Galanboy y el chico de la fiesta
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Para Luis, mi amigo alto
I
Por la intrincada calle oscura, Paco y Lucas caminan con ansiedad hacia la anhelada esquina donde podrĆ”n abordar el autobĆŗs que los pondrĆ” a salvo. Sienten que no podrĆ”n soportar otra sesión de acoso de āLos Mandosā, el trĆo de compaƱeros acosadores que disfrutan de molestarlos al terminar las clases del turno vespertino de la preparatoria. No pueden perder mĆ”s libros cuando los bullyings lo arrojan al aire o los rompen; no pueden perder el poco dinero que tienen; tampoco pueden aguantar mĆ”s golpes ni actos humillantes a los que esos sujetos los someten.
Por eso caminan con prisa, sin correr, para no llamar la atención. Pero la estúpida calle es tan sinuosa que no alcanzan a ver lo que esconden los puntos ciegos de las vueltas.
Faltan unos metros para alcanzar la esquina. Hasta el momento no ha habido seƱales de āLos Mandosā. El autobĆŗs aguarda la llegada de mĆ”s estudiantes para emprender su marcha. Paco y Lucas se miran con alegrĆa, aliviados por haber eludido a sus acosadores. Comienzan a sacar sus monedas, cuando ambos sienten que algo los jala y los lanza al piso. Son Brandon y Sergio, dos de āLos Mandosā, que los han tirado de sus mochilas y los han arrojado de espaldas al suelo.
āYa valimos āse lamenta Paco, al tiempo que siente una terrible ansiedad por lo que le espera.
Paco y Lucas tratan de incorporarse, pero Brandon tiene su pesado pie encima del pecho de Lucas, y Sergio se ha sentado sobre el estómago de Paco.
āĀæA dónde iban, tarados? Je, je, je. ĀæCreĆan que se iban a librar del juego de esta noche?
āĀ”DĆ©jennos en paz, Brandon! āexigió Lucas.
āĀ”Son unos cobardes! āescupió Paco.
āĀæCobardes? āreplicó Brandonā. Pero si somos dos contra dos. Estamos parejos.
Y ordenó a su compinche que le quitara los zapatos a Paco y los aventara a los cables de luz.
Sergio se puso a los pies de Paco, quien no hacĆa nada para evitar la pĆ©rdida de sus zapatos. El joven acosador pensó que asĆ serĆa mĆ”s fĆ”cil. Comenzó a jalar el pie de Paco, cuando sintió que algo lo elevaba con fuerza hasta arrojarlo a unos metros.
Brandon vio todo con incredulidad, pero no pudo entenderlo porque algo lo puso a dar vueltas hasta que cayó totalmente mareado y confundido. Vomitó dos veces y se quedó desorientado.
Paco y Lucas fueron elevados tambiĆ©n por unas manos que no veĆan, pero que los depositaron suavemente en el techo de un edificio cercano, donde prĆ”cticamente nadie podĆa verlos.
Ambos se abrazaron para protegerse y cerraron los ojos esperando lo peor.
II
āNo teman, chicos, estĆ”n a salvo ādijo una voz varonil y afable.
Paco y Lucas abrieron los ojos y contemplaron con alivio a su rescatador: un joven que rebasaba los treinta aƱos, muy alto, casi 1.90 m, con un copete moderno, rostro amable de facciones angulosas, mentón firme, hombros anchos, cuerpo musculoso y sumamente atractivo. VestĆa un ajustado traje azul oscuro, que resaltaba sus potentes mĆŗsculos, unas botas negras, asĆ como una trusa roja que dividĆa sensualmente su poderoso torso de sus firmes y torneadas piernas. AdemĆ”s, aunque esto no pudieron advertirlo, el tipo alto se veĆa obligado a usar un suspensorio adicional que mantenĆa sujetas sus enormes testĆculos y su prominente falo.
āHola, chicos. Soy Galanboy ādijo con un temple que les hizo olvidar las anteriores agresiones. āPerdonen que no haya venido antes, pero estaba muy ocupado apoyando a chicos como ustedes.
āĀæComo nosotros?
āSĆ, Paco, como ustedes: chicos tranquilos que son violentados por sujetos como āLos Mandosā. Pero eso se acabó.
āĀæLes vas a dar su merecido? āpreguntó Lucas con la esperanza de ver cómo Galanboy se hacĆa cargo de esos bravucones.
Galanboy se llevó las manos a su trusa roja, la bajó un poco y abrió una bragueta disimulada por la cual pudo sacar un falo enorme, grueso y largo, que los chicos no pudieron dejar de admirar.
āLo harĆ”n ustedes. VerĆ”n, yo no puedo defenderlos ahora y dejarlos solos en el futuro. Pero tampoco puedo estar con ustedes todo el tiempo āexplicaba mientras estimulaba con Ćmpetu su cada vez mĆ”s rĆgido miembro. āPor eso, les compartirĆ© un poco de mi poder... No la fuerza fĆsica, porque no puedo, pero sĆ un poder que los ayudarĆ” a defenderse de los chicos nefastos. Les darĆ© el poder de la asertividad. Con Ć©l podrĆ”n responder con coraje y agresividad sana a cuanto bravucón se les plante enfrente. AdemĆ”s, se sentirĆ”n muy capaces de desarrollar habilidades de defensa personal. Ā”Ustedes mismos serĆ”n sus propios rescatadores!
āEsteeee ādijo Paco sin poder quitar su vista del poderoso falo de Galanboyā, Āæcómo nos vas a dar ese poder?
āAsĆ ādijo Galanboy, acercĆ”ndose a ellos y empujĆ”ndolos suavemente hacia abajo, para arrodillarlos.
DejĆ”ndose llevar por la firme sutileza de Galanboy, Paco y Lucas se pusieron de rodillas y vieron con deleite cómo el superhĆ©roe se masturbaba con vigor. Lucas volteó hacia arriba y vio el gesto excitado de Galanboy, cómo su rostro se contraĆa por el placer que le causaba estirar su prepucio y rozar con Ć©l su palpitante glande, una pieza de carne parecida a la punta de una flecha encendida, que estaba a punto de explotar.
Paco supo lo que pasarĆa, asĆ que quiso ayudar al hĆ©roe, o al menos ese fue el pretexto que puso cuando introdujo en su boca la poderosa verga de Galanboy, quien reaccionó de inmediato con gemidos intensos y con leves espasmos en su zona genital. Al contacto con el falo de Galanboy, Paco sintió que una corriente de fortaleza interior y alegrĆa le inundaba todo su cuerpo. Lamió con intensidad el encendido glande y apretó sus labios para aumentar la sensación de placer del hĆ©roe.
A los pocos segundos, Galanboy anunció que estaba listo, asĆ que sacó su verga de la boca de Paco, la sujetó con ambas manos y pidió a los chicos que abrieran sus bocas. Estos no habĆan acabado de hacerlo cuando una potente rĆ”faga de espeso y blanco semen inundaba sus bocas e impregnaba sus rostros. Una primera descarga los llenó de valĆa propia; la segunda, de gozo por la vida, y la tercera, de un vigor fĆsico que los hizo sentirse capaces de enfrentarse a cualquier imbĆ©cil que quisiera propasarse con ellos.
Se levantaron con una determinación tal, que contrastaba con la debilidad temporal de Galanboy, quien se agotaba temporalmente cuando compartĆa su poder, no asĆ cuando hacĆa el amor. Satisfecho por su apoyo a los chicos, les recomendó usar bien sus nuevas habilidades.
Paco y Lucas, tras agradecer la ayuda de Galanboy, saltaron de la azotea del edificio, en una primera y muy eficaz prÔctica del parkour, que a ellos mismos los sorprendió.
Al llegar a la calle, Paco se hizo cargo de Brandon, y Lucas de Sergio. MĆ”s que golpearlos, los amedrentaron con una voz firme y con determinación. Les advirtieron que si volvĆan a atacarlos, no les tendrĆan ninguna consideración. Eso sĆ, Lucas torció el brazo a Sergio y no lo soltó hasta que el bruto juró nunca volver a tocarlo. Por su parte, Paco oprimió la sien de Brandon y le causó un fuerte dolor de cabeza que no se le quitarĆa en varios dĆas.
Desde ese dĆa, Paco y Lucas caminaron con tranquilidad por las calles cercanas a la preparatoria, e incluso apoyaron a otros chicos acosados.
Aquella noche, una sombra observó todo desde la azotea de la escuela. Era el jefe de āLos Mandosā, quien no olvidarĆa la inoportuna intervención del superhĆ©roe que obligó a su pandilla a disolverse para siempre.
III
Pasada la medianoche, Galanboy entró a su departamento por la ventana que daba a la calle. Estaba muy cansado, pues habĆa emprendido varias misiones para defender a chicos acosados, y a varios les habĆa compartido su poder, asĆ que sólo pensaba en meterse a la ducha y dejar caer un buen chorro de agua caliente sobre su agotado miembro.
Luego del refrescante baƱo, Galanboy salió cubierto por una diminuta toalla que apenas cubrĆa sus genitales. Se la quitó y comenzó a practicar algunos ejercicios de estiramiento. TodavĆa la noche se prolongarĆa un poco mĆ”s, pues tenĆa que atender dos asuntos: preparar las clases del dĆa siguiente y ver su lista de pendientes que llegaban a su correo de superhĆ©roe.
En efecto, Galanboy tenĆa una identidad oculta como profesor de fĆsica en una preparatoria. Por eso se daba cuenta de lo duro que podĆa ser el bullying y lo necesario que era contar con las habilidades para afrontarlo.
Sus clases no le dieron problema, pues por la maƱana sólo tendrĆa que explicar las leyes de la dinĆ”mica y aplicar algunas actividades de comprensión. Fueron sus pendientes como superhĆ©roe los que ocuparon un buen tiempo de la madrugada.
Entre correos, preguntas, asesorĆas y testimonios, Galanboy se fijó especialmente en una petición, la de un chico que solicitaba atentamente su presencia en la fiesta de su hermanito, un niƱo muy acosado en su escuela por niƱos bravucones. El chico narraba una historia muy triste sobre los abusos que habĆan sometido a su hermanito, lo que terminó por convencer a Galanboy de asistir al dĆa siguiente a la fiesta del pequeƱo.
Lo Ćŗltimo que revisó fue una foto que su colega superhĆ©roe, Helperguy, le hizo llegar por correo. En ella, el tambiĆ©n musculoso hĆ©roe estaba hincado casi de perfil, mostrando una enorme erección de su poderoso miembro, y resaltando sus enormes testĆculos por debajo de unos boxers rojos muy ajustados. El pie de foto decĆa: āĀæPuedes rescatarme de mi acumulación de semen, Galanboy?ā. El falo de Galanboy respondió a la provocativa imagen con una dureza instantĆ”nea. Al hĆ©roe no le quedó otro remedio que acostarse en la cama y frotar su miembro pensando en su colega, hasta que unos sensibles espasmos seƱalaron el momento en que esa poderosa verga lanzó por cuarta vez en la noche potentes chorros de materia seminal blanca.
IV
Galanboy llegó en punto de las 8 de la noche a la puerta del departamento donde serĆa la fiesta del pequeƱo. No vestĆa su traje de superhĆ©roe, solamente un antifaz que lograba ocultar su identidad real.
Desde que entró al edificio, pudo sentir una atmósfera pesada, no sólo debido al descuido del inmueble, sino tambiĆ©n por la gente que lo habitaba. āNi modo aquĆ le tocó vivir al niƱo que hoy sorprenderĆ©ā.
Estaba contemplando el color pĆ”lido y avejentado de las paredes, cuando un chico de unos 20 aƱos le abrió la puerta. VestĆa unos jeans azules desgastados y una camiseta de color verde, con el signo caracterĆstico de Linterna Verde. Calzaba unas pesadas botas negras que contrastaban con su apariencia juvenil. ParecĆa un chico serio y formal, aunque hubo algo en su mirada que a Galanboy le pareció extraƱo.
El chico se presentó como Armando, lo invitó a pasar y le sugirió que se disfrazara en la sala.
āCon toda confianza, eh. No hay nadie en la casa.
El chico no dejó de percibir lo extraño que le pareció su aclaración a Galanboy.
āĀæAquĆ serĆ” la fiesta? ĀæDónde estĆ”n los invitados?
āEeeeh. Esteeee. La fiesta es en el depa de una vecina. AquĆ te citĆ© para que te cambiaras y te prepararas para la gran entrada.
Galanboy se quedó conforme con esta explicación, asà que siguió poniéndose su traje y sus accesorios. A los pocos minutos, estaba listo. Gallardo, imponente, casi invulnerable.
āĀ”Wow! Nunca habĆa visto a un superhĆ©roe en persona. Te ves muy bien, Galanboy āreconoció Armandoā. Por eso tengo que pedirte un favor, antes de subir a la fiesta y sorprender a mi hermanito... VerĆ”s, si me das unos cuantos minutos, me gustarĆa tomarte algunas fotos para que mis amigos me crean que un autĆ©ntico superhĆ©roe vino a mi casa. ĀæMe dejas? Ā”Ćndale, por favor!
Galanboy aceptó de buen grado. No era raro que los chicos que ayudaba le pidieran un selfie o una foto de cuerpo entero. Tampoco ignoraba lo que algunos hacĆan en privado mirando sus imĆ”genes.
AsĆ que se colocó en la pose clĆ”sica, con las piernas abiertas, los puƱos a los lados de la cintura y un gesto decidido. Armando le tomó dos fotos con su celular y le pidió otra posición. Galanboy puso una pierna delante de la otra, se agachó hacia el frente y estiró los brazos cerrando los puƱos. ParecĆa un guerrero a punto de combatir a sus enemigos. Armando se emocionó y tomó fotos desde varios Ć”ngulos.
Luego siguieron dos poses mƔs hasta que Armando hizo una solicitud especial.
āQuisiera que abrieras bien las piernas y que miraras hacia arriba con los brazos extendidos. Como si estuvieras a punto de volar.
A Galanboy le extrañó esa petición, sobre todo porque no era natural para echarse a volar, pero quiso complacer a Armando antes de pedirle que lo llevara de una vez por todas a la fiesta.
āMĆ”s abiertas, por favor, Galanboy. Quiero captar todo tu āpoderā.
Galanboy abrió mÔs su compÔs y miró hacia el techo. En el fondo, le gustaba complacer a los chicos, pero las peticiones de Armando se tornaban extrañas.
De pronto, sin saber de dónde habĆa salido, Galanboy recibió una fuerte patada en sus testĆculos. Gimió hondamente y se llevó las manos a su entrepierna, en un gesto natural de protección. Cayó de rodillas al piso y se mantuvo unos segundos respirando con dificultad.
Cuando alzó la vista, vio con sorpresa a Armando, que estaba de pie ante él, sonriendo con gran satisfacción. El chico le extendió una mano para ayudarlo a levantarse, y Galanboy la aceptó con cierta renuencia. Pero en cuanto desprotegió su ingle, Armando le jaló el brazo y le tiró una nueva patada, mÔs fuerte que la anterior.
Galanboy gimió nuevamente y se puso en posición fetal hasta que Armando lo tomó por los pies y los elevó separĆ”ndolos. El superhĆ©roe sólo pudo decirle rĆ”pidamente āĀ”QuĆ© haces!ā, antes que Armando le aplastara las bolas con su enorme bota. Aulló con fuerza y alcanzó a empujar con su pie a Armando, quien se incorporó rĆ”pidamente y atrapó con facilidad las enormes bolas de Galanboy. Las apretó intensamente y obligó al musculoso hĆ©roe a levantarse. Ya de pie, Armando lo jaló hasta una recĆ”mara contigua, donde lo empujó para que cayera justo encima del colchón. Galanboy siguió sobando sus adoloridos testĆculos hasta que Armando se lanzó sobre Ć©l para debilitarlo aĆŗn mĆ”s. Cayó justo sobre su abdomen, con lo que le sacó el aire y lo dejó aĆŗn mĆ”s manipulable.
Con la vulnerabilidad de Galanboy, la fuerza de Armando parecĆa mayor, asĆ que el adolescente pudo inmovilizarlo con singular facilidad y rapidez. En dos minutos, Galanboy quedó atado de sus cuatro extremidades a todo lo largo y ancho de la cama.
āĀ”Mira, Armando, yo no sĆ© quĆ© estĆ”s jugando āadvirtió Galanboyā, pero esto ya rebasó su lĆmite! Ā”SuĆ©ltame de inmediato!
Armando sólo se limitó a reĆr.
āApenas comenzamos, Galanboy.
āĀæQuĆ© te hice para que me golpees en mis bolas?
āĀ”Que quĆ© me hiciste! Ā”QuĆ© me hiciste! āgritó Armando cada vez mĆ”s iracundoā. Deshiciste mi banda, los atacaste o, mejor dicho, hiciste que dos debiluchos los atacaran ayer. SĆ, acuĆ©rdate, en la prepa vespertina. Los idiotas a los que ayudaste vencieron a mis colegas, y ahora van defendiendo a otros. Sólo esperan que me aparezca por ahĆ para vengarse por todo lo que les hice.
āYo sólo ayudo a los chicos a que se defiendan de los abusivos como tĆŗ.
āĀ”No sabes lo que es el abuso! El abuso es un padrastro que te madrea cuando llega borracho. El abuso es una bola de maestros idiotas que te reprueban siempre porque no entiendes nada de lo que dicen. El abuso es una madre que te obliga a robar para poder comprarse su alcohol.
Galanboy intentó ofrecer una alternativa a Armando.
āYo puedo ayudarte, sólo dĆ©jame libre.
āTĆŗ no me ayudarĆ”s, mugre superhĆ©roe. Ahora mi banda de āLos Mandosā se fue al carajo todo por tu culpa.
āĀ”āLos Mandosā se llaman asĆ por ti, Armando!
āĀ”Hasta que lo captaste, superhĆ©roe imbĆ©cil!
Subió a la cama y soltó una patada que entró directamente en las bolas de Galanboy, quien entornó los ojos y dejó soltar un gemido largo y doloroso.
āAhora voy a hacer lo que hiciste con esos tarados de ayer: me voy a robar tus poderes y los voy a usar para vengarme y para volver armar mi banda. Pero ahora no seremos tres, sino muchos. Vamos a sembrar el terror en la prepa, y nadie nos detendrĆ”.
Se hincó sobre las piernas del superhĆ©roe y dio un rĆ”pido y certero puƱetazo a su entrepierna. Galanboy sintió que algo en su estómago se revolvĆa y se quejó amargamente. Desde esa posición incómoda pudo ver que sus testĆculos se habĆan hinchado un poco. Pero no fue lo Ćŗnico en su cuerpo que adquirĆa mĆ”s volumen. Armando tambiĆ©n lo advirtió.
āĀ”Ah, mira nada mĆ”s! Resulta que al gran superhĆ©roe le gusta que le golpeen las bolas. Ā”Cómo te ha crecido la verga con mis patadas!
Y como para comprobar su punto, Armando sujetó fuertemente las gónadas de Galanboy y vio con satisfacción que su enorme falo se alargaba y se ponĆa mĆ”s rĆgido. El superhĆ©roe sintió una mezcla de excitación y vergüenza por exponer sus zonas vulnerables al adolescente.
Armando contempló por unos segundos aquella verga estimulada, enorme y potente, que se delineaba bajo el traje ajustado de Galanboy. Entonces la deseó con intensidad, quiso sentirla dentro de su joven cuerpo, la deseó toda para Ć©l, aunque eso significara dejarse penetrar por tan tremendo trozo de carne; sabĆa que le dolerĆa hasta el alma, aunque tambiĆ©n intuyó que eso lo harĆa gritar de placer. Pero sabĆa bien que eso no bastarĆa para derrotar completamente al superhĆ©roe. TenĆa que vaciarlo hasta que no pudiera compartir sus poderes con los chicos abusados.
Asà que Armando sacó de su bolsillo una navaja suiza que puso al alcance de la mirada de Galanboy.
āĀ”Por favor, Armando, cualquier cosa que pienses hacer con esa navaja, te pido que no la hagas!
āJe je je. ĀæCrees que te los voy a cortar? ādijo sujetando los hinchados testĆculos del hĆ©roeā. Ā”Para nada! TodavĆa los necesito completitos āy los apretó con saƱa, aunque no podĆa abarcar los dos con su mano, pues de suyo eran enormes y perfectamente ovalados.
Bajo la mirada aterrada de Galanboy, Armando sujetó la zona inguinal de su traje y la rasgó lo suficiente para que saliera el enorme falo del hĆ©roe. El chico no podĆa dar crĆ©dito: ante Ć©l tenĆa una verga enorme, larga y ancha, como de unos 25 cm, con un glande muy grueso, esponjoso, en una forma perfecta de punta de flecha. Cuando la tomó con sus dos manos, la sintió caliente, hĆŗmeda, palpitante.
No lo pensó dos veces y se la metió en la boca. La chupó con Ćmpetu, la mordisqueó, la lamió de arriba abajo, succionó el provocativo glande y jaló maliciosamente el prepucio, hasta hacerla erguir mĆ”s. Galanboy sufrĆa pero gozaba a la vez. Ese chico de 20 aƱos sabĆa lo que hacĆa con su instrumento de placer. Estimulaba su verga de tal manera que pronto verĆa coronados sus esfuerzos.
Armando comenzó a masajear el superfalo rĆ”pidamente. Manipulaba con destreza ese enorme trozo de carne que pronto se tambaleó en fuertes espasmos, seƱal de una inminente explosión. El cuerpo de Galanboy tambiĆ©n se conmocionó: temblaba de placer, se contraĆa y se relajaba, hasta que por fin se tensó por completo. Apoyado en sus extremidades, se elevó un poco y liberó toda su carga seminal. Armando la recibió en su cuerpo y en su cara, una explosión de materia blanca lechosa que no dejaba de salir en disparos intensos y constantes. No sabĆa cuĆ”ntos segundos habĆan transcurrido, pero el semen de Galanboy seguĆa saliendo. Quiso aprovecharlo antes que terminara de salir, por lo que volvió a cubrir con su boca ese glande enrojecido que apenas podĆa contener. Afortunadamente, recibió una buena cantidad de superleche y la tragó con satisfacción, sintiendo de inmediato un vigor que nunca habĆa experimentado.
El chico se puso en pie y se arrancó la ropa con facilidad. Se sentĆa tan fuerte como Galanboy, o al menos eso pensaba. Quedó desnudo ante el hĆ©roe, quien pudo ver su nada despreciable cuerpo atlĆ©tico y marcado por el ejercicio callejero que realizaba al molestar a los indefensos. Pero Galanboy no pensaba tanto en el cuerpo de Armando, como en su propio agotamiento. Se sentĆa exhausto, a pesar de haber eyaculado sólo una vez. Otros dĆas, en sus mĆŗltiples misiones, habĆa llegado a hacerlo hasta cinco o seis veces. Pero esta era diferente. El malicioso Armando le habĆa arrebatado un poder que Galanboy compartĆa con generosidad, desde que le fue otorgado hacĆa un par de aƱos. Ahora temĆa por lo que Armando harĆa con Ć©l, si se vengarĆa de Paco y Lucas, los chicos de la preparatoria, y luego acosarĆa a otros chicos. TenĆa que liberarse de sus ataduras, pero eran muy fuertes y Ć©l se sentĆa sin fuerzas.
HabĆa divisado la navaja de Armando, que por accidente cayó cerca de su mano derecha. Trataba de acercarla cuando sintió que una superficie redonda y plana se hundĆa en sus bolas. Era Armando, que usaba un guante de box para castigar aĆŗn mĆ”s los maltratados testĆculos de Galanboy. El hĆ©roe vio todo blanco y tosió con fuerza. Trató de juntar sus piernas en posición defensiva, pero las tenĆa muy separadas por las ataduras. AsĆ que sólo pudo hundir un poco su pelvis en el colchón y esperar que Armando no lo golpeara mĆ”s.
āNo pensĆ© que disfrutara tanto torturarte, Galanboy. Pero me excita mucho ver a un tipo musculoso como tĆŗ retorcerse de dolor cuando sus bolas son atacadas. ĀæNo que los superhĆ©roes tienen huevos de acero? āy volvió a aplastar sus testĆculos con el guante, lo que provocó un profundo gemido del hĆ©roe.
āTe.. tenemos... puntos dĆ©biles. No somos... invulnerables ādijo Galanboy cuando pudo recuperar el aliento.
Dos y tres veces mĆ”s Armando castigó los testĆculos de Galanboy, quien se retorcĆa de dolor sin dejar de suplicarle que parara.
āTranquilo, Galanboy, sólo querĆa deshuevarte para poner a punto tu megaverga. Ā”Y ya lo conseguĆ! ādijo mirando nuevamente erguida el poderoso falo del hĆ©roe.
Armando salió corriendo al baƱo de la recĆ”mara y volvió con una botellita de aceite para bebĆ©. Ni siquiera contempló la idea de cubrir con un condón el pene de Galanboy, porque sabĆa que de inmediato lo romperĆa. AsĆ que solamente se embadurnó en el ano cuanto aceite pudo y se estimuló un poco introduciendo dos dedos en su cavidad rectal. Luego, se puso en pie y miró desde arriba el obelisco de carne que esperaba ser atrapado por sus entraƱas juveniles.
Con mÔs excitación que nerviosismo, Armando se fue sentando hasta sentir el contacto de su ano con el rugiente glande de Galanboy. Con arrojo, y ayudÔndose con su mano, lo introdujo lentamente en su recto. Sólo era la punta, y ya le causaba un tremendo dolor. Pero decidió continuar.
Comenzó a introducir todo el largo falo sintiendo que su intestino no lo soportarĆa, y ya habĆa llegado a la mitad cuando decidió quemar sus naves: bajo su propio riesgo, se sentó completamente en la poderosa verga y gritó con fuerza al sentirla dentro de sĆ. Galanboy tambiĆ©n gritó por el aprisionamiento brusco de su falo, pero gozó con las nalgas apretadas y firmes de su lujurioso captor.
HabiĆ©ndose respuesto del ardor inicial, Armando comenzó a mover sus caderas con agilidad, lo que producĆa al hĆ©roe tirones placenteros a su verga. Con malicia, el chico se levantaba un poco como si quisiera desprenderse de su prisionero de carne, pero de inmediato volvĆa a sentarse sobre Ć©l con una rapidez que volvĆa loco al musculoso Galanboy.
Con cuidado, Armando se colocó sobre sus extremidades y comenzó a dar vueltas boca arriba valiĆ©ndose del movimiento de sus manos y sus pies. El efecto de tuerca que el apretado ano provocaba en el potente tornillo de Galanboy le empezaba a causar espasmos por todo el cuerpo, lo que anunciaba un rĆ”pido final. Armando tambiĆ©n los sintió, por lo que se incorporó a su posición inicial y comenzó a bajar y subir, apretando lo mĆ”s que podĆa su esfĆnter en el resistente falo del hĆ©roe. Para rematar, palpó con su mano los prominentes testĆculos de Galanboy debajo de sus propias nalgas. Los sintió hĆŗmedos y muy cĆ”lidos y no tuvo reparo en volver a sujetarlos con fuerza. Galanboy respingó e instintivamente arremetió con su falo el ano de Armando. El chico abrió lo ojos cuanto pudo y sintió un agudo estĆmulo en su joven próstata. Quiso repetir la sensación y volvió a aprisionar las bolas del hĆ©roe, quien nuevamente impulsó su verga cuanto pudo en las entraƱas del chico.
AsĆ, con sus bolas apretadas por las manos del joven, Galanboy embistió su verga contra su captor y lo hizo soltar varios gritos de placer hasta que llegó el momento del Ć©xtasis.
Galanboy lo vio venir cuando sintió que todo su cuerpo se ponĆa rĆgido y concentraba su fuerza en el potente cabezal de su verga.
āSujĆ©tate bien āadvirtió a Armando.
El joven soltó las bolas de Galanboy y se aferró a los antemuslos del hĆ©roe, con tal fuerza que sintió que le clavaba las uƱas. Pero fue necesario para resistir el embate explosivo de la eyaculación mĆ”s potente que sentirĆa en toda su corta vida, una descarga inundante de semen que le salĆa por las nalgas y baƱaba por entero sus entraƱas. Un choque angustiante del glande del hĆ©roe con su muy sensibilizada próstata, que le provocó su propia eyaculación explosiva. Armando nunca habĆa expulsado tanto semen ni con tanta energĆa, y nunca volverĆa a padecer tan agonizante orgasmo, como aquel que su vĆctima Galanboy le produjo aquĆ©l dĆa.
Agotado y aun conectado fĆsicamente al hĆ©roe, Armando lo miró tambiĆ©n exhausto, derrotado, vencido por el sexo malicioso y los golpes a sus puntos dĆ©biles. Y lo que el joven pensó que serĆa su momento triunfal se convirtió en un instante de ternura, pues ahora veĆa al musculoso hĆ©roe con una mirada dulce, de agradecimiento y complacencia. Entonces hizo lo que nunca pensó: se estiró y unió sus labios con los de Galanboy, en un beso vacĆo de la pasión de hacĆa un momento, pero lleno de algo muy parecido al reencuentro de dos amantes alejados.
āPerdóname, Galanboy. Fui un tonto egoĆsta.
āDisculpa aceptada.
Y el héroe besó de nuevo a su captor.
Armando se liberó suavemente de su dulce tormento, ahora casi en reposo, y cortó de inmediato las ataduras del héroe, quien masajeó un poco sus muñecas y sus tobillos.
āTe juro, Galanboy, que ahora no siento odio por nadie. Quiero ayudar a los chavos y nunca mĆ”s molestarlos. No sĆ©, algo cambió en mĆ. Fuiste tĆŗ, con tu poder.
āSi ese fue el sentido de este encuentro, pues valió la pena.
Con un semblante totalmente distinto, mostró una vez mÔs signos de vergüenza.
āPerdóname una vez mĆ”s, por favor. Quise hacerte daƱo, y siempre estarĆ© arrepentido por ello.
Galanboy lo abrazó por la espalda y le aplacó un poco el alborotado cabello.
āCuando sientas que te falta fuerza, llĆ”mame.
Se despidió de él con una caricia en la mejilla y salió por la ventana.
En su departamento, bajo el curativo chorro de agua caliente, Galanboy recordó su captura de esa noche y sintió que su verga despertaba una vez mĆ”s. Al final de esas horas con Armando, se sintió muy cercano a Ć©l. āQuiĆ©n sabe, pensó, tal vez he encontrado un nuevo aliado y compaƱeroā.
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