Solid Show (1/7): ¿Un vaso de yogurt? - Las Bolas de Pablo

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15 jul 2015

Solid Show (1/7): ¿Un vaso de yogurt?



CONTIENE:

BALLBUSTING MUJER/HOMBRE

   Isabella Totti meneaba deliciosamente su copa de martiní, estaba instalada desde ese fin de semana en el Corona de Diamantes, el costoso y elitesco hotel propiedad de su marido. Para aquella hora de la tarde la mujer de alrededor de 60 años mataba su aburrido tiempo indagando la vida privada de los clientes del lugar.


   —Definitivamente nada de importancia, mi linda —declaró sorbiendo la bebida.



   Los huespedes de la suit 44 hacían el amor por tercera vez.



   —Honestamente no sé que le ve esa ingrata a ese mala cama —decía la mujer en su soliloquio—, tiene la pija como un pajaro chogüi y los huevos dan ganas de reír... Bueno, mi linda, ella no es muy agraciada... tiene las tetas caídas. Seguro eran vírgenes y todavía no se lo creen que siguen juntos —sus ojos adornados de retocadas arrugas se posaron en una pantalla más alejada, Suit Oro Verde—. No, mi linda. Esa es una estúpida... podrá ser muy famosa pero frígida como ella sola —a quien miraba se masturbaba por segunda vez en media hora. Ahora los ojos de la mujer miraron la habitación 149—. Jóvenes y padres, bueno... aprovechan mientras sus chibolos están en la alberca —dio un suspiro y probó la bebida—. Ya me aburrieron, bajaré al casino —abandonó su asiento y, sin proponerlo la mirada se posó en la habitación El Rey—. ¿Pero qué hace ese asqueroso? ¡La gente tiene unas ocurrencias! ¡Pero que loco! Cochino, feo, asqueroso... pero... —su boca se abrió de sorpresa mientras inesperadamente tomaba nuevamente asiento—. ¿Quien es él? —uso la tablet que estaba integrada al sistema de hospedaje del hotel:



Habitación: El Rey (555)

Cliente: Carlos Ferrer Chacón
Profesión: Abogado.
Fecha de llegada: Viernes, 17 hasta Miércoles 22.
Últimos reportes: 2 quejas las últimas 15 horas por desaparición de objetos de comidas en su habitación.
Hora actual: 15:59 Domingo 19 de Julio.



   —¡¿Pero cómo no se le va a desaparecer la comida si es un asqueroso de cuarta?!... pero tiene una buena herramienta el condenado.



   Sus ojos siguieron hurgando la intimidad del cliente.



   Carlos Ferrer había viajado hasta aquella zona del país porque representaba a una empresa frente a una querella legal, por el costo de sus honorarios se permitía estar en ese hotel.



   En las últimas horas había desaparecido cosas de su nevera y sospechaba de la gorda del servicio a la cual la excelente gerencia del hotel aún no había reprendido. Él le daría una lección.



   Cogió un vaso de yogurt y se sentó en la cama dejándola en la mesa de noche. Se abrió el pantalón y lo sacó de sus piernas. Se quitó el bóxer y manipuló sus genitales.



   Era dueño de un trozo de carne grande, blanco y grueso que había satisfecho a muchas mujeres, acompañado de un par de pelotas inmensas y colgantes que propiciaban a la lujuria carnal, fabricaban mucho semen y ese era su mejor potencial, aunque eran frágiles como el cristal. Más de una vez le habían hecho llorar con golpes a las gónadas en especial el ex novio loco de una mujer que fue su pareja, aunque eso era capitulo de otra historia.




   Carlos comenzó a estimular su polla con la mano movía rítmicamente de arriba a abajo en cuestión de minutos empezó a ponerse roja, él sintió que se reventaría de dura. Recostado en la cama Carlos se la jalaba cada vez mas fuerte.


   Carlos se detuvo por un momento y buscó entre sus pertenencias una crema, qué, juntó en su mano para frotar en su pene. Cerró los ojos cerrado soltando bajos jadeos en el efecto del éxtasis sexual.



   Ahora su inmensa barra de carne estaba llena de crema parecía una banana mojada, un inmenso plátano. Carlos seguía  repitiendo los movimientos estimulantes. 



   ¡Que buena era la masturbación! 



   Carlos pasó la punta del dedo por sus grandes testículos, luego por el pecho, a medida que mantenía cerrando los ojos  y se mordía los labios, gimiendo de placer. Su cuerpo estaba cubierto de sudor y su polla emitía cosquilleos incontrolables a punto de soltar toda su carga de leche, se sentía tan caliente.



   Pasados cortos minutos empezó a gemir cada vez mas fuerte, con una mano temblorosa y la frente perlada de sudor cerró los ojos y abrió la boca. Apuntó la polla al frasco lleno de yogurt y eyaculó. Seis disparos potentes y largos de leche salieron de su polla. Estaba tenso de placer y lujuria.



   Con la mano aun temblando depositó el blancuzco yogurt en la mesa dejó caer su babosa polla en el abdomen. Mientras su cuerpo todavía procesaba aquellos espasmo de orgasmo. Luego de un minuto abandonó la cama para irse a duchar.



...



   —¡Pero este tipo es un asqueroso de primera! —dijo sorprendida Isabella cuando Carlos cerraba con tapa el yogurt para guardarlo en la nevera—. ¿Qué te propones, puerco? No hay que dudarlo, mi linda, el tipo está bueno pero es un enfermo. Tiene lindo cuerpo, una verga escultural, bolas, trasero para morder... ¿pero para qué guarda su asquerosidad? —a través del monitor vio que Carlos se vestía para luego abandonar la habitación—. Que hombre más raro... pero... me gustaría hablar con él... verlo en Solid Show. No, no, no, mi linda. Olvidate de eso... ¿Y ahora qué tenemos aquí? —se dedicó a contemplar en la cámara 50 como en una habitación un trío empezaban a tener relaciones sexuales.



   El grupo estaba contemplando por dos mujeres y un hombre, ¡pecadores! Pensó Isabella Totti con gracia, entretanto su mirada se desvió a la habitación El Rey, donde una mujer regordeta empezaba a hacer labores de limpieza. Isabella miró con curiosidad como la empleada de servicio en el hotel abría la pequeña nevera y de ella sacaba una manzana que, a bocanadas empezaba a tragar.



   —Pero miren a la glotona —se quejó Isabella sorprendida—. Como si no recibiera un sueldo suficiente. ¡La muy descarada!... —la empleada iba de nuevo a la nevera e Isabella abría la boca de sorpresa—. ¡No, NO, NO! No te atrevas.



   Jamas la empleada la oiría estando ella encerrada en aquel cuarto secreto. La mujer de servicio se sentó en la cama, posó sus curvos labios en el vaso con yogurt, cerraba los ojos al degustar el manjar lácteo, aunque luego movió la lengua dentro de la boca probando el sabor dulce-amargo. Sin embargo tomó por completo el postre.



   —¡Eres una sucia! Pero no, esto no se va a quedar así. Lo juro.



   Isabella Totti cogió sus bolsa y abandonó el sitio. Bajó a la recepción donde le informaron que el huésped de la habitación El rey estaba tomando algunas copas en el bar.



   Isabella bajó al colorido sitio localizando al masturbador sentado en la barra ingiriendo un viejo wiskhy.



   —¿Carlos Ferrer, de profesión abogado?



   —Así es señora, es un gusto conocerla. ¿Con quien tengo el placer de hablar? —se presentaba el hombre quien resultaba más viril en persona que ante la lente de una cámara secreta.



   —Soy Isabella Totti, la esposa del dueño de este hotel. Quisiera tratar un asunto importante con usted —Carlos sonrió pensando que en sus manos caería la defensa de una demanda, la dama sacó de su bolso un papel—. Ahora bien, mi lindo, te espero en la siguiente dirección dentro de veinte minutos. ¿Sí? —Carlos afirmó ante el guiño de la vieja—, hey, Aquiles —se dirigió al barman—. La próxima bebida del caballero corre por cuenta de la casa —dio unas palmadas en el hombro del abogado y salió de escena.



   Carlos que estaba contrariado intentó obtener información con ayuda de Aquiles. Supo que la mujer tenía años casada con el dueño del hotel y que juntos tenían dos hijas. Y, que hasta ahora no se sabía si ella, el hotel o su familia tuvieran un problema legal.



   Carlos tomó la última bebida y subió a la oficina de la señora Isabella. Llegó hasta allí con uso de un exquisito ascensor de vidrio. Cruzó un extenso pasillo y se anunció en la oficina.



   Tras un lustrado escritorio de mármol vio a la esbelta mujer.



   —Me siento halagada de tu presencia aquí, Carlos.



   —Halagado debería sentirme yo, señora. Supongo que solicitará mis servicios como abogado...



   —Sí, mi lindo. Solicitar tus servicios, sí. Como abogado, no sé. Tengo que proponerte un trato.



   —¿Un trato?



   —Sí, mi lindo. Efectivamente busqué a través de internet información sobre ti —la vieja movió el monitor señalando una búsqueda de Google—. Que honor tener un abogado de alto prestigio en el hotel. ¿Pero qué pensaría la gente si te ve masturbándote y arrojando tus cosas a un yogurt que una pobre empleada tragará?



   El rostro de Carlos se tornó amargo y oscuro.



   —No sé de qué me habla, señora.



   —Ay, mi lindo. Lo que está a simple vista no necesita anteojos —manipuló rápidamente el teclado y en instantes Carlos miró como se proyectaba en el monitor su masturbación horas antes.



   —¡Esto es invasión a la intimidad, puedo demandarla por esto y su hotel de porquería se iría a la verga.



   —Guarda silencio, mi lindo. No estás aquí para amenazar, con un sólo clic puedo hacer que "el masturbador del hotel" sea reconocido en todo el mundo.



   Carlos la miró como si la pudiera fulminar con la vista. Respiró profundo y se recostó comodamente en el asiento.



   —No me importa eso. Adquiriría fama mientras usted se hunde con mi demanda.



   —Perfecto, mi lindo. Comenzaré a subir el video a la web —la doña entró a una reconocida pagina web pornográfica donde inició sesión con una cuenta. Dio clic a subir video —. A ver... ¿qué puedo colocar en la descripción? Destacado abogado Carlos Ferrer Chacón se masturba en hotel y su semen es tragado por una pobre empleada, se armará todo un revuelo, mi lindo, te lo aseguro.



   Carlos comenzó a ver como el video subía al servidor. Inesperadamente perlas de subor emanaron de su frente:



   40% de la carga... 60% de la carga... 80% de la carga...



   —¡Detenga eso, vieja loca!



   Isabella Totti canceló la carga del video, el pez mordió el anzuelo. Carlos se limpió el sudor de la cara.



   —¿Qué quiere a cambio de la confidencialidad del video?



   La señora tenía una sonrisa altanera que molestaba a cualquiera.



   —Mi lindo, tienes un grandioso cuerpo al que deberías explotar más. Te quiero proponer un trabajo donde ganarías más que como hombre de leyes... leyes que se violan al derecho y al revés todos los días.



   —No entiendo, señora. Hasta hoy día mis honorarios me han permitido toda clase de lujos.



   —Pero yo te prometo más —aseguró Isabella tomándolo de la mano e inyectándole soberbia y poder—. Te aseguro mucho, mucho dinero y fama. Deseo sexual de parte de multitudes... y poder...



   A la memoria de Carlos llegó el recuerdo de una ex-novia que le aseguraba que debía ser actor porno. Rió con gracia.



   —¿Y qué es lo que me propone, señora?



   —Quiero que seas stripper de mi bar.



Carlos soltó una carcajada chocante.



   —Eso es acabar con mi carrera de abogado, señora. Ademas me moriría de hambre con un misero sueldo de stripper.



   —No, mi lindo. Por un lado mermaría un poco con tu carrera pero te realzaría como hombre, como el macho alfa que eres y llevas dormido, un líder. Eso lo veo en tus ojos ¿Qué escoges tu video en la web a nivel mundial o tu cuerpo a nivel local?



   —No veo el por qué amenazarme de este modo.



   —Mi lindo, vi tu potencial. Y se está perdiendo de una manera muy triste. Toma esto, nos va a ayudar a entendernos.



   La mujer desde un montón de hojas entregó una especie de guía a Carlos. Este aceptó y leyó, era el contrato recien impreso. Donde se estipulaba la base del sueldo que auguraba ser excelente cantidad. Trabajaría nocturnamente y debía participar en cuanto show privado le contratasen. Lo más importante era que finalizado el contrato a los seis meses ella le devolvería o destruiría (según su elección) la totalidad del video.



   "Seis meses es nada de tiempo" pensó Carlos tentado al contrato. Aquello era como participar en un juego y hasta la dama le daría residencia.



   Utilizó un bolígrafo de tinta negra para estampar una gruesa firma.



   —Bienvenido a Solid Show, mi lindo. Lo más importante es que esto parece un juego pero no es.



   —Cuando pasen los seis meses quiero mi video, vieja loca.



   Isabella sonrió sin contestar al insulto, se limitó a entregar con una sonrisa estúpida la copia del contrato a Carlos.



...



   El aire acondicionado estaba a lo más bajo del nivel. Carlos dormitaba en su habitación de hotel luego de pasar horas en el bar releyendo el contrato, estaba semidesnudo con sus grandes aunque no voluminosos músculos, dos mujeres miraban sus bíceps poderosos, con pectorales y abdominales firmes, era un hombre poderoso sin tener cuerpo de Adonis. Las mujeres eran nada mas y nada menos que Isabella y la empleada come yogurt.



   —¡Ooh! —se despertó gritando Carlos, agarrándose la entrepierna y rodando de lado a lado.


   La empleada de hotel había embestido su puño en la abultada entrepierna de Carlos mientras éste dormía. El dolor fue tan pesado que Isabella Totti se sintió maravillada de como el hombre apretaba la boca y cruzaba los ojos sintiendo el intenso dolor de bolas.


   —Esto Carlos —dijo Isabella tendiendo la mano para ayudar al hombre—... es para que aprendas que hablo en serio, y que tampoco soy una vieja loca como me dijiste ahora. Cabe aclarar que menos me gustó la señal obcena que hiciste a la cámara luego de la reunión conmigo... y hasta te atreviste a taparla a tu regreso al cuarto. 



Carlos la miró con odio. Había detectado un pequeño circulo en la pared y esa era la cámara escondida, por supuesto que debía taparla.



   —¡No quiero su ayuda! —negó Carlos. Se sentó en el espaldar de la cama y acarició sus pelotas.



   —En cuanto a ella, mi lindo, es la mujer que se comió tu yogurt.



   —Se lo tiene merecido por ladrona y tragona.



PAFF



   Una bofetada directa a la cara de Carlos de parte de la empleada.



   —Tranquila, Sofía. Debes saber que lo tienes merecido. Pero sabemos que este hombre obró con mal.



   —¿ Por qué a mi me obliga con ese absurdo contrato —reclamó Carlos parándose y haciendo frente a la vieja.



   Fue la oportunidad en que Sofía le apretó los desprotegidos testículos a Carlos. El hombre se puso de puntillas gritando:



—¡OHHHHHHHH, ARGGGGGGG!



   Agarraba las manos de Sofía que estaban aferradas a su entrepierna. Isabella reía fascinada. La cara del guapo Carlos estaba doblada en una expresión de tal agonía como si sus huevos fueran a colapsar con la comprensión. Para Carlos el dolor era tan intenso, que sus musculosas piernas empezaban a doblarse para poder soportar su cuerpo. Lágrimas brotaron de sus ojos.



   —Por... favor —clamó.



   —¿Por favor? ¡Me tragué tu asqueroso semen, inútil! —insultó la empleada sin apartar las manos de la entrepierna de Carlos. Aferrando los dedos a los cojones gordos.



   Isabella soltó una risa fascinada por lo que estaba viendo.



   —Esto es genial —simplemente dijo, con los ojos brillantes de placer.



   Sofía tiró el brazo hacia abajo y Carlos aulló de dolor y luchó contra su captora. No podía comprender lo que estaba sucediendo. ¿Por qué fueron hasta su habitación a dañarle las bolas?



   Al ser soltado de los testículos, Carlos cayó al suelo sintiéndose excitado por alguna extraña manera, jadeando empezó a rogar para que lo dejaran quieto, aunque parecía que aquel trato cruel apenas empezaba. Isabella Totti se sentó en sus grandes muslos para separarle las piernas. La empleada de hotel le bajó el calzón mostrando su imponente polla medio dura y el enrojecido escroto.



   Las mujeres ignoraban las súplicas de Carlos, la empleada de hotel le agarró el pene con ambas manos y frotó mastúrbandolo. Carlos podía sentir el glande rozar, de forma continua su cabeza bulbosa de la polla demostraba la rica sensación, un cosquilleo, un placer que lo embargaba por dentro.



   A pesar de lo increíble que se sentía, en medio de su placer preorgasmico Carlos detalló las miradas de las mujeres, la más vieja parecía vengativa mientras la gorda doblaba minuciosamente la boca en una sonrisa. Entró en pánico, preocupado por lo que las féminas le harían en ese cuarto de hotel. 



   La empleada se acomodó y agarró sus huevos apretándolos tan fuerte como pudo. Ya estaban coloreándose a un tono leve de violeta, Carlos sintió que se volvían planos... y más planos... y más planos.



   La boca de Carlos se estiró tan abierta que le dolió la mandíbula, sus ojos suplicaban mientras gritaba como un animal herido. La presión estaba destruyendo sus bolas y sentía que los cojones cedían era como si se le revolvieran las tripas dentro del estómago, iba a desmayarse, sus ojos se apagaban literalmente.



   —Por... fa... vor.



   Las mujeres estallaron en risas macabras por las desesperadas súplicas confusas de Carlos. Después de unos minutos, con las manos temblorosas por el esfuerzo, la mucama liberó las bolas de Carlos para dejarlo descansar. El abogado se sentía derrotado, sus gritos se recudieron a un tonto lloriqueo.



   Isabella Totti se acomodó entre las  rodillas de Carlos, él miró, medio consciente, y la vieja tomó los testículos en cada una de sus enormes manos y apretó. Los bíceps de Isabella se hincharon excitada de dominar al eyaculador macho por sus grandes huevos. Secretamente quería que se viniera sobre ella con su grueso semen.



   Isabella podía sentir que las pelotas se aplanaban bajo sus dedos. Sintió una increíble oleada de excitación sabía que ese hombre prometía dentro de su show por ello no lo dejaría como eunuco, deseaba ver la fuerza de sus bolas.



   Isabella se lamió los labios y sonrió muy grande recordó como aquel macho desbordó lotes y lotes de leche y como la mucama se los tragó.



   Finalmente la empleada suplicó a su jefa que la dejara golpear al macho, Isabella cedió y se apartó sintiéndose húmeda. La mucama apretó el puño, elevándolo encima de su cabeza y lo envió hacia los huevos de Carlos  como un martillo.


¡PLAT, PLAT, PLAT!


   Una y otra vez Carlos estaba gritando y sudando desesperado.



   Los golpes a los huevos siguieron como martillo, Carlos se tensó largó un pesado grito y se desmayó. Isabella se asustó y se encaminó a él para reanimarlo.



   —Ya hiciste que se desmayara, estúpida. Quiero que lo vistas y lo dejes sobre la cama.



   La señora Isabella se acercó a una mesa y se encargó de dejarle escrito en un papel.



Bienvenido, mi lindo a Solid Show. Te espero dentro de dos semanas en la dirección marcada en el contrato. Serás el favorito y sé que generaras muchos ingresos como envidia. Intenta no masturbarte mucho. Te admira, Isabella Totti.

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