CONTIENE: BALLBUSTING MUJER/HOMBRE
Me llamo Cecilia, Tengo 39 aƱos y soy la dueƱa y administradora de un buen restaurante en la zona comercial de una ciudad sudamericana; Nunca he sido una jefa autoritaria asĆ que soy muy apreciada por mis empleados.
Pero quien me aprecia mĆ”s, es el nuevo camarero FĆ©lix. Un atractivo hombre moreno de 25 aƱos, que contratĆ© hace apenas dos mesesā¦ la verdad las referencias del sujeto caribeƱo me tenĆan sin cuidado, fueron su 1,85 cm y su portentosa figura atlĆ©tica, las que me hipnotizaron de inmediato.
Siendo una mujer divorciada y sin estar en la actualidad en una relaciĆ³n, no tarde en insinuĆ”rmele a FĆ©lix, quien viendo las ventajas de involucrarse con su jefa, no dudo en corresponderme.
Me alegre al ver cĆ³mo era abierto a mis deseos, y no puso ningĆŗn reparo en responder a mis besos, aĆŗn en el trabajo...
ā¦El morenazo se quitĆ³ con rapidez la ropa, sin duda acostumbrado a hacerlo en cualquier lugar que se requiriese, y esa primera vez fue en mi oficina del restaurante, donde maravillada contemplĆ© su amplio y fuerte pecho, junto a esa chocolatina de consistencia casi pĆ©trea.
Pero lo mejor, fue cuando se sacĆ³ los bĆ³xeres, dejando a la vista un largo y moreno pene de 15 cm en flacidez, que me hizo agua la boca cuando lo vi.
Y mi sorpresa no quedĆ³ allĆ, pues FĆ©lix posee unas pelotas que nunca habĆa vistoā¦.sus huevos son de un buen tamaƱo, pero lo que me impactĆ³ fue como cuelgan en su negro escroto, varios centĆmetros mĆ”s abajo que los de otros varones.
Ese negro precioso, tiene unas campanas en vez que huevas, y como se le menean al moverseā¦ un verdadero movimiento hipnĆ³tico es el ver ladear esas colgantes cosasā¦
Las gratas sorpresas, -principalmente sus caramelos de chocolate ubicados a medio muslo-, no hicieron mĆ”s que sobrecalentarme, asĆ que esa primera vez el sexo fue maravillosoā¦
Su enorme verga erecta se clavĆ³ por completo en mĆ, haciĆ©ndome jadear con solo la metida. Luego me enseĆ±Ć³ su especial movimiento de cadera, digno de un ritmo caribeƱo.
Sus huevos sĆŗper colgantes, golpeaban como una bola de demoliciĆ³nā¦destrozando mi perineo, o mi vientre, dependiendo en quĆ© posiciĆ³n me la metĆa.
Claro que cuando ya estaba avanzada la noche de pasiĆ³n, su escroto se recogĆa, hasta ubicar esas esfĆ©ricas golosinas justo debajo de su garroteā¦ para hacer mĆ”s rĆ”pida y efectiva su cremosa y abundante eyaculaciĆ³n.
De ese momento me encantaba el contrasteā¦ su vara de carne negrĆsima de 26 cm en erecciĆ³nā¦ y escupiendo esa muy blanca crema de fertilidadā¦ Que belleza ver todo allĆ, ānegro y blancoā, Dios!, cĆ³mo adoraba lamer esa espesa sustancia.
Lo Ćŗnico malo y que aĆŗn no superamos, es su trato para conmigo, pues al llamarme siempre, incluso en la cama āDoƱa Ceciliaā, no sĆ³lo me hace sentir vieja, sino que me incomoda al no tenerme las confianza para quitar el āDoƱaā.
Cuando todo terminaba le ayudaba a acomodar sus bolas en el bĆ³xer holgadĆsimo que usaba, pues orgulloso de sus dotes, se negaba a usar calzoncillos tradicionales, los que le recogĆan sus pelotas, pero Ć©l no querĆa esoā¦ FĆ©lix era feliz dejando sus bolas colgar entre sus piernas, y me fascinaba deslizar su escroto por entre un lado de su bĆ³xerā¦ para quedar pegado a un muslo.
Luego las cosas se volvieron mĆ”s permanentes; Aunque querĆa mantener el secreto de los demĆ”s empleados, pero en un negocio tan pequeƱo, y con gente tan curiosa, sabĆa que ya estaban enterados de lo nuestroā¦ En fin los siguientes encuentros fueron en mi apartamento, donde devoraba su fornido cuerpo a besos y lamidasā¦
ā¦Adoraba sentir a su āPapĆ” grandeā, -como le decĆa el mismo a su verga-, en mi coƱoā¦
ā¦mi cama no soportĆ³ la salvajina de nuestros encuentros, y tuve que llamar a un carpintero para que la reparara.
Pero en su vivienda tambiĆ©n tenĆamos reunionesā¦ por su falta de dinero, FĆ©lix vivĆa en un apartamento de mala muerte, asĆ que en su cuarto apenas si habĆa algo mĆ”s que una cama... poco me importaba!, de hecho el lugar limitado en espacio y desordenado, daba la apariencia de suciedad y eso me excitĆ³ mĆ”s de la cuenta, una vez mĆ”s.
AsĆ han transcurrido estos 2 meses para el nuevo empleado, aunque no soy tontaā¦ no creo realmente que atraiga al morenazo de FĆ©lix, pues no soy una mujer espectacular fĆsicamente, sin duda el responde a mis insinuaciones, por ser sexo fĆ”cil, y por ser su jefa, lo que le mejorara su situaciĆ³n econĆ³micaā¦
...pero no me interesa en lo mĆ”s mĆnimo sus motivos para aceptar intimar, mientras siga dĆ”ndome su verga estĆ” bien para mĆ.
Pero esta noche mis pensamientos en la oficina son interrumpidos por un grito muy intenso.
Y es que escucho gritar a FĆ©lix!, es un corto pero intenso: āAAAHHH!!ā.
Quedo atĆ³nita, ĀæQue estĆ” pasando?... Se suponĆa que FĆ©lix ya no estaba aquĆ, hoy saliĆ³ temprano.
Dudo un instante y es cuando escucho nuevamente un: āAAAAAAHHHHHHHHHHHH!!!!ā. Ahora mĆ”s largo.
Salgo a toda prisa y veo un tumulto de gente en la entrada, mis empleados estĆ”n alrededor de un derribado FĆ©lix, tan largo con sus 1.85 cm, cubrĆa una gran superficie del pisoā¦ Mi moreno denota fuertes expresiones de dolor, su rostro arrugado y sus blanca dentadura denotan mucho sufrimiento, me abrĆ paso entre la gente y me sorprendo al ver como mi negro se toma con ambas manos el bulto que lleva a medio musloā¦
ā¦ le han dado en los testĆculos!... sus colgantes caramelos han sido golpeadosā¦ pero cĆ³mo?; Pido rĆ”pidamente una explicaciĆ³n y un empleado me contesta:
āFue una mujer la que le pegĆ³ā.
No doy mĆ”s oĆdo a lo que dice el empleado, ni a lo que opinan otrosā¦ Arrodillada ante FĆ©lix, trato de hacerle reaccionar
āFĆ©lix, estas bien?ā¦ estas bien amorā.
Poco me importaba que supieran que tengo algo con elā¦ despuĆ©s de todo ya era un secreto a voces.
FĆ©lix no me responde, solo aprietas sus dientes de marfil aguantando el sufrimiento, estĆ” todo sudado, como cuando termina de hacerme el amor.
Pido ayuda para que lo llevan a mi oficina.
En poco menos de un minuto, el maravilloso moreno estĆ” sentado en mi sillĆ³n privado y doy Ć³rdenes de que todos salgan, no sin antes pedir traigan de todo para su mejorĆa.
Con buen hielo de la cocina, comienzo a aplicar las frescas compresas sobre sus pantalones.
Ya en privado, le obligo a retirar sus manos un instante, para asĆ bajarle los pantalones, y bĆ³xer, y poder colocar la bolsa con hielo en contacto directo con su largo escroto
Con el paso de los minutos el excesivo sudor de mi negro querido va cediendo, es entonces cuando vuelvo a interrogarle, mi curiosidad es inagotable! Pero FĆ©lix aĆŗn esta sin aire cĆ³mo para soltar la lengua, asĆ que decido salir un momento dejĆ”ndolo sobarse y tratarse Ć©l mismo.
En mi corta ausencia, busco a mis entrometidos empleados, y rƔpidamente un curioso de ellos estƔ presto a contarme lo sucedido.
La persona me narra que si bien vio las cosas, no sabe los reales motivos de lo ocurrido.
SegĆŗn cuenta, FĆ©lix estaba por salir del restaurante cuando ingresaba una supuesta clientaā¦ esa mujer, fue quien le agredio genitalmente.
El chismoso empleado la describe sin siquiera preguntarle:
āMorena, de buen aspecto, con una peinado afro exagerado, de busto grande y media estaturaā¦ Ah y de aspecto amable al principio, pero luego se vio iracundaā.
Charlaron un corto rato, y se vio que la mujer se molestĆ³, ahĆ fue cuando le pego
āCĆ³mo le pego?ā.
āLe dio un rodillazo bajo, aunque no pensĆ© que le hubiera dado en las bolas... vi que le dio mĆ”s abajoā¦ y cuando FĆ©lix se doblĆ³, ella lo empujo, y le dio una patada en el sueloā.
āMaldita!!ā.
āQuien sabe que le habrĆ” dicho FĆ©lix para enojarla asĆā.
La conversaciĆ³n terminĆ³ y tomĆ© rumbo a mi oficinaā¦ en el camino no cesĆ© de maldecir a esa mujer por lastimar las sensibles partes de mi hombre.
Deduzco que esa mujer era su exesposa, Ć©l me habĆa contado que no se llevaba bien con ella, y que era isleƱa tambiĆ©n... ella le pego abajo, lo conocĆa Ćntimamente, y ubicĆ³ bien donde le cuelgan a el sus cojones!, sabia donde exactamente pegarle para lastimarleā¦
āDesgraciada!, cĆ³mo te atreviste!ā. Expreso si nadie que me escuche.
Pronto estoy junto a mi moreno y retomo el masaje de testĆculos con la bolsa de hieloā¦ no soporto la idea de que estĆ© lastimado.
Esta noche le di permiso de salir temprano, pero despuĆ©s de cerrar el restaurante, tenĆamos planeado el vernos en mi apartamentoā¦ y por supuesto tener sexo hasta que saliera el solā¦pero con este trauma que sufriĆ³, todo se ha arruinado!ā¦
ā¦Pero quiero saber realmente quien es esa mujer, y porque se atreviĆ³ a golpear a mi hombre en tan delicada parte!.
Le interrogo, pero FĆ©lix no quiere hablarā¦ ya no es por la falta de aire, sino que no me quiere decir, algo oculta.
En fin dejo el asunto y continĆŗo sobĆ”ndoleā¦
En ese instante me viene a la memoria, una previa ocasiĆ³n en la que masajeĆ© las bolas de FĆ©lixā¦ fue cuando le di un golpe bajoā¦ claro que accidental, nada en comparaciĆ³n a lo de hoy en cuanto a fortaleza.
Les contare:
Hace unas semanas, hubo una ola de asaltos por esta zona comercial, alguien nos sugiriĆ³ tomar clases de defensa personal, especialmente a las mujeres.
FĆ©lix como un caballero, y siendo fornido, me dijo que no era necesario pues Ć©l siempre me esperarĆa a la salida y acompaƱarĆaā¦ En sus morenos bĆceps confiarĆa mi seguridad.
Pero al final tuvimos unas prĆ”cticas de defensa personalā¦ bueno mĆ”s que prĆ”cticas, alguien me prestĆ³ un video de algunas tĆ©cnicas de defensa, y mĆ”s que aprender sobre este, lo que hice fue usarlo para toquetearme con FĆ©lix, Ćl mejor y mĆ”s deseado ayudante de defensa personal femenina.
Tuvimos unas secciones privadas en mi oficina en horarios no laborales, donde en ropa interior me hacĆa la vĆctima y el mi atacanteā¦ cĆ³mo gozaba cuando era sometida por sus fornidos brazos.
CĆ³mo el practicaba en bĆ³xer, no era muy realista la cosa, pues cuando se trataba de dar el mejor golpe de una mujer, O sea pegar en las bolas!, me era extraƱo apuntar mi rodilla o patada a un nivel mĆ”s bajo, y no a la entrepiernaā¦ donde la mayorĆa de los atacantes tendrĆan acunados sus huevosā¦
ā¦AsĆ que para hacer realista el asunto, un dĆa le traje un suspensorio amarilloā¦ asĆ recogĆa sus negras y colgantes bolasā¦ cĆ³mo cualquier hombre.
Inicialmente el truco no funcionĆ³, pues si bien se anidaron sus pelotas, el inquieto FĆ©lix dejĆ³ salir por un lado a su āPapĆ” grandeāā¦ El ver colgando ese moreno miembro me excitĆ³, y pasamos el resto de la privada secciĆ³n haciendo el amor.
Y por fin llegĆ³ el dĆa en que practicamos con seriedad.
El video enseƱaba la clĆ”sica postura del varĆ³n agarrando por detrĆ”s a la mujer, y explicaba como zafarse del agarre.
Entonces mi persona en ropa interior y FĆ©lix en su suspensorio amarillo, copiamos las indicaciones.
SegĆŗn el video golpear con mis codos las costillas de FĆ©lix serĆa una manera, pero sinceramente no lo creĆ posible, comprobando la dureza de sus morenas Ć”reas costales.
MƔs eficacia le vi a la siguiente tƩcnica.
Golpe con el trasero a la entrepierna masculina!... mi primer golpe de nalga, no fue efectivo, no solo por la falta de fortaleza, sino porque Ć©l me advirtiĆ³ que de darle un segundo āculazoā, no responderĆa si se le paraba la vergaā¦esos golpecillos eran excitantes.
El tercer ataque fue el certeroā¦ y aquel con lo que le golpeĆ© la hombrĆa.
SeguĆ al pie de la letra las instrucciones del videoā¦ Ladear la cadera para abrir espacio, y con decisiĆ³n y fuerza, lanzar el puƱo hacia tras, justo en la entrepierna del varĆ³n.
A FĆ©lix obviamente le fascino el contacto de mi mano repetidas veces contra sus elevados testĆculos...
ā¦Pero el movimiento se hizo mĆ”s natural para mĆ, y en una de esas repeticiones, me abrazĆ³ muy fuerte y no medĆ la fuerza, descargĆ”ndole un golpe con fuerza casi real.
Mi mano aunque pequeƱa, se estrellĆ³ contra sus huevos causĆ”ndole daƱo en serio, y logrando efectivamente que me soltara, tras emitir un ahogado quejido.
Apenas le impactĆ©, me di cuenta que se me habĆa ido la mano y le pedĆ disculpas.
El ver a FĆ©lix con los cachetes inflados me dejĆ³ impactadaā¦ la verdad lo habĆa dejado sin aire!
Le seguĆ pidiendo un millĆ³n de disculpas, mientras hacĆa cuclillas buscando reintroducir oxĆgeno en sus enormes pulmones caribeƱos.
Un par de minutos y FĆ©lix recobro energĆas; Por fortuna el asunto no pasĆ³ a mayores, pero pude presenciar lo delicado que son en realidad los hombres.
Tras aceptar mis disculpas, me dedique a sobar sus testĆculos y consentirle en todo.
En la conversaciĆ³n que siguiĆ³ me confesĆ³ que hacĆa mucho no le pegaban en los huevos, Ante mi pregunta, me contĆ³ que sĆ³lo en deportes habĆa sido golpeado en su virilidad, pero nunca en peleasā¦
ā¦ Aunque en una ocasiĆ³n peleando le dieron un rodillazo en la entrepierna, pero al colgar bastante sus pelotas, se salvĆ³ del terrible castigo.
āEntonces has tenido suerte de tener esa bolas tan abajoā.
āEs la suerte que tenemos los pobresā¦ porque si me hubieran dado ese rodillazo, seguro me dejan nocautā.
AhĆ sentenciĆ©: āFĆ©lix, eres alto y fuerte, pero yo si conozco donde las tienes, asĆ que si te doy en las huevas, y te doy en serioā¦ te venzo mi amorā.
āPuede que si DoƱa Ceciliaā¦ es que eso duele muchoā.
Confidencialmente para cuando terminaron los recuerdos en mi cabeza, FĆ©lix ya se recuperaba casi del todo, el masaje por mĆ”s de 30 minutos de sus esfĆ©ricas partes, ya le habĆa repuesto las fuerzas.
Fue entonces cuando me decido a saber de una vez por todas, la causa de la agresiĆ³n.
āEsa mujer que te pegoā¦ es tu Exesposa verdad?, me dijiste que estuviste casado hasta hace pocoā¦ era ella?... CONTĆSTAME FĆLIX!!ā.
Ante mi mayor tono de voz, FĆ©lix bajo la cabeza y se resignĆ³ a contar
āEra mi mujer, Yulizaā¦ ya no convivimosā.
āQue querĆa?, Y porque te pegĆ³?ā¦. dime FĆ©lix, sĆ© sincero conmigoā.
āLa Yuliza querĆa que volviera con ella, ya le habĆa dicho que no, pero hoy me vino al trabajoā¦ querĆa que le diera a PapĆ” grandeā.
Lo que no le contĆ³ FĆ©lix a Cecilia, fue que al momento de Yuliza pedir su verga, con un rĆ”pido movimiento le agarro la punta de su colgante miembro y con fuerza se lo apretĆ³ā¦ la mujer consideraba que esa negra carne le pertenecĆa, Y la querĆa probar de nuevoā¦
ā¦AhĆ FĆ©lix le retiro la mano de su pene y le dijo que se calmara pues habĆa gente mirando.
āLa maldita lo extraƱa verdad?, la entiendoā¦ tu verga es enorme cariƱoā. AhĆ le acaricie la verga, la cual pareciĆ³ responder un poco. āY que le dijiste?ā.
āLe respondĆ que āPapĆ” grandeā ya tiene una cueva donde duermeā¦ā.
Me sentĆ privilegiada al escucharloā¦ mi coƱo con gusto recibirĆa siempre a āPapĆ” grandeā.
āā¦Y entonces me atacĆ³ā.
āAsĆ no mĆ”s?... FĆ©lix cuĆ©ntame bien!...ā.
āBueno, ella me pidiĆ³ de nuevo hacĆ©rselo, y hoy mismo!ā¦ pero yo le dije que no, ademĆ”s que hoy me verĆa con quien estoy ahora... Esa es usted DoƱa Ceciliaā¦ā.
Otra omisiĆ³n de FĆ©lix, fue que ante la peticiĆ³n de Yuliza, Ć©l le dijo que si querĆa a āPapĆ” grandeā, se lo meterĆa cuando quisiera, pero no volverĆan; El moreno aceptarĆa hacerlo con cualquier mujer que quiera su vergaā¦ la fidelidad para Ć©l era muy limitada.
Pero ademĆ”s le propuso que tenĆa que ser otra noche, porque se verĆa mĆ”s tarde con quien estĆ” saliendo: Ese fue un grave error para FĆ©lix!, pues si bien Yuliza hubiera aceptado seguir siendo su mujer en la cama, el enterarse de que esa misma noche yacerĆa con su actual amante, la enfureciĆ³ y buscĆ³ desquite contra su exmarido.
āā¦Y ahĆ fue cuando la Yuliza se puso encabronadaā.
āEntonces te agrediĆ³ abajoā¦ dime cĆ³mo fue!ā.
āMe metiĆ³ un rodillazo en las huevasā¦ y ahĆ me agarreā.
āMaldita!.. fue tĆŗ mujer y te conoce Ćntimamente, por eso sabĆa bien a que altura te cuelganā¦ sigue contĆ”ndomeā¦ y fue cuando gritaste la primera vezā.
āPues la verdad tuve que gritar, me doliĆ³ muchĆsimo!ā¦ y yo no pude hacer nada porque no me podĆa moverā¦ AhĆ la Yuliza me empujĆ³, y caĆ al sueloā¦ yā¦ del golpe abrĆ las manos y me rematĆ³ā.
āCĆ³mo?ā.
āEstaba muy enojadaā¦ parecĆa una locaā¦ y me dio una patadaā¦ en las bolas!, creĆ que me morĆaā¦ sĆ³lo me agarraba las huevasā¦ā.
āQuĆ© horror!...Y se fue y ya?ā.
āSupongo que sĆ, la verdad no sĆ© quĆ© mĆ”s pasĆ³, Me dolĆa demasiado y no supe dĆ³nde estabaā¦ sĆ³lo vi a los otros empleados a mĆ alrededorā¦
ā¦despuĆ©s llegaste tĆŗā.
āMaldita celosa, y traicionera!.. pero para mĆ, lo hizo a propĆ³sito para vengarse de ti, para daƱarte la noche conmigoā.
āPuede que si fuera por esoā.
āPero claro que es por eso!, te dio en las huevas para que āPapĆ” grandeā, no fuera mĆo esta nocheā¦ adolorido no funcionarĆas bien FĆ©lix. Si āPapĆ” grandeā no era para ella, no serĆa para nadieā.
āPero yo sĆ quiero hacerloā¦ me duele pero tengo las ganasā.
Sus palabras me animaron, enseguida le toque la verga y no tardĆ³ en reaccionar.
āPapĆ” grande aĆŗn se para!ā.
La sonrisa en la cara de FƩlix se hizo mƔs grande, cuando me acomode su negro pene en la boca y comencƩ a saborearlo entre mis dientes y lengua.
Los jadeos de goce de ese papacito moreno eran muy fuertes.
āOhhh DoƱa Ceciliaā¦ Oh doƱaā¦. chĆŗpemela mĆ”s!ā.
Me dedique en cuerpo y alma en estimular su larga verga; Tras un buen rato sus 26 centĆmetros comenzaron a palpitar en mi garganta, fue entonces cuando FĆ©lix hizo un movimiento brusco y la saco de mi boca, para seguir masturbĆ”ndola el mismoā¦ por alguna razĆ³n querĆa presencia con sus propios ojos la eyaculaciĆ³nā¦
Y esta no tardĆ³!, tres poderosos disparos de hirviente y pegajoso esperma impactaron mi rostro, y luego āPapĆ” grandeā continuĆ³ vomitando blanca crema.
FĆ©lix estaba contentoā¦ sus Ć³rganos viriles funcionaban a la perfecciĆ³n... esos golpes bajos no habĆan hecho merma en su masculinidad, y comprobado al 100%, me ofreciĆ³ la verga para que se la limpiara.
DegustĆ© la cabeza de āPapĆ” grandeā con la punta mi lengua, y pronto mi hĆŗmedo coƱo sentirĆa a ese moreno en todo su grosorā¦ Esta noche la acciĆ³n serĆa en mi oficina.
FĆ©lix no volviĆ³ a dejar que su traicionera mujer se le acercara, y ContinĆŗo siendo mi amante exclusivoā¦ por mucho tiempo.
Fin.
Gracias
Comentarios a zatniktiel@hotmail.com
Negrazo!
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