Solicito empleo (1/4): Como modelo - Las Bolas de Pablo

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28 oct 2015

Solicito empleo (1/4): Como modelo


CONTIENE:
-BALLBUSTING MUJER/HOMBRE

   La situaciĆ³n econĆ³mica de Douglas se agravĆ³ despuĆ©s que se enterĆ³ del grave engaƱo que le dio su ex amante Lolita al hacerle creer que tenĆ­a un hijo de el, aquel dĆ­a se sintiĆ³ tan engaƱado que por primera vez golpeĆ³ a una mujer y fue a ella. La situaciĆ³n fue peor cuando ella Ćŗnicamente lo denunciĆ³ ante la asociaciĆ³n de boxeo de su pueblo, su fuente de trabajo, que dio como resultado su despido, pero lo que no se eseraba eraa el recibimiento que tuvo una tarde que llegĆ³ a casa y su esposa lo esperaba en la sala de estar:

   —¿DĆ³nde estĆ”n las niƱas? —preguntĆ³ Ć©l al reaccionar a los erĆ³ticos besos de la mujer en el cuello.

   —Las mandĆ© a casa de mi hermana —respondiĆ³ la esposa metiendo la mano dentro de su camisa acariciando sus pectorales—. Quiero tener cosas contigo.

   —Oh, sĆ­.

   —¿Ya la tienes parada?

   —Como un asta y quiere entrar en estallido como volcĆ”n.

   —Mmmmm, que rico.

   La mujer doblĆ³ sus rodillas y bajo a las piernas de Douglas, acariciĆ³ los muslos del hombre y con mirada provocadora desde abajo admiraba los dotes masculinos de su desgraciado marido.

   —¿Quieres que te lo mame?

   —Por supuesto.

   Ella acariciĆ³ el gran bulto en el pantalĆ³n, la morena verga de aquel zĆ”ngano estaba inflada hacia la izquierda y los colgantes caramelos carnosos reposaban sujetados por la ropa interior.

   —Antes dĆ©jeme confesarte algo —anunciĆ³ ella sin dejar de tocar los muslos—. Esta maƱana estaba lavando cuando alguien me llamĆ³ a la puerta, cuando fui a abrir era Lolita —la cara de Douglas sufriĆ³ un cambio y el corazĆ³n le dio un vuelco, su esposa tambiĆ©n cambiĆ³ de actitud y en cuestiĆ³n de segundos subiĆ³ la mano por la entrepierna y apretĆ³ las grandes bolas del marido.

   —AAAGGGGHHHH —soltĆ³ Douglas un gemido escapando el aire de los pulmones—. Suel... suel... los... los... evos.

   —¡Tienes que saber lo que me dijo la descarada! —casi gritaba su esposa ahora mirĆ”ndolo de frente sin soltar sus grandes testĆ­culos heredados por generaciones—. Me dijo que eran amantes desde hace aƱos, me contĆ³ cosas nuestras, asuntos que sĆ³lo los sabĆ­amos tĆŗ y yo y que fuiste tĆŗ quien le contĆ³. Yo no le querĆ­a creer pero mira lo que me mostrĆ³.

   HalĆ”ndolo como si sus pelotas fueran una cuerda lo hizo caminar agarrado de los testĆ­culos, Douglas casi llorĆ³ en la desesperaciĆ³n. Al ser conducido a la mesa fue cuando la mujer se llenĆ³ mĆ”s de ira y aplastĆ³ haciendo crujir las bolas en sus manos, Douglas soltĆ³ un aullido de dolor; sobre la mesa reposaban fotografĆ­as de Ć©l desnudo durmiendo en distintos lugares de la casa de Lolita, incluso la mujer se dejaba ver en algunos retratos, la muy perra seguro lo hizo en aquellas ocasiones que fornicaban y Ć©l agotado se dormĆ­a.

   —¡Explicame eso! —gritaba la esposa hundiendo los dedos en los mĆŗsculos dĆ©biles.

   Douglas gritaba como miserable.

   Desde aquel dĆ­a la suerte de Douglas empeorĆ³ mucho, fue expulsado de su casa matrimonial, la mujer iba por el divorcio y una fuerte suma de pensiĆ³n de alimento para las hijas, destacando que no dejaba que el padre tuviera algĆŗn contacto con ellas, solicitaba empleo por doquier y la demanda en el pueblo era muy limitada o nula. Intentaba ayudar a su anciano padre en una bodega pero los ingresos eran sumamente bajos suficientes para una persona, aunado al odio irracional de un familiar que vivĆ­a en ese pueblo y hacĆ­a lo posible por cerrar aquel local.

   Hasta que un dĆ­a Douglas decidiĆ³ probar suerte y buscar empleo en el estado vecino, que geogrĆ”ficamente era grande y con buenas ofertas laborales. AgarrĆ³ las maletas y se instalĆ³ en un pequeƱo cuarto de alquiler, compraba el periĆ³dico a diario y asistĆ­a a entrevistas poco satisfactorias. Una maƱana leyĆ³ un clasificado y decidiĆ³ echar suerte.

   Al llegar al iluminado estudio fotogrĆ”fico donde se desarrollarĆ­a la entrevista se encontrĆ³ con una guapa mujer con vestimenta colorida.

   La mujer detallĆ³ a Douglas como un hombre con fuerte atractivo muscular con un fĆ­sico imponente que pudiera llevarlo a ser un perfecto modelo para sus marcas de ropa interior.

   Ć‰l la saludĆ³ y ella se quedĆ³ mirando sus rasgos fuertes, salvajes y poderosamente masculinos.

   —¿Tienes experiencia como modelo? —preguntĆ³ ella aĆŗn observando la musculatura del postulante, tragĆ³ con fuerza saliva al percatarse como su conjunto de bolas se marcaban en su entrepierna.

   —No —negĆ³ Douglas—, siempre fui luchador, en eventos de mi localidad.

   —¿Por quĆ© dejĆ³ las luchas de lado?

   Douglas maquinĆ³ una rĆ”pida respuesta.

   —Quise mejorar mi calidad de vida.

   La chica ahora hundĆ­a la cabeza en la sĆ­ntesis curricular con pocas y cortas experiencias.

   "Bueno serĆ” cuestiĆ³n de darle la oportunidad" pensĆ³, luego preguntĆ³—. ¿Tiene conocimiento de quĆ© se dedica la empresa?

   —SĆ­ —corroborĆ³ Douglas.

   —DiseƱamos y comercializamos ropa interior para ambos sexos —dijo la mujer como si no lo hubiera escuchado—. En este momento vamos a sacar al mercado la linea de la nueva temporada y queremos hacer casting de modelos emergentes para asĆ­ contratarlos y formen parte de nuestras filas. Entiendo que no tienes alguna formaciĆ³n como modelo y buscamos algunos que vengan de agencia. Sin embargo podemos evaluarte y si tienes algĆŗn talento natural, te contratamos. Por favor acompaƱame.

   Douglas la siguiĆ³ hasta un estudio netamente iluminado adornado con otros equipos profesionales de fotografĆ­a y diseƱo.

   —Por favor coja aquella mochila y se cambia en el vestidor al final del pasillo.

   Douglas obedeciĆ³ como perro sumiso, al volver de la sala vestĆ­a Ćŗnicamente con un ajustado traje de baƱo negro destacando sus gruesas piernas y un bulto llamativo. La iluminaciĆ³n mostraba el relieve en la musculatura del pecho y sus abdominales.

   —¿Preparado?... por favor recuestate sobre aquella pared... perfecto... baja los brazos, muestra un pose tranquila...

   Douglas se acostumbrĆ³ de forma rĆ”pida a los destellos de la cĆ”mara fotogrĆ”fica.

   La mujer de nombre Sabrina se movĆ­a de un lado a otro con su cĆ”mara, dando gestos con la mano a Douglas  sobre la forma de inclinar la cabeza, y tensar el cuerpo para lucir sus mĆŗsculos. El problema radicaba en que Ć©l sonreĆ­a demasiado y ello quitaba la sobriedad para la campaƱa de promociĆ³n. Llegado un momento la sesiĆ³n de fotos se detuvo y Sabrina se arrodillĆ³ y le indicĆ³ a Douglas que separara un poco las piernas. Douglas  obedeciĆ³ y Sabrina apuntĆ³ la cĆ”mara hacia la entrepierna del macho, Ć©l tragĆ³ saliva, aquello lo intimidĆ³ de sobremanera y su pene de manera involuntaria se moviĆ³ de manera impresionante.

   Sabrina se puso de pie y se preparĆ³ para fotografiar al modelo que sonreĆ­a de nervios.

   —Hombre no te rĆ­as, haz cara de tipo serio —indicĆ³ la fotĆ³grafa. Douglas cambiĆ³ la faz luciendo un poco enojado, posando con las piernas abiertas y la espalda recostada contra la pared, revelando el inflado pectoral.

   Los mĆŗsculos de Douglas  parecĆ­an mĆ”s grandes por cada minuto que pasaba. El enorme pecho de Douglas  estaba empezando a brillar por el sudor de las luces del estudio.

   Sabrina se acercĆ³ al modelo y limpiĆ³ con la mano el sudor del pecho, el hombre no comentĆ³ nada, seguido ella levantĆ³ la rodilla hacia su entrepierna, sin establecer ningĆŗn rudo golpe pero hizo contacto con aquellos regordetes testĆ­culos, cuestion que alerto al hombre.

   Ambos se dedicaron miradas, Ć©l tenia en la cara una mezcla de confusiĆ³n y miedo.

   —Esa es, esa es la actitud que quiero que muestres.

   Douglas sostuvo la mirada de miedo mientras Sabrina se alejaba de Ć©l para continuar con el trabajo de cĆ”mara. Minutos despuĆ©s volviĆ³ a su encuentro.

   —Abre las piernas un poco —exigiĆ³.

   Douglas extendiĆ³ tĆ­midamente sus enormes piernas de nuevo y fue cuando de manera violenta el zapato de la mujer pateĆ³ sus huevos.

   Douglas cruzĆ³ los ojos mientras arrugaba el rostro en confusiĆ³n y miedo, que lo hizo ver mĆ”s guapo. Los ojos de Sabrina examinaron la cara de Douglas , mientras intentaba contener una fuerte risa. Las enormes bolas del hombre se comprimieron dentro de su cuerpo con la patada.

   Sin dejar pasar la oportunidad Sabrina lanzĆ³ otra sĆ³rdida patada a los cojones. Douglas jadeo de dolor y sorpresa, y Sabrina pudo sentir el bulto aplanarse con el impacto.

   El hombre quedĆ³ en estado de shock y cayĆ³ al piso en actitud deprimente, acurrandose y sobando sus pelotas.

   —Esa es la pose que necesitaba —respondiĆ³ la fotĆ³grafa.

   Sabrina se apartĆ³ de Douglas  y cogiĆ³ su cĆ”mara. Dougla estaba tendido en el suelo encogido agarrando con ambas manos sus grandes huevas de toro.

   Sabrina esta vez fue a un plano extremo disparando cegadores destellos con la cĆ”mara.

   La cara de Douglas adquiriĆ³ una tonalidad roja mientras cerraba los ojos al estar encandilado, los mĆŗsculos de su increĆ­ble cuerpo sobresalĆ­an poderosamente.

   Sabrina se detuvo abruptamente mirando al debilitado macho, tomĆ³ un respiro  y reanudĆ³ las mĆŗltiples tomas de fotos. La cara de Douglas se contorsionaba de miedo y dolor, lĆ”grimas corrĆ­an por su hermoso rostro mientras su pecho se movĆ­a chorreando sudor.

   —¡Esa pose! Es la que quiero para la promociĆ³n.

   Los ojos se perdieron ante muchos flashes. Douglas  estaba hundido en un mundo de dolor y confusiĆ³n. Su musculoso cuerpo se retorcĆ­a y el dolor de entraƱas le impedĆ­a tomar fuerzas. Sabrina dejĆ³ de disparar soltando la cĆ”mara de sus manos, se agachĆ³ ante Douglas y este procediĆ³ a defenderse pero ella tomĆ³ su ropa interior y lo desnudĆ³.

   La mujer se quedĆ³ sin aliento ante la sorpresa del mero tamaƱo de los genitales del hombre. Su verga era clara a contraste con las tonalidades canela del cuerpo, resultaba gruesa y cabezona. Bajo ella reposaban sus bolas pesadas y acogedoras, Sabrina no pudo resistir la oportunidad de acariciar a los enormes huevos... y acariciĆ³ con las dos manos, se sorprendiĆ³ por su dureza al tacto. Douglas la mirĆ³ con extraƱeza sin duda estaba confundido con las suaves caricias de la fotĆ³grafa.

   Para sorpresa de Douglas, su enorme pene comenzĆ³ a hincharse de entusiasmo a pesar del dolor que provenĆ­a de sus bolas.

   Las caricias se prolongaron durante varios minutos, dando tiempo a los cojones del macho para recuperarse. En poco tiempo la polla gruesa del semental estaba erecta en su mayor esplendor. Sabrina se maravillĆ³ ante el enorme tamaƱo del pene.

   Douglas  echĆ³ la cabeza hacia atrĆ”s quejĆ”ndose de las sensaciones erĆ³ticas que tenĆ­a en su extraƱa entrevista de trabajo. Sabrina quiso reĆ­r ante la pose preorgasmica del macho. LĆ­quido preseminal rezumaba de la casi pĆŗrpura cabeza del hermoso pene de Douglas, se le hizo agua la boca y con mas anhico subĆ­a y bajaba las manos sobre el falo.

   —Ohhhhhhh —gimiĆ³ Douglas con los ojos desenfocados y con aptitud divina. SentĆ­a el comienzo de un orgasmo recorrer su cuerpo.

   AsĆ­ como Sabrina habĆ­a comenzado el trabajo de masturbacion de manera rapida, en seco se detuvo. Dio un paso atrĆ”s, mirĆ³ a Douglas  que estaba con mirada aturdida y sin previo aviso estrellĆ³ dos fuertes patadas en los genitales indefensos del hombre.
   El dolor fue insuperable. La masturbaciĆ³n de Sabrina habĆ­a activado el semen de Douglas . El exceso de leche en sus pelotas junto con la inflamaciĆ³n de los golpes anteriores, aunado a las nuevas patadas amenazaron con llegar al punto de ruptura de sus dos testiculotes.

   El pene de Douglas se desinflĆ³ al contacto con la punta del zapato y los cojones. Douglas llorĆ³ y gritĆ³ cuando sus bolas sonaron atronadoramente aplastadas contra su pelvis, estaba tan perdido en el tremendo dolor que apenas notĆ³ el parpadeo de las luces a su alrededor. La cĆ”mara sostenida por Sabrina capturaba todas las arremetidas del macho.

   —Por... Por favor —Douglas  no podĆ­a terminar las palabras, le faltaba oxigeno en el cuerpo. EmpezĆ³ a hacer cara de como si fuera a vomitar. ExhalĆ³ y tosiĆ³ por unos momentos, su pecho continuaba agitado dramĆ”ticamente y sus abdominales se contraĆ­an bellamente. Cuando pudo recuperarse Sabrina se aproximĆ³ a Ć©l.

   Con la fuerza y ​​la precisiĆ³n de un jugador de fĆŗtbol, el pie de la mujer chocĆ³ con los huevos de Douglas, aprovechando que tenĆ­a las piernas extendidas.

   Douglas gritĆ³ guturalmente, el dolor de huevos era otra vez explotado desde su ingle, olas de dolor fueron irradiadas a todo el cuerpo.

   Sabrina se alejĆ³ de Douglas y cogiĆ³ su cĆ”mara, procediĆ³ a tomar fotos al sudoroso macho con flashes cegadores. El hombre musculoso sollozaba del dolor que salia de su entrepierna herida.

   La extraƱa escena continuĆ³ durante minutos, y los Ć³rganos de Douglas  volvieron a establecerse a un estado de dolor ligero hasta que Sabrina dejĆ³ su cĆ”mara de lado y se acercĆ³. Cuando se parĆ³ frente a Ć©l, el hombre derrotado inmediatamente reanudĆ³ sus suplicas con voz ronca, tratando de hacer contacto visual con ella, desesperadamente querĆ­a forjar empatĆ­a con esa mujer.

   Douglas  mirĆ³ con horror sus bolas casi destrozadas. Hinchadas hasta casi el doble de su tamaƱo normal, mĆ”s grande que unos limones. Con un color rojizo brillante producto de los golpes rudos, quizas eran tomates italianos. Douglas estaba aterrorizado de que la fotĆ³grafa loca destruteyera su espectacular hombrĆ­a.

   Para sorpresa de Douglas, Sabrina cayĆ³ casi con reverencia de rodillas y se tragĆ³ por completo su verga. Con habilidad magistral, chupaba y ordeƱaba el pene del gran semental. Los negros ojos de Douglas estaban muy abiertos, ya que ninguna otra mujer habĆ­a logrado meter en lo profundo de su garganta su gran pollĆ³n.

   HabĆ­a un abultamiento claramente visible en la garganta de Sabrina mientras engullĆ­a el miembro del postulante, sin embargo, Ć©l comenzĆ³ a apretar los dientes porque sus bolas empezaban a moverse y con ello emitĆ­an dolor al cuerpo.

   Sabrina sacĆ³ lentamente la polla de su garganta, viendo como la vara estaba empapada de saliva. De la cabeza brotĆ³ un cumulo de presemen.

   Ambos estaban goteando sudor por las luces del estudio. Sabrina sudaba de la emociĆ³n al tener a contacto con ese macho incomparable, de pelotas grandes. Nunca habĆ­a visto una espectacular muestra de poder masculino en su vida al golpear en los cocos a otros hombres.

   Con cadenas de terror en su cuerpo, Douglas reuniĆ³ todas fuerzas para derribar a Sabrina y escapar de sus locas garras, se enroscĆ³ entre sus pies y tratĆ³ de tumbarla, mĆ”s la mujer tenĆ­a el equilibrio de un pilar y la fuerza de un roble, pudo zafarse de Ć©l y levantar la pierna para estampar un pisotĆ³n en sus genitales. Douglas lanzĆ³ un grito poderoso que lo hizo lucir salvaje y bello mientras un fajo poderoso de esperma surgiĆ³ de su enorme polla  haciendo que Sabrina a saltara a un lado para evitar ser salpicada por la salsa blanca del bello seƱor. La plasta salpicĆ³ al suelo alcanzando una distancia de casi 20 centĆ­metros.

   MĆ”s semen rezumo de la gruesa polla de Douglas como si de un grifo goteando se tratase. Su orgasmo ya habĆ­a durado mĆ”s de un minuto, y un charco considerable de lefa estaba bajo Ć©l. Resultaba una sustancia pegajosa y blanca. Para Sabrina era totalmente anormal aquella linea abundante de esperma en el suelo.

   Solo quedo una cuerda fina se leche que suspendia balanceĆ”ndose del extremo del pene del joven que gemĆ­a, esta cuerda intentaba llegar al suelo.

   ¡PAFF!

   Una patada a mĆ”xima potencia llegĆ³ el escroto maltratado de aquel moribundo sin empleo. El orgasmo alucinante de Douglas cesĆ³ de inmediato cuando el dolor se reanudĆ³ en su cuerpo. EchĆ³ la cabeza para atrĆ”s mientras los ojos se critalizaban perdiendo la mirada y la boca se formaba en una "O", su cerebro estaba abrumado para generar una respuesta adecuada.

   Sabrina desapareciĆ³ de su vista y regresĆ³ al rato con una pequeƱa tarjeta  de presentaciĆ³n y una hoja, se acercĆ³ al hombre y le hablĆ³ con voz suave.

   —Hey, mira aquĆ­, hey, ¡hey! —Douglas pareciĆ³ reaccionar para mirarla—. Necesito que firmes esto.

   —¿Es mi contrato?

   —Absolutamente que no, no estĆ”s acto para el puesto, esto es un contratato de confidencialidad.

   —No entiendo...

   —Donde juras que lo que sucediĆ³ aquĆ­, nadie mĆ”s que tĆŗ y yo lo sabremos.

   —¿Y si niego firmar?

   —EstĆ”s mĆ”s dĆ©bil que yo. nada me costarĆ­a buscar una tijera y castrarte. AdemĆ”s estas muy guapo para encasillarte como modelo de esta empresa, ten, agarra esto —le ofreciĆ³ la tarjeta—. Es un amigo mio que tiene una casa productora de pelĆ­culas porno, estoy segura que tendrĆ­as mucho Ć©xito ahĆ­. Asiste. AdemĆ”s, tengo tus fotos, de algo deben servir.

   Douglas aceptĆ³ la tarjeta y mirĆ³ con desconfianza el contrato.

   —Solo firma, lindo.

   —Creame, necesito el trabajo.

   —Me acabo de dar cuenta que buscamos gente con experiencia. Ve con mi amigo.

   Douglas tomĆ³ un bolĆ­grafo con mano temblorosa para poner su filosa firma. Sabrina se alejo de Ć©l con el celular haciendo una llamada:

   —SeƱora Rosa, necesito que en diez minutos se presente en el estudio fotogrĆ”fico, esto quedĆ³ muy sucio y ya llegĆ³ el otro postulante... sĆ­... estĆ” bien, suba.

   Ella mirĆ³ a Douglas que con cuidado se colocaba el pantalĆ³n.

   —SeƱora, necesito el empleo...

   —Termina de irte, el tiempo apremia.

   Douglas se colocaba la franela tapando su abdomen fuerte. En la sala de espera estaba un hombre negro, modelo profesional que correrĆ­a con la misma suerte de Douglas en aquel falso casting de una fanĆ”tica del ballbusting.

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