Los Guerreros de la arena (5/6): una pelea de ejecutivos - Las Bolas de Pablo

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16 oct 2012

Los Guerreros de la arena (5/6): una pelea de ejecutivos

Ese sĆ”bado el sitio de encuentro estaba repleto de muchas personas, quizĆ”s por los mĆ”s fetichistas que estaban en el lugar. Pues se desarrollarĆ­a un grandioso evento, la promociĆ³n de la lucha para ese fin de semana se hizo como nunca por algunos canales de televisiĆ³n por cable e internet. El publico esperaba expectante a que sus favoritos se dignasen a salir del interior del recinto vestidos como mas querĆ­an presenciar ese evento, vestidos con trajes como altos ejecutivos, querĆ­an ver el cuerpo del musculado Federico batirse en duelo contra el asiĆ”tico Debor, deseaba presenciar como las telas de sus pantalones posiblemente ajustados delimitaban sus redondos traseros, sus grandes paquetes, era para muchos ver a sus 2 favoritos trajeados.



Y el pĆŗblico grito, silbĆ³ y aplaudiĆ³ de alegrĆ­a cuando los 2 hombres de 30 aƱos desfilaron cada uno por caminos distintos agitando la mano en seƱal de saludo a su pĆŗblico. Francisco se veĆ­a mas corpulento con el traje, en realidad por su porte parecĆ­a un magnate del petrĆ³leo quizĆ”s, vestĆ­a con una camisa blanca un saco de tono casi gris, una corbata a rayas y un ajustado pantalĆ³n azul a medida que se movĆ­a su paquete se balanceaba de un lado al otro, como si en vez de tener un pene fuera una anaconda gigante que se movĆ­a de lado a lado. Debor sonriente parecĆ­a un alto ministro, saludaba al publico brincando y sonriendo vestĆ­a de traje completamente negro y brillante por tanto el paquete no se le notaba casi, pero todo se recompensaba con su trasero que se le marcaba completamente entre la tela del pantalĆ³n.



"luchadores, suban al ring" invito el moderador del evento. Los guerreros de la arena obedecieron y se miraron muy simpƔticos retadores sobre el ring

"te destrozare las bolas" grito excitando a su publico Federico

"te hare tragar mi nutritiva leche" aseguro Debor pidiendo halagos de su publico. Y los recibiĆ³.

"estimados luchadores, el combate no termina hasta que el ganador, penetre al perdedor"

El publico estallo en aplausos y los luchadores rieron con satisfacciĆ³n, Federico se limpio el sudor

"te estallare el culo" grito

"no, porque yo te lo taladrare" negĆ³ Debor

La campana sonĆ³ iniciando el combate y los guerreros se movieron en cĆ­rculos apretando los puƱos en seƱal de pelea, uno invitando al otro para que invadiera su espacio personal. Fue Debor quien se acerco a Francisco, y el muchacho lo hizo tambalearse con un puƱetazo en la mandĆ­bula, seguido lo golpeo con la palma de la mano abierta en el pecho, Debor gruƱo por el golpe, su costoso y caro traje brillaba por la luz del lugar. El asiĆ”tico con un movimiento contraataco, esquivando un fallido rodillazo a los testĆ­culos, logro clavarle un puƱetazo en la costilla a Francisco, el hombre con cara de dolor se doblo intentando sanar su golpe. Y Debor lo humillo con una sonora bofetada, al instante el rostro de Federico cambio a color rojo con los dedos marcados de Debor.

Los ojos de Federico centellaban la profunda ira que sentĆ­a, se lanzo sobre Debor y ambos hombres rodaron por la lona excitando a mas de uno de los espectadores, enredado el uno al otro golpeĆ”ndose mientras su ajustado traje de empresario se pegaban a cada parte de su cuerpo, ya sea a sus piernas, glĆŗteos o brazos, Federico golpeo en la costillas a Debor y en su esfuerzo por demostrar su superioridad el asiĆ”tico rompiĆ³ la franela del rubio.

Federico ataco a Debor con un cabezazo en la cara, el muchacho gimiĆ³ y se retorciĆ³ en el suelo sobĆ”ndose la nariz en busca de sangre, pero no la habĆ­a, Federico se levantĆ³ del suelo agradeciendo a su publico y volviĆ³ a fijar la mirada en Debor, y comenzĆ³ a desnudar a su enemigo rompiĆ©ndole el traje, lo apoyaba su publico con la virilidad en la que rompĆ­a de lado a lado las ropas del golpeado. Debor intento respirar fuertemente, pero contuvo el aire y apretĆ³ los dientes, Federico con suma fuerza le rompiĆ³ el pantalĆ³n revelando que el hijo de asiĆ”ticos calzaba speedo color rojo, Debor volviĆ³ a apretar la mandĆ­bula, abriĆ³ la mano y la llevo con fuerza contra la cara de Federico volviĆ©ndole a abofetear, el golpeo sonĆ³ mas duro que el anterior y del otro lado de la cara, Federico perdiĆ³ el equilibrio y se coloco a 4 patas, jadeando.

Debor sonriĆ³, sin tener vergĆ¼enza su pene se mostraba completamente erecto en su speedo rojo, miro al culo de Federico, su traje de ejecutivo se metĆ­a entre sus nalgas, muy delante, sus bolas reposaban, esperando con ansias la tortuosa mano de Debor, el hombre sonriĆ³ y se acerco al doblemente abofeteado. Decidio desnudarlo completamente y al hacerlo, revelo un speedo amarillo.



La mano del asiatico paso a travĆ©s del abdomen de Federico y se apodero de aquellos dos orbes llenos de semen fuerte. Federico grito desesperado, sintiendo como el inmenso dolor se apoderaba de su cuerpo se moviĆ³ en vano, hasta que pudo conectar un codazo en la cara de Debor, el asiĆ”tico lo soltĆ³ y cayo de culo al piso. Federico se arrastro por el suelo, sobo sus bolas, su publico grito lo atractivo que lucia semi desnudo.

Dominado por los aplausos y vĆ­tores del publico al ver a Federico semidesnudo le impidiĆ³ ver cuando Debor se acercaba a Ć©l y solo sintiĆ³ cuando nuevamente la mano izquierda del asiĆ”tico volviĆ³ a apretar sus preciosas bolas vulnerables, sus gritos de dolor hicieron silenciar a su publico encantado.

Debor apretaba los labios mientras retorcƭa su mano y las bolas tambiƩn, a Federico los ojos se le desenfocaban mientras arqueaba su cuerpo sudoroso sin fuerzas.

"¿quien es el rey?" preguntaba sonriendo Debor "¿dime quien?"

"yo..." gruƱo ahorrando fuerzas Federico

"NO" negĆ³ Debor doblĆ”ndole las bolas aun mĆ”s y haciĆ©ndole chillar como moribundo "¿quien es el rey?"

"YO" chillaba Federico como loco provocando vergĆ¼enza ajena mientras sus bolas seguĆ­an siendo retorcidas

"¿quien te destrozara el culo esta noche?"

No hubo respuesta mƔs que la cara convulsa de Federico

"¿QUIEN?"



Sintiendo que el fin estaba cerca Debor soltĆ³ las bolas de Federico y el joven se acurruco en el suelo tratando de aliviar su dolor de huevos, Debor brinco sobre las cuerdas saludando a su publico y soportando los abucheos de los fanĆ”ticos de Federico. La sonrisa de Debor iba de lado a lado haciendo notar a un lindo hombre con una piel suave y sensible. Debor bajo de las cuerdas y se lanzo sobre el debilitado Federico y los dos hombres rodaban por el suelo, semidesnudos, sudorosos y golpeĆ”ndose, sintiendo uno sobre el otro las partes de sus cuerpos, pero el asiĆ”tico era quien llevaba la ventaja. Debor coloco su mano sobre el cuello de Federico y lo comenzĆ³ a ahorcar, el luchador trato de zafarse de las manos del asiĆ”tico, pero Debor contraataco saltando sobre Ć©l y clavando sus rodillas en los huevos del guerrero de la arena, y Federico pego un alarido de dolor que jamĆ”s se habĆ­a escuchado entre los luchadores Debor sonriĆ³ de satisfacciĆ³n y volviĆ³ a las cuerdas a saludar a su publico.



ViƩndolo desde las cuerdas Debor se lanzo sobre Federico cayendo sobre su cuerpo y haciendo que el hombre se retorciera de dolor sobre la lona.

Debor no dejarĆ­a descansar a su contrincante, y le aplico una llave, coloco su rodilla contra la espalda de Federico y le jalo hacia atrĆ”s los brazos, el hombre gruƱƭa del dolor. Finalmente lo soltĆ³ y Federico cayĆ³ sobre la lona inerte, no podĆ­a hacer nada, sentĆ­a su cuerpo adolorido. HabĆ­a perdido, si que habĆ­a perdido, Debor bajo el speedo de su enemigo y mostro sus nalgas redondas, al verlas su propio pene creciĆ³ y se puso duro, se desnudo frente a la multitud y con cuidado se subiĆ³ sobre el enemigo derrotado.

La suave piel de Debor se situĆ³ sobre la lampiƱa espalda de Federico enseguida comenzĆ³ a penetrarlo y el hombre subiĆ³ gimiĆ³ de dolor al sentir la pija del asiĆ”tico abrirse paso por su agujero. Fuerte, duro sin compasiĆ³n el asiĆ”tico lo penetraba y el hombre gritaba de dolor, sin sentir placer, el pĆŗblico gritaba enloquecido. Debor de movĆ­a hacia delante y atrĆ”s una y otra vez hasta el fondo, hasta que eyaculo con un grito fuerte. Federico abriĆ³ los ojos y sintiĆ³ como se le humedecĆ­an como se mojaba su ano con el semen del ganador de la noche.

Debor cayo a un lado del cuerpo de Federico, complacido, descansado, mientras su pene brotaba una pequeƱa fila de leche blancuzca, su pĆŗblico lo vitoreaba con alegrĆ­a.

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