Adios a mi esclavitud - Las Bolas de Pablo

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8 nov 2015

Adios a mi esclavitud

Escrito pot: ZATN

Contiene Ballbusting F/M.

AAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!.



   Escuchan eso?, son los gritos de dolor de mi esposo, acabo de patearle justo donde a los hombres mĆ”s les duele… en los huevos!.

   Soy Samanta Mitchell y le di esa fuerte patada en los testĆ­culos, porque se lo merecĆ­a!


   El maldito se lo ha ganado con creces!, desde que nos casamos hace 6 meses, no paraba de gritarme y humillarme, su rutina diaria incluĆ­a denigrarme cada vez que podĆ­a, y mĆ”s de una vez en frente de sus amigos.

   Me sentĆ­a cohibida ante Ć©l, despuĆ©s de todo es Ć©l quien trae el dinero a casa y me lo echaba siempre en cara; En el hogar solo era su esposa, aquella que debĆ­a hacer lo que Ć©l dijera y cuando lo dijera.

   No podĆ­a negarme ni decir nada fuera de lugar, porque mĆ”s de una vez me callaba de una bofetada.

   El canalla me obligaba a acostarme con el cada vez que le placĆ­a, sin preguntarme siquiera si estaba de acuerdo esa noche; No!, el solo me arrastraba a la cama y me violaba a gusto.


   No detenĆ­a su salvaje embestida hasta correrse en mi interior, y el canalla era capaz de continuar toda la noche si estaba bebido, ahĆ­ era mĆ”s animal que nunca y menos aĆŗn le importaba mi sufrir.

   Ya no me sentĆ­a una mujer, solo era un juguete para Ć©l; Peor!, era una esclava, y creĆ­a que siempre lo serĆ­a.

   Pero me rebelo!, me rebelo ante sus imposiciones machistas. Y es mi turno de devolverle los golpes que me ha dado.

   Con solo un golpe ha sido suficiente, una amiga que siempre me insto a liberarme de su yugo, me aconsejaba que lo pateara en las bolas para que me respetara. Sin importar lo fuerte que sea, me decĆ­a, terminarĆ” tirado y retorciĆ©ndose como un caracol.

   Ella exponĆ­a que un dolor de ese calibre jamĆ”s lo olvida el hombre y asĆ­ le harĆ­a tenerme miedo, pues no querrĆ­a que le volviese a lastimar allĆ­.  

   Siempre le respondĆ­a que no querĆ­a herirlo, ese lugar es muy delicado en los varones y mĆ”s en Ć©l al ser un hombre de atributos grandes; por eso me preocupaba el causarle un daƱo serio.

   AdemĆ”s temĆ­a mucho, pues daba por hecho que si le lastimaba, Ć©l sĆ© vengarĆ­a, y al final me irĆ­a mucho peor a mĆ­!. 

   TambiĆ©n tenĆ­a en mente el hecho de que… y si por golpearlo en las bolas el ya no pudiera tener hijos?, me sentirĆ­a culpable de causarle ese mal.

   Aunque ahora que lo pienso no habrĆ­a mucha diferencia, Ć©l nunca ha querido tener familia, me imponĆ­a que debĆ­a tomar pĆ­ldoras anticonceptivas, jamĆ”s se le paso por la cabeza ponerse un condĆ³n; No!, debĆ­a ser sĆ³lo yo la que evitara el embarazo, era otra forma de abuso y dominancia de su parte.

   Pero me hartĆ©, su Ćŗltima agresiĆ³n a mi rostro mientras me humillaba una vez mĆ”s, fue la gota que derramĆ³ la copa de la furia en mĆ­. SentĆ­ en mi interior como la ira reprimida superaba el lĆ­mite y respondĆ­. 



   RespondĆ­ como mi amiga me dijo, centre la mirada en sus partes, en ese prominente bulto que siempre se evidencia en sus pantalones; el miserable se mostraba confiado en que una vez mĆ”s esta tonta recibirĆ­a los golpes y llorando se iba a doblegar ante su voluntad, por eso no vio venir la patada.


   BalanceĆ© la pierna hacia atrĆ”s, tomando impulso con todas las fuerzas de mi ser.


   Y le descargue una tremenda patada contra el blanco que me habĆ­a propuesto…mis zapatos deportivos chocaron fuerte, rĆ”pida y certeramente contra sus huevos.

   Esos huevos que le conozco mejor que su madre, el maldito se jactaba siempre de ser muy macho, de tener las pelotas grandes, y en realidad lo eran, las tiene enormes y le encanta que se las consienta, cada noche debĆ­a sobarle, besarle y hasta lamerle las bolas.

   Me sentĆ­a repugnante al tener que lamĆ©rselas, me hacĆ­a parecer una prostituta.

   El maldito de seguro gozaba al verme como una cualquiera; pero no tenĆ­a opciĆ³n, debĆ­a hacerlo!… hasta hoy jamĆ”s hubiera pensado en oponerme a su voluntad.

   Te las acaricie todo este tiempo como siempre pediste, pero hoy no habrĆ­a mĆ”s caricias, no!, no te lamerĆ© las bolas nunca mĆ”s!, hoy les tocĆ³ un buen golpe a ese par de grandes y colgantes cojones.

   Conozco bien tu debilidad esposo mĆ­o!, tantas veces las tuve en mis manos y en mi boca… se todo de ellas!, se lo grande y delicadas que tienes las pelotas y por eso sĆ© que ahora sufres como ningĆŗn hombre en el mundo. 

   Hoy chillas como niƱa, ahora no te jactas de tenerlos grandes, verdad?, tus malditos huevos fueron tu perdiciĆ³n, infeliz!.

   Si no puede tener hijos por ese patadĆ³n que le di, pues merecido se  lo tiene!, traer hijos al mundo de ese miserable serĆ­a un crimen; por el bien de esos posibles niƱos, es mejor evitarles tener un mal padre, a diferencia de mĆ­ que no pude evitar tener un mal esposo.

   Ahora disfruto verlo caer al suelo del patio agarrĆ”ndose las huevas, mientras se retuerce del dolor, con el rostro pĆ”lido, sudando a montones y trasbocando saliva espesa y blanca.


   JamĆ”s creĆ­ que pudiera hacerle  tanto daƱo con un solo golpe.

   Es reconfortante  el hecho de que cuando se reponga, tendrĆ” que admitir que lo lastimĆ©, su dominada esposa le dejo en el suelo, comiendo tierra.

   Siempre creyĆ©ndote  el macho y el fuerte?, pues con un solo golpe te vencĆ­!, apuesto que eso le harĆ” mucho daƱo a tu orgullo, no te parece?.

   Fui una completa estĆŗpida al no patearte esas grandes huevas la primera vez que me levantaste la mano. DebĆ­ superar mis temores y defenderme desde el principio como me aconsejo mi amiga.

   No perderĆ© mĆ”s mĆ­ tiempo viendo tu espectĆ”culo de dolor en el suelo. Me voy de la casa!, no soy tonta para quedarme hasta cuando te recuperes y entonces me muelas  a golpes.

   Esta vez te cogĆ­ desprevenido, simplemente no esperabas resistencia de mĆ­; pero para la prĆ³xima te cubrirĆ”s bien las huevas.

   El dolor te hizo aprender una buena lecciĆ³n, nunca maltratar ni subestimar a una mujer, ni loco me darĆ”s la oportunidad para que te vuelva  a patear las bolas.

   AsĆ­ que querido esposo no me verĆ”s mĆ”s!, AdiĆ³s maldito!, Aunque la verdad si nos veremos, solo que ante un Juez y con abogados de por medio.

   Por fin se acabĆ³ mi esclavitud, he roto las cadenas de su opresiĆ³n!; Patearle duro en las pelotas me ha liberado!; ahora soy una mujer libre, libre como el viento!.

   A futuro no sĆ© quĆ© pasarĆ”, pero con renovadas esperanza sueƱo con un nuevo e inexplorado camino, uno lleno de felicidad!, Es un nuevo horizonte!.


Fin.

Gracias. 
Comentarios a   zatniktiel@hotmail.com

Para descargar u oir en mp3:

Esclavitud



1 comentario:

  1. es bueno que al leer haya imagenes y cool si se mueven.

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