CONTIENE:
-SEXO HETEROSEXUAL
-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
En aquella hora de la noche Ricardo y Carlos se preparaban para la presentación del show que darĆan en poco tiempo.
-SEXO HETEROSEXUAL
-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
En aquella hora de la noche Ricardo y Carlos se preparaban para la presentación del show que darĆan en poco tiempo.
Durante aquellas semanas Carlos se habĆa acostumbrado completamente al trabajo habĆa cosechado sus fans y combatĆa con los malos tratos del envidioso de Mauro.
—Me he percatado que las mujeres miran mucho mi bulto —decĆa a Ricardo.
—Hombre sĆ, marcas mucho. ¿A poco tienes suficiente?
—¿Suficiente? Una gran pija diria yo, y unas bolas hermosas.
—Las bolas... hermosas y dĆ©biles.
—Y me lo comentas a mĆ. Parece que fueran imanes y atraen golpes.
—Ja,ja,ja, tu trasero. ¿QuĆ© pasa, men?
Ricardo se separó de él y comenzó a ejercitar las piernas saltando y exaltando el trasero.
—Mira —objetó Ricardo apretando los gluteos—, esta es la manera en que ejercito las nalgas, ja, ja, ja.
—No jodas, chibolo —alegó Carlos sin parar de reĆr. Ya recobrando la calma comentó—. Quisiera saber por quĆ© Axel no ha llegado.
—Se le ha hecho tarde. Ćl nunca falla, espero estĆ© bien —dijo Ricardo dejando de saltar—. Lo llamarĆ© al celular.
—Haremos la animación hoy los tres. ¿Como estarĆ” el show privado de Mauro y Miguel?
—Seguramente lo estarĆ”n gozando de lo lindo —anunció Ricardo con el móvil en la oreja—... este man no contesta.
—Espero que estĆ© bien y no nos falle —indicó preocupado Carlos.
Mauro y Miguel fueron enviados a un evento privado, tales funciones eran solicitadas en el bar Nautilus, y formaba parte del Solid Show de strippers.
—A todos les encantarĆ” —anunció Mauro mirando el abdomen musculoso del hombre de cabellos largos. Bajó la mirada hacia el pantalón de cuero apretado hizo una sonrisa al notar el amplio y sexy bulto que formaba.
—¡Preparado para la acción! —dijo Mauro, Miguel gimió y ambos abandonaron la habitación dando un portazo en seƱal para el anfitrión de la reunión que el show iniciaba.
La sala de estar del departamento se hizo tenue pero pequeñas luces iluminaron el espacio acompañada de música electrónica.
Mauro fue el primero en aparecer, una bata blanca cubrĆa su desnudez. El sexy doctor bailaba moviendo el cuerpo en movimientos sexuales deleitando a una docena de gays que festejaban sin cesar.
Usando el estetoscopio Mauro lo colocó sobre el cuello de un hombre y empezó a menear la cadera ante él oyendo sus risas y sintiendo sus manos sobre el pecho y hasta genitales. Se separó de él y continuó con el show.
Mauro se subió a una mesa y batĆa su cuerpo a ritmo de la mĆŗsica, gritos y manos furtivas que recorrĆan su cuerpo a travĆ©s de la bata de mĆ©dico.
Mauro se secó el sudor de la frente mientras la canción aumentaba su intensidad, agarró la bata a la altura del pecho, cerró los ojos y abrió con fuerza. Decenas de gritos admiraron su fornido cuerpo. Su moreno pecho brillaba de sudor y su bóxer negro estaba aferrado a su lujurioso paquete. Dejando distinguir dos grandes huevos, perfectamente grandes y ovalados con una polla perezosamente ladeada a la derecha.
Mauro seguĆa bailando seductoramente, con los ojos medio cerrados y la boca levantada invitando a un sugestivo beso. La mĆŗsica bajó de volumen todos parecĆan expectante. De un momento a otro empezó a oĆrse el sonido del lĆ”tigo contra el suelo. Hubo mezclas de alegrĆas y excitación. Mauro se echó al piso en cuatro patas.
Y Miguel salió a lucir su esbelta figura, moreno, guapo y un poco sudado. Calzaba un apretado pantalón que aumentaba sus atributos tanto de la zona genital como el trasero. Sonando el lÔtigo con fuerza se acercó hasta Mauro y comenzó a fustigarlo cerca. Mauro comenzó a hacer movimientos frenéticos.
Mauro se tiró boca arriba y Miguel empezó a recorrer su cuerpo con la punta del lÔtigo. Recorrió sus piernas, brazos, pectorales, tetillas y la posó sobre su pene.
Nuevamente el lƔtigo temblaba contra el suelo y varios hombres acariciaban sus pantalones.
La mĆŗsica volvió a resonar, mientras Miguel envolvĆa la fusta alrededor del cuello de Mauro y lo hacĆa levantarse. Ya luego lo besó en el cuello y las mejillas pegando su cuerpo al de Ć©l.
Se separaron y nuevamente el lƔtigo chasqueo en la sala.
Mauro y Miguel se miraron a los ojos como queriendo transmitir que era momento de hacer excitar a los presentes hasta el punto de no retorno. Se tomaron de las manos y uno acercó la boca al lóbulo de la oreja del otro para dar paso a manoseos y cosquilleos.
...
Axel estaba demorando mucho en llegar al trabajo y era porque estaba con su novia y la estaba pasando muy bien con ella.
En aquel momento a su guapa novia los ojos le brillaban de ansiedad, le inspeccionó con cuidado los testĆculos, el tronco, pero mantenĆa una especial fascinación por el glande.
—Me encanta el tamaƱo de tu hombrĆa —corroboró—. Me molesta es la forma en que esas viejas menopausicas te miran en el show.
—Todo esto es para ti, mi reina.
La novia de Axel se sentó entre sus piernas. Con el rostro a la altura del palo de carne, ella temblaba de excitación.
Axel se excitó al sentir el cÔlido aliento chocando contra su verga. La chica sacó la lengua y toco el tallo, con delicadeza llevo de arriba hacia abajo la lengua, recorriendo y ensalivando, de a poco su masturbación se aceleraba.
Axel en poco tiempo empezó a gemir mirando hacia arriba mientras su novia chupaba sin cesar excitĆ”ndolo a mĆ”s no poder, Ć©l sentĆa que eyacularĆa como nunca.
La boca abierta de la novia estaba a menos de un centĆmetro de la polla donde Axel comenzó a soltar borbotones de leche blanca. Remarcando un orgasmo bestial.
Cuando terminó, la novia instintivamente abrió los labios y se trago la leche, temblando y estremeciéndose al tener cumplido lo que tanto deseaba desde el encuentro con su forzudo amor.
Una gota gruesa de esperma quedaba rezumada en su glande, la chica se sintió en confianza y rÔpidamente le dio un lengüetazo para devorarla.
Axel gimió profundamente como si se estuviera relajando.
Rendida, la novia se subió al mueble, y se tumbo al lado de su amor, dÔndole besos por el pecho y el cuello.
—Debo irme ya a trabajar.
—No quiero que vayas.
—Tengo que ir. Lo necesito...
—Me causa molestia que esas viejas histĆ©ricas te estĆ©n mirando.
Divertido, Axel comunicó:
—Todo este cuerpo tropical es tuyo.
La novia gimió celosa.
...
Cuando Mauro llegó al bar vio que Carlos estaba realizando su show individual. Fue cuando con profunda envidia observo la manera en que el hombre hacĆa su streeptease ovacionado por el pĆŗblico.
El hombre pasaba la mano por el pectoral y fue bajando hasta el abdomen para posarla en el bulto que guardaba una hermosa verga llamativa.
Tras varios aplauso Carlos chorreando sudor agradeció y fue directo a la sala de descanso. Mauro lo persiguió pasando de lado sin prestarle atención a Ricardo y Axel que atendĆan al pĆŗblico.
—Debes estar feliz con todo esto que has logrado.
—¿A quĆ© te refieres? —quiso saber Carlos.
—El puesto de papiboy que es el que me pertenecĆa a mi.
—Hombre, todavĆa sigues pensando en eso. Ya superalo.
De súbito Mauro le pateó las bolas a Carlos. El hombre soltó un grito horrible ante el ataque sorpresa y el repentino dolor. Ambos cojones, grandes como pomelos, rebotaron violentamente en el escroto crujiendo contra la pelvis. La patada fue tan poderosas que el trasero de Carlos se levantó en el aire. El lindo hombre cayó, aterrizando sobre su costado, Mauro caminó hasta él y pisó su cara con el zapato.
Carlos gruƱo, llevƔndo los brazos al tobillo mientras dejaba de proteger su entrepierna separando las rodillas por el esfuerzo...
¡PFFF, PFFF!
Fue en cuestión de segundos que sin perder el equilibrio Mauro pisoteó el llamativo bulto de Carlos. Haciendo que soltara fuertes chillidos, ya que soportaba demasiado dolor en sus palpitantes pelotas. En instantes Carlos estaba suplicando, rogando que Mauro se detuviera, pero el envidioso siguió pisando fuerte, moliendo el montĆculo, aquellos grandes los testĆculos era rotundamente aplastados contra su pelvis.
—¡Cierra la maldita boca! — rugió Mauro—. El Ćŗnico motivo que lo harĆa siendo escuchandote decir que renuncias.
La cabeza de Carlos se sacudió ligeramente y Mauro masajeó con el pie el bulto del papiboy hasta que pudo sentir como la polla cobraba vida.
Mauro se agachó y sacó su ropa interior hasta los poderosos muslos revelando dos afeitados huevos como del tamaƱo de gallinas. El pene estaba duro e increĆblemente grueso y venoso.
—Por favor, hombre, calmate! —rogó Carlos con la frente doblada soportando el dolor.
—No quiero que estĆ©s aquĆ, tu puesto me pertenece. Si tan sólo pudiera acabar contigo. Con esto.
Agarró el escroto de Carlos y estiró sus bolas clavÔndole los dedos, Carlos gimió arqueando la espalda y subiendo el culo lentamente desde el suelo.
—!POR FAVOR!... ¡AAAAARRRGGGGHHH! —gritaba Carlos con toda la fuerza de sus pulmones.
Mauro no le hizo caso y estiró el par de testĆculos. El grueso cuerpo de Carlos se retorcĆa con saƱa.
Hubo un rĆ”pido movimiento y Mauro cayo a un lado, por Ćŗltimo dio un fuerte jalón a los cojones de Carlos antes de soltarlos. El cuerpo del muchacho cayó al suelo mientras cubrĆa rĆ”pidamente su entrepierna sollozando.
—¿A caso estĆ”s loco? —preguntó Miguel parado ante los hombres.
—¡No tienes por quĆ© empujarme, maldito! —reclamaba Mauro casi ahogado—. ¡Acabas de firmar tu sentencia de despido conmigo!
Miguel soltó una risa burlista y comentó:
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