Sementales (6/10): Daniel logra su objetivo - Las Bolas de Pablo

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12 sept 2017

Sementales (6/10): Daniel logra su objetivo


CONTIENE:
-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE

   Desde que LenĆ­n habĆ­a tenido un problema con su hermano manor Daniel por el uso del camerino en la empresa decidió abandonar el espacio y ocupar una nueva habitación junto con el seƱor Rafael, otro de los queridos actores porno del gremio. Aquella maƱana LenĆ­n leĆ­a el libreto de una pelĆ­cula que filmarĆ­a como sexy policĆ­a en una supuesta cĆ”rcel. El hombre de 23 aƱos ocupaba una silla teniendo entre sus manos la hoja de papel mientras su pantalón deportivo negro contenĆ­a su polla grande y flaca y su par de huevas colgantes. Leyendo lo que debĆ­a grabar acomodó su entrepierna que se agitó ante la historia erótica que leĆ­a.

   La puerta se abrió dando paso al guapo y fuerte seƱor Rafael, quien tambiĆ©n era pareja de otro actor en la empresa tras quitarselo a uno de sus compaƱeros.

   —Hola, Rafael, ¿cómo estuvo tu dĆ­a?

   —Cómodamente. Ya terminĆ© la grabación que saldrĆ” como fotos en nuestra pĆ”gina web. Tuve que masturbarme.

   Rafael caminó por el cuarto de descanso. A sus cuarenta y tantos aƱos se conservaba como un hombre guapo, su cabello estaba peinado con estilo y de color castaƱo. Pasó de lado de LenĆ­n calzando una ropa interior negra, su duro abdomen brillaba a la luz y hacĆ­a llegar a la nariz de LenĆ­n un fuerte olor a semen. Ocupó un asiento y se puso a actualizar su celular. LenĆ­n echó una rĆ”pida mirada a su ropa interior a travĆ©s del libreto, estaba abultada con su polla grande y el par de cojones gordos. La tela no dejaba nada a la imaginación y se podĆ­a ver cada detalle de los genitales de Rafael.

   —Estoy preparandome para mi grabación —informó LenĆ­n—. Tengo una semana sin sexo para poder lucir potente para esta pelĆ­cula.

   —Vaya, debes tener esas bolas cargadĆ­simas —sonrió Rafael—. Te puedo entender es difĆ­cil laborar para esta industria.

   LenĆ­n afirmó con la cabeza doblando el libreto y colocĆ”ndolo a un lado del asiento.

   Alguien desde afuera tocó la puerta, LenĆ­n avisó que abrirĆ­a y acudió a hacerlo mientras caminaba a la esquina Rafael echó una fugaz mirada a su trasero. Cuando abrió el rostro de LenĆ­n sufrió una ligera transformación era su molesto hermano Daniel.

   —AsĆ­ que estĆ”s aquĆ­ —fue lo que comentó su hermano pasando a un lado de Ć©l.

   LenĆ­n que lo ignoraba prefirió dedicarse a recoger sus cosas para la grabación.

   —Rafael me avisaron que tenĆ­as la corbata para mi filmación en la oficina —dijo Daniel, el aludido afirmó con la cabeza y seƱaló el lugar de resguardo. El alto y fortachón Daniel se acercó a un espejo donde comenzó a acomodar su camisa—. Tengo una grabación muy buena hoy y creo que serĆ” mejor que el resto de pelĆ­culas que se filmaran este dĆ­a.

   LenĆ­n torció la boca prefiriendo guardar sus pertenencias en el bolso. Rafael que sabĆ­a la situación de los hermanos y optó por reĆ­r pero Daniel continuó atacando mientras acomodaba su camisa.

   —Rafael, todavĆ­a no puedo creer que compartas camerino con traidores envidiosos. Debes tener cuidado de una canallada.

   —¿Ah, sĆ­? ¿Por quĆ©?

   —Si yo fuera tĆŗ, hubiera optado por permanecer aquĆ­ solo sin aceptar a gente conflictiva que te envidian en secreto.

   —Si te estĆ”s refiriendo a mi ten la voluntad de hacerlo en mi nombre y sin rodeos —acotó LenĆ­n haciendo frente a su hermano que ahora se colocaba un chaleco—. Ya estoy lejos de ti y no te estoy molestando puedes meterte tu camerino en el orto que tanto te gusta hacerlo.

   Daniel rió con sarcasmo mirando a su hermano.

   —Vaya te atreviste a hablar. Y sĆ­, me refiero a ti grandĆ­simo tonto. Vete y renuncia ya. Mira que me tienes que pagar lo que me hiciste la Ćŗltima vez. AĆŗn me duelen los gümaros del ataque que me diste —argumentó llevĆ”ndose la mano a la entreopierna. Ten cuidado Rafael de este pendejo.

   —Te jodĆ­ porque te lo tenĆ­as merecido y si lo tengo que hacer lo harĆ­a de nuevo.

   —¿Ah, sĆ­? AtrĆ©vete, pendejo.

   —Me canso de hacerlo.

   Bastaba que LenĆ­n apretara los puƱos e intentara acercarse a su hermano cuando Daniel empujó la pierna chocĆ”ndola contra su ingle, aplastando la protuberancia en su pantalón deportivo haciendo que LenĆ­n se doblara con una mueca de dolor.

   —Ohhhhhh —se lamentó con voz tensa LenĆ­n. Tosió y sacudió la cabeza. Se frotó las huevas con las manos y se enderezó, su cara estaba contorsionada de dolor.

   —Tu grabación quedarĆ” empaƱada —rió Rafael acomodandose el paquete en la ropa interior.

   Daniel levantó el pie entre los muslos de su hermano, clavando sus preciosas gónadas en su cuerpo y haciendo que LenĆ­n lanzara un grito angustiado mientras aferraba sus manos a la entrepierna.

   —¿QuĆ© estĆ”s esperando? AyĆŗdame, Rafael.

   El amigo afirmó con la cabeza y se levantó de la silla. LenĆ­n en medio de su incipiente dolor lo miró con miedo.

   —¿QuĆ©? ¿QuĆ© haces, Rafael?

   El seƱor se situó tras Ć©l y lo sujetó de los brazos llevĆ”ndolos tras su espalda.

   —¡SuĆ©ltame!

   Daniel rió, agarró la camiseta de su hermano del cuello y la rompió de golpe rebelando los voluminosos mĆŗsculos del actor porno.

   —Sueltame, Rafael, dĆ©jame, Daniel, no te estoy haciendo nada.

   Daniel no lo escuchó y apretando el puƱo estampó ocho golpes seguidos contra el abdomen de su hermano dejĆ”ndole aquella zona con un ligero color rojizo.

   LenĆ­n tosĆ­a exhausto mientras Rafael continuaba sujetandole con fuerza.

   Daniel retrocedió y despuĆ©s pateó las bolas de LenĆ­n con toda la fuerza que pudo reunir. El pobre LenĆ­n se levantó en el aire cuando zapato de su hermano se incrustó contra su esntrepierna.

   LenĆ­n soltó un gemido agonizante querĆ­a irse al suelo, para acurrucarse agarrando su entrepierna pero Rafael lo sujetaba fuertemente.

   —¿Lo dejo caer? —preguntó Rafael a lo que Daniel en medio de carcajadas lanzó una negativa.

   Daniel se arrodilló y agarró la lycra de LenĆ­n por la cintura dejĆ”ndola caer hasta sus tobillos en seguida quedó a su vista las robustas piernas de su hermanito que usaba en esa tarde un calzoncillo blanco.

   Daniel golpeó el abultado contenido de LenĆ­n.

   LenĆ­n gritó de dolor, echando la cabeza hacia atrĆ”s.

   Daniel lanzó otro uppercut a las bolas de LenĆ­n, aplastĆ”ndolas contra su cuerpo.

   Los ojos del hermano se agrandaron y soltó un grito.

   Daniel sonrió y siguió golpeando los pobres huevos indefensos, golpeĆ”ndolos una y otra vez. LenĆ­n gritaba mientras sus manos eran sostenidas por Rafael que las apretaba y doblaba con morbosidad arrecostĆ”ndole su erecto miembro.

   El guapo rostro de LenĆ­n estaba contorsionado de dolor, apretando los dientes y conteniendo la respiración.

   Daniel se enderezo. Traslado la mano a los testĆ­culos de su hermano.

   —Quiero saber cual serĆ” la opinión de la empresa cuando no puedas grabar la pelĆ­cula de hoy. Espero que te despidan.

   LenĆ­n gritó cuando sus cojones fueron apresados bajo la mano de Daniel.

   Daniel retorció los cojones aplicando mucha fuerza, haciendo que la voz de LenĆ­n aumentara cuando sus pobres testĆ­culos eran abusados brutalmente.

   LenĆ­n torció la mano en 180 grados, haciendo que su hermano dejara de gritar. Sus ojos se cruzaron y sus mejillas se hincharon. Se produjo un ruido de pĆ”nico y Daniel rĆ”pidamente soltó las bolas.

   LenĆ­n tosió con fuerza mientras se lamentaba.

   Daniel apretó el puƱo y lo conectó al estómago de su hermano.

   LenĆ­n dejó escapar un rugido agónico.

   Daniel lo miró con detenimiento y murmuró:

   —El monstruo estĆ” despertando.

   El pene de LenĆ­n se habĆ­a puesto duro como una roca, su punta estaba brillando con lĆ­quido preseminal.

   Daniel agarró el largo miembro de su hermano con la mano derecha al mismo tiempo que envolvĆ­a los dedos de su mano izquierda alrededor del escroto. Torció la mano bruscamente.

   Los ojos de LenĆ­n se cruzaron y soltó un gruƱido gutural.

   Daniel se mantuvo retorciendo las bolas que iban a hincharse casi al tamaƱo de pomelos.

   LenĆ­n empezó a llorar y a gritar. Su rostro se contorsionó de dolor y echó la cabeza hacia atrĆ”s, chillando en agonĆ­a.

   Finalmente, Daniel apartó las manos de los genitales y ordenó a Rafael que lo soltase y terminó obedeciendo. LenĆ­n se hundió en el suelo, agarrando sus gónadas y gimiendo de dolor.

   —AsĆ­ aprenderĆ” a respetarme y nunca mĆ”s volverte a meter conmigo, idiota —juró Daniel, le dio un puntapiĆ© a su hermano y salió de la pieza.

   —Espero que me disculpes —se inclinó a su lado Rafael—, pero me pareció muy tentador dominarte. Disculpa.

   Y Rafael tambiĆ©n salió del recinto portando una fuerte erección.

   LenĆ­n siguió en el suelo adolorido, mĆ”s tarde no podrĆ­a hacer la grabación de la pelĆ­cula por el estado de sus testĆ­culos y tambiĆ©n serĆ­a despedido de la empresa.

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