CONTIENE:
-BALLBUSTING H/HOMBRE
BALLBUSTING MUJER/H
Mauro continuaba sentado en el comedor de su casa, su mente viajaba de un tema a otro, desde el punto en que Isabella Totti lo regaƱo dos dĆas antes hasta la venganza tardĆa que querĆa realizar sobre sus compaƱeros de trabajo, y todo, por culpa de Carlos, aquel molesto empleado que arrebatĆ³ su puesto como papiboy del grupo. Su robusta pierna morena subĆa y bajaba rĆ”pidamente intentando formular un plan para joder a todos, en especial a Carlos. Y pensar que meses antes estuvo a punto de convertirse en el jefe del equipo cuando logrĆ³ hacerle la vida imposible al anterior miembro, fue cuando Isabella le prometiĆ³ el puesto, pero una maƱana se apareciĆ³ con el nuevo. Mauro se rascĆ³ con la mano el grueso paquete que se le hacĆa con el diminuto short.
āĀ”Ya tengo la idea! ādijo golpeando con el puƱo la mesa. Su alto y fornido cuerpo abandonĆ³ la sillaā. Con esta idea Carlos sabrĆ” que soy yo el que manda y terminarĆ” por renunciar al trabajo.
El Nautilus Bar estaba a rebosar de pĆŗblico aquella noche expectantes para el primer espectĆ”culo de la noche. Los miembros a efectuar el primer Solid Show eran Miguel y Ricardo, pero fue el hombre del lĆ”tigo el primero en presentarse al grupo.
Usando su entallado pantalĆ³n de cuero el hombre apareciĆ³ musculoso meneĆ”ndose ante el pĆŗblico, batiendo el largo cabello. Usuarios y usuarias al local se debatĆan entre risas y aplausos con el espectĆ”culo del espĆ©cimen aunque desconocĆan la aflicciĆ³n de este por la droga. Miguel hacĆa su camino a lo largo del escenario adornado con diferentes juegos de luces.
Miguel enganchĆ³ sus dedos en la hebilla del pantalĆ³n y moviĆ³ la cadera de lado a lado, dejando que su potente polla y pelotas se dibujaran en el contorno como una elegante pitĆ³n.
Otra vez hubo un estallido de emociones alegres entre el pĆŗblico.
Sus genitales relucĆan apetitosos y absolutamente enormes dentro del pantalĆ³n, a cualquiera le gustarĆa probarlos y apretarlos.
Hubo un stop en la mĆŗsica y sĆ³lo se escuchĆ³ el lĆ”tigo azotando al suelo. A continuaciĆ³n el eco cesĆ³ y un impacto de luz iluminĆ³ a un hombre con actitud firme militar en el escenario, era el turno de Ricardo, la gente presente en el show lo aplaudiĆ³ con energĆa.
Ā«Media vuel... Ā»ordenĆ³ una sexy voz de mujer a travĆ©s del micrĆ³fono.
El ex militar obedeciĆ³ levantando el talĆ³n y girando el cuerpo hacia su izquierda. Un redoble de tambores animĆ³ la situaciĆ³n y una explosiĆ³n de mĆŗsica sensual provocĆ³ que Ricardo comenzara a menear el culo.
La sala se llenĆ³ de risas y mezclas de entusiasmos.
Pero Ricardo estaba concentrado moviendo la fuerte espalda y su pomposo trasero. LlevĆ³ la mano al pecho y se rompiĆ³ la remera mostrando el aceitado torso. El pĆŗblico estaba sorprendido por la recia musculatura del hombre que de un salto daba media vuelta ahora meneando el paquete, cuyo pene se balanceaba desnudo dentro del pantalĆ³n.
Ricardo asintiĆ³ con la cabeza en seƱal de aprobaciĆ³n con la mezcla del baile sensual en la canciĆ³n. Al mismo tiempo, levantĆ³ la mano derecha y se acariciĆ³ desde los gordos pectorales hasta bajarlo a su paquete y manosear de lado a lado.
HabĆan muchos de piropos entre el pĆŗblico:
āPapi.
āMi amor, hazme tuya.
āRicky, te quiero cojer.
La tarima volviĆ³ a hacerse oscura, y el ruido del lĆ”tigo retumbĆ³.
Enseguida se iluminĆ³ con un determinado juego de luces mostrando a Ricardo en posiciĆ³n de hacer abdominales enroscado a su cuello el lĆ”tigo de Miguel, y Ć©ste con un pie sobre su espalda. El militar empezĆ³ a hacer ejercicio pero luego retumbĆ³ la mĆŗsica y ambos comenzaron a mover los cuerpos hacia el pĆŗblico.
Ricardo tenĆa sus huevos agarrados con la mano, formado un adorable montĆculo en su entrepierna, las personas disfrutaban visualmente del tamaƱo y peso que el hombre tenĆa.
Miguel movĆa el culo con el baile.
Ricardo y Miguel se dirigieron miradas sucias, pero juguetonas. Se acercaron y bailaron juntos escuchando las multitud de piropos entre el pĆŗblico.
Hasta culminar el show y con una sonrisa agradecer para despedirse y caminar hacia la sala de descanso.
āHey, Miguel āllamĆ³ Mauroā, quiero hablar contigo.
āVamos a la sala de descanso.
āNo, sĆgueme.
Uno caminĆ³ detrĆ”s del otro hacia la parte trasera del local hasta salir a la puerta de emergencia que conducia a un callejĆ³n.
āĀæDime hombre, quĆ© quieres?
āEl otro dĆa te metiste en mi discusiĆ³n con Carlos, eso me molestĆ³. No quiero que vuelvas a entrometerte en mis asuntos.
āMan, Āæ y quĆ© pretendidas? ĀæMalograrlo?
āNo es asunto tuyo, ese tipo me robo mi puesto en el grupo.
āDude, esa fue una decisiĆ³n de Isabella. No hay que interferir en sus planes con su local.
āNo hables de Isabella, el otro dĆa diste apoyo a Axel y Carlos en mi contra. Por tu culpa ella me amenazĆ³ con despedirme.
āDeberĆa despedirte.
āĀæPor quĆ©?
āPor rebelde, rompe grupo y envidioso. Y si tengo que unirme a ellos otra vez lo harĆ©. Eres la peor calaƱa que ha pasado por el Solid Show.
āAtrĆ©vete... drogadicto.
Se dirigieron miradas retadoras y Miguel dio media vuelta para penetrar al bar. Mauro desviĆ³ la mirada a un pasamano que estaba pegado en la pared, sus ojos se deformaron en una mirada malĆ©fica. CorriĆ³ tras Miguel, lo agarrĆ³ del hombro y cuando este se girĆ³ alerta recibiĆ³ un puƱetazo en el rostro, aturdido, el hombre con pantalĆ³n de cuero se tambaleĆ³ con la boca sangrante. Mauro se llenĆ³ de una fuerza sobrenatural y lo agarrĆ³ de la cadera alzĆ”ndolo en el aire.
Cuando sus pies despegaron el suelo, Miguel surcĆ³ el aire y fue lanzado en direcciĆ³n a la pared, sus piernas cayeron abiertas entre aquel tubo donde cayĆ³ pisando sus testĆculos.
āAAAARRRRGGGGG āgritĆ³ Miguel intentando desesperadamente cubrir sus grandes bolas aplastadas contra el hierro y su cuerpo. Sus piernas carnosas quedaron abiertas y estiradas sobre el pasamano.
Con los ojos desorbitados y sin aliento, Miguel cayĆ³ en el piso sin ningĆŗn tipo de fuerza o resistencia. Mauro lanzĆ³ una sĆ³rdida sonrisa y entrĆ³ por la puerta de emergencia cerrĆ”ndola con seguro.
Dentro del bar, Carlos entregaba un coctel a una mujer sentada cerca de la caja registradora.
āTe regalo esto, preciosa.
Ella mirĆ³ la copa con curiosidad demostrando interrogancia y burla.
āO sea, ĀæquĆ© es eso? āpreguntĆ³ la chica.
āMarcela, es para que te refresques y te entretengas durante la jornada.
āNo creo que a mi tĆa le guste que estĆ© aquĆ bebiendo eso. AdemĆ”s, Āæpor quĆ© tendrĆa que aceptar una bebida de un trabajador como tĆŗ?
āNo soy un simple trabajador como crees. Soy mĆ”s que eso.
āĀæY por quĆ© estĆ” trabajando aquĆ? Obviamente porque te hace falta el curro.
āNo, preciosa. Soy abogado, y si estoy aquĆ es por otra cuestiĆ³n. Mejor preguntale a tu tĆa el por quĆ© me tiene aca. Y si no quieres aceptar el coctel, no te preocupes mejor me lo tomo yo.
āNo, tranquilo precioso ānegĆ³ Marcela con un brillo en los ojos aceptando el vasoā. Lo aceptarĆ© para no ser grosera.
Carlos le guiƱo un ojo, dijo que irĆa a prepararse para su show y que se lo dedicarĆa a ella.
Marcela se tomĆ³ la dulce bebida, preguntĆ”ndose:
Ā«ĀæPor quĆ© mi tĆa contratarĆa un profesional como stripper?Ā»
Carlos caminĆ³ hacia la sala de descanso pasando por un lado de la tarima donde Axel realizaba su show en solitario. Justamente en aquel momento una robusta mujer fingiĆ©ndose borracha se acercaba a Ć©l, ella estaba pagada por Mauro para que hiciera una travesura en el escenario.
Un vigilante del local se acercĆ³ para distanciar a la turbada mujer pero un gesto con la mano de Axel lo detuvo.
āAy, papi, asĆ fuertotote como estĆ”s āarrastraba las palabrasā, abrĆ”zame.
Axel riĆ³ y meneĆ³ el cuerpo sobre ella, el espĆ©cimen de hombre movĆa las gruesas piernas y bamboleaba el trasero, la supuesta borracha le mirĆ³ el apetitoso paquete. Grande, curvo y llamativo, mirĆ³ a Axel, Ć©l seguĆa moviendo el cuerpo. La mujer abriĆ³ la mano como garra y la apuntĆ³ a la entrepierna del exĆ³tico bailarĆn.
El pobre muchacho cayĆ³ de rodillas al suelo embargado de un explosivo dolor que emanaba de sus ovaladas bolas, el cuerpo lo tenĆa brillante en sudor y se mecĆa de lado a lado con ambas manos en la entrepierna.
La mujer se carcajeaba de risa mientras dos vigilantes procedieron a sacarla del local sujetada de los brazos. Isabella Totti subiĆ³ al escenario micrĆ³fono en mano.
āAtenciĆ³n, atenciĆ³n no ha pasado nada, el show debe continuar ādecĆa.
Ricardo se acercĆ³ a Axel que estaba bajo miradas sorprendidas y piadosas del pĆŗblico.
āVamos, amigo. LevĆ”ntate, te llevarĆ© a la sala de descanso.
āMe duelen las pelotas... esa puta como me aplasto las huevas. Es una perra, que la maten.
āTranquilo, tranquilo. Te ayudarĆ©.
AyudĆ³ a Axel sosteniĆ©ndolo del hombro. Axel caminaba a paso lento con las manos sosteniendo sus delicados testĆculos.
āAsegurale a mi novia que estoy bien āpidiĆ³ el adolorido streeper cuando estaba ya sentado en el mueble de la sala de descanso.
āTranquilo, le avisarĆ© āasegurĆ³ Ricardoā. La vi entre el pĆŗblico y parecĆa consternada. Le regalarĆ© alguna bebida.
āMen, ĀæquĆ© te pasĆ³? āquiso saber Carlos preparado para su show.
āUna maldita del pĆŗblico me apretĆ³ con odio la mĆ”quina de hacer bebĆ©s.
āĀ”Ja ja,ja!
āĀæHas visto a Miguel? āpreguntĆ³ Ricardoā. Le corresponde ayudarme en el bar.
āHa de estar drogĆ”ndose por ahĆ. Cuando me recupere saldrĆ© a ayudarte. Y, ve con mi novia.
Carlos y Ricardo abandonaron la sala de descanso.
Carlos apareciĆ³ sobre el escenario con una silla, se sentĆ³ sobre ella y esperĆ³ que la mĆŗsica sonara.
El pĆŗblico le dio la bienvenida a travĆ©s de gritos entusiastas y aplausos.
Carlos se parĆ³ de la silla y dio un puntapiĆ©, batiĆ³ los brazos con la mĆŗsica electrĆ³nica a ritmo que reĆa.
Se quitĆ³ la corbata y arrojĆ³ sobre la espalda. TrasladĆ³ la mano a su entrepierna para revelar el paquete, dio la espalda al pĆŗblico para que admiraran su pomposo trasero.
Seguido se arrancĆ³ el pantalĆ³n de un tirĆ³n y arrojĆ³ a varias mujeres sobre una mesa.
SiguiĆ³ moviendo con mĆ”s fuerza el cuerpo a tiempo que la mĆŗsica llegaba a su punto.
Cuando el clĆmax de la canciĆ³n bajĆ³ Ć©l se tomĆ³ su tiempo para desabotonar la camisa que tambiĆ©n fue recibida entre el pĆŗblico, tenĆa olor a perfume y almizcle.
Carlos bajĆ³ del escenario, la ventaja de ser papiboy es que podĆa tener mĆ”s contacto que el resto de los bailarines con el pĆŗblico, y otras atribuciones. Y allĆ, entre ellos bailĆ³ y fue tocado hasta que la mĆŗsica acabĆ³.
Carlos agradeciĆ³ riendo y agitando los brazos, se acercĆ³ a Marcela que terminaba de tomar el coctel, se dedicaron gratas miradas y el hombre se atreviĆ³ a acercarse sudado ante ella y darle un beso en la mejilla, ella lo mirĆ³ sorprendida y Carlos se retirĆ³ a la sala de descanso.
Al llegar a la sala supo que Axel ya no estaba pero se percatĆ³ de una bolsita blanca que reposaba sobre la mesa, escuchĆ³ ruido en el baƱo.
āEh, Miguel, Āæeres tĆŗ?
La respuesta fue un gruƱido desde el baƱo.
āRecoge tus drogas, la dejaste sobre la mesa, quita esa porquerĆa de aquĆ. Piensa que harĆa Isabella si entra aquĆ y lo ve. O que llegue la policĆa o inspectorĆa del trabajo.
Algo mĆ”s llamĆ³ la atenciĆ³n de Carlos, agarrĆ³ un papel sobre el sillĆ³n, lo desdoblĆ³ y leyĆ³, no era nada de informaciĆ³n relevante. DejĆ³ la hoja sobre el mueble y descansĆ³, luego de dos minutos sintiĆ³ una grave picazĆ³n en las manos, se rascĆ³ doblando la boca y la frente. Luego sintiĆ³ sed y pesadez en el cuerpo. Lo atacĆ³ el mareo, tantas nauseas lo estaba desesperando.
A los cinco minutos Mauro saliĆ³ completamente vestido de la puerta del baƱo.
āĀæEstĆ”s bien? āpreguntĆ³ a Carlos que parecĆa atontadoā... Ā”EstĆ”s listo! ādeclarĆ³ con una sonrisa de satisfacciĆ³n. CaminĆ³ al roperoā. Necesitare esto y tĆŗ colocate esto.
Carlos obedeciĆ³ sin decir una palabra colocandose una capa que tapaba su semidesnudes.
āVamonos ādijo Mauro recogiendo la bolsa de burundanga sobre la mesa.
Cuando Carlos volviĆ³ en sĆ descubriĆ³ que estaba en una vivienda, una sala de estar con paredes blancas, muebles, mesas y un televisor. Su pecho estaba desnudo pero tenĆa una licra azul, ceƱida a las mĆŗsculosas piernas, los brazos extendido y atados. Carlos empezĆ³ a emitir ruidos con la boca, hasta que escuchĆ³ una voz conocida que estaba hablando por celular.
āSĆ, gracias, gracias por la burundanga. Sin ti no hubiera hecho nada...
āMauro, Mauro... maldito, sĆ”came de aquĆ.
āHasta luego, Miguel. Nos ponemos de acuerdo maƱana.
Mauro saliĆ³ del comedor y sonriĆ³ al ver a Carlos dandole la espalda.
āĀæQuĆ© planeas, cobarde? Ā”Sueltame!
āĀæQuieres saber algo, cuerpo sin forma?... tienes un culo que me provocarĆa penetrar.
āĀ”Hijo de perra! Ā”Cobarde!
Mauro riĆ³ pesadamente a tiempo que acercaba su dura erecciĆ³n a las nalgas de Carlos. Comenzo a frotar cerrando los ojos a tiempo que la verga se le hacia mas dura y gruesa, Mauro cerraba los ojjos excitado.
āNo podrĆ”s hacer mĆ”s que disfrutar āasegurĆ³ Mauro.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario