Solid Show (4/7): Alerta con Mauro - Las Bolas de Pablo

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8 oct 2015

Solid Show (4/7): Alerta con Mauro

CONTIENE:

-SEXO HETEROSEXUAL
-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE

   En aquella hora de la noche Ricardo y Carlos se preparaban para la presentación del show que darĆ­an en poco tiempo.

   Durante aquellas semanas Carlos se habĆ­a acostumbrado completamente al trabajo habĆ­a cosechado sus fans y combatĆ­a con los malos tratos del envidioso de Mauro.

   —Me he percatado que las mujeres miran mucho mi bulto —decĆ­a a Ricardo.

   —Hombre sĆ­, marcas mucho. ¿A poco tienes suficiente?

   —¿Suficiente? Una gran pija diria yo, y unas bolas hermosas.

   —Las bolas... hermosas y dĆ©biles.

   —Y me lo comentas a mĆ­. Parece que fueran imanes y atraen golpes.

   —Cree que a muchos hombres nos sucede asĆ­. Por mi parte a mis fans les gusta mi espalda, pecho y trasero.

   —Ja,ja,ja, tu trasero. ¿QuĆ© pasa, men?

   Ricardo se separó de Ć©l y comenzó a ejercitar las piernas saltando y exaltando el trasero.

   —Mira —objetó Ricardo apretando los gluteos—, esta es la manera en que ejercito las nalgas, ja, ja, ja.

   —No jodas, chibolo —alegó Carlos sin parar de reĆ­r. Ya recobrando la calma comentó—. Quisiera saber por quĆ© Axel no ha llegado.

   —Se le ha hecho tarde. Ɖl nunca falla, espero estĆ© bien —dijo Ricardo dejando de saltar—. Lo llamarĆ© al celular.

   —Haremos la animación hoy los tres. ¿Como estarĆ” el show privado de Mauro y Miguel?

   —Seguramente lo estarĆ”n gozando de lo lindo —anunció Ricardo con el móvil en la oreja—... este man no contesta.

   —Espero que estĆ© bien y no nos falle —indicó preocupado Carlos.

   Mauro y Miguel fueron enviados a un evento privado, tales funciones eran solicitadas en el bar Nautilus, y formaba parte del Solid Show de strippers. 

   —No me siento muy cómodo con esto —opinó Miguel quitĆ”ndose la camisa.

   —A todos les encantarĆ” —anunció Mauro mirando el abdomen musculoso del hombre de cabellos largos. Bajó la mirada hacia el pantalón de cuero apretado hizo una sonrisa al notar el amplio y sexy bulto que formaba. 

   —¡Preparado para la acción! —dijo Mauro, Miguel gimió y ambos abandonaron la habitación dando un portazo en seƱal para el anfitrión de la reunión que el show iniciaba.

   La sala de estar del departamento se hizo tenue pero pequeƱas luces iluminaron el espacio acompaƱada de mĆŗsica electrónica.

   Mauro fue el primero en aparecer, una bata blanca cubrĆ­a su desnudez. El sexy doctor bailaba moviendo el cuerpo en movimientos sexuales deleitando a una docena de gays que festejaban sin cesar.

   Usando el estetoscopio Mauro lo colocó sobre el cuello de un hombre y empezó a menear la cadera ante Ć©l oyendo sus risas y sintiendo sus manos sobre el pecho y hasta genitales. Se separó de Ć©l y continuó con el show.

   Mauro se subió a una mesa y batĆ­a su cuerpo a ritmo de la mĆŗsica, gritos y manos furtivas que recorrĆ­an su cuerpo a travĆ©s de la bata de mĆ©dico.

   Mauro se secó el sudor de la frente mientras la canción aumentaba su intensidad, agarró la bata a la altura del pecho, cerró los ojos y abrió con fuerza. Decenas de gritos admiraron su fornido cuerpo. Su moreno pecho brillaba de sudor y su bóxer negro estaba aferrado a su lujurioso paquete. Dejando distinguir dos grandes huevos, perfectamente grandes y ovalados con una polla perezosamente ladeada a la derecha.

   Mauro seguĆ­a bailando seductoramente, con los ojos medio cerrados y la boca levantada invitando a un sugestivo beso. La mĆŗsica bajó de volumen todos parecĆ­an expectante. De un momento a otro empezó a oĆ­rse el sonido del lĆ”tigo contra el suelo. Hubo mezclas de alegrĆ­as y excitación. Mauro se echó al piso en cuatro patas.

   Y Miguel salió a lucir su esbelta figura, moreno, guapo y un poco sudado. Calzaba un apretado pantalón que aumentaba sus atributos tanto de la zona genital como el trasero. Sonando el lĆ”tigo con fuerza se acercó hasta Mauro y comenzó a fustigarlo cerca. Mauro comenzó a hacer movimientos frenĆ©ticos.

   Mauro se tiró boca arriba y Miguel empezó a recorrer su cuerpo con la punta del lĆ”tigo. Recorrió sus piernas, brazos, pectorales, tetillas y la posó sobre su pene.

   Nuevamente el lĆ”tigo temblaba contra el suelo y varios hombres acariciaban sus pantalones.

   La mĆŗsica volvió a resonar, mientras Miguel envolvĆ­a la fusta alrededor del cuello de Mauro y lo hacĆ­a levantarse. Ya luego lo besó en el cuello y las mejillas pegando su cuerpo al de Ć©l.

   Se separaron y nuevamente el lĆ”tigo chasqueo en la sala.

   Mauro y Miguel se miraron a los ojos como queriendo transmitir que era momento de hacer excitar a los presentes hasta el punto de no retorno. Se tomaron de las manos y uno acercó la boca al lóbulo de la oreja del otro para dar paso a manoseos y cosquilleos.

 ...

   Axel estaba demorando mucho en llegar al trabajo y era porque estaba con su novia y la estaba pasando muy bien con ella.

   En aquel momento a su guapa novia los ojos le brillaban de ansiedad, le inspeccionó con cuidado los testĆ­culos, el tronco, pero mantenĆ­a una especial fascinación por el glande.

   —Me encanta el tamaƱo de tu hombrĆ­a —corroboró—. Me molesta es la forma en que esas viejas menopausicas te miran en el show.

   —Todo esto es para ti, mi reina.

   La novia de Axel se sentó entre sus piernas. Con el rostro a la altura del palo de carne, ella temblaba de excitación.

   Axel se excitó al sentir el cĆ”lido aliento chocando contra su verga. La chica sacó la lengua y toco el tallo, con delicadeza llevo de arriba hacia abajo la lengua, recorriendo y ensalivando, de a poco su masturbación se aceleraba.

   Axel en poco tiempo empezó a gemir mirando hacia arriba mientras su novia chupaba sin cesar excitĆ”ndolo a mĆ”s no poder, Ć©l sentĆ­a que eyacularĆ­a como nunca.

   La boca abierta de la novia estaba a menos de un centĆ­metro de la polla donde Axel comenzó a soltar borbotones de leche blanca. Remarcando un orgasmo bestial.

   Cuando terminó, la novia instintivamente abrió los labios y se trago la leche, temblando y estremeciĆ©ndose al tener cumplido lo que tanto deseaba desde el encuentro con su forzudo amor.

   Una gota gruesa de esperma quedaba rezumada en su glande, la chica se sintió en confianza y rĆ”pidamente le dio un lengüetazo para devorarla.

   Axel gimió profundamente como si se estuviera relajando.

   Rendida, la novia se subió al mueble, y se tumbo al lado de su amor,  dĆ”ndole besos por el pecho y el cuello.

   —Debo irme ya a trabajar.

   —No quiero que vayas.

   —Tengo que ir. Lo necesito...

   —Me causa molestia que esas viejas histĆ©ricas te estĆ©n mirando.

   Divertido, Axel comunicó:

   —Todo este cuerpo tropical es tuyo.

   La novia gimió celosa.

...

   Cuando Mauro llegó al bar vio que Carlos estaba realizando su show individual. Fue cuando con profunda envidia observo la manera en que el hombre hacĆ­a su streeptease ovacionado por el pĆŗblico.

   El hombre pasaba la mano por el pectoral y fue bajando hasta el abdomen para posarla en el bulto que guardaba una hermosa verga llamativa.

   Tras varios aplauso Carlos chorreando sudor agradeció y fue directo a la sala de descanso. Mauro lo persiguió pasando de lado sin prestarle atención a Ricardo y Axel que atendĆ­an al pĆŗblico.

   —Debes estar feliz con todo esto que has logrado.

   —¿A quĆ© te refieres? —quiso saber Carlos.

   —El puesto de papiboy que es el que me pertenecĆ­a a mi.

   —Hombre, todavĆ­a sigues pensando en eso. Ya superalo.

   De sĆŗbito Mauro le pateó las bolas a Carlos. El hombre soltó un grito horrible ante el ataque sorpresa y el repentino dolor. Ambos cojones, grandes como pomelos, rebotaron violentamente en el escroto crujiendo contra la pelvis. La patada fue tan poderosas que el trasero de Carlos se levantó en el aire. El lindo hombre cayó, aterrizando sobre su costado, Mauro caminó hasta Ć©l y pisó su cara con el zapato.

   Carlos gruƱo, llevĆ”ndo los brazos al tobillo mientras dejaba de proteger  su entrepierna separando las rodillas por el esfuerzo...

¡PFFF, PFFF!

   Fue en cuestión de segundos que sin perder el equilibrio Mauro pisoteó el llamativo bulto de Carlos. Haciendo que soltara fuertes chillidos, ya que soportaba demasiado dolor en sus palpitantes pelotas. En instantes Carlos estaba suplicando, rogando que Mauro se detuviera, pero el envidioso siguió pisando fuerte, moliendo el montĆ­culo, aquellos grandes los testĆ­culos era rotundamente aplastados contra su pelvis.

   —¡Cierra la maldita boca! — rugió Mauro—. El Ćŗnico motivo que lo harĆ­a siendo escuchandote decir que renuncias.

   La cabeza de Carlos se sacudió ligeramente y Mauro masajeó con el pie el bulto del papiboy hasta que pudo sentir como la polla cobraba vida.

   Mauro se agachó y sacó su ropa interior hasta los poderosos muslos revelando dos afeitados huevos como del tamaƱo de gallinas. El pene estaba duro e increĆ­blemente grueso y venoso.

   —Por favor, hombre, calmate! —rogó Carlos con la frente doblada soportando el dolor.

   —No quiero que estĆ©s aquĆ­, tu puesto me pertenece. Si tan sólo pudiera acabar contigo. Con esto.

   Agarró el escroto de Carlos y estiró sus bolas clavĆ”ndole los dedos, Carlos gimió arqueando la espalda y subiendo el culo lentamente desde el suelo.

   —!POR FAVOR!... ¡AAAAARRRGGGGHHH! —gritaba Carlos con toda la fuerza de sus pulmones.

   Mauro no le hizo caso y estiró el par de testĆ­culos. El grueso cuerpo de Carlos se retorcĆ­a con saƱa.

   Hubo un rĆ”pido movimiento y Mauro cayo a un lado, por Ćŗltimo dio un fuerte jalón a los cojones de Carlos antes de soltarlos. El cuerpo del muchacho cayó al suelo mientras cubrĆ­a rĆ”pidamente su entrepierna sollozando. 

   —¿A caso estĆ”s loco? —preguntó Miguel parado ante los hombres.

   —¡No tienes por quĆ© empujarme, maldito! —reclamaba Mauro casi ahogado—. ¡Acabas de firmar tu sentencia de despido conmigo!

   Miguel soltó una risa burlista y comentó:

   —EstĆ”s loco, man. En cuanto a tu amenaza, me importa un carajo.

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