Escrito por: Golpebolas
CONTIENE:
-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
DespuĆ©s de la derrota, el Bolas de Toro se presentĆ³ al gimnasio por la madrugada para desquitar su furia ardiente que lo quemaba por dentro. No ha podido dormir y empezĆ³ a dar puƱetazos muy fuertes contra el saco de boxeo, y sus testĆculos golpeados saltaban violentamente con sus movimientos salvajes haciĆ©ndolo gritar, gemir y llorar del dolor y coraje. Felipe seguĆa golpeando el saco, levantando pesas, saltando cuerdas, y haciendo boxeo de sombra aguantando el dolor de sus testĆculos pulsantes. Ya pasando las 4 horas, el sol empezaba a brillar y se escuchaban las voces de unas carcajadas con platicas burlonas, el Bolas de Toro reconociĆ³ que eran las voces de su entrenador testicular y el payaso de LĆ³pez. Felipe empezĆ³ a golpear las peras de boxeo e ignorĆ³ las voces que se acercaban al club, sus oĆdos zumbando con rabia y la sangre siendo bombeada desde sus bolas como un corazĆ³n palpitante no sabia que se burlaban de su derrota y sus planes malĆ©volos de secuestrarlo para hacerlo sufrir mas. Los 2 boxeadores llegaron vestidos con sus botas y shorts, sin camisa con las manos vendadas y guantes rojos colgando desde sus cuellos. Los dos abrieron la puerta, todavĆa distraĆdos en sus burlas contra Felipe hasta que vieron a Felipe golpeando la pera con sus guantes de box en una esquina lejana. Los dos machos se petrificaron, baƱƔndose de un sudor frĆo nervioso, Felipe seguĆa pegĆ”ndole a la pera y grito con un tono desafiante y rabioso.
-¡Roberto, Catatumbo, vengan acĆ”! ¡AcĆ©rquense!
Los 2 boxeadores se acercaron nerviosamente creyendo que Felipe escucho sus planes para seguir reventando sus huevos.
-Si Felipe, ¿cual es el problema?
El Bolas de Toro contestĆ³ cegado por el orgullo y salvajismo derrotado. -¡Ayer perdĆ la pelea contra mi peor enemigo y justo antes de que se terminarĆ” el primer round!
El boxeador semental repentinamente se lanzĆ³ hacia ellos y choco sus guantes haciendo un ruido ensordecedor. El pelirrojo y LĆ³pez se dieron un paso atrĆ”s y les contesto Felipe.
-!Ven como golpeo esta pera de box! ¡Quiero que me den golpes en los huevos hasta gritar de agonĆa! ¡Quiero sentir la bestia de dolor que esta adentro de mĆ! ¡Quiero sufrir como un verdadero guerrero de boxeo hasta poder sentirme invencible! !Soy el Bolas de Toro y nadie mas me podrĆ” derrotar! !Como ven! ¿Me podrĆ”n ayudar?"
LĆ³pez y el boxeador pelirrojo se miraron a los ojos con una sonrisa medio burlona, sus planes serĆan aun mas fĆ”ciles y divertidos para el secuestro.
Roberto "el candela del continente" empezĆ³ a sonreĆr y le palmeĆ³ el pecho y dijo. -¡SĆ y empezamos ahora mismo campeĆ³n! ¡Tu si eres un macho cabrĆ³n!
Asumiendo un rol de pseudo doctor, Roberto le contestĆ³.
-Primero, te vamos a tocar las bolas y tomarte el pulso, presiĆ³n y el pesaje, luego subimos al ring para empezar los primeros golpes con guantes y cuando siento que tu no puedas mas, te vamos a restringir para que no resistas y puedas entrar en una nueva dimensiĆ³n donde sentirĆ”s cosas que nunca imaginas sentir para asĆ llegar a poder tener la resistencia de semental feroz adentro de ti.
Catatumbo LĆ³pez rĆ”pidamente asumiĆ³ el rol de asistente mĆ©dico y le dijo a Felipe el Bolas de Toro -Yo me encargarĆ© de cuidarte y tambiĆ©n te darĆ© golpes en las bolas para medir resistencia.
Felipe quedo boquiabierto y con nuevas ganas de seguir en el deporte de los golpes bajos, ya que la comisiĆ³n de boxeo aprobĆ³ que todas sus peleas serĆan peleas sucias donde los golpes a los testĆculos son legales.
-Ok, Felipe, ya sabes lo que vamos hacer -le dijo Roberto. Felipe se sentĆ³ en la orilla del ring y se dejo que el pelirrojo le tocara las bolas de semental, primero le agarro con sus manos vendadas contra el short de satĆn y sintiĆ³ que sus cojones son tan grandes como un toro semental y mejor aĆŗn, estĆ”n palpitando como un corazĆ³n. El Catatumbo LĆ³pez estaba atrĆ”s de Felipe dĆ”ndole masajes y sobando sus musculosa espalda, pectorales, brazos, abdominales y piernas con una crema aceitosa para sudar. Roberto con sus dos manos las coloco dentro del short de Felipe para sentir sus bolas calientes y empezĆ³ a apretarlas. Felipe sintiĆ³ dolor, placer y empezĆ³ a gemir "¡¡¡mmmmppphhh!!!" Catatumbo le dio un golpe de pecho y le dijo
-¡ConcĆ©ntrate!
Roberto y Catatumbo se dieron turnos alternantes de 10 minutos en dos horas apretando y sobando los testĆculos de Felipe, haciĆ©ndolo aullar como un perro salvaje.
-Ahora es tiempo de tomar tu pulso y presiĆ³n -interrumpiĆ³ Ć©l pelirrojo-. Para esto, es necesario que te desnudes con las bolas colgando -Felipe obedeciĆ³ y se retirĆ³ el short de satĆn. Los entrenadores de testĆculos se sorprendieron viendo los genitales gigantes, amoratados y pulsantes del guerrero semental-. ¡Abre tus piernas! -Le grito Roberto.
Catatumbo rĆ”pidamente obtuvo unas sogas y atĆ³ sus pies aparte, asegurĆ”ndolas con las mĆ”quinas de pesas y atando sus brazos hacia arriba contra los fierros del techo. El Bolas de Toro estaba restringido y confundido.
-¿Que hacen?- DemandĆ³ Felipe-. ¿Que no me toman el pulso y la presiĆ³n por el brazo?
Catatumbo le dijo riendo en tono de burla -¡Que pregunta ridĆcula! Ahora que las reglas del box permiten los golpes bajos, tĆ© tomaremos el pulso y presiĆ³n testicular, esto es un proceso de media hora.
LĆ³pez introdujo dos tensiĆ³metros y envolviĆ³ con fuerza cada testĆculo con el brazalete inflable. El Bolas de Toro se sintiĆ³ incomodo y solto un grito aullador empezando a sudar con los mĆŗsculos abdominales punzando de dolor. El Candela le dijo que respirara profundo repetidamente toda la sesiĆ³n. Roberto tomo la vĆ”lvula para el testĆculo izquierdo y LĆ³pez la vĆ”lvula para el testĆculo derecho y empezaron a apretar con mĆ”s presiĆ³n contra las bolas cada minuto y los huevos pulsaban mas ferozmente por cada minuto que pasaba. Felipe el Bolas de Toro jadeaba de dolor los primeros cinco minutos, y gritaba maldiciones los prĆ³ximos diez.
-¡Pinches cabrones malditos! ¡¡¡AAAAYYYYYY!!! ¡¡¡Mis pinches HUEVOS!!! ¡¡¡CABRONES!!!
El cuerpo del boxeador semental se movĆa violentamente de lado a lado tratando de escapar su agonĆa. Los entrenadores se enojaron y bombearon las vĆ”lvulas con fuerza brutal hasta que termino de hablar maldiciones el Bolas de Toro y empezĆ³ a gritar y jadear desesperadamente los prĆ³ximos 15 minutos. El pelirrojo le comento a Felipe con una carcajada burlona
.Tus testĆculos resistieron una presiĆ³n aplastante y tu pulso incremento tu respiraciĆ³n, gritos, sudor y lĆ”grimas. ¡Ya es hora del pesaje!
Catatumbo desatĆ³ al macho testicular y los dos lo acostaron en un banco de pesas. Ataron sus manos con guantes puestos con la barra de metal y pusieron mil kilos de peso a cada lado para que no pudiera escapar. Ataron tambiĆ©n sus piernas aparte y lo dejaron descansar un rato hasta que pudo despertar y pregunto en voz adolorida
-¿Voy a levantar pesas? ¿PensĆ© que me darĆan pesaje en la bĆ”scula?
Catatumbo le dijo-. No, todo entrenamiento con nosotros es para amacizar los testĆculos, te vamos a dejar caer unas pesas contra tus bolas y analizaremos tu reacciĆ³n con cada pesa.
Felipe protestĆ³
-¡No! ¿Porque me hacen esto?
Roberto le contesto-. Para fortalecer tus testĆculos de campeĆ³n, aguanta porque todavĆa tenemos mas trabajo para hoy. Empezamos con 10 kilos , aumentamos 10 y terminaremos hasta los 100, ¡Listo!
Felipe solamente grito agonizado y con miedo, Roberto soltĆ³ la primera pesa de acero y pego en contra de sus testĆculos. Felipe retorciĆ³ su estĆ³mago y dejo salir un gruƱido, Roberto dejo caer la prĆ³xima pesa y la prĆ³xima hasta que necesito la ayuda de Catatumbo para las Ćŗltimas 5 pesas de acero. El pobre hombre se quedo horrorizado y gritaba como animal salvaje, su cuerpo sudado y retorciendo de dolor hasta que se desmayo con la fuerza de la Ćŗltima pesa.
Felipe se despertĆ³ tosiendo de agonĆa despuĆ©s de una hora sin estar atado contra el banco de pesas, su cuerpo dĆ©bil lucia baƱado de aceite y sudor, sus abdominales y pectorales palpitando con respiraciĆ³n fuerte y sus testĆculos sufriendo de dolor insoportable. El boxeador pelirrojo terminĆ³ de ponerle su short de boxeador azul como si fuera a entrar a combate al ring. Roberto vio que se despertĆ³ y le ordenĆ³ a Felipe que se subiera al ring de boxeo.
-Felipe, ya llego la ultima parte de entrenamiento para hoy, sĆŗbete al ring para los golpes bajos, esto va a doler mucho pero con practica, tendrĆ”s unas bolas de acero.
Felipe protestĆ³ y dijo-. ¡Mis pinches huevos me duelen, hijo de tu puta madre! ¡Esto debe ser ilegal, te voy a meter preso por torturarme!
El candela le dijo-. Es completamente legal ya que firmaste contrato para entrenarte en los golpes bajos y pelearas a golpes bajos como se me de la gana ¿o no leĆste el contrato? ¡La comisiĆ³n de boxeo aprobĆ³ todo y me obedecerĆ”s, asĆ que sĆŗbete al ring!
Felipe le grito que no subirĆa y Roberto saco un palo que guardo cerca del ring.
-¡Esto es una picana elĆ©ctrica para ganado y muy merecido tienes unos toques elĆ©ctricos a tus bolas de toro asĆ que sĆŗbete al ring!
El pelirrojo le aplico los toques elĆ©ctricos a las bolas de Felipe para guiarlo al ring. El boxeador semental gritaba ya de coraje a su manipulaciĆ³n testicular y subiĆ³ al ring con sus bolas colgantes rozando contra las cuerdas del ring y de repente Roberto le aplico mĆ”s voltaje causando que Felipe se tropezara con sus testĆculos casi enredĆ”ndose con las cuerdas y cayo boquiabajo con sus testĆculos aplastĆ”ndose contra la lona. Felipe se retorciĆ³ en la lona y Roberto le propinĆ³ una patada con su bota a los cojones.
-¡PĆ”rate cabrĆ³n!
Felipe empezĆ³ a pararse lentamente poniendo sus dos puƱos envueltos en sus guantes contra la lona arrodillĆ”ndose para poder quedar a pie. El macho semental logrĆ³ ponerse a pie sintiĆ©ndose mareado con sus oĆdos zumbando y casi sordo, su cuerpo lleno de sudor frĆo, empezaba a agonizar y bufar como un toro enojado y desafiante. El candela le contesto en un tono de burla-. ¡Eso! ¡AsĆ es campeĆ³n!
Roberto le dio la picana elĆ©ctrica al Catatumbo LĆ³pez y se puso los guantes.
Roberto y Catatumbo se dieron una mirada sucia, Catatumbo alzo el brazo hacia arriba, prendiĆ³ la picana elĆ©ctrica y se riĆ³ a carcajadas dĆ”ndole permiso al pelirrojo para darle puƱetazos a los testĆculos del Bolas de Toro. ¡¡¡BOOOMMM!!! ¡¡¡BAAAMMM!!! ¡¡¡PLAAAFFF!!!
El peso del cuerpo musculoso de Felipe se apoyĆ³ en contra del pelirrojo. Roberto seguĆa golpeĆ”ndolo en los huevos abrazĆ”ndolo mientras lo guiaba hacia la esquina y Felipe gritaba desesperadamente entre tos y lĆ”grimas. Catatumbo posicionĆ³ los brazos del guerrero de los testĆculos grandes entre las cuerdas mientras el pelirrojo seguĆa golpeĆ”ndole las bolas, aplastandolas contra la esquina del ring. Catatumbo amarro al semental con las sogas estirando sus brazos y piernas en cruz. El boxeador pelirrojo empezĆ³ a apretar sus bolas y con curiosidad homosexual empezĆ³ a besar salvajemente el cuerpo atacado por convulsiones de Felipe pasando su nariz por los sobacos del semental absorbiendo el aroma de su testosterona. Catatumbo le dio mas toques con la picana elĆ©ctrica cuando de repente entra al ring Manuel el Veloz Vargas y le dio por buen tiempo con toda su furia veloz varios golpes bajos a Felipe el Bolas de Toro.
"¡¡¡AAARRRGGGHHH!!!" El boxeador semental gritaba con aullidos de animal salvaje, su cuerpo sudando, convulsionando y haciendo que las cuerdas se movieran violentamente queriendo sobar desesperadamente sus bolas con sus guantes de box. Felipe se desmayĆ³ pero su cuerpo todavĆa convulsionaba y bufaba.
Los tres boxeadores se rieron a carcajadas, se abrazaron y chocaron sus guantes en celebraciĆ³n.
-¡Es muy divertido torturar a Ć©ste CabrĆ³n! -Dijo Roberto.
Catatumbo le contestĆ³
-¡Se lo merecĆa este hijo de su puta madre!
El Veloz Vargas tambiĆ©n respondiĆ³-. ¡Y si resultĆ³ puta la madre por aparearse con un macho de bolas grandes! -En ese entonces, llego la ambulancia sonando sus sirenas a todo volumen y los tres boxeadores se miraron uno a otro como si tuvieran control de la situaciĆ³n.
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