Los Guardaespaldas (1/6) - Cuidado con tus testículos - Las Bolas de Pablo

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10 ene 2012

Los Guardaespaldas (1/6) - Cuidado con tus testículos

Eran las 11 de la mañana cuando Francisco Carrera salía del despacho de su nueva jefa, la empresaria Natalia Rey, una atractiva mujer que nació para los negocios, dueña de varias cadenas hoteleras en el mundo, divorciada y con un hijo que rondaba los 20 años. Esta mujer desde hace 4 años viene sufriendo incontrolables asaltos e intento de secuestro por lo que se ha visto en la necesidad de vivir rodeadas de guardaespaldas, su ultimo guardaespaldas eficaz, Martin acababa de fallecer cuando el obsesivo loco que la amenazaba de secuestro la tenia en su poder.

Martin junto a Arístides, otro de sus mas destacados empleados fueron a rescatarla, los dos hombres sufrieron muchas torturas, pero junto a los demás miembros de seguridad pudieron rescatar a Natalia, por desgracia su hasta ahora desconocido loco había logrado huir junto a uno de sus grandes seguidores. Con la muerte de Martin, Natalia se vio en la necesidad de buscar otro importante guardaespaldas que fuera tan bueno como él o mejor, fueron pocos los candidatos, pero hasta ahora quien resaltaba era uno llamado Francisco Carrera.


Francisco Carrera de 38 años de edad, de estatura alta y moreno, atractivo para las mujeres, de cuerpo musculado y graduado en la mejor academia de seguridad. Tras varias pruebas logro el puesto de nuevo hombre de seguridad para Natalia Rey. Fue en su segundo día de trabajo que mostraría la prueba más difícil de su trabajo impedir el nuevo intento de secuestro de su jefa.

Sucedió cuando varios hombres vestidos de negros y encapuchados brincaron la pared del jardín solo uno de ellos iba vestido completamente de color rojo sangre y con la cara tapada bajo una capucha.

"protege a Natalia" le grito Arístides mientras luchaba con un hombre que portaba un cuchillo

Francisco corrió tras el hombre de rojo disparando tiros al aire. Ambos hombres corrieron escaleras arriba por la casa, dejando atrás varios hombres enfrentándose con armas de fuego y blancas. El hombre vestido de rojo encontró a Natalia haciendo yoga en su sala de estar. La mujer pego un grito de pánico al ver al hombre con un cuchillo en la mano que la observaba.

"baja ese cuchillo" le grito Francisco amenazándolo con un revolver

El hombre volteo a mirarlo y levanto las manos dejando caer el arma blanca

"así es..." dijo Francisco acercándose a él

Pero lo que no sabia el nuevo guardaespaldas es que todo era un plan, uno de los asaltantes estaba tras él y de un golpe contudente en la cabeza lo tumbo al suelo, el revolver se le escapo de la mano, mientras Natalia exclamaba gritos asustada. Francisco con la fuerza que lo caracterizaba, se levanto del suelo y se lanzo sobre el hombre vestido de rojo y le aplico una llave en la espalda.

"llévatela" le ordeno con un grito al vestido de negro

"no" grito Francisco sosteniendo al primer hombre

Enseguida empezó un forcejeo entre los dos, Francisco por intentar que el otro hombre no secuestrara a su jefa y no soltar al de rojo. Mientras que el de rojo forcejeando con Francisco detecto algo grande que se pegaba a su trasero mientras combatían, un pedazo largo de carne, y unas esferas gruesas entre las piernas de Francisco. El secuestrador de rojo se planto con fuerza en el suelo, y levanto el talón para impulsarlo hacia atrás. El talón duro del secuestrador pego de lleno en las dos bolas de Francisco, el muchacho moreno abrió la boca y los ojos se le desorbitaron, y del impacto soltó los brazos del hombre de rojo para agarrarse los testículos y caer al suelo adolorido

"esto apenas comienza... ya veras" dijo el golpeador, y salió tras el hombre que llevaba secuestrada a Natalia

"ay ay..." se quejaba del dolor Francisco tirado en el suelo agarrándose las gónadas

Los dos secuestradores bajaban por las escaleras que conducían al primer piso cuando se encontraron frente a Arístides con otros 4 miembros de seguridad

"alto ahí" dijo Arístides apuntándoles con el arma de fuego

Los dos hombres se quedaron detenidos en el escalón colocándole un cuchillo en la garganta a la aterrada Natalia y apuntado a los 4 miembros. Mientras un lento Francisco salía de la sala del segundo piso agarrándose todavía los testículos, vio a los malhechores y se acerco a ellos enseguida y en silencio. El de rojo estaba parado frente a todos y apuntandolos, mientras el otro la sostenía con el cuchillo sobre su garganta, Francisco le dio un puntapié en el hueco popliteo al de rojo, así el hombre flexiono la rodilla y perdió el equilibrio cayendo escaleras abajo, el de negro intento bajar con la mujer, pero el eficiente Arístides le disparo en la pierna y el hombre soltó a la mujer por el impacto que también termino rodando escaleras abajo, Natalia también perdió el equilibrio, pero haciendo una buena maniobra Francisco pudo detenerla, aun así haciendo un gran malestar sobre sus huevos. Al llegar al suelo, Arístides ayudo a calmar a su jefa que lloraba aterrada, mientras los otros dos guardaespaldas sujetaban al hombre de rojo en tanto Francisco aplicaba una llave al del disparo en la pierna.

"mamá..." grito entrando Pedro el único hijo de la bella dama que logro ser salvado antes de ser secuestrado, fue directo a abrazarla, era un joven de estatura mediana y tez bronceada, estaba mas al pendiente de su cuerpo, que de los estudios.


Pasados unos minutos y luego que la calma llego lenta pero segura a la casa los hombres capturados serian entregados a la policía. Francisco jamás olvidaría la cara de los presuntos secuestradores, y mucho menos la del hombre que vestía de rojo, parecía un ser tan insignificante y ahora los miraba a todos con aborrecimiento. Al parecer era el jefe de la banda, un hombre de estatura baja, tez blanca y ojos que delataban amargura y cansancio.

"fue horrible" se quejaba Natalia llorando todavía

"me encargare de que estos tipos no salgan de la cárcel nunca mas" dijo el que una vez fue su marido, pero que todavía tenia buenas relaciones de amistad con ella por causa de su hijo. Acudió a la mansión tan pronto se hubo enterado de la noticia "mas nunca verán la luz del día estos infelices" y clavo su mirada vengativa en el hombre que de igual manera miraba amenazante

"deberíamos irnos del país" abrazaba Pedro a su mama que no podía parar de temblar.

Al llegar la noche, la seguridad en la mansión se triplico, la mujer estaba bajo seguro en su habitación, necesito algunas pastillas para doparse, mientras su hijo Pedro contaba a sus amigos por llamadas telefónicas lo sucedido en el dia. Al momento de la cena, varios guardaespaldas se turnaban para comer, era el momento de la cena para Arístides, el empleado de mayor rango y Francisco.

"siempre sucede lo mismo" dijo Arístides a Francisco mientras comían

"¿los ataques?" pregunto Francisco

"si... siempre que atacan, la señora, nos doto de revólveres para combatirlos, pero... es extraño estos tipos siempre atacan con cuchillos... y pocas veces con armas de fuego"

"¿el de rojo era su jefe?"

"Eso creemos, es la primera vez que lo atrapamos, y de verdad gracias a ti..."

"pero ¿anteriormente si han atrapado a los demás?"

"si... pero esos malditos nunca hablan, nunca, le han hecho todas las cosas para que hablen y no lo hacen. Y siempre les dictan penas mínimas en prisión"

"es toda una mafia" comento pensativo Francisco

"si, de las peores" dijo Arístides "y espero que atrapado el jefe... se acabe todo. Esta señora vive con el nervio pegado a ella todo el día"

"¿por que no se va del país?"

"Por su hijo" respondió en susurro Arístides "ella hace lo que el dice, y él no se quiere ir de aquí, su patria, y ella, jamás lo dejara solo"

"entiendo... Pero ahora él dijo que se fueran"

"el siempre dice una cosa al momento, y luego otra. Oye... me... me parece que te... golpeo en... los testículos" dijo pensativo Arístides "¿es cierto? me parece que cuando salías de la sala, caminabas lento y con las manos allí..."

Francisco mordió su comida y luego contesto dando una sonrisa mostrando sus unidos dientes

"si, me dio, un talonazo... el tipo de rojo"

"bien, entonces amigo Francisco" dijo Arístides limpiándose la boca con la servilleta "debes tener cuidado con tus bolas, si, así como lo oyes, cuidado con tus testículos. Pues... Martin, el que antes ocupaba tu lugar,... Martin, Camilo, otro guardaespaldas que ahora no trabaja aquí... y yo, éramos sus favoritos, si te pego a ti allí, no dudo que lo vayan a hacer contigo, pero espero que esta mala historia de los intentos de secuestro a esta casa haya terminado hoy"

"no entiendo que quieres decir, ¿que tienen que ver los testículos en todo esto?"

"Te explicare, pero que quede entre nosotros, porque esto es muy penoso. Y te va a beneficiar, para tu protección, y te contare del día que murió Martin"

Francisco trago saliva y se preparo para escuchar la historia.

"sucedió en la tarde, no te hablare de Iván, pues para ese momento no estaba con nosotros, estábamos Martin, Marlon, que ya lo conoces Natalia y yo. Nos intercepto una camioneta, 7 hombres con rifles y armas de alto calibre..."

"alto calibre" interrumpió Francisco impresionado

"si, empezamos a disparar todos, Marlon fue herido y no nos quedo mas opción que dejar que nos atraparan, La señora Natalia se enojo muchísimo, pero no la querían a ella ¡no!. Igualmente nos subieron a la camioneta a Marlon ensangrentado, Martin, Natalia y yo. En la camioneta estaba montado nuestro enemigo y misterioso hombre de rojo, que hasta hoy es que le conocimos el rostro"

"en la camioneta" continuaba Arístides "nos taparon los ojos a todos, no se a donde nos llevaron, pero parecía una casa abandonada, era oscura y fría. Pero óyeme bien, no querían en ese momento a la señora Natalia, sino a Martin y a mi"

"¿por que?" quiso saber Francisco

Arístides dio un suspiro y contesto

"por favor no te rías... pero, ese tipo el de rojo, tiene una obsesión con los hombres con testículos grandes..."

Francisco abrió la boca, luego la cerro y contuvo la risa

"no te rías, si a ti te pego hoy... estoy muy seguro que fue porque te vería o te sentiría los testículos, entiende... Martin, Iván que ya no trabaja aquí, y yo, y ahora quizás tu, tenemos los testículos muy grandes, ese hombre nos torturo hasta la muerte de Martin con golpes en los huevos... créeme. Apenas llegamos a esa maldita casa, a la señora Natalia, la sedaron, Marlon, no es de testículos grandes, el tipo de rojo se los toco y pareció no interesarse. Únicamente lo mando a golpear, pero a Martin y a mi, nos condujo a una habitación, despues de tocarnos, y nos amarro a una pared, desnudos y con las piernas abiertas, créeme Francisco"

"¿y les pego?" pregunto Francisco

Arístides afirmo con la cabeza recordando con rencor el día de la tragedia.

Era una habitación fría y poco iluminada, en ella y atados contra la pared estaban dos fuertes hombres desnudos, con los brazos y piernas abiertas, en sus genitales, sus penes estaban atados a sus abdómenes, mientras que las grandes bolas colgaban libremente entre las piernas, a juzgar por el tamaño de los testículos, Martin era mas boludo que Arístides, sin menospreciar el tamaño de las bolas del segundo que seguirían siendo grandes. Frente a ellos estaba un hombre completamente vestido de rojo sangre, con la cara tapada por su larga túnica. El tipo de rojo dio un paso atrás y le dio una patada a Martin justo en las bolas con todas sus fuerzas. Y Martin chillo de dolor como un animal vagabundo a punto de morir. Mientras que Arístides a su lado temblaba de miedo.

"maldito... ¿me los quieres reventar? suéltame y pelea como hombre..." se quejo el macho cuando pudo hablar. Temblaba de ira

Pero el tipo de rojo no dijo ni una palabra y le clavo una nueva patada en las bolas a Martin, si el hombre hubiera estado libre, hubiera brincado en el aire, pero la atadura contra la pared le produjo cualquier impulso de saltar por la fuerza del choque a sus cojones. Martin grito desesperado mientras cerraba los ojos, empezó a gemir otra vez.

"mal... di... to" trato de decir

"ya suéltanos cobarde" hablo Arístides

El secuestrador se dedico a él, apretó sus testículos con la mano y empezó a estrujarlos con fuerza, mientras involuntariamente el pene del hombre rubio se iba poniendo duro como una roca. Arístides soporto el deseo de gritar, pero la resistencia se vino a cero y rugió con fuerza cuando sus testículos fueron jalados hacia abajo en la máxima expresión. Su excitación lo humillaba

Dejo de concentrarse en Arístides, pues parecía que su favorito era Martin, por ser mas cojonudo, y volvió a clavar la mirada en su zona genital. Dio media vuelta y se dirigió a un baúl que estaba en la húmeda habitación, se inclino y saco algo. Al darse la vuelta hasta los hombres, ambos entraron en pánico y trataron de liberarse vanamente, y su cuerpo quedo inerte ya cuando tenían frente a ellos al hombre de rojo con un bate de madera en las manos. Tanto el musculoso cuerpo de Martin, como el de Arístides, sudaban densas gotas de sudor.


Martin cerró los ojos dispuesto a resistir la tortura cuando sus ojos vieron cuando el individuo echaba el brazo con el bate hacia atrás. El pesado objeto de madera golpeó sus bolas, rompiendo el testículo izquierdo para siempre, el hombre pego el grito mas largo y fuerte de toda su vida. Su cuerpo sentía tanto dolor como nunca, fue tan fuerte el golpe que un chorro de semen salió disparado de su pene y aterrizo en parte del cuerpo de Arístides, en la cara del propio Martin por su barbilla y en la ropa del secuestrador.

Arístides doblo la cara de sorpresa al ver que el secuestrador guardaba todas las muestras de semen de Martin en un frasco especial. Los lloriqueos de Martin se escuchaban en toda la sala.

El secuestrador volvió a pegarle a Martin en las bolas repetidas veces con el bate, sacándole disparadas cargas de semen y guturales gritos del guardaespaldas, cuando hubo terminado, siguió recolectando semen en el frasco. La cara de Martin denotaba el intenso dolor que se apoderaba cada vez mas de su cuerpo, su cara estaba roja, y sus testículos, o el que le quedaba que también estaba a punto de quebrarse estaban rojos e hinchados, mas rojos que cualquier hinchazón, incluso su semen salía blanco con pequeñas partículas rojas, sangre. Arístides a su lado estaba nervioso, pues, el que seguiría con la tortura seria él.

La cara de Martin poco a poco fue quedando en blanco, ya no denotaba dolor, ni molestia, miraba al suelo con la boca abierta, sudando a chorros, pero un nuevo batazo en las bolas lo hizo volver a la realidad con un grito de espanto y un sonido repugnante de su testículo derecho al ser finalmente agrietado, y finalmente su semen salió expedido de su pene por ultima vez en vida con un color casi rosado. Finalmente los ojos de Martin se cerraron para siempre y su cuerpo quedo inerte.


"Martin... Martin..." decía con desespero Arístides batiéndose, pero sus gritos de llamada cambiaron a gritos de dolor. Cuando el secuestrador tiro el bate contra el suelo y empezó a apretar las bolas del rubio.

El secuestrador no deseaba matar a Martin, pero en ese momento pensó que solo se había desmayado. Pero no deseaba su muerte, le convenía tenerlo con vida, solo necesitaba su semen, cuya razón será explicada en otra entrega.

Dejando de apretar sus bolas, Arístides empezó a respirar con dificultad, sobreponiéndose a su dolor. Pero la recuperación no seria definitiva cuando sin poderlo evitar recibió un fuerte rodillazo en sus desprotegidas y vulnerables bolas. Arístides chillo del dolor, abriendo la boca y emitiendo un largo y susurrante "ahaha".

El hombre de rojo repitió el golpe con patadas una y otra vez sobre el musculoso. Arístides estaba en un intransitable shock, paralizado sin poder defender sus huevos de las fuertes patadas que le golpeaban. El secuestrador le jalo las bolas hacia abajo y luego las estrujo como si fueran pelotas de goma, mientras Arístides aullaba bajo una imponente erección de su pene.

El hombre de rojo tomó el pene de Arístides y empezó a masturbarlo. El cuerpo del muchacho se retorcía del dolor al tener sus bolas apretadas y de placer al sentir su pene ser masturbado con vehemencia finalmente eyaculo y una fuerte chorreada de semen fue vaciada de sus palpitantes bolas y que misteriosamente fue también depositado en un nuevo frasco.

"¿y para que quería el semen?" pregunto Francisco cuando Arístides termino de relatar la mala experiencia

"no lo se... después de masturbarme le dio unas patadas mas a Martin, pero no, ya estaba muerto... después me aplico un sedante, me durmió, a Natalia también y a Marlon también, al despertar, todos estábamos en la camioneta en una de las calles de la ciudad. Llevamos luego a curarle las heridas a Marlon. Fran, cuida tus testículos.

"estas loco, me quieres asustar" negó sonriendo Francisco marchándose del comedor sonriendo.

El individuo que vestía de rojo, según investigaciones de la policía respondía al nombre de Germán Bazán, individuo de excelente familia, experto secretario, parecía del linaje de ladrones de cuello blanco. Seria trasladado a una prisión de alta seguridad, y a esa hora de la noche era trasladado a la prisión en camioneta de la policía por la carretera.

El individuo llamado Germán iba pensativo en la camioneta, sus esposadas manos, situaron sus dedos en el área genital, era pequeño su pene y sus testículos también, no sabia lo que era un micro pene hasta que el doctor se lo explico, y le hablo de una nueva cura que era efectiva. Su cara soltó una maliciosa sonrisa al sentir que la camioneta se detenía, sonrió mucho más al escuchar varios disparos, múltiples, por muchos minutos. La puerta trasera de la camioneta no tardo en ser abierta. Y varios individuos vestidos de negro y con las caras ocultas fueron avistados, Germán sonrió de placer, era libre nuevamente.

En tanto Francisco continuaba en la casa de su nueva jefa. Estaba en el baño, el hombre estaba situado frente a un espejo, tenia los pantalones abajo mirando su pene y sus testículos, grandes, tan grandes como los del fallecido Martin.

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