Pablo en Guerreros de la arena (8,5/15): La confianza ganada - Las Bolas de Pablo

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2 nov 2015

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Pablo en Guerreros de la arena (8,5/15): La confianza ganada

CONTIENE:
-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
-SEXO HOMOSEXUAL

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   Alfredo tenĆ­a cuatro aƱos laborando como asistente en la empresa constructora, trabajaba para el seƱor Marcos Chacón luego de que su esposa descubriera algunas relaciones amorosas fugaces entre Ć©l y sus secretarias. Esa maƱana el telĆ©fono interno sonó y el joven acudió a atenderlo.

   ā€”Buen dĆ­a, Marcos. ĀæCómo estĆ”?

   ā€”Muy Bien, Alfredo. ĀæQuĆ© estĆ”s haciendo?

   ā€”Acabo de recibir de recepción la invitación del aniversario del colegio de periodistas para usted y tres invitados de su parte. ĀæDesea que se la entregue ya?

   ā€”No, quiero que vengas a mi oficina en este momento.

   ā€”Bien. ĀæQuiere que le lleve la agenda de trabajo, o los planos pendientes de esta semana?

   ā€”No, todo eso entrĆ©galo con la correspondencia de la tarde como siempre. Sólo ven tĆŗ.

   ā€”EstĆ” bien. Voy para allĆ”.

   Alfredo cogió el telĆ©fono y se quedó preocupado, una reunión entre Ć©l y Marcos Chacón. ĀæHablarĆ­an de Ć©l y su relación con Pablo? En aquel momento estaban bien... Āæo a caso lo despedirĆ­a?

   Salió de su asiento y caminó por el largo pasillo donde tantas veces habĆ­a escuchado gritos a empleados rebeldes. Tocó la puerta y una voz fuerte lo invitó a pasar. La oficina olĆ­a a cafĆ© y Marcos Chacón le bajaba volumen a la mĆŗsica del computador.

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   ā€”Puedes sentarte, Alfredo —invitó Marcos Chacón, Alfredo obedeció—. ĀæEstĆ” arduo el trabajo?

   ā€”Marcos, usted sabe: llevadero, hace diez minutos telefonearon en recuerdo a la inspección del diseƱo en el terreno de la avenida 24.

   ā€”Oh, sĆ­. IrĆ© en media hora para allĆ”, gente fastidiosa no hacia falta que me recordaran. Por otro lado, Alfredo, Āæsabes que hasta diciembre estoy como presidente de esta empresa?

   ā€”SĆ­, lo sĆ©.

   ā€”No quiero renovar mi postulación, estoy pensando ya en el retiro. Naturalmente mis hijos se oponen diciendo que todavĆ­a estoy joven y que luego me voy a fastidiar. Pero quiero emprender nuevos proyectos, pero antes quiero pensarlo y estando acĆ” en la presidencia resta mucho tiempo y ya no quiero tantas responsabilidades.

   ā€”ĀæEntonces se retira en definitivo de la empresa?

   ā€”Eso te iba a explicar. Mientras pienso que proyectos realizar estarĆ© aquĆ­ en otro cargo, uno menos importante o quizĆ”s me retire y venga esporĆ”dicamente como arquitecto independiente. Bueno en estas vacaciones ordenarĆ© mis ideas —Alfredo lo miraba con atención—. EstĆ” bien, irĆ© directo al grano, el candidato mĆ”s fuerte como nuevo presidente es Otto Salinas, sin embargo hay otros pisĆ”ndole los talones. Y sĆ© que entre tĆŗ y Ć©l no hay buenas relaciones y estoy seguro que Ć©l siendo presidente intentarĆ” o querrĆ” prescindir de tus servicios...

   "Y ahora usted lo harĆ” antes" pensó Alfredo tragando saliva.

   ā€”Entonces estuve pensando en algunas decisiones y consultĆ© algunas fuentes y he tomado una decisión. ĀæHas pensado retomar tus estudios en la universidad?

   "Perfecto, me despedirĆ”" pensó Alfredo. Contestó—. Hasta ahora no he pensado en continuar. Y sólo me faltan dos aƱos para recibir la licenciatura.

   ā€”No sĆ© como pero para este 2016 quiero que retomes las clases. Tienes que estudiar, ya alguien dijo que un ser sin estudios es un ser incompleto. Y me estoy desviando del tema, he decidido que a partir del lunes pases a formar parte del Departamento de Asuntos Comerciales de la empresa como gerente.

   Alfredo abrió por completo los ojos quedando paralizado por cortos segundos procesando la información.

   ā€”ĀæPero cómo harĆ” eso? Los antiguos gerentes que han estado ahĆ­ han tenido tĆ­tulos universitarios y a mi me falta preparación.

   ā€”Lo sĆ©, pero recuerda que aĆŗn soy el presidente de esta empresa y ejecuto su organigrama, soy quien mueve las piezas.

   Alfredo tragó saliva todavĆ­a sorprendido.

   ā€”Quiero que maƱana por la tarde te reĆŗnas con el seƱor Rayman que Ć©l te pondrĆ” al tanto de como es la gestión en la gerencia de la zona comercial.

   ā€”ĀæY quĆ© harĆ” ahora el seƱor Rayman?

   ā€”Ya no trabajarĆ” con nosotros, al parecer irĆ” a laborar con la alcaldĆ­a. AsĆ­ que maƱana por la tarde Ć©l te recibirĆ” y darĆ” detalles, de igual manera con la prĆ”ctica aprenderĆ”s. El viernes vendrĆ” la mueva secretaria y quiero que la instruya para que puedas empezar con tu gerencia el lunes.

   Alfredo seguĆ­a sorprendido.

   ā€”Marcos, Marcos... Ā”de veras muchas gracias!

   Se levantó del asiento para agradecer con un fuerte abrazo al padre de Pablo Chacón.

   ā€”Creo que lo harĆ”s muy bien. Eres bueno y responsable y debes terminar tus estudios.

   ā€”Ā”Gracias, gracias? ĀæPuedo ir y avisar a Pablo?

   ā€”SĆ­, ve y habla con Ć©l. Pero quiero que no demore mĆ”s de diez minutos. En un rato salgo y la presidencia no puede quedar sola.

   ā€”IrĆ© al tiro —aseguró Alfredo su rapidez.

   Tan pronto como Alfredo salió de la oficina y cruzó el pasillo usó el ascensor para bajar a la oficina de Pablo. Saludó a sus dos secretarias, una seƱora que por lo general siempre estaba comiendo y una chica flaca que era nueva y parecĆ­a tener la manĆ­a de tomar mucha agua. Entró al despacho y encontró al joven hablando por celular.

   ā€”... estĆ” bien, serĆ” esta tarde a las seis... sĆ­, ahĆ­ estarĆ©.

   Cuando concluyó la llamada Alfredo quiso saber de quĆ© se trataba, Pablo aseguró que era de una institución que deseaba conocer los estados financieros.

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   ā€”Ya sabes como son esas reuniones, te invitan a cenar y la comida se prolonga a una conversación pesada de trabajo. Es mĆ”s, pronto vivirĆ”s eso.

   ā€”ĀæA quĆ© te refieres? —preguntó Alfredo aparentando ignorancia.

   ā€”ĀæHas hablado con mi padre?

   ā€”No...

   ā€”Entonces no he dicho nada.

   Alfredo rió y pronto se echó sobre Pablo regalĆ”ndole mĆŗltiples besos, a lo que Pablo rompió a reĆ­r separĆ”ndolo.

   ā€”Basta, basta. Afuera te escucharan ese par de momias... eh, basta... ja, ja, ja. TodavĆ­a no he conocido a los mejores amigos que se regalen besos.

   Alfredo rió ocupando un asiento.

   ā€”Te mentĆ­ y si hable con tu padre. Me dejó muy sorprendido no esperaba eso... Tengo miedo, Pablo. ĀæY si no sĆ© y lo hago mal? Gerente del Ć”rea de asuntos comerciales, me asusta Pablo, es como mucho para mi.

   ā€”Nada de eso. PapĆ” me dio la noticia esta maƱana de camino aquĆ­. TambiĆ©n me dejó estupefacto por eso. Pero creo que lo hace por bien. Otto no te querrĆ­a como su asistente.

   ā€”Y yo tampoco me sentirĆ­a muy bien al mando tan directo de Ć©l, renunciarĆ­a.

   ā€”SĆ­... HabrĆ” que esperar y sentarse a ver como serĆ­a su presidencia en la empresa.

   ā€”Es tan quisquilloso... ĀæY tu padre por quĆ© no vuelves a postularse?

   ā€”Ufff —bufo Pablo rascĆ”ndose la cabeza—. EstĆ” muy fastidioso, ya creo que le estĆ” pegando los achaques de la edad —rieron—, o serĆ” la andropausia no sĆ©, pero un dĆ­a se levanta diciendo que se quiere ir a la finca con su hermano, a la media hora alega que quiere renunciar aquĆ­ y viajar por el mundo. MĆ”s tarde dice que preferirĆ­a trabajar como independiente, luego que mejor se queda trabajando aquĆ­ en un menor cargo porque ya ha sido presidente antes y quiere darle la oportunidad a otra gente con nuevas ideas.

   Alfredo suspiró.

   ā€”ĀæCuando vamos a celebrar mi nuevo cargo?

   ā€”MaƱana por la noche, tengamos una cena. Es mĆ”s romĆ”ntico.

   ā€”ĀæDonde almorzarĆ”s?

   ā€”En casa. ĀæTĆŗ almorzarĆ”s aquĆ­? Ya me voy a enterar que cuando Ɓngela sepa tu nuevo cargo le va a dar un orgasmo y se te desnudara a plena mesa. No me quiero enterar, eh.

   ā€”Ja, ja, ja. Descuida, pero le contarĆ©.

   ā€”Esa babosa siempre ha estado detrĆ”s de ti —Pablo lanzó un gruƱido—, todas las mujeres del departamento de recursos humanos de casi todas las empresas son unas arpĆ­as, no se por quĆ© pero es regla universal, y Ɓngela con sus amigas no son la excepción y tĆŗ que les sigues la charla. Yo soy feliz con aquellas dos momias. Ja, ja, ja.

   ā€”SerĆ” mejor que me vaya —anunció Alfredo incorporĆ”ndose del asiento para no abordar el tema—, antes de que tu padre se arrepienta y me destituya. Nos vemos en la tarde.

   Alfredo se acercó a Pablo para besarlo, el muchacho se limitó a acariciarle el paquete. Cuando el musculoso tipo salió de la oficina Pablo hundió la cabeza en el asiento, otra vez le habĆ­a mentido... pero es que Alfredo se volvĆ­a tan insoportable al estar preso de celos que si se enteraba que Esteban el dueƱo de Guerreros de la arena lo habĆ­a citado para aquella noche hubiera despedazado la felicidad.

   ā€”Quiero que esta pesadilla termine —susurró Pablo. Deseando no recordar el chantaje de Esteban... ĀæquĆ© pensarĆ­a su padre si viera un vĆ­deo suyo donde salga medio desnudo luchando contra otros corpulentos hombre pegĆ”ndole en los testĆ­culos—. Espero que nunca se entere.

   Por el resto del dĆ­a Pablo concluyó su faena de trabajo, fue a casa y tomó una ducha. A la hora planteada salió al encuentro.

   A su llegada a la solitaria empresa de lucha fue dejado pasar por el vigilante. Al llegar a la oficina de Esteban lo encontró sentado descorchando una botella de champĆ”n.

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   ā€”Estoy muy sorprendido -dijo Esteban, sirviendo el contenido en dos copas, tendió una a Pablo y este se percato de como una silueta de los testĆ­culos del viejo se marcaban en el pantalón—. PensĆ© que me dejarĆ­a plantado. Con lo orgulloso y altanero que eres.

   Pablo se encogió de hombros.

   ā€”Si vengo, Esteban... Es para dialogar y rebajar el periodo del contrato del que tĆŗ malamente me estĆ”s obligando a cumplir. Sabiendo que no es mi firma.

   Esteban asintió con la cabeza. El hombre miro fijamente a Pablo... ĀæPor quĆ© era que ese joven arisco le gustaba tanto? La entrepierna en su pantalón se hinchó considerablemente.

   ā€”Y yo quiero hablar de lo ocurrido entre tĆŗ y yo la ocasión anterior. Nunca acostumbro a enamorarme de mis modelos, y quiero que me creas porque es la verdad. Pero tĆŗ fuiste distinto, con los otros siento admiración, pero tĆŗ tienes talento, gallardĆ­a y virilidad. Los otros se quieren quedar estancados aquĆ­, tĆŗ deseas mejorar... crecer en lo personal y laboral... tĆŗ eres mĆ”s, y lo que es importante, eres el favorito entre nuestros miembros. —Esteban sonrió mirando con ojos dulces al joven—. Me gustarĆ­a que te quedaras aquĆ­. Conmigo, a mi lado, yo te puedo ofrecer muchas cosas. Lo que tĆŗ quieras.

   ā€”ĀæSabes que tengo pareja?... Y muchos aƱos con Ć©l. Me gusta...

   ā€”ĀæQuien? El fortachón ridĆ­culo que te acompaƱo el otro dĆ­a?

   ā€”SĆ­, y no es nada ridĆ­culo...

   ā€”ĀæQuĆ© te puede ofrecer?... Ā”Nada! Parece un saco de musculos bruto.

   ā€”No busco dinero.

   ā€”Lo sĆ©... pero yo tengo poder, y me gusta compartir, tengo contactos, influencias.

   Pablo lo miraba como quien observa a un loco.

   ā€”ĀæPara estas simplonerias me haces venir?

   Esteban rió a gusto.

   ā€”Es eso... eso es lo que me gusta de ti. Tu falta de tacto, Pablo, me encantas chiquillo... tĆŗ y yo nos divertirĆ­amos un montón.

   Pablo tomó otro sorbo de su copa y evaluó con la mirada al dueƱo de aquella casa de lucha, era un hombre guapo, y parecĆ­a verdaderamente enamorado de Ć©l, inclusive podĆ­a usarlo a su favor para frenar su contrato allĆ­ y asĆ­ evitar el chantaje que le hizo desde un principio.


   ā€”Quisiera luchar contigo —soltó Esteban.

   ā€”ĀæLuchar?... vaya, que romantico.

   ā€”SerĆ­a parte de una fantasia.

   ā€”Si... supongo...

   ā€”Ve a cambiarte y nos encontramos en la arena. ĀæTe parece bien.

   ā€”SĆ­.

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   Pablo salió directo al camerino que frecuentemente usaba. AllĆ­ comenzó a quitarse la ropa hasta quedar con un calzoncillo color rojo. Se miró al espejo recapacitando.

   "Ganando su confianza puedo lograr que me quite el chantaje y eliminar ese viciado chantaje... me atreverĆ©..."

   Cuando Pablo llegó a la arena se dio perfecta cuenta de lo solitaria y frĆ­a que era sin el ruido y apoyo del pĆŗblico. Pero allĆ­ estaba Esteban que por el contrario de Pablo usaba una licra ajustada color amarilla que le resaltaba un solido paquete y muslos potentes, ademas de levantar los gluteos y mostrar lo carnosos que eran.

   ā€”Te ves muy bien —dijo Pablo que pese al resentimiento que tenĆ­a por aquel hombre su pene duro parecĆ­a demostrar lo contrario.

   ā€”Oh, gracias. TĆŗ tambien te ves sĆŗper.

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   ā€”ĀæIniciamos?... ĀæCual serĆ” la condición del combate?

   ā€”El ganador debe penetrar al perdedor.

   ā€”Wow... no pierdes el tiempo.

   ā€”Es una buena oportuni...

   Y mientras Esteban hablaba, Pablo lo interrumpió con un rĆ”pida patada en la abultada entrepierna. Sus dedos se clavaron en el paquete sonando aquel par de testĆ­culos.


   Esteban gritó. Doblo las rodillas y cayo al suelo, agarrĆ”ndose la entrepierna con ambas manos.

   Pablo rĆ”pidamente siguió con otra patada en el pecho de Esteban, aquellos rudos golpes, mĆ”s que por el combate era prueba de lo tanto que detestaba, aunque, segĆŗn Pablo, aquel viejo tenĆ­a tan atractivo pecho que provocaba chuparlos.

   Esteban gimió sin soltar sus pelotas.
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   Pablo retrocedió, viendo como Esteban se hundĆ­a en el dolor.

   ā€”ĀæEstĆ”s bien? No quiero que te de un infarto.

Esteban gimió.

   ā€”Estoy... per... per... perfecto.

   Despues de casi diez minutos Esteban se puso de pie y se plantó delante de Pablo, que lo esperaba pacientemente, Esteban aun hacia muecas de dolor mientras frotaba sus pelotas.

   Pablo miró a su entrepierna, que se mantenĆ­a protuberante—: ĀæY bien?

   Esteban lo miró fijamente.

   ā€”Estoy preparado para aplastar esos huevos llenos de leche.

   ā€”Oh sĆ­, estĆ” tan espesa que te baƱara los intestinos —Pablo rió—. ĀæA tu edad ya produciras leche en polvo.

   ā€”Jajaja. Te aseguro que mis cojones hacen le...

   Y otra vez Pablo se adelantó al agacharse y adueƱarse de las bolas de Esteban.

   El hombre maduro hizo una mueca de terror.

   Pablo apretó con fuerza.

   Esteban gimió con pesar.

   Pablo apretó los testĆ­culos como pelotas de goma.

   ā€”Aaaarrggggg— gritó Esteban agarrando las muƱecas de Pablo.

   Pablo miró y alzó las cejas.

   ā€”Deja de hacer eso.

   ā€”ĀæQuĆ©? —replicó Esteban—. Es un combate justo...

   Esteban gritó cuando Pablo retorció las frĆ”giles gónadas. En su desespero Esteban intentó sacar las manos de Pablo lejos de sus huevos.

   ā€”Pareces una seƱora... vieja y gorda —se burló Pablo soltando las bolas del hombre.

   Esteban gimió.

   Antes de que pudiera agarrarse las bolas, Pablo levantó el pie y lo estrelló en el paquete vulnerable de Esteban, haciendo que despegara los pies del suelo.

   Los ojos de Esteban se abrieron como si escaparan de su cara, soltó un sonido ronco. Agarró sus bolas y se desplomó en el suelo.

   Pablo se separó de Ć©l.

   ā€”He visto hombres mĆ”s fuertes... tus pelotas parecen de cristal... incluso creo que mi novio resistirĆ­a 50 patadas y seguirĆ­a de pie.

   Esteban parecĆ­a estar sordo mientras seguĆ­a acurrucado en posición fetal, estaba quejandose en voz baja amasando sus bolas adoloridas.

   Pablo se acercó a Esteban y lo tomó de un brazo para obligarlo a poner boca arriba. Se sentó en el pecho de Esteban, y lo escuchó gemir de dolor.

   ā€”Comete mi polla —sonrió Pablo inclinandose sobre la cara de Esteban para restregarle el paquete sobre la cara.

   ā€”Ā”JA, JA, JA, JA!

   Apoyando las manos a ambos lados de la cara de Esteban, Pablo se puso de cuclillas, y mirando sonriendo al maduro rubio estrelló el pie en las bolas de Esteban. Sus pies chocaron contra ambos testĆ­culos con fuerza.

   Esteban gritó de dolor, incapaz de moverse.

   ā€”Estas destrozado —comentó Pablo—, creo que este combate lo gano yo.

   Esteban lanzó un suspiro, finalmente lo que deseaba era perder la lucha desde el principio. Pablo le dio la vuelta al debilitado hombre y se sorprendió de su trasero.

   "Vaya que es grande "pensó.

   Pablo se desnudó y empezó a mover sus cadera hacia atrĆ”s y adelante encima de Esteban, haciendo presión y jadeando como animal.

   Esteban suspiraba.

   Pablo se quedó inmovil y cerró los ojos.

   ā€”Aaaahhhhh —suspiraba Esteban.

   Asi los movimientos del hijo de Marcos Chacón se hicieron rĆ”pidos y casi desesperados para luego mermar en un rĆ”faga de saludable y caliente semen blanco.

   Esteban gimió cuando sintió que Pablo volvia a relajar el cuerpo.

   Y asĆ­ fue, Pablo estaba completamene relajado y se tumbó a un lado de Esteban, Ć©l por otro lado dio media vuelta y empezó a masturbarse.

   Pablo suspiró.

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   "Sin duda alguna le gusto a este imbecil... "pensaba". Es obvio que perdió a drede... usarĆ© eso a mi favor"

   Pablo se inclinó y le dio un beso en la boca a Esteban que se mantenĆ­a con los ojos cerrados.

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