brazo del tipo. Pero desviando la
mirada a la abultada entrepierna del acompaƱante, estaba que reventaba el
pantalĆ³n, sintiĆ³ sed.
Inmediatamente Ć©l pago la cuenta y
saliĆ³ con la chica, mirando el pomposo trasero que ella movĆa Ćŗnicamente para
Ć©l. Salieron al estacionamiento, directamente a la carĆsima camioneta que sus
papis habĆan regalado a aquel hijo Ćŗnico. Y tras encender, salieron a toda
prisa por las calles de la ciudad.
Cuando estaban detenidos en un
semƔforo charlando y riendo, Ʃl llevo su mano a la entrepierna, rascƔndose el voluminoso bulto.
Ella lo contemplo con la mirada.
-vaya, parece que eso quiere reventar
el pantalĆ³n, quiere salir.
-es que mis proporciones son inmensas,
y molestan con el pantalĆ³n. A veces al sentarme aplasto uno de los huevos je,je,je.
-ya veo.
-En realidad quieres ver.
-muero por verlo.
Y acomodĆ”ndose en el asiento se inclinĆ³ sobre Carlos, abriendo el pantalĆ³n.
-dios mĆo -susurro el hombre viendo la
luz verde del semƔforo iniciando el trayecto.
-estĆ” tan duro como una roca -anuncio
la mujer apoyando sus dedos en el largo falo del hombre, Ć©l rio.
-Y lo que es mejor aun, es que estoy
con la leche acumulada y bueno, nosotros estamos tan calientes, me prendĆ
cuando te vi… y vi tambiĆ©n que tus tetas estaban… firmes…
Jugueteaba con su hinchado pene en la
mano, mientras sus grandes testĆculos reposaban en el asiento, repletos del semen de dos semanas. TenĆa el glande rojo e inflado a mĆ”s no poder, y ella empezĆ³ a masturbarlo
con la mano, que a tan solo pocos segundos brotaron unas grandes gotas de leche
del potente semental.
Aquel hombre conducĆa la camioneta en
absoluto silencio, Ćŗnicamente se escuchaba su respiraciĆ³n entrecortada y el
ruido del vehĆculo en movimiento.
La punta de la lengua de Adriana se
deslizĆ³ al largo el hinchado pene del semental, absorbiendo el jugo seminal,
lo saboreĆ³ y colocĆ³ cara de golosa, hundiendo profundamente la boca en el pene
del macho. Carlos de
desesperĆ³ hundiendo el pie en el acelerador, haciendo volar la camioneta por
las calles iluminadas de la ciudad.
Fue subiendo por el tronco
de la polla, hasta que llegĆ³ a la punta y se la metiĆ³ intensamente en la boca calentando con la boca,
Carlos cerrĆ³ los ojos con el contacto de la saliva en su caliente verga, empezĆ³
el mete y saca.
Transcurrieron 10 minutos, pronto
llegarĆan y ya acabarĆa. Adriana locamente sabĆa chupar una verga,
Carlos reconociĆ³ las calles de los alrededores de su departamento de soltero
pero empezaba a sentir los ricos cosquilleos de su pene, iniciĆ³ a mover la
cadera agitadamente., con lo que ella se dio cuenta que ya se iba a correr, la
miraba y ella puso la punta del pene en sus labios, apretĆ³ fuertemente y
su lengua empezĆ³ a moverla muy rĆ”pidamente sobre el glande, con lo que el joven semental estallĆ³ en leche dentro de su boca, Adriana cerrĆ³ los ojos, y empezĆ³ a tragar, sus pĆ³mulos se inflaron y escapĆ³ unas gotas de semen espeso por sus labios... Carlos estaba excitadĆsimo
disfrutando del pleno orgasmo que le habĆan regalado, mientras Adriana probaba
aquella lefa sin ningĆŗn asco.
Por fin llegaron ante el portĆ³n del
edificio donde Carlos tenĆa un departamento.
Cuando llegaron al departamento no era
mƔs que un feo lugar mal decorado, con una pintura estrafalaria, pocos
sillones y pequeƱas habitaciones cada una con sus respectivas camas, mƔs que todo
parecĆa un sucio hotel dentro de un hermoso edificio. Sin embargo Carlos llegĆ³ con la mujer a lo que iba llenarla de besos, retoƱos y penetrarla duramente. ComenzĆ³ a quitarle la blusa y le besuqueo los senos. Pero serĆa ella
quien tomarĆa el control, mientras se balanceaba sobre el pene de Carlos, no
pudo evitar dejar de mirar sus hermosas bolas, con deleite vio como ellas
ascendĆan antes de soltar el mar de semen, ahora querĆa domar a aquel jinete,
ser dueƱa de Ʃl, de sus huevos, de su fabrica de semen.
-a mi tambiƩn mamacita, puedo tirar
contigo, hacerte jadear y hacer tambiƩn que despiertes a los vecinos con tus
gritos. Te dejarĆa coja por semanas.
-¿quieres estos? -preguntĆ³ Adriana
sujetando sus tetas, Carlos las miraba como sƔdico
-Por supuesto que sĆ.
-para ellas, tendrĆ”s que… demostrar lo
fuerte que eres.
-amor, no quiero juego, quiero acciĆ³n,
tu tambiƩn lo quieres, cojamos, y vayƔmonos.
-¿QuĆ© dices?”
-Lo que oyes, ven, te tirarĆ© allĆ y
fornicaremos como animales en celo.
-te repito ¿quieres mis tetas? -le
preguntĆ³ Adriana alejĆ”ndose una distancia considerable
-las quiero morder y estrujar.
Adriana sonriĆ³ mirando el paquete del
hombre, el inocente Carlos, se jactĆ³ de sus grandes dotes, iluso y
arrogante.
-toda mi carne serĆ” para ti esta
noche.
-¿y tus bolas?
-para ti, y mi leche tambiƩn.
-¿tus bolas son mĆas?
-sĆ.
-¿puedo hacer con ellas lo que
quiera?
-sĆ, todo.
-cierra los ojos.
Carlos cerrĆ³ los ojos con el pene
erecto dentro del pantalĆ³n, creyendo que la mujer se pondrĆa de rodillas y
juguetearĆa con Ć©l usando su boca. Pero lo que recibiĆ³ lo hizo salir de su tonto
sueƱo tras recibir una fuerte patada en las bolas. Aplastando sus huevos contra
le pelvis de forma determinante, Carlos abriĆ³ la boca escapando un largo grito
y llevƔndose las manos a los cojones.
-OJOJOJO, MIERDA -gritĆ³.
-ahora mi amor, quiero que te calmes,
esto, era sĆ³lo un juego, jajaja -reĆa Adriana, posando sus delicadas manos en
el robusto hombro de aquel macho seductor-. RelƔjate, eso calmarƔ, vamos, papi,
cƔlmate.
-aughhh, carajo, ¡me duele! -decĆa
Carlos con la cara congestionada de dolor.
-amorcito, papi, ya calmarĆ”, vete a
sentar, mientras yo me preparo, pasaremos una noche caliente.
-espera, ufff -decĆa Carlos moviendo
la mano en seƱal de stop.
Lentamente y agarrƔndose los cojones,
grandes, dentro del pantalĆ³n fue cojeando hasta el sillĆ³n mas cercano, donde se
sentĆ³ y el gran bulto en sus pantalones arrejuntĆ³ todo el espacio de bolas grandes y carnosas que abarcaban su sexualidad.
Adriana miraba su paquete con sed,
queriendo probar a aquel macho, pero mĆ”s que el sexo, en su cuerpo lo que ardĆa
era la rica sensaciĆ³n de dominarlo, verlo postrado ante ella Ćŗnicamente por sus
testĆculos, sĆ, dominarlo, ser mĆ”s que Ć©l. Sus preciosos testĆculos eran su mayor
debilidad, aquellos hermosos Ć³rganos de todos los hombres era su propia
perdiciĆ³n. Pero Carlos como todo hombre seguĆa hundido en su dolor de
bolas, tenia que hacer que poco a poco se olvidara del dolor.
-hey baby, mĆrame -dijo ella con voz
seductora.
Y al ritmo de una canciĆ³n mental, ella
empezĆ³ a bailar seductoramente, se metiĆ³ los dedos bajo la falda y gimiĆ³, luego
saco el dedo y lo pasĆ³ por su pecho, se tocĆ³ un seno, luego el otro,
juntĆ³ ambos. Carlos la miraba sonriente, el rastro de dolor poco a poco se fue
borrando de su bella cara y el cuerpo, poco a poco soltĆ³ los testĆculos y ahora solo
masajeaba hacia el lado del pene. QuĆ© se notaba larguĆsimo y grueso. Adriana bajĆ³ el sostĆ©n, hasta sĆ³lo mostrar un pezĆ³n rosa pĆ”lido, sonriĆ³ y
volviĆ³ a guardarlo. CaminĆ³ hasta el hombre y con los dedos del pie, rozĆ³ su
entrepierna, Carlos gimiĆ³ excitado, sintiendo un pre-orgasmo. Cuando hundĆa
lentamente el pie en la entrepierna, se dibujaba la silueta de los huevos de
aquel grueso macho, eso le encantaba.
-vamos, papi ¿quiere penetrarme? Ven
por mĆ, no soy fĆ”cil. Ya no -dijo retrocediendo varios pasos e invitĆ”ndolo con
el dedo.
Carlos sonriĆ³ como un chiquillo
travieso, se inclinĆ³ en el asiento y de manera perfecta el jeans dibujo su pene
grueso y sus bolas colgando. CaminĆ³ hacia la mujer buscando un regalo y recibiĆ³
su merecido.
A poca distancia de ella, Adriana
soltĆ³ su pie desnudo contra los testĆculos de Carlos, chocando fuertemente,
aquel pobre y caliente hombre soltĆ³ un grito de dolor agudo, abriĆ³ la boca y
cayĆ³ de rodillas al piso. El hombre estaba inmĆ³vil con las rodillas clavadas al suelo,
pero eso si, se veĆa muy sensual, con las manos pegadas a sus cojones y la cara
lĆvida de dolor.
-te dije que no era fĆ”cil, vamos amor, esto es solo un juego -reĆa perversa Adriana, empezaba a sentirse hĆŗmeda
por dentro. Estaba logrando su objetivo, ver a aquel gran macho tirado en el
suelo, muerto de dolor por sus testĆculos.
-pero… Ć©ste juego, es muy…
sĆ”dico -hablĆ³ el hombre sosteniĆ©ndose las
bolas. Se veĆa lindo con sus huevos palpitando entre las telas del jean. Aunque parecĆa estar molesto.
Adriana
rĆ”pidamente convino en que debĆa complacer a aquel macho, porque si no, la
echarĆa y con toda razĆ³n. Se llevĆ³ las manos a la espalda y se desabrochĆ³ el
brasier. Que cayĆ³ al piso dejando sus senos al aire. Rosa pĆ”lido. A Carlos le
brillaron los ojos.
“no pares de besarlos” pidiĆ³ ella, se
sentĆ³ a su lado y Carlos con una mano temblorosa comenzĆ³ a tocarlos.
Que rica sensaciĆ³n tocar esos pechos,
durĆsimos, sintiĆ³ que su grueso pene volvĆa a crecer pese al dolor que provenĆa desde sus huevos. AcercĆ³ su cara a loas tetas, las lamiĆ³ con la
lengua, besuqueĆ³, los llenĆ³ de su caliente saliva, era una extraƱa mujer pero
le encantaba como lo estaba tratando, nunca antes le habĆan tratado asĆ. Pero
mujeres como ella no valĆan la pena, al igual que Ć©l debĆan sufrir. Y por sus
senos. AcercĆ³ la punta de la lengua al pezĆ³n rosa… y mordiĆ³ con los
dientes.
-¡AAAAAYY! -grito Adriana abofeteĆ”ndolo sin compasiĆ³n.
Las 5 manos quedaron marcadas en la
cara de Carlos.
-es un juego amor. TĆŗ me golpeas las
bolas, yo te muerdo las tetas -asegurĆ³ el cretino levantĆ”ndose del piso aĆŗn sosteniendo la entrepierna.
Ćl
la envolviĆ³ con sus fuertes brazos y comenzĆ³ a besarla, parecĆa loco y
violento. La besaba en el rostro y el cuello, mientras jadeaba, empujando su
dura erecciĆ³n por las piernas de ella, la estaba asfixiando, Adriana empezaba a
marearse, no podĆa ser cierto, una mujer como ella, de su temple no se dejarĆa
vencer por un macho tan idiota como ese que apenas empezaba a entender su
juego.
Mientras Carlos seguĆa salvajemente
pasando la lengua por las mejillas de la chica, la apretaba contra su fuerte
pecho, duro, musculoso, sus brazos parecĆan que le iban a traspasar la espalda
¿CĆ³mo habĆa recuperado misteriosamente su fuerza de macho, si le habĆa dado duro en los cocos? Adriana lo miraba a
los ojos, negros, intentando zafarse a Ć©l, debĆa esperar un momento, su propia
fuerza de macho lo vulneraria (como a cualquiera). ¿Pero cuando serĆa el momento para actuar? Si le
empezaba a faltar el aire.
-No puedo respirar -dijo suplicante
-te reventare el coƱo -anunciĆ³ Carlos-. ¿crees que dejarĆ© pasar el daƱo a mis huevos? Te reventare el culo con mi
garrote.
Adriana apretĆ³ los labios y lanzĆ³ la
rodilla en contra de los testĆculos de Carlos, que clamĆ³ de sorpresa y dolor.
Adriana terminĆ³ de abrocharse el sostĆ©n
en los senos y aĆŗn con una mano en sus testĆculos, Carlos se acercĆ³ a ella
levantando su otra mano al cuello de la mujer, nueva oportunidad para ella. Que
lo agarrĆ³ y zarandeĆ³ intento hacerle perder el equilibro y cuando
desprotegiĆ³ sus huevos para equilibrarse ella levanto la pierna contra ellos.
Carlos volteĆ³ los ojos sintiendo sus
testĆculos crujir. Se llevĆ³ las manos a las bolas y se quedĆ³ doblado.
-quiero que te vayas, perra -ordenĆ³ el
hombre bajando la voz.
-¿CĆ³mo me has dicho?
-quiero que te vayas.
-no, despuƩs de eso.
-quiero que te vayas -repitiĆ³ Carlos
alzando la mano en direcciĆ³n a la puerta
-¿quiero que te vayas, perra? ¿Eso
dijiste?
Carlos mirĆ³ suplicante a Adriana,
habĆa sido su peor error en toda la noche ahora querĆa que se fuera o lo iba a
dejar sin huevos de por vida, la muy maldita.
-me irĆ© -declarĆ³ Adriana- pero
cerraste la puerta con llave. Ćbrela.
-uff -suspirĆ³ Carlos, dio un largo
suspiro y se enderezĆ³-. No vuelvas nunca mĆ”s -y caminĆ³ hacia donde tenĆa las
llaves de la puerta, cuando la agarrĆ³ y dio media vuelta para decirle algo…
Adriana pateĆ³ con todas sus fuerzas
las bolas de Carlos. Los ojos del muchacho se abrieron y sus labios formaron una "O" mientras soltaba un grito. SintiĆ³ que el pie chocaba contra sus dos gĆ³nadas. Ćl se
agarro los huevos con dolor.
-alƩjate por favor, alƩjate -dijo con las fuerzas que pudo reunir, estaba doblado de puro dolor, pero Adriana se acercaba a Ʃl, mientras este
retrocedĆa asustado.
-¡JAJAJAJAJAJA! -soltĆ³ una risotada
Adriana.
Carlos se sintiĆ³ humillado, no sabia
como ni por quĆ©, pero en su jeans ajustado se habĆa dibujado una denigrante mancha. En
cuestiĆ³n de segundos, su polla se estremeciĆ³ y volcĆ³ un lote grande y salado de
esperma en el interior de sus calzoncillos.
Entonces Adriana levantĆ³ una karateca
patada al hombro de Carlos, y el muchacho soltĆ³ un gruƱido cuando cayĆ³ de espalda
al piso. Se acurrucĆ³ frotĆ”ndose las bolas.
-creo que me voy. Porque no tienes la
suficiente fuerza para penetrar esta rica y rosadita vagina -comunicĆ³ sarcĆ”stica Adriana, dio media vuelta y cogiĆ³ del suelo su blusa.
Carlos seguĆa humillado en el piso
agarrƔndose las ahora hinchadas y palpitantes bolas.
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