Solid Show (6/7): Salvacion mortal - Las Bolas de Pablo

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27 nov 2015

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Solid Show (6/7): Salvacion mortal


CONTIENE:

-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
-SEXO HOMOSEXUAL

I

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   Era la tercera vez desde su secuestro que Mauro penetraba a Carlos, el primer momento ocurriĆ³ la noche anterior a su encierro en el departamento, este lo penetro dejando su trasero completamente empapado de semen y era que Mauro estaba tan excitado de pensar en la mejor manera de humillar al papiboy, ademĆ”s de sentir aquellas grandes, hermosas y exuberantes nalgas de las que era dueƱo. El segundo momento fue en la maƱana al despertar, Mauro se acercĆ³ al maniatado Carlos y le pegĆ³ la dura erecciĆ³n, durante la violaciĆ³n Carlos gimiĆ³ como una perra mientras dejaba finalmente su virginidad anal en el olvido. La tercera oportunidad culminaba en aquel momento donde un sudado Mauro eyaculaba sobre el desdichado hombre.


   Mauro mirĆ³ al techo mientras sentĆ­a que borbotones de su semen inundaban las entraƱas de Carlos.



   Jadeando se separĆ³ de Ć©l, la verga abandonaba el dilatado estĆ­nfer.



   ā€”Fue rico ā€”opinĆ³ā€”. DespuĆ©s de todo me gusta que seas mi perra ā€”subiĆ³ la licra por las poderosas piernas del secuestrado que aun chorreaba semenā€”. Estoy pensando seriamente dejarte conmigo. Te darĆ© de comer y seras mi puta sexual. ĀæTe gusta la idea?

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   Carlos que desde la noche anterior tenĆ­a una cinta en la boca dijo algunas palabras, muy probablemente obscenidades.



   ā€”TendrĆ© que irme al bar, quiero saber que dicen por quĆ© no llegas, espero que de una vez por todas Isabella te eche y me nombre al fin el papiboy del show.



   Acto seguido Mauro lanzĆ³ una dura nalgada a Carlos. Luego metiĆ³ la mano por el perinĆ© esbozando una macabra sonrisa, cogiĆ³ los enormes testĆ­culos del abogado bailarĆ­n. SintiĆ³ los cojones en la palma y apretĆ³ abruptamente. Carlos se estremeciĆ³ deseando gritar ante su mordaza, la cara se le desfigurĆ³ humedeciendo los ojos, y movio los pĆ³mulos, sus huevos eran tan sensibles como grandes. Mauro movĆ­a la mano como si tuviera en ellas dos pelotas de bĆ©isbol pequeƱas.



   Todo el cuerpo de Carlos estaba tenso, dentro de la licra su polla creciĆ³. Mauro tragĆ³ saliva, soltĆ³ los cojones y dijo



   ā€”SĆ© que estas con ganas de que te penetre otra vez, gran perra. Pero te vas a quedar con las ganas. Me irĆ© al bar pero cuando vuelva te dejarĆ© ese culo como la bandera de JapĆ³n. Te quedas como en tu casa.



   El hermoso rostro de Carlos rebelaba su humillaciĆ³n y sufrimiento.
II



   Cuando Mauro llegĆ³ al bar reciĆ©n baƱado y con olor a perfume encontrĆ³ a Isabella Totti de brazos cruzados y furiosa.



   ā€”Ya va a ser la hora de abrir y ese irresponsable no ha llegado ā€”decĆ­aā€”. ĀæQuĆ© se cree? No es tan importante.



   ā€”Me parece extraƱo que ayer se fue sin despedir ā€”comentĆ³ Axelā€”. IntentarĆ© marcar a su celular.

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   ā€”Ya ves, Isabella ā€”hablĆ³ Mauro para lanzar una estocadaā€”. Si me hubieras escogido a mi y no a un reciĆ©n llegado como papiboy no cargarĆ­as ese humor. Ya viste que de tanto alabarlo como te paga.



   ā€”Eres un hijo de puta ā€”se lanzĆ³ sobre Ć©l Miguel blandiendo puƱetazos.



   ā€”Hey, hey, hey. Ā”Separenlos! ā€”ordenĆ³ Isabella, acatada la acciĆ³n la dueƱa del bar quiso saber la razĆ³n de los golpes.



   ā€”Ese cabrĆ³n ayer me golpeĆ³, y malamente.



   ā€”No te hice nada, maldito drogadicto. Alucinas.



   ā€”SĆ­ lo hiciste ā€”corroborĆ³ Isabella mirĆ”ndolo seriamente.



   ā€”ĀæQuĆ© dices, Isabella? ā€”preguntĆ³ Mauro en tono burlĆ³n.



   ā€”Que sĆ© que ayer le pegaste y parecĆ­as un salvaje, mi lindo.



   ā€”No sĆ© a quĆ© te refieres.



   ā€”Mi lindo, en la parte trasera del local hay cĆ”maras de seguridad. Y vi la manera atroz en que trataste a Miguel. Creo recordar que ya habĆ­amos hablado de tus asuntos de ira con tus compaƱeros, no es la primera vez que esto sucede. Y, honestamente, Mauro, ya me cansĆ©. Estas despedido y ve recoger tus cosas.



   Axel, Miguel, Ricardo miraban con atenciĆ³n la decisiĆ³n violenta de la dueƱa del local.

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   ā€”ĀæQuĆ©, Isabella? TĆŗ no puedes hacer eso. Soy el mejor. Lo sabes.



   ā€”Lindo, lo que acabas de oĆ­r. Pasa con Tina que ella pagarĆ” tu liquidaciĆ³n a este bar ya no puedes entrar mĆ”s. Y serĆ” mejor que no me pongas en tus referencias de trabajo porque hablarĆ© muy mal de ti.



   ā€”Eres un vieja loca, no puedes hacer eso. Te vas a arre...



   ā€”Ay, cĆ”llate ā€”ordenĆ³ Isabella con falsa solemnidad llevĆ”ndose las manos a los oidosā€”. Abran el local y preparense, cuando salga no quiero ver a este roto aquĆ­.



   La mujer se fue de camino a su oficina seguida de Marcela su sobrina.



   ā€”ĀæSe puede saber por quĆ© despediste a Mauro, tĆ­a?



   ā€”Linda, si ese roto sigue golpeando a lo salvaje a mis empleados yo no puedo hacerme responsable por su salud. No es la primera vez que le llamo la atenciĆ³n, quiero estar segura de que esta es la mejor decisiĆ³n.



   ā€”Ɖl tiene mucha fama aquĆ­. Mucho pĆŗblico lo apoya. ĀæQuĆ© harĆ”s cuando lo pidan?



   ā€”Ya me harĆ© cargo. Ɖl es bueno pero allĆ” en la calle pueden haber mejores, los conseguiremos.



   ā€”Hablando de mejores, tĆ­a. ĀæPor quĆ© contrataste a Carlos? Me enterĆ© que no es un pobre diablo como el resto del equipo.



   ā€”El licenciado me debe un favor.



   ā€”ĀæCual?



   ā€”Mi linda, sĆ³lo vi su potencial para serte franca.



   ā€”ĀæPero cual, tĆ­a?



   Isabella se rascĆ³ la cabeza.



   ā€”OcurriĆ³ cuando estaba en el hotel de tu tĆ­o ā€”usĆ³ el celular el cual tendiĆ³ a su sobrinaā€”. Observa el vĆ­deo ā€”la chica empezĆ³ a ver la escena intima de Carlos y ella abriĆ³ la boca y ojosā€”. Por eso lo asigne como papiboy tengo pautado un evento para Ć©l. SĆ³lo espero que llegue, Ā”y ya!



   Marcela miraba la espectacular eyaculaciĆ³n de Carlos aunque sobre un vaso de yogurt, sin duda alguna a partir de ahĆ­ mirarĆ­a al hombre con mĆ”s atenciĆ³n, pues tenĆ­a buenos atributos, macho, licenciado, sexy y un toro sexual seguramente.



   
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En el local del bar ya se preparaba el primer show, al centro del escenario estaba Axel semidesnudo atado a una silla rodeado de sogas empezaba a moverse desesperado acompaƱado de un redoble de tambores hasta que derrotado cesĆ³ y jadeando hundĆ­a la cabeza, un policĆ­a apareciĆ³ tras el, era Ricardo que enseguida lo desatĆ³.



   Axel se levantĆ³ de la silla y aunque mareado cayĆ³ de bruces al suelo, Ricardo caminĆ³ hacia Ć©l y colocĆ³ el pie sobre sus pectorales, sonriĆ³ al pĆŗblico que le devolviĆ³ elogios.



   Y asĆ­ explotĆ³ la mĆŗsica, donde el bailarĆ­n comenzĆ³ a quitarse el ajustado traje mientras Axel tambiĆ©n se elevaba del suelo haciendo erĆ³ticos movimientos con la cadera.



   El moreno bailarĆ­n movĆ­a sus contorneados muslos, morenos, gordos y apetitosos en tanto Ricardo quedaba al descubierto con un ajustado bĆ³xer verde, agitando los brazos y mostrando el grueso torso.



   Mujeres y hombres aplaudĆ­an animados con el show.



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   Cuanto este culminĆ³ los hombres agradecieron y se dirigieron a la sala de descanso pasando por un lado de Miguel que servĆ­a bebidas a un par de clientes.



   ā€”Lo hicimos bien ā€”opinĆ³ Axel mientras llegaban a la piezaā€”. MarquĆ© al telĆ©fono de Carlos y no me contestĆ³. Nada que llega, la seƱora Isabella debe estar furiosa.



   ā€”Y encima que despidiĆ³ a Mauro ā€”se lamentĆ³ Ricardoā€”, pobre chamo, sĆ³lo querĆ­a ser el lĆ­der del grupo.



   ā€”ĀæLĆ­der? Era un dĆ©spota de primera. Siempre nos hizo la vida imposible aquĆ­.



   Ricardo moviĆ³ la boca decepcionado.



   III



   Mauro llegaba de muy mal humor a su departamento, con el ceƱo fruncido se plantĆ³ frente a Carlos.



   ā€”Por tu culpa me despidieron, cretino.



   ClavĆ³ un fuerte puƱetazo en el abdomen del grueso hombre, Carlos casi colapsa cuando sintiĆ³ que su cuerpo se quedaba sin aire con un segundo y tercer puƱetazo, el corazĆ³n le latĆ­a a prisa y su boca seguĆ­a amordazada.



   ā€”Todo esto es por tu culpa. Si nunca hubieras llegado al Nautilus yo hoy no estuviera despedido. Ya lleguĆ© al lĆ­mite y de esta no te escapas, Carlos.



   Carlos murmurĆ³ algunas palabras inentendibles pero para odio de Mauro su rostro ya no denotaba terror.



   Carlos hizo una mueca y su cuerpo se estremeciĆ³ cuando los pulgares de Mauro se adueƱaron completamente de sus bolas carnosas. Mauro envolviĆ³ los grandes caramelos entre sus dedos y la palma, hasta que impulsĆ³ el pulgar en el frĆ”gil Ć³rgano derecho.



   ā€”OUUCCHHHHH ā€”se escuchĆ³ lamentar a Carlos, deseando gritar de sentir la punta de los dedos clavados en sus bolas.



   El corazĆ³n de Carlos se acelerĆ³ y bajĆ³ la mirada de la sĆ”dica sonrisa de Mauro a en su entrepierna, el moreno marcaba en el jeans una erecciĆ³n palpitante.



   Carlos se mareĆ³ y echĆ³ la cabeza para atrĆ”s



   Cuando el hombre pudo recuperar fuerzas casi pedĆ­a a gritos que Mauro se detuviera, pero el moreno seguĆ­a pendiente de apretar mĆ”s y mĆ”s sus pelotas.



   "Desmayate, debes desmayarte" pedĆ­a Carlos internamente consciente que de aquel dolor abrasador no saldrĆ­a.



   A pesar del dolor, la verga de Carlos seguĆ­a latiendo dolorosamente, un grueso chorro de lĆ­quido preseminal brotaba de la punta de su cabeza.



   ā€”Putito ā€”declarĆ³ Mauro viendo su cara de consternacionā€”. ĀæQuieres que te viole, eh? Lo sĆ©.



   AgarrĆ³ con la mano la licra del hombre y lo desnudo agarrando con la mano derecha el tronco del pene de Carlos iniciando a masturbarlo. Su otra mano seguĆ­a fija torturando sus bolas. Carlos escapĆ³ por la nariz todo el aire que contenĆ­a, doblando la espalda y torciendo los ojos.



   Carlos gemĆ­a constantemente y su pene aĆŗn estaba duro como roca, la mano subĆ­a y bajaba con fuerza a travĆ©s de su falo.


   Carlos se retorciĆ³ de profundo dolor mientras sus gĆ³nadas seguĆ­an comprimidas.



   Luego arqueo la espalda de puro placer, recuperando el aliento cuando Mauro dejĆ³ lentamente de presionar sus bolas.



   Una garrafal explosiĆ³n de semen saliĆ³ disparada de la polla de Carlos dando a parar contra el rostro de Mauro.



   SPLASH



   SalpicĆ³ la salsa gruesa en la boca y nariz con un olor potente.



   Ambos se miraron, Mauro reaccionĆ³ estampando un pesado golpe en el abdomen de su cautivo, que quedĆ³ derrotado inhalando aire.



   ā€”ĀæQuieres que te viole, eh, perra? IrĆ© al baƱo a quitarme tu sucio semen y volverĆ© y te bajarĆ© esa pegada licra y te penetrarĆ© esas nalgas carnosas que piden a gritos mi verga.



   Mauro abandonĆ³ a Carlos y fue directo al baƱo para lavarse la cara, iba de camino hacia su cometido pensando en los glĆŗteos del bailarin cuando la puerta del departamento sono por alguien.



   ā€”Mauro, eh Mauro, abre. Por favor abre.



   Mauro reconociĆ³ aquella voz se quedĆ³ en un hilo.



   ā€”Mauro, ĀæestĆ”s ahĆ­? Abre.



   ā€”ĀæPara quĆ©? ĀæQuĆ© quieres? LĆ”rgate.



   ā€”Abre, vamos a hablar. Quiero ayudarte.



   Mauro tragĆ³ saliva mirĆ³ su entrepierna, tenĆ­a el guevo como un palo. Se dirigiĆ³ a la puerta y abriĆ³. Ricardo estaba en el umbral.



   ā€”Hola. ĀæCĆ³mo estĆ”s? ĀæPuedo pasar?



   ā€”Estoy en medio de algo, estoy ocupado.



   ā€”Ya no seremos compaƱeros de trabajo ā€”comento Ricardo entrando al departamento sin prestar atenciĆ³n en la negativa de Mauro.



   ā€”ĀæY quĆ© quieres que haga?



   ā€”Te ayudarĆ© a conseguir empleo, conozco gente.



   ā€”Ya vete, Ricardo.



   ā€”Nunca hemos sido buenos amigos pero podemos arreglarlo.



   Mauro sonriĆ³ tenĆ­a el pito parado y Ricardo parecĆ­a que querĆ­a insistir, se acercĆ³ a Ć©l, y Ricardo se quedĆ³ inmovil y tenso de nervios, Mauro le dirigiĆ³ una mirada pĆ­cara y rozĆ³ sus labios con los de Ć©l, sentĆ­an un contacto casi electrico pero al fin Mauro se atreviĆ³ y besĆ³ a Ricardo.

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   El ex militar se quedĆ³ sumiso ante el contacto entre los labios, seguido se palparon los pectorales, el torso, paquete, glĆŗteos, Ricardo ayudĆ³ a sacar la franela de Mauro y este desnudĆ³ a Ricardo, tenĆ­a la verga tan excitada que deseaba fornicar duro a Ricardo.



   ā€”Chupa mi guevo ā€”susurrĆ³ en orden Mauro.



   Ricardo obedecio y se resbalĆ³ por el abdomen de Mauro hasta caer de rodillas, y comenzar a sobar su grueso bulto. BajĆ³ la cremallera y se preparĆ³ para sacar su pito. Iba a chuparlo.

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   ā€”Ā”UHUMMMMMNĀ”



   ā€”ĀæQuĆ© fue eso? ā€”preguntĆ³ Ricardo mirando a Mauro.



   ā€”Nada, sigue.



   Otra vez se escuchĆ³ aquel ruido que parecĆ­a venir de una habitaciĆ³n. Ricardo prestĆ³ atenciĆ³n, ese ruido parecĆ­a de alguien, mirĆ³ los negros ojos desafiantes de Mauro, Āæa caso era capaz de retener a alguien ahĆ­? ĀæA Carlos?



   ā€”Ā”Espera! ā€”llamĆ³ Mauro cuando Ricardo salĆ­a corriendo en direcciĆ³n a donde provenĆ­a el ruido.



   Mauro saliĆ³ tras Ricardo pero no fue lo suficientemente rĆ”pido para detenerlo. Ricardo se quedĆ³ paralizado cuando encontrĆ³ a Carlos maniatado y con algunas partes del cuerpo con moretones tras golpes. Ricardo abriĆ³ la boca sorprendido.



   ā€”ĀæCĆ³mo te atreves a tenerlo rete...?



   
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   Ricardo fue interrumpido con una sorpresiva y fuerte patada en los cojones de parte de Mauro. Su zapato se estrellĆ³ de lleno en sus huevos haciendo que despegara de forma leve los pies del piso.



   Luego Ricardo uniĆ³ las rodillas y cayĆ³ al piso con las manos en la entrepierna, tenĆ­a la cara arrugada y respiraba profundo para aliviar el dolor que provenĆ­a de sus testĆ­culos. Estaba encogido de dolor.

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   ā€”ĀæViste lo que me has hecho hacer? ā€”preguntaba con una malevola risa Mauro a Carlosā€”. Ahora por tu culpa Ć©l se quedarĆ” sin huevos, y luego sigues tĆŗ.



   Mauro se agachĆ³ ante Ricardo y le separĆ³ las piernas acto seguido le piso con saƱa la entrepierna.



Ā”CRACKK!



   En definitiva se partĆ­a un testĆ­culo de Ricardo.

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